sábado, 28 de diciembre de 2019

MIS 12 MEJORES PELICULAS DEL 2019



  1. JOCKER de Todd Philips. Joker es una de las mejores películas americanas que he visto en los últimos años. Partiendo de un personaje conocido por todos, Philips pone en escena toda una tragedia de nuestra época. La falta de trabajo, las relaciones amorosas inestables, la falta de sensibilidad social de los poderosos, la violencia callejera, la marginalidad de los seres diferentes, la soledad que se sufre en las grandes ciudades, la falta de respeto hacia el otro.
  2. EL IRLANDES de Martín Scorsese. El Irlandés no es una película más en la vasta filmografía de Martin Scorsese.  Es una obra de madurez que deberá ser colocada entre las grandes obras maestras de la historia del cine.
  3. LA MULA de Clint Eastwood. Parábola sobre la precariedad del trabajo, el film se transforma en la descripción del ocaso de una vida laboral. No obstante ello, la visión optimista de Eastwood, nos deja un gusto agridulce. Su personaje es un hombre sufrido, un luchador que cree en sí mismo, se adapta a los cambios, y sigue adelante aunque la sociedad lo margine, lo juzgue, lo culpe y no entienda que este hombre es uno de aquellos que no solo se ha hecho a sí mismo sino también es producto de las circunstancias que ha vivido.
  4. SOMOS UNA FAMILIA de Hirokazu Kore Eda. Estamos ante un film básicamente visual, una obra de madurez que debe ser reflexionada dentro de un contexto particular, el Japón, pero que alcanza niveles universales dado que los problemas sociales que presentan están presentes hoy en día en la mayor parte del mundo, donde el trabajo humano escasea y aquellos que no han recibido la debida educación o que deben vivir en los márgenes de la ciudades tienen enormes problemas de subsistencia dado que su marginación los arrastra a los bolsones estructurales de pobreza.
  5. SOLO UNA MUJER de Sherry Hormann. Un docudrama que se arriesga a mostrar el choque entre los valores humanistas occidentales y el mantenimiento y ejercicio de valores de inmigrantes fundamentalistas musulmanes. Un alegato impresionante a favor de la libertad religiosa y a la autodeterminación del individuo. Un film valiente y sincero. Muy actual y que explica en gran medida el porqué de mucha de la violencia que el mundo está viviendo.
  6. LA DECISIÓN de Vahid Jalilvand. Es un film sobre “el hacerse cargo”, asumir la responsabilidad de los hechos, conocer la verdad, generar la justicia necesaria para que las partes encuentren la paz y el sosiego de las almas. Y también, un film que habla de nuestros propios mundos, aquellos que sostienen nuestra paz interior.
  7. AD ASTRA de James Gray. Para disfrutar de este film no solo es necesario mirar sus imágenes sino también reflexionar sobre la historia que nos cuenta. Su personaje central es Roy Mc Bride, un notable trabajo de Brad Pitt, que interpreta a una especie de cowboy espacial, un piloto de pruebas, un solitario que hace recordar al Capitán Villard de Appocalypsis. Al igual que aquel personaje recibe una orden. Su misión no será matar a un hombre sino encontrar a su propio padre, perdido presumiblemente en Marte.
  8. EL VICEPRESIDENTE de Adam Mc Key. Muy buen trabajo del McKay, que vuelve a encarar otro momento crucial en la vida de los Estados Unidos entre fines del siglo XX y los albores del siglo XXI, con un film que no solo resulta interesante sino también muy entretenido, en el cual, la sombra de una Lady Macbeth moderna se mueve casi imperceptiblemente en el gran escenario de la política americana.
  9. DOGMAN de Matteo Garrone. Dogman es una parábola sobre una sociedad salvaje. Una mirada desesperanzada sobre la animalidad del hombre moderno. Narra la historia de Marcello, un peluquero canino divorciado de su mujer con quien ha tenido una hija de unos 8 años con quien mantiene una excelente relación y comparte la pasión por el buceo. Por otra parte, tiene una relación de amistad con Simoncino, un grandote maleducado y drogón que no es bueno para nada.
  10. HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach. El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor, indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro para que cada uno pueda seguir su propio camino.
  11. VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE de Celia Rico Clavellino. Un film muy interesante que no solo pone énfasis en los dramas personales de sus protagonistas sino también deja entrever la dificultad hacia el futuro de los cambios laborales que se están gestando. Tanto la madre como la hija deberán salir a buscar un trabajo para seguir subsistiendo. La hija, además, posiblemente deberá emigrar para poder tener una mayor amplitud de oportunidades.
  12. LA CULPA de Gustav Moller.  Un film absolutamente intimista sobre un personaje torturado por el sentido de la culpa. Asger es un policía que arrastra un juicio por mala praxis que mientras se resuelve en los estrados judiciales lo ha degradado como policía a un puesto de atención de emergencias telefónica. Se siente subvaluado. Por eso mismo se excede en sus funciones de atención telefónica y en el caso Iben, encara la llamada como si fuera para él una última posibilidad de redención.

viernes, 20 de diciembre de 2019

LA DOLCE VITA de Federico Fellini

LA DOLCE VITA (1960)

Marcello Rubini, romano por adopción y periodista, lucha por encontrar su lugar en el mundo. Dividido entre la mundanal y elitista sociedad romana y una vida de pareja sofocante, busca cómo convertirse en un escritor serio. Es un hombre inteligente, superficial, consumido por "la dulce vida" de la riqueza, la celebridad y la autocomplacencia, de la que informa y a su vez, desea.

Marcello Mastroianni está perfecto como el periodista sensacionalista que sigue alegremente por Roma a una estrella de cine sueca (Anita Ekberg) mientras deambula por los bares de la ciudad emborrachándose. También tiene una aventura con una mujer madura (Anouk Aimee), mientras que su novia (Yvonne Furnaux) parece volverse loca. Su vida parece estar vacía, informa sobre cosas superficiales. Observa que la fama, la fortuna y las trampas del éxito no le interesan. Comienza a darse cuenta de que la estrella de cine es algo fugaz en su vida, los milagros no existen, y el horrible suicidio de su amigo (que parecía felizmente casado y con una situación económica resuelta) le muestra la fragilidad de la vida.

El protagonista se encuentra en una encrucijada. Es incapaz de ser alguien o avanzar en alguna dirección. Carece de un objetivo. Está ensimismado y proyecta ideales y sueños sobre otras personas. Pero a medida que proyecta sobre otros, se da cuenta que no conoce realmente a esas personas y ellas sólo constituyen un misterio, un pasatiempo o una decepción para él.

Fellini resume una era y una actitud haciendo una película sobre vidas vacías y sin sentido. Steiner (Alain Cuny), su único verdadero amigo, será su mayor decepción. Parece tenerlo todo, pero vive insatisfecho y perturbado. Sylvia, (Anita Ekberg) es una actriz americana, una rubia exuberante de buen carácter, que solo desea pasarla bien. Su padre (Annibale Ninchi) es un vendedor viajante, un padre siempre ausente, incapaz de haber ejercido una influencia positiva sobre él.  Magdalena (Anouk Aimée) es una aristócrata francesa incapaz de mantener un vínculo duradero con él. Lo seduce una imagen que crea de ella en su propia mente. La única relación realista que mantiene es su novia (Yvonne Furneaux), una mujer depresiva, a la que descuida e incluso, ignora.  

Marcello no sabe bien qué o quién es. Mantiene relaciones superficiales con todos los que lo rodean porque es incapaz de comprometerse con alguien o con algo. Es incapaz de asumir un compromiso porque no puede comunicarse o ver a las personas tal como son. Él sólo ve proyecciones de sus propias necesidades, aspiraciones, deseos u objetivos. Su alto nivel de autocomplacencia lo lleva al auto desprecio, impidiéndole mantener relaciones duraderas con los demás.

La historia que nos narra Fellini consta de ocho episodios, que transcurren durante una noche y terminan al amanecer. Cada personaje describe su propia crisis. Y lo único que los une en un todo coherente es el protagonista de la historia, un observador de la naturaleza humana, que solo frecuenta personas de la alta sociedad que parecen exteriormente felices y auto realizadas. Sin embargo, cuando más las conoce, descubre que esas personas están vacías, huecas, alienadas, y emocionalmente a la deriva.

La Dolce Vita es una película compleja. Mantiene el interés pese a la antipatía de algunos de sus personajes. Cuando Marcello toma contacto con cada uno de ellos, descubre la realidad, y esa realidad no lo satisface. Parecen la encarnación perfecta de su propia persona. Seres vacíos, carentes de verdaderos afectos, sin grandes objetivos en la vida porque lo han heredado todo. Esa, a su vez, es la gran diferencia que tiene con ellos. El proviene de un hogar humilde. Y es culto porque tuvo la posibilidad de estudiar. Pero ese puente entre la cultura y la riqueza le es imposible de franquear. Y lo redescubre cada mañana cuando regresa a su presunto hogar. La actuación de Mastroianni es maravillosa y consagratoria.

En última instancia, la búsqueda infructuosa de Marcello parece un dilema de tipo existencial, una búsqueda que abandonará al final, mientras mira en la playa a una encantadora joven que parece poseer el conocimiento y la comprensión que se le niega. El film nos deja, además, imágenes que se han vuelto icónicas: la estatua de Cristo volando sobre el Vaticano, Marcello besando a Ekberg en la Fontana di Trevi, la Vía Véneto abriéndose entre las venas de Roma como una decadente y barroca experiencia hacia la Villa Borghese…Un Fellini que parece pre anunciar el fin de una época, la del milagro económico de la posguerra.

miércoles, 11 de diciembre de 2019



HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach

Alguien que me sostenga
Alguien que me lastime profundo
Alguien que se siente en mi silla
Y arruine mi sueño
Y me haga dar cuenta
que estoy vivo…
De Being Alive de Stephen Sondheim
Historia de un Matrimonio es la nueva película estrenada en Netflix del excelente director neoyorkino nacido en Brooklyn en 1969, Noah Baumbach, perteneciente al movimiento de cine independiente americano.
Baumbach tiene en su haber una docena de films largos, entre documentales y ficciones, la mayoría de los cuales no fue estrenado en los cines argentinos. Solo recuerdo haber visto Historias de Familia (The Squid and the Whale, 2005) y Mientras Seamos Jóvenes, 2014. El resto se lo conoció a través de DVD y en festivales donde se ha hecho una figura popular en los últimos años, dado que su prestigio ha crecido considerablemente. Sus películas han comenzado a verse por Netflix. La crónica que nos ocupa corresponde a su último film estrenado esta semana justamente por ese medio.
Historia de un Matrimonio narra el proceso del divorcio de una pareja que tiene un hijo donde la disputa se concentra en el régimen de visitas. El film, notablemente actuado por un sobresaliente elenco donde destacan los trabajos de Adam Driver como Charlie y Scarlet Johansson como Nicole refiere a una joven pareja de artistas. Él, autor y director teatral, y ella, una talentosa actriz en busca de un papel que le dé popularidad, casados, con hijo pequeño.
La película refleja el desgaste de la pareja como consecuencia de una vida moderna llena de problemas financieros, cambios de trabajo, la propia inestabilidad de la actividad artística del matrimonio, el desarraigo común a ambos que han emigrado de adulto a tentar mejor suerte en la ciudad de Nueva York, la dificultosa crianza de un niño pequeño en un gran ciudad  los lleva a una separación obligada, dado que ella es contratada por una de las mayores cadenas de televisión para protagonizar una serie, lo cual da pie a una separación de hecho que la misma convivencia después de 6 años de matrimonio venia pre anunciando.
Baumbach concentra su film en ese proceso de separación, donde la intervención de los abogados complica y monetiza la cuestión, transformando al drama en una sátira donde los abogados estiran y complican los problemas con la mente puesta en la facturación de honorarios mientras la pareja no encuentra una solución adecuada a su desencuentro que específicamente es el régimen de visitas periódicas que el padre debe efectuar al niño.
El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor, indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro para que cada uno pueda seguir su propio camino.
En la escena final, un grupo de actores que acompañan a Charlie, realizan un after hour en un bar del west side neoyorkino. De repente un pianista sube al escenario y comienza a entonar una canción. Charlie se pone de pie, toma el micrófono y comienza a cantar con total sentimiento las estrofas de Being Alive de Stephen Sondheim del musical Company. El momento se llena de sentimientos confusos, esos mismos sentimientos que parecen gobernar la vida tumultuosa del artista, aquel que por dar a luz su propia obra, descuida su propia vida, la de sus amores y hasta la de los propios hijos. En esa escena desemboca esa especie de espíritu adolescente que los humanos siempre llevamos dentro cualquiera sea nuestra edad. El recuerdo del amor perdido. La nostalgia inunda el espacio. El film encuentra su fin.

domingo, 8 de diciembre de 2019

CONTRA LO IMPOSIBLE (FORD V FERRARI) de James Mangold


LA COMPETIVIDAD AMERICANA

James Mangold tiene en su haber una interesante carrera que no solo habla de su destreza técnica sino también de su habilidad para transitar por los diversos géneros. Prueba de ello es su filmografía: Inocencia Interrumpida (1999) es un thriller; En la Cuerda Floja (2005), un film de suspenso; El Tren de las 3:10 a Yuma (2008), la remake de un western clásico; Wolverine (2013) y Logan (2017) dos superproducciones para Marvel donde en todas ellas puede apreciarse su paso decidido a través de la denuncia social, el film de suspenso, el western, o los superhéroes. Ahora decide pasar revista al film histórico deportivo, indagando en las razones del éxito.

Inspirado en films de carreras típicos de los ´60 y ´70 como Grand Prix (1966) de John Frankenheimer y Las 24 Horas de Le Mans (1971) de Lee Katzin, o más recientemente Rush (2013) de Ron Howard sobre la rivalidad en las pistas entre James Hunt y Niki Lauda, Mangold encara un film de características clásica relacionadas con la idea de superación personal en relación con el hecho de competir. El film no está relacionado estrictamente con personas, sino más bien, con empresas. Y si bien transcurre en el mundo de los deportes, su tema tiene que ver con la instalación, el desarrollo, la permanencia y el éxito de una marca.

Así aparece la idea de la competencia. El capitalismo americano en todo su esplendor. La competitividad como eje principal del desarrollo de una economía. No se trata de destruir al otro. Se trata, simplemente, de ser mejor que el otro, y de esa manera, con mejor producto y mejor precio, ganar mercado.

Todo ello lo vemos en una confrontación que tuvo lugar en la década del 60. Parecía una especie de lucha entre David y Goliat donde David era Fiat y Goliat era Ford. La primera, una empresa italiana con productos de primer nivel. La segunda, una empresa americana, con una producción en serie. Todavía se vivían recuerdos de la última guerra mundial donde los americanos habían liberado a Italia del yugo fascista tanto alemán como del propio Benito Mussolini. Los italianos habían quedado con recelo. No habían podido liberarse solos de la ocupación alemana cunando los americanos entraron por Anzio y comenzaron a liberar a Italia del yugo nazi y después apoyando su reconstrucción con el apoyo del Plan Marshall.

20 años después de aquellos desgraciados sucesos, Italia se había recuperado y se había convertido en una pequeña potencia industrial. Su autoestima había vuelto a su lugar. El renacimiento italiano había vuelto a ocurrir.  Sus productos y marcas eran reconocidos en todo el mundo. La Fiat era una de ellas, representada por un auto pequeño y personal que permitía al trabajador tener su propio vehículo para llegar a su trabajo.

Esa misma capacidad industrial brillaba también en el campo del automóvil deportivo. La Ferrari, gobernada por su fundador don Enzo Ferrari, hacia crecer su nombre en las pistas de carrera. Las 24 horas de Le Mans en Francia iban a crear su propio mito.
Ford era el coloso americano más popular que se cansaba de vender autos en los Estados Unidos pero era incapaz de imponer su nombre en las pistas deportivas europeas. Ganar las 24 horas de Le Mans en Francia, una carrera de características místicas donde la calidad de los motores, su resistencia, imponía prestigio, era una obsesión, el verdadero sueño americano para el Sr. Ford.

Hasta 1966, Ford no había podido ganar Le Mans. La pequeña empresa italiana reinaba con sus joyas engarzadas en motores y chasis fabricados en Marianello. La película describe el trabajo realizado por Ford para desafiar la supremacía de Ferrari creando un equipo de ingenieros y diseñadores dirigidos por Carroll Shelby (Matt Damon) y el piloto británico Ken Miles (Christian Bale), quienes comienzan a construir un nuevo automóvil con el potencial suficiente para derrotar a Ferrari en la legendaria carrera francesa en 1966.
Este notable film de James Mangold relata esa primera victoria no reconocida de Ford sobre Fiat en una película que no solo evoca aquella época sino también recupera el espíritu deportivo mostrando como el mejor individualismo americano deja lugar al trabajo en equipo para poder obtener un resultado.

Con un preciso guión de los hermanos Jez y John-Hernt Butterworth y Jason Keller, Mangold construye una gran alegoría sobre la idea de competitividad americana, que resulta no solo interesante sino también muy entretenida. La capacidad narrativa de Mangold no tiene límites. Su film es un dechado de perfección narrativa logrado con un montaje vertiginoso realizado por Michael McCusker y Andrew Buckland (habituales colaboradores del director), que no para en ningún momento de las dos horas y media que dura el film transformándolo no solo en un gran entretenimiento sino también en un ejemplo de trabajo en equipo, haciendo brillar con respeto los talentos y las individualidades, facilitando los objetivos a lograr.

Contribuyen a ello las notables composiciones de Matt Damon y Christian Bale como el Team Leader y el Piloto de Pruebas respectivamente, y sobre todo el trabajo de edición del film de Michael Mc Cusker, realmente un prodigio.

EL BUEN METIROSO de Bill Condon


NADA ES LO QUE PARECE

El Buen Mentiroso me recordó vagamente a Hitchcock, más precisamente, a La Sospecha, una de las grandes cumbres del maestro. Obviamente, las similitudes terminan en ese simple recuerdo. El Buen Mentiroso no es ni un remake ni siquiera una película que pretenda homenajearlo. No obstante ello, el nuevo film de Bill Condon basado en un guión de características teatrales de Jeffrey Hatcher sobre la novela Nicholas Searle, tiene virtudes propias que principalmente se sustentan sobre las grandes actuaciones de dos intérpretes ingleses de gran jerarquía como son Helen Mirren e Ian McKellen. Sobre sus espaldas recaen la mayoría de los méritos de la película.

