LA
FASCINANTE EXPERIENCIA DEL SER
Crecer y
volvernos adultos, toda esa transición que nos lleva desde niñez, aquel momento
en el que comenzamos a tener conciencia y adquirir nuestras primeras memorias
de los hechos, comenzando el transito pleno de nuestra infancia, el cruce
maravilloso y torturante de la adolescencia, poder llegar a volvernos adultos y comenzar a vivir una vida plena, aquella que
nos encuentra absolutamente responsables de nuestros decisiones y sobre todo, de nuestros actos, es decir,
hacernos cargo de nuestro destino. Nada más y nada menos que de eso se trata
Boyhoood.
El desafío
que se autoimpuso Richard Linklater, guionista y director del film, fue inmenso
y ambicioso. No solo por la temática elegida sino por la forma en como decidió
llevarla a cabo. Linklater filmó esta película durante 12 años. Con infinita
paciencia, reunió un elenco muy homogéneo, en el cual destacan figuras
conocidas como Rossana Arquette (la madre) y Ethan Hawke (el padre), y siguió
el crecimiento de Mason (Ellar Coltrane), el hijo de ambos en la ficción y
personaje central de la película desde sus 5 hasta sus 18 años, generando una seguidilla de escenas que mantiene un
hilo narrativo coherente que temporalmente abarca un periodo de tiempo prolongado y real pero
que de ninguna manera la transforma en una película larga o reiterativa.. Verdaderamente,
un prodigio cinematográfico. Sin embargo, la mayor virtud de Linklater obviamente
no fue su paciencia sino nunca perder el punto de vista narrativo. La película
siempre está contada desde el personaje de Mason, el niño vuelto adolescente.
Su visión de los hechos es la que muestra la película, que no solo nos habla de
su propio crecimiento sino también de las vicisitudes ocurridas en su familia e incluso, a grandes
rasgos, de los cambios de época y las consecuencias de las decisiones políticas
en que se han embarcado los Estados Unidos después del fatídico 11 de setiembre
de 2001, cuestiones que aunque lejanas, no han dejado de influir y formar parte de su propio desarrollo personal.
He aquí la importancia de lo colateral en la formación de la persona, es decir,
aquella influencias que escapan de lo estrictamente familiar y provienen del
mundo exterior.
Es que esa
infancia plagada de cambios, ya sea el divorcio de sus padres, de los nuevos
matrimonios de los mismos, los cambios de casas y de lugares de residencia, de hermanastros que van y vienen, de escuelas
y maestros que rotan sin cesar, van marcando la personalidad de Mason de manera
inalterable. Un niño sencillo, inteligente, despierto, más bien introvertido,
que descubre en la fotografía la sensibilidad que el arte transmite al artista (tal vez un alter ego
del propio director) para aproximarse a ese mundo exterior tan lleno de
incógnitas y desafíos, para poder comprenderlo y apropiarlo. El film de
Linklater es sensibilidad pura.
Linklater es un director americano independiente
pero muy afianzado en sus técnicas narrativas, más cercano al cine de Nueva
York que al de Hollywood, con posibles influencias de maestros como Elía Kazán
y Martín Scorsese. Podríamos estar hablando de un neorrealismo americano. Linklater
nació en el Estado de Texas, y no solo esta película, sino la mayoría de sus
films más personales (Dazed and Confused, 1993; Suburbia, 1996; The Newton
Boys, 1998) transcurren en el Estado de Texas, como asi también los actores con quienes usualmente trabaja,
son texanos. Y eso define a su cine con una impronta texana muy particular: la visión del medio oeste americana, un
nacionalismo muy puro aunque, en este caso, demócrata. Aunque cabe aclarar que, paradójicamente, las obras consagratorias de Linklater son
"Escuela de Rock, 2003" y la trilogia con Ethan Hawke y Julie Delpy:
Antes del Amanecer (1995), Antes del Atardecer (2004) y Antes del Anochecer
(2013), todas ellas filmadas fuera de Texas.
Es posible
ver este film con el corazón y solo desde la emoción. Pero sería mezquino de
nuestra parte no intelectualizarlo, no profundizarlo, porque el tiempo de la
infancia de Mason, es nuestro propio tiempo, y la película es un desafío al
espectador, dado que se transforma en un espejo en el cual se refleja la
realidad que vivimos. El film es un
milagro de realismo y una apelación a la inteligencia. Verla como padres no nos
permite permanecer indiferentes al crecimiento de Mason porque dicho crecimiento
coincide con el crecimiento de nuestros propios hijos. El crecimiento de Mason
no es otra cosa que el propio crecimiento del ser. Representa la lucha por ser
uno mismo. Esa lucha que, como padres,
nos suele dejar en off side, aquella que a veces, no nos deja comprender que nuestro hijo es
otro, deferente a nosotros mismos, que tan sólo busca ser.
Boyhood es
tal vez la obra maestra de Richard Linklater, un director que como pocos,
expresa una visión profunda de la época que nos toca vivir. Pongamos atención a
esta película. Berlín 2014 ya premio a Lynklater como mejor director de la
muestra. No me gustan los pronósticos pero la carrera al Oscar está lanzada.
Boyhood tiene suficientes méritos artísticos para alzarse con más premios de
importancia.