viernes, 29 de diciembre de 2017

RESUMEN ANUAL 2017

LAS 12 MEJORES PELÍCULAS EXTRANJERAS DEL 2017











1. MANCHESTER JUNTO AL MAR de Kenneth Lonergan (USA)

2. SIERRANEVADA de Cristi Puiu (RUMANIA)

3. DUNKERQUE de Christopher Nolam (USA)

4. GRADUACIÓN de Christian Munjiu (RUMANIA)

5. EL VIAJANTE de Asghar Farhadi (IRAN)

6. DULCES SUEÑOS de Marco Belocchio (ITALIA)

7. GOOD TIME de Bennny Josh Sadfie (USA)

8. LA LA LAND de Damian Cazelle (USA)

9. PATERSON de Jim Jarmusch (USA)

10. UN MINUTO DE GLORIA de Kristina Grozeva y Peter Valanov (BULGARIA)

11. LA AMANTE de Mohamed Ben Attia (TUNES)

12. LA MAESTRA de Jan Hrebejk (REP. CHECA)

miércoles, 27 de diciembre de 2017

RESUMEN ANUAL 2017



1.  TEMPORADA DE CAZA de Natalia Garagiola

2.    ALANIS de Anahi Berneri

3.    POR LA VENTANA de Carolina Leone

4.    MADRAZA de Hernán Aguilar

5.    EL PESO DE LA LEY de Fernan Mirás

6.    EL OTRO HERMANO de Adrían Caetano

sábado, 23 de diciembre de 2017

OBRA MAESTRA de James Franco

EL ÉXITO Y EL FRACASO

El éxito y el fracaso son los extremos de la aceptación y el rechazo. Ambos constituyen un misterio de características insondables. Nadie tiene la fórmula para el éxito como tampoco, nadie, consiente o inconscientemente quiere el fracaso.

Ese misterio insondable es la medula, la espina dorsal de THE DISASTER ARTIST, tal su título en inglés, relato que dirige James Franco, basado en hechos reales, de una película que se volvió de culto después de haber fracasado en la taquilla durante su estreno comercial, y en el muy buen guión del dúo Scott Neustadter y Michael H. Weber (500 Días con Ella y Aquí y Ahora) que trabajan nuevamente juntos en esta comedia en la que recrean la vida de dos actores que terminan realizando una película maldita.

Greg (Dave Franco) y Tommy (el propio James Franco) se encuentran en una clase de teatro y sueñan con hacer teatro y llegar al cine. Greg es un muchacho de los suburbios que vive con su madre. Tommy es un solitario heredero de una fortuna al que nunca le falta dinero. Cansados de que en el pueblo no pase nada, deciden probar fortuna en Hollywood. La cosa va de mal en peor, Por lo tanto, Tommy decide escribir su vida y filmar su propia película.

El film, llevado siempre con mano firme por Franco, se pasea por todos aquellos aspectos que parecieran explicar el fenómeno del éxito sin encontrar una fórmula satisfactoria. El tono de farsa que Franco le da al film insinúa que no todo es cuestión de talento, y el hecho de perdurar en un mundo como Hollywood no pasa ni por el dinero, ni por la vocación ni por el oportunismo. La fama pareciera ser una cuestión tan repentina como casual. No existe una fórmula para el éxito y caer en el ostracismo sin siquiera acercarse al abismo puede ser tan normal como lo contrario.

La fama, como el dinero, no parece ser condicionantes para el éxito. Greg no tiene dinero pero si lo tiene Tommy. Cansados de ser rechazados en castings de teatro y películas, ninguno de los dos es famoso. El talento tampoco parece ser un condicionador del asunto. Tener o no tener no es la cuestión. ¿Existe acaso una fórmula para el éxito?

El film de Franco finalmente parece caer en lo azaroso. Tal vez sea el azar y no el talento, el esfuerzo, el estudio, o el dinero el determinante del éxito. Pero, ¿qué es el éxito? El éxito tiene que ver con el resultado final. Se basa en la obtención de lo que querido. La hipótesis del film es que la vida es azarosa y lo que creemos es un fracaso total puede más tarde ser un éxito fenomenal.

