LA EDUCACION DE STEVIE
Se trata de la opera prima de un joven actor americano de
menos de 40 años de edad con casi 60 participaciones cinematográficas y
experiencia tanto como productor como escritor. En el estreno de esta semana,
Hill es responsable del libro y de la dirección de su película, la cual resulta
una sorpresa positiva en todo sentido.
Ubicada claramente en el joven cine independiente
americano, remite en tema y en forma a películas recientemente estrenadas tales
como Lady Bird (2017) de Greta Gerwig y Proyecto Florida (2017) de Sean Baker,
ambas relacionadas con aspectos marginales de la juventud americana.
La diferencia entre estas películas y la de Jonah Hill es
que la suya transcurre en los 90 y las recientemente mencionadas en la
actualidad. Pero de alguna manera, se encuentran emparentadas por un factor
común que es la marginalidad de sus protagonistas, los problemas derivados de las
mudanzas de ciudad y la total ausencia de sus padres en la educación.
Aquí Stevie se muda de barrio a un lugar marginal de la
ciudad de Los Angeles. Es un adolescente de 13 años de edad cuya madre parece
estar separada de su padre. La ausencia del mismo se hace notar toda vez que un
hermano mayor parece adoptar la paternidad de Stevie sin ningún resultado
alentador en su educación. La cuestión del adolescente es que, en verano y sin
aparentes obligaciones escolares, debe comenzar a adaptarse al nuevo barrio
donde la práctica de skate es poco menos que obligatoria.
La cuestión que rápidamente se plantea Stevie es poder
llegar a pertenecer a esa cofradía de jóvenes que practican el skate, lo cual
representa un desafío toda vez que debe hacer un adiestramiento completo en
todo lo referente a ese deporte sino también necesita graduarse de adolescente (iniciación
sexual) para poder ser aceptado en esa comunidad tan especial, lo cual pone a
Stevie en la necesidad de asumir el rol con toda celeridad. Sexo, porro, y
destrezas en el arte del skate son las materias a aprobar. Para ello Stevie cuenta
con una gran simpatía, una caradurez a toda prueba, y una férrea voluntad de
aprender el arte y asumir el riesgo de las pruebas más difíciles de ese deporte.
Jonah Hill acierta en la aproximación de esa comunidad
juvenil para retratar de manera tal de lograr pintar la iniciación de un
adolescente en una edad rebelde por naturaleza. Con una mirada inspirada en lo
documentalista, donde claramente las imágenes prevalecen sobre los diálogos,
donde el ritmo cinematográfico es eminentemente el del cine americano, el novel
director lograr lucirse con una película cuya discreción contrasta con la
profundidad del análisis que realiza de toda una generación.
La película, siendo una ópera prima, tiene la gran virtud
de profundizar en la psicología de los diversos personajes con claridad sin
volverlos una maqueta. Aquí no hay personajes buenos y personajes malos. Eso
genera una gran naturalidad tanto en las actuaciones como en el desarrollo del
comportamiento de los personajes y en la resolución de situaciones.
Lo más interesante de esta ópera prima de Hill es que su
dirección es directa, no se distrae ni busca alargar las escenas
innecesariamente. De esa manera, logra un film concreto en su propósito y
conciso en su exposición. Nada sobra ni falta en esta película que comienza sin
prologo y termina sin fin. Es una mirada sobre un momento de los ´90 que
simplemente registra el cambio de un niño a su adolescencia, su proceso de
adaptación, y su iniciación en el skate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario