- JOCKER de Todd Philips. Joker es una de las mejores películas americanas que he visto en los últimos años. Partiendo de un personaje conocido por todos, Philips pone en escena toda una tragedia de nuestra época. La falta de trabajo, las relaciones amorosas inestables, la falta de sensibilidad social de los poderosos, la violencia callejera, la marginalidad de los seres diferentes, la soledad que se sufre en las grandes ciudades, la falta de respeto hacia el otro.
- EL IRLANDES de Martín Scorsese. El Irlandés no es una película más en la vasta filmografía de Martin Scorsese. Es una obra de madurez que deberá ser colocada entre las grandes obras maestras de la historia del cine.
- LA MULA de Clint Eastwood. Parábola sobre la precariedad del trabajo, el film se transforma en la descripción del ocaso de una vida laboral. No obstante ello, la visión optimista de Eastwood, nos deja un gusto agridulce. Su personaje es un hombre sufrido, un luchador que cree en sí mismo, se adapta a los cambios, y sigue adelante aunque la sociedad lo margine, lo juzgue, lo culpe y no entienda que este hombre es uno de aquellos que no solo se ha hecho a sí mismo sino también es producto de las circunstancias que ha vivido.
- SOMOS UNA FAMILIA de Hirokazu Kore Eda. Estamos ante un film básicamente visual, una obra de madurez que debe ser reflexionada dentro de un contexto particular, el Japón, pero que alcanza niveles universales dado que los problemas sociales que presentan están presentes hoy en día en la mayor parte del mundo, donde el trabajo humano escasea y aquellos que no han recibido la debida educación o que deben vivir en los márgenes de la ciudades tienen enormes problemas de subsistencia dado que su marginación los arrastra a los bolsones estructurales de pobreza.
- SOLO UNA MUJER de Sherry Hormann. Un docudrama que se arriesga a mostrar el choque entre los valores humanistas occidentales y el mantenimiento y ejercicio de valores de inmigrantes fundamentalistas musulmanes. Un alegato impresionante a favor de la libertad religiosa y a la autodeterminación del individuo. Un film valiente y sincero. Muy actual y que explica en gran medida el porqué de mucha de la violencia que el mundo está viviendo.
- LA DECISIÓN de Vahid Jalilvand. Es un film sobre “el hacerse cargo”, asumir la responsabilidad de los hechos, conocer la verdad, generar la justicia necesaria para que las partes encuentren la paz y el sosiego de las almas. Y también, un film que habla de nuestros propios mundos, aquellos que sostienen nuestra paz interior.
- AD ASTRA de James Gray. Para disfrutar de este film no solo es necesario mirar sus imágenes sino también reflexionar sobre la historia que nos cuenta. Su personaje central es Roy Mc Bride, un notable trabajo de Brad Pitt, que interpreta a una especie de cowboy espacial, un piloto de pruebas, un solitario que hace recordar al Capitán Villard de Appocalypsis. Al igual que aquel personaje recibe una orden. Su misión no será matar a un hombre sino encontrar a su propio padre, perdido presumiblemente en Marte.
- EL VICEPRESIDENTE de Adam Mc Key. Muy buen trabajo del McKay, que vuelve a encarar otro momento crucial en la vida de los Estados Unidos entre fines del siglo XX y los albores del siglo XXI, con un film que no solo resulta interesante sino también muy entretenido, en el cual, la sombra de una Lady Macbeth moderna se mueve casi imperceptiblemente en el gran escenario de la política americana.
- DOGMAN de Matteo Garrone. Dogman es una parábola sobre una sociedad salvaje. Una mirada desesperanzada sobre la animalidad del hombre moderno. Narra la historia de Marcello, un peluquero canino divorciado de su mujer con quien ha tenido una hija de unos 8 años con quien mantiene una excelente relación y comparte la pasión por el buceo. Por otra parte, tiene una relación de amistad con Simoncino, un grandote maleducado y drogón que no es bueno para nada.
- HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach. El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor, indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro para que cada uno pueda seguir su propio camino.
- VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE de Celia Rico Clavellino. Un film muy interesante que no solo pone énfasis en los dramas personales de sus protagonistas sino también deja entrever la dificultad hacia el futuro de los cambios laborales que se están gestando. Tanto la madre como la hija deberán salir a buscar un trabajo para seguir subsistiendo. La hija, además, posiblemente deberá emigrar para poder tener una mayor amplitud de oportunidades.
- LA CULPA de Gustav Moller. Un film absolutamente intimista sobre un personaje torturado por el sentido de la culpa. Asger es un policía que arrastra un juicio por mala praxis que mientras se resuelve en los estrados judiciales lo ha degradado como policía a un puesto de atención de emergencias telefónica. Se siente subvaluado. Por eso mismo se excede en sus funciones de atención telefónica y en el caso Iben, encara la llamada como si fuera para él una última posibilidad de redención.
sábado, 28 de diciembre de 2019
MIS 12 MEJORES PELICULAS DEL 2019
viernes, 20 de diciembre de 2019
LA DOLCE VITA de Federico Fellini
LA
DOLCE VITA (1960)
Marcello Rubini, romano por adopción y periodista, lucha por
encontrar su lugar en el mundo. Dividido entre la mundanal y elitista sociedad
romana y una vida de pareja sofocante, busca cómo convertirse en un escritor
serio. Es un hombre inteligente, superficial, consumido por "la dulce
vida" de la riqueza, la celebridad y la autocomplacencia, de la que informa
y a su vez, desea.
Marcello Mastroianni está perfecto como el periodista sensacionalista
que sigue alegremente por Roma a una estrella de cine sueca (Anita Ekberg)
mientras deambula por los bares de la ciudad emborrachándose. También tiene una
aventura con una mujer madura (Anouk Aimee), mientras que su novia (Yvonne
Furnaux) parece volverse loca. Su vida parece estar vacía, informa sobre cosas
superficiales. Observa que la fama, la fortuna y las trampas del éxito no le
interesan. Comienza a darse cuenta de que la estrella de cine es algo fugaz en
su vida, los milagros no existen, y el horrible suicidio de su amigo (que
parecía felizmente casado y con una situación económica resuelta) le muestra la
fragilidad de la vida.
El protagonista se encuentra en una encrucijada. Es incapaz de ser
alguien o avanzar en alguna dirección. Carece de un objetivo. Está ensimismado
y proyecta ideales y sueños sobre otras personas. Pero a medida que proyecta
sobre otros, se da cuenta que no conoce realmente a esas personas y ellas sólo
constituyen un misterio, un pasatiempo o una decepción para él.
Fellini resume una era y una actitud haciendo una película sobre vidas
vacías y sin sentido. Steiner (Alain Cuny), su único verdadero amigo, será su
mayor decepción. Parece tenerlo todo, pero vive insatisfecho y perturbado.
Sylvia, (Anita Ekberg) es una actriz americana, una rubia exuberante de buen
carácter, que solo desea pasarla bien. Su padre (Annibale Ninchi) es un vendedor
viajante, un padre siempre ausente, incapaz de haber ejercido una influencia
positiva sobre él. Magdalena (Anouk Aimée)
es una aristócrata francesa incapaz de mantener un vínculo duradero con él. Lo
seduce una imagen que crea de ella en su propia mente. La única relación
realista que mantiene es su novia (Yvonne Furneaux), una mujer depresiva, a la
que descuida e incluso, ignora.
Marcello no sabe bien qué o quién es. Mantiene relaciones superficiales
con todos los que lo rodean porque es incapaz de comprometerse con alguien o
con algo. Es incapaz de asumir un compromiso porque no puede comunicarse o ver
a las personas tal como son. Él sólo ve proyecciones de sus propias
necesidades, aspiraciones, deseos u objetivos. Su alto nivel de autocomplacencia
lo lleva al auto desprecio, impidiéndole mantener relaciones duraderas con los
demás.
La historia que nos narra Fellini consta de ocho episodios, que
transcurren durante una noche y terminan al amanecer. Cada personaje describe
su propia crisis. Y lo único que los une en un todo coherente es el
protagonista de la historia, un observador de la naturaleza humana, que solo
frecuenta personas de la alta sociedad que parecen exteriormente felices y auto
realizadas. Sin embargo, cuando más las conoce, descubre que esas personas
están vacías, huecas, alienadas, y emocionalmente a la deriva.
La Dolce Vita es una película compleja. Mantiene el interés pese a la
antipatía de algunos de sus personajes. Cuando Marcello toma contacto con cada
uno de ellos, descubre la realidad, y esa realidad no lo satisface. Parecen la
encarnación perfecta de su propia persona. Seres vacíos, carentes de verdaderos
afectos, sin grandes objetivos en la vida porque lo han heredado todo. Esa, a
su vez, es la gran diferencia que tiene con ellos. El proviene de un hogar
humilde. Y es culto porque tuvo la posibilidad de estudiar. Pero ese puente entre
la cultura y la riqueza le es imposible de franquear. Y lo redescubre cada
mañana cuando regresa a su presunto hogar. La actuación de Mastroianni es maravillosa
y consagratoria.
En última instancia, la búsqueda infructuosa de Marcello parece un
dilema de tipo existencial, una búsqueda que abandonará al final, mientras mira
en la playa a una encantadora joven que parece poseer el conocimiento y la
comprensión que se le niega. El film nos deja, además, imágenes que se han
vuelto icónicas: la estatua de Cristo volando sobre el Vaticano, Marcello
besando a Ekberg en la Fontana di Trevi, la Vía Véneto abriéndose
entre las venas de Roma como una decadente y barroca experiencia hacia la Villa
Borghese…Un Fellini que parece pre anunciar el fin de una época, la del milagro económico
de la posguerra.
miércoles, 11 de diciembre de 2019
HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach
Alguien que me sostenga
Alguien que me lastime profundo
Alguien que se siente en mi silla
Y arruine mi sueño
Y me haga dar cuenta
que estoy vivo…
Alguien que me lastime profundo
Alguien que se siente en mi silla
Y arruine mi sueño
Y me haga dar cuenta
que estoy vivo…
De Being Alive de Stephen Sondheim
Historia de un Matrimonio es la nueva película estrenada
en Netflix del excelente director neoyorkino nacido en Brooklyn en 1969, Noah
Baumbach, perteneciente al movimiento de cine independiente americano.
Baumbach tiene en su haber una docena de films largos, entre
documentales y ficciones, la mayoría de los cuales no fue estrenado en los
cines argentinos. Solo recuerdo haber visto Historias de Familia (The Squid and
the Whale, 2005) y Mientras Seamos Jóvenes, 2014. El resto se lo conoció a
través de DVD y en festivales donde se ha hecho una figura popular en los últimos
años, dado que su prestigio ha crecido considerablemente. Sus películas han
comenzado a verse por Netflix. La crónica que nos ocupa corresponde a su último
film estrenado esta semana justamente por ese medio.
Historia de un Matrimonio narra el proceso del divorcio de una pareja que
tiene un hijo donde la disputa se concentra en el régimen de visitas. El film, notablemente
actuado por un sobresaliente elenco donde destacan los trabajos de Adam Driver
como Charlie y Scarlet Johansson como Nicole refiere a una joven pareja de
artistas. Él, autor y director teatral, y ella, una talentosa actriz en busca
de un papel que le dé popularidad, casados, con hijo pequeño.
La película refleja el desgaste de la pareja como consecuencia de una
vida moderna llena de problemas financieros, cambios de trabajo, la propia inestabilidad
de la actividad artística del matrimonio, el desarraigo común a ambos que han
emigrado de adulto a tentar mejor suerte en la ciudad de Nueva York, la
dificultosa crianza de un niño pequeño en un gran ciudad los lleva a una separación obligada, dado que
ella es contratada por una de las mayores cadenas de televisión para
protagonizar una serie, lo cual da pie a una separación de hecho que la misma
convivencia después de 6 años de matrimonio venia pre anunciando.
Baumbach concentra su film en ese proceso de separación, donde la
intervención de los abogados complica y monetiza la cuestión, transformando al
drama en una sátira donde los abogados estiran y complican los problemas con la
mente puesta en la facturación de honorarios mientras la pareja no encuentra
una solución adecuada a su desencuentro que específicamente es el régimen de
visitas periódicas que el padre debe efectuar al niño.
El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor,
indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer
sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre
todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a
la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de
expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro
para que cada uno pueda seguir su propio camino.
En la escena final, un grupo de actores que acompañan a Charlie,
realizan un after hour en un bar del west side neoyorkino. De repente un
pianista sube al escenario y comienza a entonar una canción. Charlie se pone de
pie, toma el micrófono y comienza a cantar con total sentimiento las estrofas
de Being Alive de Stephen Sondheim del musical Company. El momento se llena de
sentimientos confusos, esos mismos sentimientos que parecen gobernar la vida
tumultuosa del artista, aquel que por dar a luz su propia obra, descuida su
propia vida, la de sus amores y hasta la de los propios hijos. En esa escena
desemboca esa especie de espíritu adolescente que los humanos siempre llevamos
dentro cualquiera sea nuestra edad. El recuerdo del amor perdido. La nostalgia
inunda el espacio. El film encuentra su fin.
domingo, 8 de diciembre de 2019
CONTRA LO IMPOSIBLE (FORD V FERRARI) de James Mangold
James Mangold tiene en su haber una interesante carrera que
no solo habla de su destreza técnica sino también de su habilidad para transitar
por los diversos géneros. Prueba de ello es su filmografía: Inocencia
Interrumpida (1999) es un thriller; En la Cuerda Floja (2005), un film de
suspenso; El Tren de las 3:10 a Yuma (2008), la remake de un western clásico; Wolverine
(2013) y Logan (2017) dos superproducciones para Marvel donde en todas ellas puede
apreciarse su paso decidido a través de la denuncia social, el film de
suspenso, el western, o los superhéroes. Ahora decide pasar revista al film histórico
deportivo, indagando en las razones del éxito.
