Esta tercera película de Celia Rico Clavellino, una
directora española (sevillana y andaluza), no solo es un gran momento de cine,
sino también una película muy particular, personal, que refleja el mundo de dos
mujeres que han perdido la referencia masculina, una a su marido, la otra, a su
padre.
El film se concentra en un pequeño departamento de dos
ambientes en algún lugar de Sevilla, donde transcurre ese duelo, el dolor de la
perdida que esas dos mujeres necesitan superar para continuar con una “vida normal”.
Más allá de la excelente relación entre ambas, esa
desaparición del hombre, las deja huérfanas ante el cambio forzado. Estrella (Lola
Dueñas), la madre, es sorprendida por la muerte de su marido. Pero Leonor (Anna
Castillo), su hija, sabe que ese hecho ha derivado a un momento de cambio.
Las notables actuaciones de ambas trasmiten no solo el
dolor sino también esa necesidad de comenzar una nueva vida. Una transición forzada
por las circunstancias. Ambas saben que tienen una vida por delante y cada una
debe tomar un camino que seguramente será diferente.
Celia Rico Clavellino, además de directora es autora del excelente
guión en que se basa la película. Ese guión, no obstante, solo constituye la
columna vertebral de un relato que gracias a la sapiencia de su directora se
transforma en una obra cinematográfica que logra hablar por sí misma.
La destreza de esta joven cineasta sevillana transforma a
su guión en una obra estrictamente cinematográfica, haciendo que su cámara vuelque
en términos cinematográficos lo que ella desea que el público vea, dejándolo
libre de todo tipo de interpretaciones personales, colocándolo tan solo ante
dos actrices capaces de transmitir el todo.
La película obliga a la reflexión del espectador. Primero,
a través del acercamiento a la intimidad de dos personas que acaban de sufrir
una perdida. Ese momento de duelo lleva a otro de recogimiento, y más allá,
ambas protagonistas entenderán que la vida continúa y deberán resolverla como
mejor puedan. No habrá soluciones mágicas. Solo la voluntad de seguir adelante.
La directora narra ese momento con indudable maestría, con
un gran respeto por sus personajes, generando un clima de indudable intimidad, donde
la necesidad de superar la tragedia implica concentrarse y tratar de enfocar un
futuro.
Por otro lado, el concepto de feminidad otorga un aspecto
de gran intimidad que permite no solo un acercamiento al dolor sino también a
la necesidad de superar el momento y continuar la vida.
Para los personajes, esa continuidad implica un volver a
empezar. Ambas saben que ya nada será igual. Estrella deberá buscar un trabajo
que la ayude a mantener su casa, y Leonor deberá comenzar a buscar su destino.
Contado desde un lugar de encierro, un pequeño living de un
departamento de dos ambientes, con una cámara expresiva y dos actrices
estupendas que ponen no solo el cuerpo sino también el alma para que el
espectador sienta y entienda esa soledad repentina que nos deja la muerte
cuando se nos lleva un ser querido. La directora se maneja con primeros y
medios planos para dar atmosfera de intimidad en la puesta, confiando en que
esas dos actrices transmitirán con cuerpo y alma el dolor que llevan a cuesta
sus personajes, tratando de vislumbrar el necesario cambio de vida que se les aproxima.
La trama que desarrolla el film es muy interesante porque
no solo pone énfasis en los dramas personales sino también deja entrever la
dificultad hacia el futuro de los cambios laborales que se están gestando. Tanto
la madre como la hija deberán salir a buscar un trabajo para seguir
subsistiendo. La hija, además, posiblemente deberá emigrar para poder tener una
mayor amplitud de oportunidades.
Este trabajo de Celia Rico Clavellino la coloca dentro de
una zona de exposición muy importante que seguramente le permitirá encarar en
el futuro obras más ambiciosas aunque no creo más personales que la presente.
Acompañada de dos actrices estupendas, y del fotógrafo Santiago Racaj, que con
sus tonos ocres logra transmitir ese momento de intimidad que viven esas dos
mujeres que acaban de sufrir una pérdida irreparable. Así, el film se
transforma en una de las principales sorpresas de este año
cinematográfico.
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