Boston, 1926. Pleno
imperio de la ley seca. La prohibición ha dado lugar a una vasta red de
destilerías subterráneas, gánsteres y policías corruptos. Desde que volvió de
la guerra, Joe Coughlin, el hijo menor de un importante capitán de la policía
de Boston, ha dejado de lado la buena educación que le ha dado su padre, y se
ha transformado en el guardaespalda de Maso
Pescatore, uno de los principales mafiosos de la ciudad. Para colmo de males,
Joe se ha enamorado de Emma Gold (Sienna Miller), la amante de su patrón. En
una época de ambiciones y excesos donde el dinero proviene de negocios sucios: venta
ilegal de licores y armas, la lucha por el control del negocio es despiadada y nadie
confía en nadie. Joe ha decidido vivir su vida y también lo quiere todo para
él.
“Vivir de Noche", la película de Ben Afleck
basada en el libro de “Live by Night” de Dennis Lehanne (“Gone, Baby, Gone”, “Mistic
River”, “Shutter Island”), sigue los lineamientos de la novela. El resultado es
una película entretenida y un pasatiempo agradable, aunque parece quedarse a
mitad de camino del libro de Lehanne. Es que el mundo de Lehanne está poblado de
personajes comunes, gente de pueblo, la mayoría de ellos pertenecientes a la
comunidad irlandesa de Boston, una comunidad que es fuertemente devota de la
religión católica. En Lehanne, el peso de ese catolicismo es determinante de la
mayoría de las conductas de sus personajes. Este no ocurre en los personajes de
la película de Affleck.
No es la primera vez que Ben Affleck
adapta un libro de Dennis Lehanne. Antes, en 2007, había guionado y dirigido “Gone,
Baby, Gone” con gran fortuna. El éxito del film lo puso en la consideración de
una generación talentosa de nuevos directores. En esta nueva incursión en el
mundo de Lehanne, sigue a la perfección lo anecdótico de sus personajes, pero se
queda corto en la descripción de lo espiritual. Ya sea porque describe un mundo
fuera de la ley, direccionado hacia la
perdición o el pecado, los personajes de Affleck pierden el sentido de la espiritualidad,
esa virtud que no pierden y les genera sufrimiento a los personajes de Lehanne.
Lamentablemente, si bien esta visión
de Affleck genera entretenimiento (la línea argumental del film lo amerita), vuelve
al film carente de interés por la unilateralidad de los personajes que
describe. Es decir, los transforma en personajes bipolares. El único personaje que se salva es Loretta Figgis (Elle Fanning), la hija del
Jefe de la policía de Boston. Ella se recupera de sus vicios y perversiones a través
del misticismo religioso, y su personaje encuentra la salvación, la salida, a través
de la creencia y la práctica de la evangelización. Los demás personajes, solo encontraran
justicia terrenal mediante el uso de las
armas y la violencia.
Esto transforma al film en un juego
entre buenos y malos, o sea, un film estereotipado que está por debajo de las
expectativas que habían generado los anteriores films dirigidos o guionados por
el propio Affleck. En consecuencia, si bien estamos ante un buen entretenimiento,
también estamos ante un film vacío que no deja de ser una película bien
filmada, con una buena actuación, y una muy buena fotografía, y una buena música
aunque carente de profundidad dramática.
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