Inspirado en films de carreras típicos de los ´60 y ´70
como Grand Prix (1966) de John Frankenheimer y Las 24 Horas de Le Mans (1971) de
Lee Katzin, o más recientemente Rush (2013) de Ron Howard sobre la rivalidad en
las pistas entre James Hunt y Niki Lauda, Mangold encara un film de características
clásica relacionadas con la idea de superación personal en relación con el
hecho de competir. El film no está relacionado estrictamente con personas, sino
más bien, con empresas. Y si bien transcurre en el mundo de los deportes, su
tema tiene que ver con la instalación, el desarrollo, la permanencia y el éxito
de una marca.
Así aparece la idea de la competencia. El capitalismo
americano en todo su esplendor. La competitividad como eje principal del
desarrollo de una economía. No se trata de destruir al otro. Se trata,
simplemente, de ser mejor que el otro, y de esa manera, con mejor producto y
mejor precio, ganar mercado.
Todo ello lo vemos en una confrontación que tuvo lugar en
la década del 60. Parecía una especie de lucha entre David y Goliat donde David
era Fiat y Goliat era Ford. La primera, una empresa italiana con productos de primer
nivel. La segunda, una empresa americana, con una producción en serie. Todavía
se vivían recuerdos de la última guerra mundial donde los americanos habían
liberado a Italia del yugo fascista tanto alemán como del propio Benito
Mussolini. Los italianos habían quedado con recelo. No habían podido liberarse solos
de la ocupación alemana cunando los americanos entraron por Anzio y comenzaron
a liberar a Italia del yugo nazi y después apoyando su reconstrucción con el
apoyo del Plan Marshall.
20 años después de aquellos desgraciados sucesos, Italia se
había recuperado y se había convertido en una pequeña potencia industrial. Su
autoestima había vuelto a su lugar. El renacimiento italiano había vuelto a
ocurrir. Sus productos y marcas eran reconocidos
en todo el mundo. La Fiat era una de ellas, representada por un auto pequeño y
personal que permitía al trabajador tener su propio vehículo para llegar a su
trabajo.
Esa misma capacidad industrial brillaba también en el campo
del automóvil deportivo. La Ferrari, gobernada por su fundador don Enzo
Ferrari, hacia crecer su nombre en las pistas de carrera. Las 24 horas de Le Mans
en Francia iban a crear su propio mito.
Ford era el coloso americano más popular que se cansaba de
vender autos en los Estados Unidos pero era incapaz de imponer su nombre en las
pistas deportivas europeas. Ganar las 24 horas de Le Mans en Francia, una
carrera de características místicas donde la calidad de los motores, su
resistencia, imponía prestigio, era una obsesión, el verdadero sueño americano
para el Sr. Ford.
Hasta 1966, Ford no había podido ganar Le Mans. La pequeña
empresa italiana reinaba con sus joyas engarzadas en motores y chasis fabricados
en Marianello. La película describe
el trabajo realizado por Ford para desafiar la supremacía de Ferrari creando un
equipo de ingenieros y diseñadores dirigidos por Carroll Shelby (Matt
Damon) y el piloto británico
Ken Miles (Christian Bale),
quienes comienzan a construir un nuevo automóvil con el potencial suficiente
para derrotar a Ferrari en la legendaria carrera francesa en 1966.
Este notable film de James Mangold relata esa primera
victoria no reconocida de Ford sobre Fiat en una película que no solo evoca
aquella época sino también recupera el espíritu deportivo mostrando como el mejor
individualismo americano deja lugar al trabajo en equipo para poder obtener un
resultado.
Con un preciso guión de los hermanos Jez y John-Hernt
Butterworth y Jason Keller, Mangold construye una gran alegoría sobre la idea
de competitividad americana, que resulta no solo interesante sino también muy
entretenida. La capacidad narrativa de Mangold no tiene límites. Su film es un
dechado de perfección narrativa logrado con un montaje vertiginoso realizado por
Michael McCusker y Andrew Buckland (habituales colaboradores del director), que
no para en ningún momento de las dos horas y media que dura el film transformándolo
no solo en un gran entretenimiento sino también en un ejemplo de trabajo en equipo,
haciendo brillar con respeto los talentos y las individualidades, facilitando los
objetivos a lograr.
Contribuyen a ello las notables composiciones de Matt Damon
y Christian Bale como el Team Leader y el Piloto de Pruebas respectivamente, y
sobre todo el trabajo de edición del film de Michael Mc Cusker, realmente un
prodigio.
EL BUEN METIROSO de Bill Condon
NADA ES LO QUE PARECE
El Buen Mentiroso me recordó vagamente a Hitchcock, más
precisamente, a La Sospecha, una de las grandes cumbres del maestro. Obviamente,
las similitudes terminan en ese simple recuerdo. El Buen Mentiroso no es ni un
remake ni siquiera una película que pretenda homenajearlo. No obstante ello, el
nuevo film de Bill Condon basado en un guión de características teatrales de Jeffrey
Hatcher sobre la novela Nicholas Searle, tiene virtudes propias que
principalmente se sustentan sobre las grandes actuaciones de dos intérpretes
ingleses de gran jerarquía como son Helen Mirren e Ian McKellen. Sobre sus
espaldas recaen la mayoría de los méritos de la película.
Se trata de un film donde prevalece el encierro, y el
suspenso. Una obra, si bien de origen literario, con característica teatrales muy
definidas que, bien aireada, ha sido adaptada para el cine. Desde el inicio,
sabemos que las intenciones de Roy Courtnay son las de estafar a Betty Mc
Leisch. No obstante ello, el film se desarrolla en círculos tales que las
acciones se van derivando hacia hechos absolutamente imprevisibles por parte
del espectador.
El Buen Mentiroso refleja la falta de confiabilidad que
inspira nuestra época. Nada ni nadie es lo que parece ser. En ese sentido, el
film puede resultar tan impredecible como la vida misma. Tal vez ello, sea su
mayor falta de mérito. La escena final traiciona al espectador que siguió con
paciencia el desarrollo de la trama. La falta de lógica de los personajes triunfa
sobre su racionalidad. Tal vez ello genere un final impactante y sorprendente,
pero no coherente con el desarrollo de los personajes.