Bien realizada y actuada, con un final sorpresa, una especie de “bonus track” que invita a quedarse a ver los títulos finales, el film entretiene y engancha al espectador durante todo su metraje. Pero cierta superficialidad en la descripción de los personajes, cierta tendencia a la comedia situacional que engancha escena tras escena, torna su ritmo algo desparejo, transformándola en una comedia casi del absurdo sin proponérselo, lo cual despista al espectador que justamente encuentra la justificación del metraje cuando ya han concluido los títulos finales aunque todavía no ha caído la palabra the end.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

GOOD TIME de Benny y Josh Safdie

 EL AMOR FRATERNAL EN LOS TIEMPOS LIQUIDOS

Good Time es un film extraordinario. Pocas veces un film provoca un shock adrenalínico como éste. Desde la primera escena el espectador es sorprendido y atrapado. Lo que sigue es una montaña rusa que mezcla amor fraternal y sentimientos encontrados en una fuga desesperada camino a ningún lado. El film no suelta jamás al espectador, lo mantiene atado a su butaca y los hermanos Safdie controlan la montaña rusa que han creado con suma habilidad.

Es la historia de dos hermanos que sufren desórdenes mentales. Uno de ellos, Nick (Benny Safdie) parece tener una discapacidad que le impide el razonamiento lógico. El otro, Connie (Robert Pattinson) un síndrome de déficit de atención e hiperactividad, complicado por el consumo de estupefacientes. Entre ambos hay una relación especial. Connie cuida a su hermano menor como si fuera su padre. Pero en lugar de llevarlo por el buen camino, lo lleva por el malo.  

La película, en consecuencia, se estructura en el relato clásico de un robo seguido de fuga pero su desarrollo esta signado por esta relación filial que humaniza a estos pobres desgraciados al punto que el espectador más que emitir un juicio comienza a sentir pena por ellos, a entender esa inmensa soledad que generan las grandes ciudades como Nueva York de la cuales Nick y Connie son hijos dilectos.

La fuga de Connie se transforma en la búsqueda de Nick, y en esa búsqueda los hermanos Safdie muestran todo su talento cinematográfico relatando a una velocidad de vértigo la visión de un mundo desangelado donde la marginalidad crece a pasos agigantados sobre todo cuando abandonan la gran manzana y se interiorizan en los barrios marginales de Queens y Brooklyn.

Es que Good Time es la otra cara de la capital del Imperio Glamoroso. Es el lado oscuro del brillo americano. Es un relato que se pasea por la marginalidad de los barrios bajos, los hospitales municipales, los parques con trenes fantasmas que no tiene principio ni fin. Así como el personaje vuelve en busca de su hermano, la visión de los Sefdie vuelve al relato un documento de la decadencia.

El cine de estos muchachos (es su tercera película de largo y tienen una importante cantidad de cortos) es un cine muy independiente, del cual, en Argentina solo se estrenó comercialmente Papá Piernas Largas (que no tuve oportunidad de ver). No obstante ello, son asiduos concurrentes de festivales como Cannes donde ya han participado con varios cortos y con esta película que estuvo merecidamente en la Competencia Oficial.
Herederos del mejor cine independiente americano y particularmente del cine neoyorkino, encuentran sus antecedentes más inmediatos en el cine de los años 70 y especialmente, en el de Martin Scorsese. La velocidad narrativa de Good Time es el vértigo de EL Lobo de Wall Stret, la marginalidad de sus personajes es la misma de aquellos muchachos que recorrían Mean Street, y el mundo absurdo que plantean es muy parecido al que sufría Paul Hacket en Después de Hora.


Me encanta el policial y sus derivados. Me interesa la modernización de los géneros. Este año ha sido prodigo en ese aspecto. A lo largo del año vimos Hell or High Water, Baby Driver, Atomic Blonde, Viento Salvaje, y La Estafa de los Logan, todas películas que tienden a renovar el género con resultados sorprendentes. No obstante ello, la película de los Safdie supera a todas ellas por su osadía para transgredir el género, por la sutileza de su crítica social, por la carnadura y el humanismo que transmiten sus principales protagonistas. El estreno de Good Time es la frutilla del postre en estos últimos días de cine que restan del año.

sábado, 16 de diciembre de 2017

LOVING VINCENT de Dorota Kobiela y Hugh Welchman


SENTIDO HOMENAJE

Es una película de dibujos animados realizada en Polonia, con la colaboración de más de 100 dibujantes franceses e ingleses, que indaga sobre los motivos de la muerte del pintor Vincent Van Gogh a la vez que presenta un perfil del mismo.