Se trata de un film donde prevalece el encierro, y el suspenso. Una obra, si bien de origen literario, con característica teatrales muy definidas que, bien aireada, ha sido adaptada para el cine. Desde el inicio, sabemos que las intenciones de Roy Courtnay son las de estafar a Betty Mc Leisch. No obstante ello, el film se desarrolla en círculos tales que las acciones se van derivando hacia hechos absolutamente imprevisibles por parte del espectador.

El Buen Mentiroso refleja la falta de confiabilidad que inspira nuestra época. Nada ni nadie es lo que parece ser. En ese sentido, el film puede resultar tan impredecible como la vida misma. Tal vez ello, sea su mayor falta de mérito. La escena final traiciona al espectador que siguió con paciencia el desarrollo de la trama. La falta de lógica de los personajes triunfa sobre su racionalidad. Tal vez ello genere un final impactante y sorprendente, pero no coherente con el desarrollo de los personajes.

Bill Condon es un director experimentado que nos hace recordar su primer film estrenado en Argentina, Dioses y Monstruos (1998), donde recreaba la vida de James Whale, el director de cine que hizo famosos al monstruo de Frankenstein. En esta, la dualidad del monstruo esta en los personajes. En la descripción de esa dualidad y en la personificación que logran los actores radican los mayores méritos del film. Muy buena, también, la fotografía de Tobías A. Schliessler, llena de luces y sombras respaldadas en tonos apastelados en grises y celestes.

lunes, 2 de diciembre de 2019

FRANKIE de Ira Sachs


AL BORDE DE UN ABISMO

Es mi primer encuentro con el cine del norteamericano Ira Sachs, un director independiente afincado en Nueva York, que ya tiene una media docena de largometrajes en su haber, la mayor parte de los cuales no fueron estrenados en Argentina. Mi impresión es muy favorable.

Este, su último trabajo, es un film contemplativo, construido de pequeños momentos, palabras, gestos, miradas, silencios durante un fin de semana en Sintra, Portugal, donde los personajes son convocados por Frankie Crémont (Isabelle Huppert), una actriz francesa, en un lugar de vacaciones muy tranquilo, que organiza una reunión de familia y amigos con el propósito de pasar unos días juntos, y prepararse para un próximo film.

Su familia involucra a su ex esposo gay (Pascal Greggory), su actual esposo escocés Jim (Brandon Gleeson), su hijastra (Sennia Nanua), su hijo Paul (Jérémie Renier) y una pareja de neoyorkinos, Irene (Marisa Tomei) y Gary (Greg Kinnear), sus mejores amigos que han sido convocados para la ocasión. Pero ese encuentro será solo un pretexto. Ella tiene un secreto que revelar.

La película es el sutil relato de una madeja de relaciones familiares y afectivas que genera un grupo cerrado de personas atrapadas en una realidad que por otra parte parece atormentarlos y preocuparlos.

No obstante ello, estamos ante un film de atmosferas desestresadas y visiones contemplativas que nos habla del amor y la amistad, enfatizando en la fugacidad de la vida. Los personajes pasean, deambulan y mantiene conversaciones por los bosques estableciendo diferentes niveles de relación personal que están regidas por tres tipos de patrones: familiares, amistosas y laborales.

No obstante ello, todos parecen estar afectados por un estado de apatía, de una necesidad de no preocuparse ni por su posición social ni su condición económica. Conforman una especie de familia moderna que disfruta de un fin de semana a pleno descanso.
Ella es una actriz que sabe cómo manejar sus emociones, generando en consecuencia, un film desestresado. Interpretado por Isabelle Huppert, resulta un personaje muy diferente a sus creaciones anteriores en donde prevalecía una mujer de acción y gran carácter. De hecho, en el film, parece más importante lo que no se dice, aquello que se lee entre líneas, y lo queda en silencio.

La abulia y la melancolía recorren la mayor del film. La película avanza tranquila pero firmemente hacia su final. Es un film de momentos. Cada escena es un pedacito de vida. Transcurre en un lugar donde impera el silencio y tiene como fondo el paisaje de Sintra en Portugal, donde ocurre el encuentro.

Frankie es notable como una obra de arte visual. Es una película reflexiva sobre nuestra situación de precariedad del ser humano, que nos obliga a pensar y aceptar que pase lo que pase, el mundo continuará sin nosotros.

viernes, 29 de noviembre de 2019

LA HERMANDAD DE BROOKLYN de Edward Norton



REGRESO AL FILM NOIR

En el film de Edward Norton, autor también del guión, no importa tanto lo que se dice sino el cómo se dice. Repasando el cine estadounidense de todo este año, podemos afirmar que no se ha tratado de un gran año. Particularmente, durante el primer semestre, no recuerdo títulos de interesantes de dicha procedencia. Tampoco resultaron de mi interés las películas que compitieron por los premios Oscar en 2019. Pero estas últimas semanas, el cine americano retornó a mi mejor consideración. He visto Joker, Ad Astra, El Irlandés y ayer La Hermandad de Brooklyn. Estos cuatro films tienen algo en común. Por un lado son cuatro películas que podemos denominar de acción y suspenso. Todas, además, tienen una mirada social muy interesante. Pero lo que más las identifica es su procedencia. No es un cine hecho en Hollywood sino hecho en el Este, producido en Nueva York.

En síntesis, lo que Hollywood no pudo hacer, lo hizo el cine de Nueva York. Cuatro grandes películas que no solo despiertan el interés del espectador, sino también dan una visión del estado de las cosas, del momento que estamos viviendo en el mundo, con una estética variada pero fundamentalmente realista de la situación.
Yendo concretamente a La Hermandad de Brooklyn, su argumento gira en torno de la arbitrariedad con que se maneja la obra pública en aquel distrito. Más allá de la denuncia social, lo que sobresale es una estructura novelada, perfectamente sincronizada, que da lugar a grandes actuaciones de un elenco muy homogéneo.