Bill Condon es un director experimentado que nos hace
recordar su primer film estrenado en Argentina, Dioses y Monstruos (1998),
donde recreaba la vida de James Whale, el director de cine que hizo famosos al
monstruo de Frankenstein. En esta, la dualidad del monstruo esta en los
personajes. En la descripción de esa dualidad y en la personificación que
logran los actores radican los mayores méritos del film. Muy buena, también, la
fotografía de Tobías A. Schliessler, llena de luces y sombras respaldadas en
tonos apastelados en grises y celestes.
lunes, 2 de diciembre de 2019
FRANKIE de Ira Sachs
AL BORDE DE UN ABISMO
Es mi primer encuentro con el cine del norteamericano Ira
Sachs, un director independiente afincado en Nueva York, que ya tiene una media
docena de largometrajes en su haber, la mayor parte de los cuales no fueron
estrenados en Argentina. Mi impresión es muy favorable.
Este, su último trabajo, es un film contemplativo,
construido de pequeños momentos, palabras, gestos, miradas, silencios durante
un fin de semana en Sintra, Portugal, donde los personajes son convocados por Frankie
Crémont (Isabelle Huppert), una actriz francesa, en un lugar de vacaciones muy
tranquilo, que organiza una reunión de familia y amigos con el propósito de
pasar unos días juntos, y prepararse para un próximo film.
Su familia involucra a su ex esposo gay (Pascal Greggory), su
actual esposo escocés Jim (Brandon Gleeson), su hijastra (Sennia Nanua), su
hijo Paul (Jérémie Renier) y una pareja de neoyorkinos, Irene (Marisa Tomei) y
Gary (Greg Kinnear), sus mejores amigos que han sido convocados para la
ocasión. Pero ese encuentro será solo un pretexto. Ella tiene un secreto que
revelar.
La película es el sutil relato de una madeja de relaciones
familiares y afectivas que genera un grupo cerrado de personas atrapadas en una
realidad que por otra parte parece atormentarlos y preocuparlos.
No obstante ello, estamos ante un film de atmosferas
desestresadas y visiones contemplativas que nos habla del amor y la amistad,
enfatizando en la fugacidad de la vida. Los personajes pasean, deambulan y
mantiene conversaciones por los bosques estableciendo diferentes niveles de
relación personal que están regidas por tres tipos de patrones: familiares,
amistosas y laborales.
No obstante ello, todos parecen estar afectados por un
estado de apatía, de una necesidad de no preocuparse ni por su posición social ni
su condición económica. Conforman una especie de familia moderna que disfruta
de un fin de semana a pleno descanso.
Ella es una actriz que sabe cómo manejar sus emociones, generando
en consecuencia, un film desestresado. Interpretado por Isabelle Huppert,
resulta un personaje muy diferente a sus creaciones anteriores en donde
prevalecía una mujer de acción y gran carácter. De hecho, en el film, parece más
importante lo que no se dice, aquello que se lee entre líneas, y lo queda en
silencio.
La abulia y la melancolía recorren la mayor del film.
La película avanza tranquila pero firmemente hacia su final. Es un film de
momentos. Cada escena es un pedacito de vida. Transcurre en un lugar donde
impera el silencio y tiene como fondo el paisaje de Sintra en Portugal, donde ocurre
el encuentro.
Frankie es notable como una obra de arte visual. Es una
película reflexiva sobre nuestra situación de precariedad del ser humano, que
nos obliga a pensar y aceptar que pase lo que pase, el mundo continuará sin nosotros.
viernes, 29 de noviembre de 2019
LA HERMANDAD DE BROOKLYN de Edward Norton
REGRESO AL FILM NOIR
En el film de Edward Norton, autor también del guión, no
importa tanto lo que se dice sino el cómo se dice. Repasando el cine
estadounidense de todo este año, podemos afirmar que no se ha tratado de un
gran año. Particularmente, durante el primer semestre, no recuerdo títulos de
interesantes de dicha procedencia. Tampoco resultaron de mi interés las
películas que compitieron por los premios Oscar en 2019. Pero estas últimas
semanas, el cine americano retornó a mi mejor consideración. He visto Joker, Ad
Astra, El Irlandés y ayer La Hermandad de Brooklyn. Estos cuatro films tienen
algo en común. Por un lado son cuatro películas que podemos denominar de acción
y suspenso. Todas, además, tienen una mirada social muy interesante. Pero lo
que más las identifica es su procedencia. No es un cine hecho en Hollywood sino
hecho en el Este, producido en Nueva York.
En síntesis, lo que Hollywood no pudo hacer, lo hizo el
cine de Nueva York. Cuatro grandes películas que no solo despiertan el interés
del espectador, sino también dan una visión del estado de las cosas, del
momento que estamos viviendo en el mundo, con una estética variada pero
fundamentalmente realista de la situación.
Yendo concretamente a La Hermandad de Brooklyn, su
argumento gira en torno de la arbitrariedad con que se maneja la obra pública
en aquel distrito. Más allá de la denuncia social, lo que sobresale es una
estructura novelada, perfectamente sincronizada, que da lugar a grandes
actuaciones de un elenco muy homogéneo.
Lo que más me interesa en el film de Norton es justamente
su aproximación cinematográfica al tema. La película está narrada como un film
noir, un género de definición
bastante imprecisa, películas que giran en torno a hechos delictivos y
criminales con un fuerte contenido expresivo y una característica estilización
visual. Su construcción formal está cerca del expresionismo, donde las escenas se destacan por una
iluminación donde predomina el claroscuro, escenas nocturnas, mucho humo, niebla en
el ambiente, música de jazz lento, uso de sombras. La fotografía suele ser en
blanco y negro o en colores que tiendan al sepia acentuando la idea de un
pasado que tiene retorno.
El trabajo de Norton es narrativo,
pero sobretodo, evocativo. Su film, a pesar de comenzar con una estructura
coral, de a poco va dejando un espacio que será llenado completamente por
Lionel Essrog, el personaje que personifica el propio Norton. O sea, de lo coral
pasará a la típica figura del héroe solitario americano que se pone la
investigación al hombro, asume sus riesgos y finalmente logra su fin aunque ese
objetivo le devengue consecuencias.
Más allá de la gran
actuación de Norton, su labor como guionista y como director son sus puntos más
altos. Si bien como guionista no sale tan airoso (el film presenta algunos
momentos confusos) como director, saca provecho con creces. Norton logra un
film noir moderno y estéticamente irreprochable, aprovechando la fotografía de
ese maestro de la imagen que es Dick Pope, un fotógrafo inglés que en su haber
tiene nada menos que el trabajo realizado para Mike Leigh sobre la obra del
pintor William Turner. En el trabajo dirigido por Norton, la fotografía se
llena de claroscuros, ambientes pesados de cabarets subterráneos, recreando la
atmosfera adecuada para algo que se maneja entre sombras.