Auténtica obra del cine de arte, su trama desarrolla una investigación de tipo policial, dotando al film de un sostenido interés y suspenso en su tercio final, presentando a Armando Roulin, hijo de su mejor amigo, Joseph Roulin, un archivista de la estación de ferrocarril de Lambesc, Francia, como una especie de investigador privado que no cree en el suicidio del pintor.

De esta manera, el film recrea la pobre vida de Van Gogh, y sobre todo sus últimos meses antes de su muerte, mostrando la indiferencia general ante una obra que más tarde y después de su muerte, se convertiría en un antes y un después en la historia del arte, dando comienzo a lo que ahora llamamos el Arte Moderno.

Los dibujos animados que observamos en Loving Vincent tienen absolutamente el estilo inigualable e inconfundible de Van Gogh. Su obra fue el reflejo de su vida: los lugares que visitó, la gente que conoció, sus amigos, y sobre todo los campos en Auvers-Sur-Oise, al norte de Paris, en Francia. Su pintura se caracterizó por la pincelada de trazo grueso y corto, la utilización de colores claros, y la acentuación de las líneas. Ahora, y para la película, esa misma técnica es recreada a través de miles de fotogramas pintados al óleo, a mano y pasados a una computadora dando la impresión de movimiento para recrear los meses finales de su vida. Es decir, la película luce en cada escena con la misma mirada y estilo que pintaba el propio Van Gogh. Una maravilla técnica cargada de humanismo que constituye un gran homenaje al pintor, cuya visión produce un gran placer estético no exento de una gran emoción.

En relación con la humilde vida del pintor, una existencia llena de sufrimientos espirituales y corporales (sufría una enfermedad mental: depresión para unos, epilepsia para otros), que no le impidió realizar una obra de 1600 dibujos y 900 pinturas de las cuales solo pudo vender una sola sumergiendo su vida en la pobreza y reflejando la misma en la austeridad de sus cuadros.

Su obra solo fue reconocida después de su muerte y marca un antes y un después en la Historia del Arte.

El film, una coproducción polaca-inglesa fue dirigido por Dorota Kobiela y Hugh Welchman. Dorota es una directora polaca especializada en cine de animación proveniente de la Escuela de Cine de Varsovia, habiendo realizado anteriormente 5 cortos siendo Loving Vincent su primer largo. Hugh Welchman tiene una dilatada carrera como productor en cortometrajes de animación.

viernes, 15 de diciembre de 2017

IMPLACABLE de Martin Campbell

ACTUAL Y PREOCUPANTE


Martin Campbell es un director neozelandés con un pasado brillante en Hollywood. En una época fue considerado el señor éxito. Todo lo que hizo produjo millones de dólares para la maquinaria del cine americano. Debutó en 1998 con La Máscara del Zorro, y transformó en estrellas a Antonio Banderas y a Catherine Zeta Jones, repitiendo el éxito con La Leyenda del Zorro en 2005. En el 2000 dirigió un film cargado de suspenso: Limite Vertical, donde contó la historia del rescate de un alpinista en el K2, uno de los picos montañosos más altos del mundo. Más tarde, en 1995 y 2006, asumió dos episodios de la serie Bond: Golden Eye y Casino Royale, donde contó con la actuación de Pierre Brosnan en el papel principal. En mi opinión, Casino Royale fue uno de los mejores episodios de la serie. Después de ello, ha realizado muchos trabajos para la televisión.

Ahora regresa para encontrarse con Pierre Brosnan, acompañado nada menos que por Jackie Chan, que es el productor de la película, formando un trio de notables para generar un producto de acción, muy bien realizado que se soporta en un guión sólido, que permite tanto el lucimiento de los actores como el interés en lo que está narrando. Los méritos de Campbell son varios. Mantiene al espectador atrapado en el film durante todo el metraje en base a una criteriosa forma de mantener el suspenso y hacer estallar la acción en los momentos adecuados, sin perder nunca la brújula que indica siempre que lo más importante son los personajes, a los cuales pinta y da carnadura humana.