Lo que más me interesa en el film de Norton es justamente su aproximación cinematográfica al tema. La película está narrada como un film noir, un género de definición bastante imprecisa, películas que giran en torno a hechos delictivos y criminales con un fuerte contenido expresivo y una característica estilización visual. Su construcción formal está cerca del expresionismo, donde las escenas se destacan por una iluminación donde predomina el claroscuro, escenas nocturnas, mucho humo, niebla en el ambiente, música de jazz lento, uso de sombras. La fotografía suele ser en blanco y negro o en colores que tiendan al sepia acentuando la idea de un pasado que tiene retorno.

El trabajo de Norton es narrativo, pero sobretodo, evocativo. Su film, a pesar de comenzar con una estructura coral, de a poco va dejando un espacio que será llenado completamente por Lionel Essrog, el personaje que personifica el propio Norton. O sea, de lo coral pasará a la típica figura del héroe solitario americano que se pone la investigación al hombro, asume sus riesgos y finalmente logra su fin aunque ese objetivo le devengue consecuencias.

Más allá de la gran actuación de Norton, su labor como guionista y como director son sus puntos más altos. Si bien como guionista no sale tan airoso (el film presenta algunos momentos confusos) como director, saca provecho con creces. Norton logra un film noir moderno y estéticamente irreprochable, aprovechando la fotografía de ese maestro de la imagen que es Dick Pope, un fotógrafo inglés que en su haber tiene nada menos que el trabajo realizado para Mike Leigh sobre la obra del pintor William Turner. En el trabajo dirigido por Norton, la fotografía se llena de claroscuros, ambientes pesados de cabarets subterráneos, recreando la atmosfera adecuada para algo que se maneja entre sombras.

Pero el cine es una combinación de imágenes y sonidos. Norton lo sabe. Además es un director americano. Consecuencia, gusta de subrayar las escenas con música. Con buen tino, utiliza un jazz pesado, una obra musical magistral que responde a la inspiración del trompetista Winston Marsalis, quien logra llenar al ambiente de una nostalgia de un tiempo perdido que también tiene que ver con la pérdida del amigo.

Norton, dice: “Necesitaba una balada para un momento emocional importante, para crear una atmosfera de unión y ligereza entre Lionel y Laura", Entonces decidió llamar a Tom Yorke, el cantante de Radiohead. "Sus canciones tienen anhelo y soledad, pero también disonancia", dijo. Hablamos sobre esta noción de lucha, de angustia personal, de una sensación de vivir en tiempos oscuros. Cuando Yorke volvió a la productora, traía bajo su brazo la partitura de "Daily Battles". Una canción que marcará tiempos y momentos inolvidables en el film.

En síntesis, un gran película de Norton que pese a ser su segundo film, y que han pasado 19 años desde su film anterior, sin lugar a dudas ahora ha filmado desde la madurez de su vida, absorbiendo el oficio que le han transmitido los cineastas que lo han dirigido, y el gran elenco que lo acompaña: Bruce Willis, Alec Baldwin, Bobby Cannavale, William Defoe y Gugu Mbatha-Raw.

viernes, 22 de noviembre de 2019

EL IRLANDES de Martin Scorsese


LA OMERTÁ

La Omertá es la ley del silencio. Es considerada la ley de las leyes en el mundo de la mafia. Su respeto obliga a no dar información a la policía ni colaborar con la justicia por ningún motivo. Su quiebre, castiga con la muerte. Su ejercicio es la lealtad.

La nueva película de Martín Scorsese trata este tema basándose en un libro de Charles Brandt y un excelente guión de Steven Zaillan, autor de los guiones de La Lista de Schindler y Gangs of New York (llevada al cine por el propio Scorsese) que narra una historia basada libremente en  la vida real que involucra a tres personajes, uno de los cuales fue Jimmy Hoffa, el líder de la IBT (Hermandad Internacional de Camioneros de los Estados Unidos), que desapareció misteriosamente el 30 de julio de 1975.
Al estilo de su anterior Buenos Muchachos (1990), Casino (1995), Gangs of New York (2002) e Infiltrados (2006), vuelve a narrar una historia de gánsters que trascurre en la segunda mitad del siglo pasado.

El Irlandés será sin lugar a dudas una obra cumbre en la filmografía del director. Con una duración de tres horas y media que se pasan volando, Scorsese nos entrega una muestra contundente de su mejor cine. Partiendo de un guión sólido y riguroso, la puesta en escena del director lo muestra poseedor de una cantidad de recursos narrativos que logran enganchar al espectador y mantenerlo atrapado a su butaca durante todo el metraje.
El personaje central, interpretado por Robert De Niro es Frank Sheeran, un hombre de unos 40 años de edad, casado con hijos, camionero americano que ha estado en la 2da guerra durante el desembarco aliado en Anzio, Italia, que descubre algunas vulnerabilidades en el sistema de reparto de carnes que decide explotar en provecho propio. De esta manera, comenzará a proveerle cortes de primera a Russel Bufalino (Joe Pesci), un hombre de altos contactos con la mafia, que le tenderá un puente casual con Jimmy Hoffa (Al Pacino), el líder de los camioneros.

El film nos hablará de un rígido sistema que opera paralelo a la ley desarrollando sus propias leyes y su propia justicia. En ese sistema no hay leyes escritas pero hay conductas que se transmiten de generación en generación, se manejan con el sentido común y permite ser alguien simplemente obedeciéndolas. Los errores comunes son advertidos. Pero los errores graves se pagan con la muerte.

El sistema opera con una verticalidad total. El que está arriba tiene todo el poder y lo mantiene mientras es capaz de ser obedecido. No hay lugar para el paso en falso. La debilidad deja afuera del sistema. La traición o la rebelión conllevan la pena de muerte.
El Irlandés no solo es una historia entretenida sino que está novelizada a partir de hechos reales que la prodigiosa pluma de Charles Brandt volcó en un libro llamado I Heard You Paint Houses (Escuche que Eres Pintor de Casas), que Steve Zaillan transformó en guión cinematográfico y Martín Scorsese volcó en una imágenes inolvidables en las que acentúa una idea de fatalismo, aquello que determina que los acontecimientos no se pueden evitar por estar sujetos a una fuerza superior que rige los destinos del mundo. Esa rigidez que lleva a la imposibilidad del cambio.