Pero el cine es una
combinación de imágenes y sonidos. Norton lo sabe. Además es un director
americano. Consecuencia, gusta de subrayar las escenas con música. Con buen
tino, utiliza un jazz pesado, una obra musical magistral que responde a la
inspiración del trompetista Winston Marsalis, quien logra llenar al ambiente de
una nostalgia de un tiempo perdido que también tiene que ver con la pérdida del
amigo.
Norton, dice: “Necesitaba
una balada para un momento emocional importante, para crear una atmosfera de
unión y ligereza entre Lionel y Laura", Entonces decidió llamar a Tom Yorke,
el cantante de Radiohead. "Sus canciones tienen anhelo y soledad, pero
también disonancia", dijo. Hablamos sobre esta noción de lucha, de
angustia personal, de una sensación de vivir en tiempos oscuros. Cuando Yorke volvió
a la productora, traía bajo su brazo la partitura de "Daily Battles".
Una canción que marcará tiempos y momentos inolvidables en el film.
En síntesis, un gran película
de Norton que pese a ser su segundo film, y que han pasado 19 años desde su
film anterior, sin lugar a dudas ahora ha filmado desde la madurez de su vida,
absorbiendo el oficio que le han transmitido los cineastas que lo han dirigido,
y el gran elenco que lo acompaña: Bruce Willis, Alec Baldwin, Bobby Cannavale, William
Defoe y Gugu Mbatha-Raw.
viernes, 22 de noviembre de 2019
EL IRLANDES de Martin Scorsese
LA OMERTÁ
La Omertá es la ley del silencio. Es considerada la ley de
las leyes en el mundo de la mafia. Su respeto obliga a no dar información a la
policía ni colaborar con la justicia por ningún motivo. Su quiebre, castiga con
la muerte. Su ejercicio es la lealtad.
La nueva película de Martín Scorsese trata este tema
basándose en un libro de Charles Brandt y un excelente guión de Steven Zaillan,
autor de los guiones de La Lista de Schindler y Gangs of New York (llevada al
cine por el propio Scorsese) que narra una historia basada libremente en la vida real que involucra a tres personajes,
uno de los cuales fue Jimmy Hoffa, el líder de la IBT (Hermandad Internacional
de Camioneros de los Estados Unidos), que desapareció misteriosamente el 30 de
julio de 1975.
Al estilo de su anterior Buenos Muchachos (1990), Casino
(1995), Gangs of New York (2002) e Infiltrados (2006), vuelve a narrar una
historia de gánsters que trascurre en la segunda mitad del siglo pasado.
El Irlandés será sin lugar a dudas una obra cumbre en la
filmografía del director. Con una duración de tres horas y media que se pasan
volando, Scorsese nos entrega una muestra contundente de su mejor cine. Partiendo
de un guión sólido y riguroso, la puesta en escena del director lo muestra
poseedor de una cantidad de recursos narrativos que logran enganchar al espectador
y mantenerlo atrapado a su butaca durante todo el metraje.
El personaje central, interpretado por Robert De Niro es
Frank Sheeran, un hombre de unos 40 años de edad, casado con hijos, camionero
americano que ha estado en la 2da guerra durante el desembarco aliado en Anzio,
Italia, que descubre algunas vulnerabilidades en el sistema de reparto de
carnes que decide explotar en provecho propio. De esta manera, comenzará a
proveerle cortes de primera a Russel Bufalino (Joe Pesci), un hombre de altos
contactos con la mafia, que le tenderá un puente casual con Jimmy Hoffa (Al
Pacino), el líder de los camioneros.
El film nos hablará de un rígido sistema que opera paralelo
a la ley desarrollando sus propias leyes y su propia justicia. En ese sistema no
hay leyes escritas pero hay conductas que se transmiten de generación en
generación, se manejan con el sentido común y permite ser alguien simplemente obedeciéndolas.
Los errores comunes son advertidos. Pero los errores graves se pagan con la
muerte.
El sistema opera con una verticalidad total. El que está
arriba tiene todo el poder y lo mantiene mientras es capaz de ser obedecido. No
hay lugar para el paso en falso. La debilidad deja afuera del sistema. La
traición o la rebelión conllevan la pena de muerte.
El Irlandés no solo es una historia entretenida sino que
está novelizada a partir de hechos reales que la prodigiosa pluma de Charles
Brandt volcó en un libro llamado I Heard You Paint Houses (Escuche que Eres
Pintor de Casas), que Steve Zaillan transformó en guión cinematográfico y Martín
Scorsese volcó en una imágenes inolvidables en las que acentúa una idea de
fatalismo, aquello que determina que los acontecimientos no se pueden evitar
por estar sujetos a una fuerza superior que rige los destinos del mundo. Esa
rigidez que lleva a la imposibilidad del cambio.
Los acontecimientos ocurrirán inexorablemente uno tras otro
porque todos los involucrados en la historia siguen un devenir del cual no
pueden esquivar ni escapar. Cada uno juega un rol determinado hasta el final, y
como en crimen y castigo, uno se pregunta si es moralmente condenable un acto
que responde a un objetivo es superior.
El film tiene por lo menos cinco grandes escenas: la
presentación del personaje, David Sheeran, su transformación como gatillo del
sindicato, el agasajo a Hoffa, su asesinato, y la escena final en la residencia
de ancianos son todas absolutamente antológicas. Y tengo que remitirme muy
lejos, tal vez al cine de mi niñez, para encontrar una película como esta, tan
solo comparable a Nido de Ratas, a Lawrence de Arabia, a Taxi Driver, a El
Padrino, o más recientemente, El Paciente Inglés ó Manchester by The Sea donde
la calidad narrativa y el interés de lo narrado confluyen para constituir una
gran película.
El personaje de De Niro es el de un ex soldado que participó
en la Segunda Guerra. Ha matado porque ha estado en ella. De regreso a su
patria, se gana la vida como un camionero hasta que se vuelve un hombre de
confianza de un sindicalista de Nueva York que comienza a utilizarlo como un
gatillo confiable. Él será finalmente el asesino de Hoffa. Nunca será condenado
por la ley. Su castigo será sobrevivir a su generación.
Las labores de De Niro, Pacino y Pesci son verdaderamente
antológicas. Scorsese, como director, filma sobre el tema que más le gusta,
disfrutando de lo que está haciendo, y da una clase magistral de cine. El
Irlandés, es cine en estado puro. No hay duda que existe un guión que el
director sigue fielmente, pero las imágenes de Scorsese hablan por si mismas.