La historia es un thriller negro, que abreva en un pasado que parece muerto pero no lo está. Un atentado terrorista en pleno centro de Londres deja sin vida a varias personas, entre ellas, la hija única de Jackie Chan. Chan exige respuestas del gobierno inglés, pero no las recibe. En consecuencia, comienza a investigar por su cuenta. Prontamente, observamos que su personaje es un experto en armamentos. Es un exiliado chino, especialista en explosivos, que ha escapado de varias guerras en oriente, y ahora solo busca vivir en paz. Pero el terrorismo acaba de quitarle lo único que le quedaba vivo: su hija. Lo que sigue será una sangrienta búsqueda de respuestas.

Brosnan es el representante irlandés en el gobierno británico en la ciudad de Londres, donde transcurre la mayor parte de la acción. Con un pasado en el IRA manchado de sangre, cansado de tanta guerra, solo quiere disfrutar de la tranquilidad que le da la tregua pero no quiere asumir las responsabilidades que le caben. Ello lo vuelve un personaje muy interesante, bondadoso y siniestro al mismo tiempo, lleno de dobleces morales que contribuyen a mantener el suspenso durante toda la película.

Lo interesante de estos personajes es que ambos provienen de un pasado cruzado por las guerras. Son personajes que conocen la violencia y que han decidido apartarse de ella para continuar una vida mejor. Pero paradójicamente, la violencia vuelve a cruzar sus caminos en una forma despiadada y ellos no pueden ignorarla. Uno porque esa violencia le arranca un ser querido. El otro, porque ha elegido el camino de la paz a través de la política. Pero ambos saben que ahora se enfrentan con un enemigo que no conoce otro método que el que aplica: el terror. Los dos saben que el brazo de la ley no alcanza para combatirlo.

La trama de la película es muy actual y remite tanto a los problemas de la inmigración como los del terrorismo, dos problemas que si bien sirven de marco a lo que esencialmente es un film de acción, plantea una situación que preocupa por el alto nivel de violencia social que produce. El problema del terrorismo es que nunca termina de cerrar las heridas, genera nuevas y alimenta la sed de venganza.
Por otro lado está la cuestión de la inmigración, y las obligaciones que deben asumir los gobiernos en función de los tratados firmados en defensa de los derechos humanos, patrocinados en su gran mayoría por las Naciones Unidas. El film, tangencialmente, toca estas cuestiones dejando en descubierto que es mucho más lo que se habla que lo que se hace en defensa de los mismos emigrados.

No obstante, queda claro en el film, y especialmente en lo que concierne a la parte británica, que los actos de violencia y los ataques contra las personas no deben ser tolerados, y la persecución, detención y juzgamiento de los criminales terroristas debe llegar hasta sus últimas consecuencias. La violencia desatada por el IRA en la Irlanda de los años 70, y el acuerdo de paz logrado en 1998 parecen cosas de un pasado superado pero en un contexto de inestabilidad política creciente, la hipótesis del film es que el conflicto puede recrudecer.


Jackie Chan sigue demostrando que el acróbata y el mimo aún pueden hacer divertir y emocionar en un film dramático. Brosnan, que es un gran actor más allá del encasillamiento que le originó Bond, luce tanto en la comedia como en el film de acción. Y Campbell, que no necesita demostrar que es un muy buen director de cine, mezcla las dosis de acción y suspenso necesarias para generar un muy buen entretenimiento, que jamás pierde el equilibrio y el interés de la historia. Un pasatiempo asegurado con un tema actual y preocupante.

sábado, 9 de diciembre de 2017

EXTRAORDINARIO (WONDER) de Steven Chbosky


LA ACEPTACIÓN SOCIAL DEL INDIVIDUO


Auggie es un niño de 11 años con una deformación de nacimiento en su cara. Vive en la ciudad de Nueva York con su familia, sus padres y una hermana mayor, formando una clásica familia tipo de clase media americana. Auggie nunca ha ido a un colegio. Su educación siempre fue hogareña y a cargo de su madre. Ahora estamos ante el comienzo de las clases. Isabel, su Madre, es partidaria que Auggie asuma sus responsabilidades y vaya a un colegio para que tenga sociabilidad con otros chicos de su edad. Eso entraña una serie de riesgos.

