NOTABLE METÁFORA SOBRE LA LIBERTAD DEL INDIVIDUO
Corren los
primeros años de los ´80. La guerra fría está en plena ebullición. Anna tiene
alrededor de 18 años, y es hija de padres separados. Vive con su madre, una ex
tenista a la que el régimen checoslovaco
ha condenado a trabajar como personal de limpieza de un teatro oficial a raíz
que su marido, el padre de Anna, ha elegido el exilio desde unos años atrás, y
por lo tanto, ha pasado a ser sospechosa de actividades anticomunista. La
pasión de Anna es el atletismo y su madre la alienta a correr. Anna está
entrenando para formar parte del equipo nacional que competirá en las
Olimpiadas de Los Ángeles, USA, en 1984.
La directora
Sedláková, autora también del guión de la película, narra esta historia con
pulcritud y simpleza. Va directo al grano y no se distrae en observaciones
paralelas. Lo suyo no pretende ser un fresco de época ni un fuerte alegato sino
una simple exaltación de la libertad individual
cuando la misma se ve afectada por regímenes autoritarios y corruptos. Su
blanco es el sometimiento del individuo a una autoridad despótica, la cual
emana de algún centro de poder que se termina manifestando socialmente a través
de las personas que nos rodean. En este caso, las maneras dictatoriales del
entrenador, el condicionado apoyo del Estado a la utilización de anabólicos para
mejorar las performances deportivas, la persecución de la madre por mantener
relaciones con disidentes observados por un simple comisario de distrito.
El circulo se
va cerrando de a poco y ahogando a sus personajes en una atmosfera totalmente
controlada donde se minimizan su decisiones particulares, hasta que ocurre un
episodio detonante que genera una pequeña rebelión individual sin ningún
alcance de tipo social pero que al menos logra un pequeño espacio para el
desarrollo personal fuera del contralor todopoderoso del Estado.
Película
necesaria, sobre todo por provenir de un país que soportó durante casi 30 años
el régimen que se critica, para mantener conciencia, cuando ya caído el Muro de Berlín y derrotado
el comunismo, algunos países de Latinoamérica aún continúan siendo seducidos
por la demagogia y el populismo de políticos que pretenden realizar la
revolución socialista.
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