Sus silencios nos dicen más que las palabras. Y las palabras entran en un
mutismo que solo dicen lo que tienen que decir.
A 43 años de Taxi Driver, y a los 77 años de edad, Scorsese
nos vuelve a maravillar con escenas memorables, un relato meditado, con una
maravillosa descripción de los tres personajes principales (merito aparte de
los tres grandes intérpretes), con una fotografía de Rodrigo Prieto que va de
imágenes fijas de primeros planos a movimientos notables como los del asesinato
de Hoffa que parece estar filmando como un paso de ballet. La prolijidad, la elegancia
y la variación de tonalidades de Prieto adaptando la luz a la necesidad de cada
escena son muy destacables. De la misma manera, el acompañamiento musical de
Robbie Robertson.
Estamos ante una producción de Netflix destinada al
televidente. Su estreno en los cines no será masivo y en Buenos Aires solo
estará en cartel una semana en un solo cine. Sus tres horas y media de
proyección exigen concentración y continuidad para su disfrute. El estreno cinematográfico
obedece solamente al cumplimiento de ciertas normas americanas que de esta
manera habilitan a una película para competir como candidata a los premios
Oscar. No comparto esta reglamentación. Privar al público cinematográfico de
una película como esta es una herejía de la comercialización. Su esplendor y
complejidad narrativa es tan grande que merece ser vista en un cine porque,
esencialmente, obliga a la concentración.
El Irlandés no es una película más en la vasta filmografía
de Martin Scorsese. Es una obra de
madurez que deberá ser colocada entre las grandes obras maestras de la historia
del cine.
martes, 12 de noviembre de 2019
SOLO UNA MUJER de Sherry Hormann
LOS MALOS EXTREMOS
Desde el inicio mismo del film, Aynur, magníficamente interpretada
por la joven actriz Almila Bagriacik, nacida en Ankara y criada en Berlín, nos
relata su muerte como consecuencia de un asesinato cometido por uno de sus
propios hermanos. La película no solo es un relato sobre la intolerancia
religiosa y racial, sino también es un alegato a favor de la libertad del
individuo.
La familia de Aynur se ha establecido en Alemania y ha
vivido en aquel país desde hace aproximadamente una década, manteniendo sus
creencias y hábitos de vida a pesar del cambio de país. Ellos no han querido adaptarse
al cambio. Han preferido mantener su identidad musulmana. No aceptan la
libertad que ofrece un país como Alemania. Mucho menos sus costumbres y menos aún,
el ejercicio de la religión en libertad.
Su inadaptación, posiblemente sea producto de una emigración
forzada por las guerras y la violencia imperante en Oriente Medio. Es comprensible,
que en esas condiciones el individuo busque preservar sus más íntimas
creencias, pero también es lógico pensar que la decisión tomada implica un
cambio que incluye normas y costumbres diferentes y que la tolerancia es un vehículo
imprescindible para producir una adaptación no traumática al nuevo medio.
Aynur es una mujer que muere por amor. No por un amor romántico
o idílico, sino por amor a su familia. Ella podría haberse mudado, escapar a
otra ciudad, o llamar a la policía. Pero eligió tratar de hacer su vida. Tal vez porque amaba a su familia, o porque no
se animó a romper vínculos familiares, o porque no quiso sentirse sola.
Simplemente, prefirió adaptarse. Profesar la religión como una cuestión personal,
individual. Enamorarse de un alemán. Eso la transformará en víctima de la
violencia familiar y en particular, la intolerancia religiosa.
Sherry Hormann, la escritora y directora de este film es
una mujer nacida en los Estados Unidos pero criada desde los 6 años en
Alemania. Es conocida por películas hechas para televisión, en las que ha
desarrollado una temática que mucho tiene que ver con la condición femenina.
Ahora tenemos la oportunidad de ver este excelente film
suyo que se estrenó en Buenos Aires, breve, con una duración standard de 90
minutos, con un nivel de actuación excelente y una dirección precisa y clara de
la Hormann. Un docudrama que se arriesga a mostrar el choque entre los valores
humanistas occidentales y los valores de los musulmanes fundamentalistas
inmigrantes. Un alegato impresionante a favor de la libertad religiosa y a la autodeterminación
del individuo. Un film valiente y sincero. Muy actual y que explica en gran
medida el porqué de mucha de la violencia que el mundo está viviendo.
domingo, 10 de noviembre de 2019
UN DIA LLUVIOSO EN NUEVA YORK de Woody Allen
Este nuevo film
estrenado ayer en Argentina tiene ya más de un año de haber sido realizado en
los Estados Unidos. Problemas de distribución derivadas de discrepancias en la
interpretación sobre el acoso sexual, el clima de persecución estallado en
Hollywood, y el involucramiento judicial de Woody Allen, determinó que la
empresa productora Amazon haya postergado su estreno en la medida que el tema fue
cobrando resonancia pública.
No obstante ello,
ha llegado esta semana a los cines de Argentina. Si bien la temática del
film versa sobre una pareja de jóvenes que pasa un fin de semana en Nueva York,
por otro lado, parecería ser una reflexión sobre la sociedad que habita la Gran
Manzana y sus criterios morales donde la más amplia libertad prevalece sobre
cualquier tipo de prejuicios.
Vayamos al
argumento. Ashleigh Enright (Elle Fanning), una apasionada estudiante de
periodismo) y Gatsby Welles (Timothée Chalamet), un desapasionado estudiante de
ciencias, mantienen un romance universitario cuando Ashleigh tiene la
oportunidad de reemplazar a una compañera para realizar un reportaje a un
director de cine famoso que está filmando en Nueva York. Ashleigh siente tocar
el cielo con las manos. porque considera que se la dado una gran oportunidad.
Gatsby, a quien le importa poco su estudio, y lo obsesionan los juegos de azar,
la noche anterior ha ganado una pequeña fortuna jugando al póker. Nada mejor
que acompañar a Ashleigh y pasar un fin de semana a lo grande en Nueva York.
El azar es uno de
los grandes temas de Woody Allen. Match Point ya desplegaba todo un discurso al
respecto. Y en “Un Día Lluvioso…” vuelve a tener la oportunidad de desarrollar
este tema en una comedia lujosa, repleta de pequeñas vueltas donde la suerte
decide y nadie es quien parece ser.
Desde el momento
mismo que la pareja pisa Nueva York, todo parece volverse un sueño hecho
realidad. Pero pronto comenzará a llover. Y con la lluvia, todo aquello que
parecía perfecto comienza a mostrar sus flaquezas. El caos se apodera de cada
uno de los personajes. Ya nada volverá a ser igual.