Niño súper inteligente con una clara vocación por las ciencias, sueña con ser astronauta. Como tal, tiene un casco, con el que a veces juega a serlo, y otras, cuando la impotencia lo paraliza, lo usa para esconder su cara. La película es un retrato de las dificultades que generan los prejuicios, primero en la propia casa donde el apoyo al niño termina desbalanceando las relaciones familiares, tanto las de la pareja como la relación con cada hijo. En este caso, la el incorrecto manejo de la enfermedad de Auggie deteriora particularmente la relación de sus padres con su hermana mayor, a la que descuidan y prácticamente dejan librada a su propio albedrio. En consecuencia, toda la atención de la familia se centra sobre Auggie, protagonista principal magníficamente interpretado por Jacob Tremblay.

La escuela comenzará a dar un marco de referencia diferente y la creación de nuevas relaciones personales. Auggie deberá interrelacionar tanto con sus maestros y directivos de la escuela como con sus compañeros de clase y demás niños del colegio. El universo de Auggie, se ampliará necesariamente, y el niño no solo deberá asumir su condición de alumno regular sino también hacerse cargo de quien es y de lo que parece. En este aspecto, la deformidad de su cara lo transformará en un fenómeno donde el niño ya no será uno más sino uno distinto. Y en ello, radicará la inteligencia de padres, maestros, directivos y propios compañeros para aceptar a alguien tal como es, dejando de lado un mundo de prejuicios que tempranamente han demorado su adaptación escolar y la aparición de fenómenos más altruistas como el compañerismo y la amistad.

El film desarrolla la acción en forma agradable, tratando de que el espectador encare la visión del asunto como un tema de carácter eminentemente humanista y deje de lado toda la posibilidad de ver al personaje como un fenómeno de feria. En ese sentido, la narración corre fluidamente, con un alto grado de sinceridad y realismo, que logra una casi inmediata simpatía con el protagonista y su familia, logrando despegarse de films como EL Hombre Elefante de David Lynch, donde la cuestión se focalizaba en lo contrario: la falta de aceptación social del individuo, al que solo se lo reconocía como un objeto de feria, del que la alta sociedad parecía querer preocuparse por él, aunque la filosa visión de Lynch hacía hincapié en que el interés seguía estando sólo en la curiosidad del fenómeno que simplemente se transformaba en espectáculo de clase alta.

No obstante ello, “Extraordinario”, a medida que la narración avanza no puede evitar caer en los convencionalismos de este tipo de películas donde la cuestión de la deformación de la cara solo parece ser un tema de aceptación social que simplemente tiende a desaparecer ni bien se genera la aceptación del individuo afectado. En este caso, si bien tratado con mucha delicadeza, el individuo es un niño sumamente agradable, inteligente y desenvuelto que lejos está de aislarse tanto familiar como socialmente, sino busca integrarse a una sociedad que con más o menos reservas, aun manteniendo algún grado de burla o agresión física, comienza a aceptar al diferente.

En esa aceptación del diferente, en su inserción social, primero en la propia familia, más tarde en la escuela y la universidad, y finalmente en el mercado laboral, permitiendo el desarrollo no solo una vida de afectos y amistades, sino también de habilidades manuales, técnicas, e intelectuales, es como la persona humana transita a través de la vida. Y en ese sentido, el positivismo refrescante de esta película, y el desprejuicio del personaje central, la torna altamente recomendable.

Lejos del film científico, incluso del drama, “Extraordinario” se impone como una comedia de características familiares apoyada en el carisma y la experiencia para el género con que cuentan los dos actores principales en el rol de los padres de la familia: Julia Roberts y Owen Wilson que tienen la capacidad para desdramatizar en asunto. Brilla por su espontaneidad, pese a actuar con una prótesis durante todo el film, Jacob Tremblay como Auggie. Y acompañan adecuadamente, Izabella Vidovic como la hija, y Rukiya Bernard como su novio.


