TERCERA PARTE
Holywood ha aprendido, desde la creación misma del cine,
que a un éxito se le debe sacar el jugo. En este caso, la dupla ganadora es
Denzel Washington / Antoine Fuquea, actor y director respectivamente, quienes supieron ver
el simple negocio de crear un justiciero de los tiempos actuales y sacar de
ellos historias convencionales, casi siempre atrapantes.
A diferencia de las anteriores, esta es una de pura acción.
No para nunca. Nuestro justiciero se ha trasladado a Italia, donde parece
haberse afincado, encontrado un lugar en el mundo, y retirado deseando tener
una vida tranquila. No obstante, observando a su alrededor percibe que la
injusticia está presente, donde pequeñas mafias locales se aprovechan de la gente.
El hombre no aguanta mucho la injusticia, y en la primera
de cambio, y de acuerdo con su carácter, se da cuenta que no tiene más remedio que
meterse en el medio, es decir, hacer justicia por mano propia. La violencia
callejera de en un pequeño pueblo italiano del sur de Italia lo activa, le
impide descansar y disfrutar de sus merecidas vacaciones.
El americano solitario es un viejo lobo que, además, y
como la justicia no existe, el hombre pasa directamente a la acción. Busca su
pistola, la enfunda y se transforma en “el justiciero”. Es un hombre que sabe hacer
justicia por mano propia. Inexorablemente, eso lo llevara a enfrentarse con la
mafia local, entrando en una vorágine de trompadas y tiros
que hacen valer su propia idea de justicia logrando la paz de sus vecinos.
Podemos decir que la sociedad está plagada de
injusticias. También que la supuesta justicia no existe, o responde a otros
intereses. Pero estas disquisiciones no tienen que ver con el film cuyo
propósito es solo ser un buen entretenimiento, una de acción con un personaje
carismático que llena la pantalla de trompadas y tiros, hasta que el barrio
recupera la paz, y contentos y felices, todos pueden volver a descansar.
Denzel Washigton es un gran actor. Con este
personaje ha encontrado “la horma de su zapato” para llenar sus horas libres y poder
facturar cuando tiene tiempo de sobra. No obstante, no hay duda que contribuye
con su presencia a crear un personaje, un justiciero que más que impulsado por
la ley parece un ser sediento de venganza, que opera y cumple sin ningún tipo
de culpa ni remordimiento.
La película, obviamente, entretiene, está bien
actuada, el suspenso muy logrado y las escenas de acción perfectamente
coreografiadas. El barrio italiano del sur de Italia donde transcurre la acción
es un pequeño paraíso en el cual, sin duda, nuestro héroe merece descansar y pasar
algunas dulces noches de sueño.