Los acontecimientos ocurrirán inexorablemente uno tras otro porque todos los involucrados en la historia siguen un devenir del cual no pueden esquivar ni escapar. Cada uno juega un rol determinado hasta el final, y como en crimen y castigo, uno se pregunta si es moralmente condenable un acto que responde a un objetivo es superior.

El film tiene por lo menos cinco grandes escenas: la presentación del personaje, David Sheeran, su transformación como gatillo del sindicato, el agasajo a Hoffa, su asesinato, y la escena final en la residencia de ancianos son todas absolutamente antológicas. Y tengo que remitirme muy lejos, tal vez al cine de mi niñez, para encontrar una película como esta, tan solo comparable a Nido de Ratas, a Lawrence de Arabia, a Taxi Driver, a El Padrino, o más recientemente, El Paciente Inglés ó Manchester by The Sea donde la calidad narrativa y el interés de lo narrado confluyen para constituir una gran película.

El personaje de De Niro es el de un ex soldado que participó en la Segunda Guerra. Ha matado porque ha estado en ella. De regreso a su patria, se gana la vida como un camionero hasta que se vuelve un hombre de confianza de un sindicalista de Nueva York que comienza a utilizarlo como un gatillo confiable. Él será finalmente el asesino de Hoffa. Nunca será condenado por la ley. Su castigo será sobrevivir a su generación.

Las labores de De Niro, Pacino y Pesci son verdaderamente antológicas. Scorsese, como director, filma sobre el tema que más le gusta, disfrutando de lo que está haciendo, y da una clase magistral de cine. El Irlandés, es cine en estado puro. No hay duda que existe un guión que el director sigue fielmente, pero las imágenes de Scorsese hablan por si mismas. Sus silencios nos dicen más que las palabras. Y las palabras entran en un mutismo que solo dicen lo que tienen que decir.

A 43 años de Taxi Driver, y a los 77 años de edad, Scorsese nos vuelve a maravillar con escenas memorables, un relato meditado, con una maravillosa descripción de los tres personajes principales (merito aparte de los tres grandes intérpretes), con una fotografía de Rodrigo Prieto que va de imágenes fijas de primeros planos a movimientos notables como los del asesinato de Hoffa que parece estar filmando como un paso de ballet. La prolijidad, la elegancia y la variación de tonalidades de Prieto adaptando la luz a la necesidad de cada escena son muy destacables. De la misma manera, el acompañamiento musical de Robbie Robertson.

Estamos ante una producción de Netflix destinada al televidente. Su estreno en los cines no será masivo y en Buenos Aires solo estará en cartel una semana en un solo cine. Sus tres horas y media de proyección exigen concentración y continuidad para su disfrute. El estreno cinematográfico obedece solamente al cumplimiento de ciertas normas americanas que de esta manera habilitan a una película para competir como candidata a los premios Oscar. No comparto esta reglamentación. Privar al público cinematográfico de una película como esta es una herejía de la comercialización. Su esplendor y complejidad narrativa es tan grande que merece ser vista en un cine porque, esencialmente, obliga a la concentración.

El Irlandés no es una película más en la vasta filmografía de Martin Scorsese.  Es una obra de madurez que deberá ser colocada entre las grandes obras maestras de la historia del cine.

martes, 12 de noviembre de 2019

SOLO UNA MUJER de Sherry Hormann


LOS MALOS EXTREMOS

Desde el inicio mismo del film, Aynur, magníficamente interpretada por la joven actriz Almila Bagriacik, nacida en Ankara y criada en Berlín, nos relata su muerte como consecuencia de un asesinato cometido por uno de sus propios hermanos. La película no solo es un relato sobre la intolerancia religiosa y racial, sino también es un alegato a favor de la libertad del individuo.

La familia de Aynur se ha establecido en Alemania y ha vivido en aquel país desde hace aproximadamente una década, manteniendo sus creencias y hábitos de vida a pesar del cambio de país. Ellos no han querido adaptarse al cambio. Han preferido mantener su identidad musulmana. No aceptan la libertad que ofrece un país como Alemania. Mucho menos sus costumbres y menos aún, el ejercicio de la religión en libertad.

Su inadaptación, posiblemente sea producto de una emigración forzada por las guerras y la violencia imperante en Oriente Medio. Es comprensible, que en esas condiciones el individuo busque preservar sus más íntimas creencias, pero también es lógico pensar que la decisión tomada implica un cambio que incluye normas y costumbres diferentes y que la tolerancia es un vehículo imprescindible para producir una adaptación no traumática al nuevo medio.

Aynur es una mujer que muere por amor. No por un amor romántico o idílico, sino por amor a su familia. Ella podría haberse mudado, escapar a otra ciudad, o llamar a la policía. Pero eligió tratar de hacer su vida.  Tal vez porque amaba a su familia, o porque no se animó a romper vínculos familiares, o porque no quiso sentirse sola. Simplemente, prefirió adaptarse. Profesar la religión como una cuestión personal, individual. Enamorarse de un alemán. Eso la transformará en víctima de la violencia familiar y en particular, la intolerancia religiosa.

Sherry Hormann, la escritora y directora de este film es una mujer nacida en los Estados Unidos pero criada desde los 6 años en Alemania.  Es conocida por películas hechas para televisión, en las que ha desarrollado una temática que mucho tiene que ver con la condición femenina.