Stephen Chbosky dirige con habilidad logrando una comedia que despierta interés y entretiene al mismo tiempo. Además de director del film, es autor del guión acompañado por Steve Conrad y Jack Thorne. El guion responde a lineamientos clásicos de la comedia americana que se basa fundamentalmente en el mantenimiento del humor en base a diálogos agiles regidos siempre en la respuesta inteligente.

viernes, 8 de diciembre de 2017

VICTORIA Y ABDUL de Stephen Frears

 LA HONESTIDAD Y LA HUMILDAD

El cine de Stephen Frears siempre ha estado cargado de una fina ironía que le ha ayudado a desarrollar los temas más diversos y más difíciles en su larga carrera de observador de las costumbres. Proveniente de la televisión, en la que se desarrolló durante los 70 y parte de los 80, debuta en el cine con The Hit (1984), un gran policial negro, y afianza su carrera un año más tarde con Mi Bella Lavandería, un film donde mezcla las ansiedades de inmigrantes paquistanies en medio del exitismo económico financiero de la política del Thacherismo. Después de ello, llega una sucesión de películas que transforman a Frears en uno de los directores independientes más importantes trabajando simultáneamente tanto para el cine inglés como para el americano.

En esta nueva joyita que ha compuesto con la colaboración de Lee Hall, un experimentado guionista ingles que tiene en su haber el guión de la estupenda Billy Elliot de Stephen Daldry y de War Horse de Steven Spielberg, realiza otro trabajo estupendo. Un guión lleno de detalles descriptivos de dos personalidades diferentes, presenta un contrapunto perfecto y permanente de dos seres opuestos que se encuentran el uno al otro en un momento muy especial de sus vidas, un momento donde prima la soledad (el de una reina solitaria y aburrida de su reinado, el de un lacayo lejos de su patria en la capital del imperio), que permite a Frears mostrarse tal como es, un director sentible, capaz de hacer grande una pequeña historia.

La Reina Victoria está llegando al final de su vida. Hastiada de tanto protocolo, en uno de los homenajes que recibe, conoce a un hindú que casualmente ha llegado a traerle un tributo desde la lejana India. La cuestión es que el hindú es una persona de gran carisma, inteligencia y lleno de conocimientos ancestrales que la Reina Victoria reconoce transformando al hindú en su maestro.
Lo interesante del film es el camino del absurdo que elige Frears para componer una comedia costumbrista, muy inteligente, construida con medios tonos donde no todo es lo que parece, mostrando la humanidad más plena de esos dos personajes que a su manera son dos borders de la vida, dos solitarios que unen sus soledades para ayudarse mutuamente, construyendo una relación al borde de la aceptación y el ridículo social. Si en la Reina Victoria existe un rasgo de altanería y superioridad, en Abdul solo hay honestidad y humildad.

El cine de Frears nunca ha sido complaciente con la realeza, pero siempre ha entendido que más allá de esa condición, bajo el aparente poder político y el respeto de los protocolos, siempre ha encontrado un ser humano para retratar. En La Reina retrataba a Isabel II justo en el momento que debe guardar duelo por la muerte de su nuera, la princesa Diana. La aísla en los Lowlands, y en la inmensidad del paisaje, la enfrenta a un siervo donde repentinamente la Reina siente la soledad de la muerte. En Victoria y Abdul, esa reina anciana y decadente sufre una especie de renacimiento frente al alud de conocimiento que recibe del pobre hindú que ha llegado a la capital del imperio con el simple propósito de entregarle un regalo. En Florence, el ridículo personaje de clase alta que interpreta Merryll Streep, se humaniza ante su enorme deseo de cantar una ópera en la que muestra toda su vulnerabilidad como interprete.

Rodeado siempre de grandes actores, las pequeñas historias que relata cobran vida e intensidad en base a sus inteligentes contrapuntos. Victoria y Abdul no es una excepción a esta regla y se transforma en una aguda reflexión sobre la soledad del poder, el ansia de figuración y la mendicidad de poder de los supuestos poderosos, la ignorancia que impera en las más altas esferas (incluyendo a la reina), la necesidad de amor y de amistad que necesitan los poderosos.

Magníficamente interpretada por Judi Dench como la Reina Victoria, y Alí Fazal como Abdul, el sirviente indio, Victoria y Abdul se alza como otra de esas pequeñas obras maestras que tan sabiamente construye un director tan experimentado como Stephen Frears. A nivel de sus mejores películas, se alza como un pequeño fresco costumbrista que por un lado se burla de algunos acartonamientos de la realeza, pero por otros exalta aquellos atributos que hacen del estudio, y la disciplina una condición necesaria para generar respeto y autoridad.