Ese día lluvioso en
la ciudad limpiara y dejara al descubierto cada situación, cada rostro, como si
cada persona desnudara a su otro yo y lo dejara salir en un acto colectivo de
una catarsis mayúscula. Todos tienen algo que esconder. Desde lo más pequeño a
lo más grande. Deseos insatisfechos, engaños, chicanas, mentiras, pasiones y
hasta vidas ocultas.
Solo un gran
cineasta como Woody Allen puede realizar un film tan pequeño como abarcativo.
Son 90 minutos en los que su exactitud en la pintura de cada personaje, delineado
con pequeñas pinceladas, desarrolla una trama que siempre mantiene la
coherencia buscando no perder ese delicado equilibrio de fresco social que
forma parte de un todo que llamamos gran ciudad, en un día de lluvia, cuando de
repente, esa inmensidad parece empequeñecer como consecuencia que la lluvia y
la bruma hacen volver todo más íntimo y personal, dando lugar a que secretos y
mentiras salgan a la luz desnudado la verdad.
El cineasta
neoyorquino trabajo esta vez con la colaboración inestimable del fotógrafo
italiano Vittorio Storaro, aquel que dio luz a Appocalysis Now. Su trabajo es extraordinario
dado que la atmosfera de encierro que consigue es un logro tan importante como
la precisión misma del guión. Ambos elementos logran sacar a luz historias,
secretos, mentiras y sobretodo, insatisfacciones que parecen difíciles de
ocultar en una ciudad tan grande como Nueva York. Completan el cuadro la
maravillosa elección de temas de Errol Garner, cuyas melodías consiguen dar el
clásico toque de ambientación jazzística del autor y sobretodo, una atmosfera
de intimidad, y finalmente un elenco, en el cual destaca ese inmenso actor que
es Liev Schreiber, junto a Judd Law, Diego Luna, y Rebecca Hall.
lunes, 4 de noviembre de 2019
ESTAFADORAS DE WALL STREET de Lorena Scafaria
EL QUE ROBA A UN LADRÓN…
Este film americano, dirigido por una mujer, actuado
principalmente por mujeres, y con un tema que hace a la condición femenina es
una comedia policial muy lograda que además nos cuenta una historia muy
interesante.
Trata sobre las actividades que ejercen un grupo de mujeres
que practican una de las profesiones más viejas del mundo. Transcurre en Nueva
York a principios de este siglo XXI, durante el crack financiero de 2008, y
está basada en hechos reales publicados en un artículo del New York Magazine.
Si bien la mirada sobre la prostitución es condescendiente
y las mujeres que ejercen el oficio están acordes al medio lujoso y hasta
glamoroso en que se movilizan, el film narra la historia del nacimiento, apogeo
y caída de un grupo femenino que en tiempos de malaria económica, y ante la
falta de trabajo sostenido, deciden estafar a sus clientes invitándolos a pasar
una noche inolvidable donde reina el sexo, las drogas y la diversión a un costo
de facturación variable acorde con el propio límite disponible de la tarjeta de
crédito del usuario.
El film no impone una mirada moral pero claramente opera
como un espejo de la realidad. Nos muestra como una sociedad puede ganar y
gastar dinero con gran facilidad. La clave es la falta de controles.
Transcurre, no casualmente, durante el crack de 2008. Un
problema de carácter eminentemente financiero estalló en la bolsa de Nueva York
y se propagó rápidamente por todo el mundo ante la incapacidad de reacción de
los protagonistas. Sus víctimas fueron producto de la falta de controles por
parte de la Reserva Federal respecto de las operaciones de redescuento de los
dos bancos hipotecarios privados más importantes de los Estados Unidos. Los
resultados de la crisis desatada no fueron casuales. Sus consecuencias, de carácter mundial y de
largo plazo.
La película confronta un paralelismo en el que se exalta el
liberalismo en su estado más puro. Tanto de un lado (la prostitución) como del
otro (la actividad financiera) muestran una liviandad tal donde ni las fuerzas
policiales ni los controladores de la Reserva Federal muestran capacidad de
reacción. Esto, que en su base es un hecho dramático, da lugar a que la película,
básicamente una comedia clásica al estilo americano, se luzca a través de una
serie de situaciones cómicas muy bien hilvanadas y actuadas, que incluso hasta provocan
un cierto aire renovador en la comedia americana.
Estamos, por un lado, ante una tragicomedia que, en lo social,
destapa las pobres vidas de un grupo de mujeres que intentan insertarse en la
sociedad de consumo ejerciendo un trabajo ilegal. Por otro, una situación donde
un sistema bancario queda fuera de control generando una crisis cuyas secuelas
alcanzan el largo plazo y el plano mundial.
Narrada a toda velocidad, con un gran poder de síntesis, muy
bien actuada en sus roles principales, estupendamente coreografiada y
fotografiada, este trabajo es el tercer largometraje de Lorena Scafaria, que no
solo dirige bien sino también escribe un guión muy interesante. Su habilidad
como escritora y como directora de cine quedan evidenciadas en este obra
compacta, sin fisuras, rítmicamente bien narrada, entretenida, con una mirada
social que se centra en los sectores de aquellos que deben enfrentar la crisis
con menores recursos económicos pero que no están dispuestos a ceder ante ella.
En la coproducción de este film participa Jennifer Lopez, que además tiene el
rol protagónico de la película.
La propuesta resulta interesante. Estamos ante una gran
tragicomedia cuyo tono farsesco está plenamente logrado. Estructurada en base a
un guión muy bien desarrollado muestra que ante la adversidad no se debe
claudicar porque siempre puede encontrarse una puerta de salida. El film en
ningún momento asume una postura de falsa moralina. Por el contrario, deja
observar que el lujo y la concentración de riqueza de una ciudad como Nueva
York no son un obstáculo sino todo lo contrario, una fuente permanente de
oportunidades que incentiva la movilidad social y siempre hay lugar para aquel
sujeto que esté dispuesto a atreverse y tomar riesgos. Aunque como en este
caso, los riesgos conduzcan a la cárcel.
viernes, 1 de noviembre de 2019
AMANDA de Mikhael Hers
DESPUES DE LA TRAGEDIA
Un antes y un después. Dos momentos diferenciados por un
golpe terrorista perpetuado en un Parque de París.
En el antes, Amanda, una pequeña niña de unos 7 años, mimosa
e inteligente, magníficamente interpretada por Isaura Multrier, comienza a ir al
colegio. Su madre, Sandrine y su Tio Vincent se turnan para esperarla a la
salida del colegio coordinando los horarios disponibles en función de sus
obligaciones laborales. El film describe la vida cotidiana de tres personas
comunes, simples cuyas rutinas transcurren sin demasiadas emociones, donde el
hecho más importante sobrevivir día a día y ver crecer a esa niña cuyos padres están
separados.
Sandrine es traductora y maestra de inglés en una academia.