Ahora tenemos la oportunidad de ver este excelente film suyo que se estrenó en Buenos Aires, breve, con una duración standard de 90 minutos, con un nivel de actuación excelente y una dirección precisa y clara de la Hormann. Un docudrama que se arriesga a mostrar el choque entre los valores humanistas occidentales y los valores de los musulmanes fundamentalistas inmigrantes. Un alegato impresionante a favor de la libertad religiosa y a la autodeterminación del individuo. Un film valiente y sincero. Muy actual y que explica en gran medida el porqué de mucha de la violencia que el mundo está viviendo.

domingo, 10 de noviembre de 2019

UN DIA LLUVIOSO EN NUEVA YORK de Woody Allen


QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO, TIRE LA PRIMERA PIEDRA

Este nuevo film estrenado ayer en Argentina tiene ya más de un año de haber sido realizado en los Estados Unidos. Problemas de distribución derivadas de discrepancias en la interpretación sobre el acoso sexual, el clima de persecución estallado en Hollywood, y el involucramiento judicial de Woody  Allen, determinó que la empresa productora Amazon haya postergado su estreno en la medida que el tema fue cobrando resonancia pública.
No obstante ello, ha llegado esta semana a los cines de Argentina.  Si bien la temática del film versa sobre una pareja de jóvenes que pasa un fin de semana en Nueva York, por otro lado, parecería ser una reflexión sobre la sociedad que habita la Gran Manzana y sus criterios morales donde la más amplia libertad prevalece sobre cualquier tipo de prejuicios.   

Vayamos al argumento. Ashleigh Enright (Elle Fanning), una apasionada estudiante de periodismo) y Gatsby Welles (Timothée Chalamet), un desapasionado estudiante de ciencias, mantienen un romance universitario cuando Ashleigh tiene la oportunidad de reemplazar a una compañera para realizar un reportaje a un director de cine famoso que está filmando en Nueva York. Ashleigh siente tocar el cielo con las manos. porque considera que se la dado una gran oportunidad. Gatsby, a quien le importa poco su estudio, y lo obsesionan los juegos de azar, la noche anterior ha ganado una pequeña fortuna jugando al póker. Nada mejor que acompañar a Ashleigh y pasar un fin de semana a lo grande en Nueva York.

El azar es uno de los grandes temas de Woody Allen. Match Point ya desplegaba todo un discurso al respecto. Y en “Un Día Lluvioso…” vuelve a tener la oportunidad de desarrollar este tema en una comedia lujosa, repleta de pequeñas vueltas donde la suerte decide y nadie es quien parece ser.

Desde el momento mismo que la pareja pisa Nueva York, todo parece volverse un sueño hecho realidad. Pero pronto comenzará a llover. Y con la lluvia, todo aquello que parecía perfecto comienza a mostrar sus flaquezas. El caos se apodera de cada uno de los personajes. Ya nada volverá a ser igual.

Ese día lluvioso en la ciudad limpiara y dejara al descubierto cada situación, cada rostro, como si cada persona desnudara a su otro yo y lo dejara salir en un acto colectivo de una catarsis mayúscula. Todos tienen algo que esconder. Desde lo más pequeño a lo más grande. Deseos insatisfechos, engaños, chicanas, mentiras, pasiones y hasta vidas ocultas.

Solo un gran cineasta como Woody Allen puede realizar un film tan pequeño como abarcativo. Son 90 minutos en los que su exactitud en la pintura de cada personaje, delineado con pequeñas pinceladas, desarrolla una trama que siempre mantiene la coherencia buscando no perder ese delicado equilibrio de fresco social que forma parte de un todo que llamamos gran ciudad, en un día de lluvia, cuando de repente, esa inmensidad parece empequeñecer como consecuencia que la lluvia y la bruma hacen volver todo más íntimo y personal, dando lugar a que secretos y mentiras salgan a la luz desnudado la verdad.

El cineasta neoyorquino trabajo esta vez con la colaboración inestimable del fotógrafo italiano Vittorio Storaro, aquel que dio luz a Appocalysis Now. Su trabajo es extraordinario dado que la atmosfera de encierro que consigue es un logro tan importante como la precisión misma del guión. Ambos elementos logran sacar a luz historias, secretos, mentiras y sobretodo, insatisfacciones que parecen difíciles de ocultar en una ciudad tan grande como Nueva York. Completan el cuadro la maravillosa elección de temas de Errol Garner, cuyas melodías consiguen dar el clásico toque de ambientación jazzística del autor y sobretodo, una atmosfera de intimidad, y finalmente un elenco, en el cual destaca ese inmenso actor que es Liev Schreiber, junto a Judd Law, Diego Luna, y Rebecca Hall.

lunes, 4 de noviembre de 2019

ESTAFADORAS DE WALL STREET de Lorena Scafaria


EL QUE ROBA A UN LADRÓN…

Este film americano, dirigido por una mujer, actuado principalmente por mujeres, y con un tema que hace a la condición femenina es una comedia policial muy lograda que además nos cuenta una historia muy interesante.

Trata sobre las actividades que ejercen un grupo de mujeres que practican una de las profesiones más viejas del mundo. Transcurre en Nueva York a principios de este siglo XXI, durante el crack financiero de 2008, y está basada en hechos reales publicados en un artículo del New York Magazine.

Si bien la mirada sobre la prostitución es condescendiente y las mujeres que ejercen el oficio están acordes al medio lujoso y hasta glamoroso en que se movilizan, el film narra la historia del nacimiento, apogeo y caída de un grupo femenino que en tiempos de malaria económica, y ante la falta de trabajo sostenido, deciden estafar a sus clientes invitándolos a pasar una noche inolvidable donde reina el sexo, las drogas y la diversión a un costo de facturación variable acorde con el propio límite disponible de la tarjeta de crédito del usuario.

El film no impone una mirada moral pero claramente opera como un espejo de la realidad. Nos muestra como una sociedad puede ganar y gastar dinero con gran facilidad. La clave es la falta de controles.

Transcurre, no casualmente, durante el crack de 2008. Un problema de carácter eminentemente financiero estalló en la bolsa de Nueva York y se propagó rápidamente por todo el mundo ante la incapacidad de reacción de los protagonistas. Sus víctimas fueron producto de la falta de controles por parte de la Reserva Federal respecto de las operaciones de redescuento de los dos bancos hipotecarios privados más importantes de los Estados Unidos. Los resultados de la crisis desatada no fueron casuales.  Sus consecuencias, de carácter mundial y de largo plazo.

La película confronta un paralelismo en el que se exalta el liberalismo en su estado más puro. Tanto de un lado (la prostitución) como del otro (la actividad financiera) muestran una liviandad tal donde ni las fuerzas policiales ni los controladores de la Reserva Federal muestran capacidad de reacción. Esto, que en su base es un hecho dramático, da lugar a que la película, básicamente una comedia clásica al estilo americano, se luzca a través de una serie de situaciones cómicas muy bien hilvanadas y actuadas, que incluso hasta provocan un cierto aire renovador en la comedia americana.