Para ganar unos francos más, hace traducciones en su casa. Vincent trabaja para
la Municipalidad de Paris podando árboles y arreglando canteros. En sus momentos
libres, ayuda en una inmobiliaria. Su vida carece de mayores responsabilidades.
Es un hombre joven en busca de aventuras.
De golpe, un fin de semana en un parque, la tragedia se
cierne en torno a ellos. La madre de la niña muere, su padre no aparece, y su
Tio Vincent se debe hacer cargo de su crianza no sin antes pensar en un
internado.
En el después, la película se concentra en la recomposición
de los sobrevivientes donde la asumir nuevas responsabilidades y recolocar los
afectos estará en primer lugar. Es una descripción minuciosa de pequeños
momentos que intentan volver a unir todo aquello que se ha roto, que se ha
modificado en esas almas que han sobrevivido a la tragedia, pero que les ha
cambiado brusca y definitivamente toda su vida.
Ya nadie puede ni vuelve a ser el mismo. Volver a
encontrarse aparece como una prioridad. Habrá una serie de reencuentros. El
primero, el de Vincent consigo mismo. Debe hacerse cargo de la pequeña Amanda.
Esta solo y carece de medios pero toma conciencia que lo peor ya ha pasado. Ahora
es un momento necesario de la reconstrucción de lo que ha quedado. Los sentimientos
hechos añicos y vivir con la ausencia de los seres perdidos es lo que hay que
aprender.
El film es minucioso y está construido de pequeños
momentos. Es un film íntimo, donde lo que ocurre es una catarata de
sentimientos encontrados donde no queda lugar para ir hacia atrás sino solo
para adelante. Volver a ser y hacerse cargo.
Muestra la necesidad de madurar aceleradamente, de asumir la realidad
aunque lo cambios sean dolorosos. De buscar y reunir a la familia como
apoyo de toda la estructura social.
No solo es admirable el trabajo de los autores del guion (el
propio director y Maud Ameline), que han logado una estructura muy sólida que
sostiene una avalancha de sentimientos encontrados narrados a partir de la
necesidad de reconstruir la vida cotidiana. Pero lo más interesante, es que la película
es capaz de transmitir el espectador esos sentimientos a través de pequeños
gestos, una palabra, una sonrisa, una lagrima, una canción que suena, el reencuentro
con alguien lejano que hace mucho que no se ve, un simple recuerdo que aparece.
Es el otro lado de un drama contemporáneo.
La actuación de la niña Isaure Multrier es fundamental en
la transmisión de esos sentimientos que a veces se esconden para ocultar la
tristeza que sentimos. La película guarda en todo momento un gran equilibrio
narrativo, pero ante todo descuella en mostrar sutilmente todo aquello que está
oculto en el alma y no es visible a los ojos.
sábado, 26 de octubre de 2019
ASI HABLÓ EL CAMBISTA de Federico Veiroj
SOBRE LA AMBICIÓN, LA TRAICIÓN Y LA SOLEDAD
Esta nueva película del uruguayo Federico Veiroj, su quinto
largometraje, es un film ambicioso e interesante, una especie de parábola moral
que sin defraudar no llega a conformar toda la potencialidad que abarca.
Es conocida la pretensión de Uruguay de ser reconocido como
la Suiza de América del Sur. Rodeado de mar y dos países territorial y económicamente
más grandes (Brasil y Argentina), se convierte en una especie de isla que lo ha
llevado a desarrollar un sistema financiero que garantiza la seguridad del
ahorrista como así también la captación de capitales golondrinas, lo que vuelve
un país importante en América del Sur en la venta de servicios financieros.
El film se desarrolla desde mediados de los años 50 hasta
mediados de los 70, en los cuales prevalecieron políticamente dictaduras duras
y corruptas en América del Sur. Ello es
aprovechado por Veiroj para relatar una historia con mucho de fábula moral,
donde un personaje escala económica y socialmente a costa de sacrificar sus
principios y su salud.
La simplicidad de las operatorias de una casa de cambios en
Montevideo se vuelven cada vez más compleja debido a las estas situaciones políticas.
Los problemas de estos dos grandes
países se transforman en una oportunidad de negocios para el afianzamiento del
sistema financiero y cambiario del Uruguay.
Paradójicamente, en aquellos momentos donde la libertad económica
y financiera se ve amenazada producto de ajustes económicos en sus vecinos, en
Uruguay aparecen eventuales oportunidades de negocios en virtud de la fuga de
capitales desde aquellos países. Esto representa una fuente de negocios muy
importante para un país más pequeño que hace gala de la honestidad de sus servicios.
El Sr.Schweinsteiger
representa el personaje del tradicional cambista uruguayo que ha ejercido la profesión durante años
y se ha transformado en el hombre de confianza de gente adinerada que busca
seguridad financiera colocando su dinero fuera de las fronteras del país, operando
siempre dentro de los márgenes permitidos por la ley. Su casa de cambios es
reconocida por su seriedad.
Umberto es un joven que comienza a trabajar en dicha casa
de cambios en Montevideo, se gana la confianza del patrón, se casa con su hija,
y cuando aparece una operación que al cambista le despierta desconfianza y no le
interesa por su buena reputación, el joven Umberto decide cortarse y operar por
cuenta propia.
Es allí donde el film comienza a fallar. La película parece
convertirse en un discurso sobre la moralidad en las finanzas. Mientras
describe el tradicional negocio de cambio de monedas, basado en gran medida en
la honestidad del tradicional cambista, por otro lado muestra el ascenso en la
confianza y en la toma de riesgos de parte del discípulo.
Veiroj desarrolla una línea narrativa donde destaca la vida
personal del joven cambista. Por otro lado, aparece un intrigante personaje que
desea depositar una suma de dinero más que importante que prácticamente sobrepasa
su capacidad operativa. Aquí la película pierde el rumbo porque comete el
pecado de querer abarcar todo, en consecuencia, deja aspectos algo confusos de
la historia provocando una caída en el interés del relato.
No obstante ello, el film es entretenido y por momentos muy
interesante. Pero la diversidad de situaciones que presenta y pretende abarcar el
director y guionista termina por diluirse en las diferentes líneas narrativas
que desarrolla y en consecuencia el discurso que realiza se pierde en esa
madeja de intereses contrapuestos, dilemas morales que se diluyen en la
narración, perdiendo la película su coherencia, su claridad expositiva e incluso,
su interés.
Con la intervención del uruguayo Daniel Hendler como
Umberto y del brasileño German da Silva como Moacyr, el resto del elenco es
argentino, destacando en sus respectivos papeles Dolores Fonzi como Gudrum, la
esposa de Umberto, y Luis Machin como el Sr.Schweinsteiger, el cambista uruguayo.
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