Estamos, por un lado, ante una tragicomedia que, en lo social, destapa las pobres vidas de un grupo de mujeres que intentan insertarse en la sociedad de consumo ejerciendo un trabajo ilegal. Por otro, una situación donde un sistema bancario queda fuera de control generando una crisis cuyas secuelas alcanzan el largo plazo y el plano mundial.

Narrada a toda velocidad, con un gran poder de síntesis, muy bien actuada en sus roles principales, estupendamente coreografiada y fotografiada, este trabajo es el tercer largometraje de Lorena Scafaria, que no solo dirige bien sino también escribe un guión muy interesante. Su habilidad como escritora y como directora de cine quedan evidenciadas en este obra compacta, sin fisuras, rítmicamente bien narrada, entretenida, con una mirada social que se centra en los sectores de aquellos que deben enfrentar la crisis con menores recursos económicos pero que no están dispuestos a ceder ante ella. En la coproducción de este film participa Jennifer Lopez, que además tiene el rol protagónico de la película.

La propuesta resulta interesante. Estamos ante una gran tragicomedia cuyo tono farsesco está plenamente logrado. Estructurada en base a un guión muy bien desarrollado muestra que ante la adversidad no se debe claudicar porque siempre puede encontrarse una puerta de salida. El film en ningún momento asume una postura de falsa moralina. Por el contrario, deja observar que el lujo y la concentración de riqueza de una ciudad como Nueva York no son un obstáculo sino todo lo contrario, una fuente permanente de oportunidades que incentiva la movilidad social y siempre hay lugar para aquel sujeto que esté dispuesto a atreverse y tomar riesgos. Aunque como en este caso, los riesgos conduzcan a la cárcel.

viernes, 1 de noviembre de 2019

AMANDA de Mikhael Hers

DESPUES DE LA TRAGEDIA

Un antes y un después. Dos momentos diferenciados por un golpe terrorista perpetuado en un Parque de París.

En el antes, Amanda, una pequeña niña de unos 7 años, mimosa e inteligente, magníficamente interpretada por Isaura Multrier, comienza a ir al colegio. Su madre, Sandrine y su Tio Vincent se turnan para esperarla a la salida del colegio coordinando los horarios disponibles en función de sus obligaciones laborales. El film describe la vida cotidiana de tres personas comunes, simples cuyas rutinas transcurren sin demasiadas emociones, donde el hecho más importante sobrevivir día a día y ver crecer a esa niña cuyos padres están separados.

Sandrine es traductora y maestra de inglés en una academia. Para ganar unos francos más, hace traducciones en su casa. Vincent trabaja para la Municipalidad de Paris podando árboles y arreglando canteros. En sus momentos libres, ayuda en una inmobiliaria. Su vida carece de mayores responsabilidades. Es un hombre joven en busca de aventuras.
De golpe, un fin de semana en un parque, la tragedia se cierne en torno a ellos. La madre de la niña muere, su padre no aparece, y su Tio Vincent se debe hacer cargo de su crianza no sin antes pensar en un internado.

En el después, la película se concentra en la recomposición de los sobrevivientes donde la asumir nuevas responsabilidades y recolocar los afectos estará en primer lugar. Es una descripción minuciosa de pequeños momentos que intentan volver a unir todo aquello que se ha roto, que se ha modificado en esas almas que han sobrevivido a la tragedia, pero que les ha cambiado brusca y definitivamente toda su vida.
Ya nadie puede ni vuelve a ser el mismo. Volver a encontrarse aparece como una prioridad. Habrá una serie de reencuentros. El primero, el de Vincent consigo mismo. Debe hacerse cargo de la pequeña Amanda. Esta solo y carece de medios pero toma conciencia que lo peor ya ha pasado. Ahora es un momento necesario de la reconstrucción de lo que ha quedado. Los sentimientos hechos añicos y vivir con la ausencia de los seres perdidos es lo que hay que aprender.

El film es minucioso y está construido de pequeños momentos. Es un film íntimo, donde lo que ocurre es una catarata de sentimientos encontrados donde no queda lugar para ir hacia atrás sino solo para adelante. Volver a ser y hacerse cargo.  Muestra la necesidad de madurar aceleradamente, de asumir la realidad aunque lo cambios sean dolorosos. De buscar y reunir a la familia como apoyo de toda la estructura social.

No solo es admirable el trabajo de los autores del guion (el propio director y Maud Ameline), que han logado una estructura muy sólida que sostiene una avalancha de sentimientos encontrados narrados a partir de la necesidad de reconstruir la vida cotidiana. Pero lo más interesante, es que la película es capaz de transmitir el espectador esos sentimientos a través de pequeños gestos, una palabra, una sonrisa, una lagrima, una canción que suena, el reencuentro con alguien lejano que hace mucho que no se ve, un simple recuerdo que aparece. Es el otro lado de un drama contemporáneo.

La actuación de la niña Isaure Multrier es fundamental en la transmisión de esos sentimientos que a veces se esconden para ocultar la tristeza que sentimos. La película guarda en todo momento un gran equilibrio narrativo, pero ante todo descuella en mostrar sutilmente todo aquello que está oculto en el alma y no es visible a los ojos.

sábado, 26 de octubre de 2019

ASI HABLÓ EL CAMBISTA de Federico Veiroj


SOBRE LA AMBICIÓN, LA TRAICIÓN Y LA SOLEDAD

Esta nueva película del uruguayo Federico Veiroj, su quinto largometraje, es un film ambicioso e interesante, una especie de parábola moral que sin defraudar no llega a conformar toda la potencialidad que abarca.

Es conocida la pretensión de Uruguay de ser reconocido como la Suiza de América del Sur. Rodeado de mar y dos países territorial y económicamente más grandes (Brasil y Argentina), se convierte en una especie de isla que lo ha llevado a desarrollar un sistema financiero que garantiza la seguridad del ahorrista como así también la captación de capitales golondrinas, lo que vuelve un país importante en América del Sur en la venta de servicios financieros.

El film se desarrolla desde mediados de los años 50 hasta mediados de los 70, en los cuales prevalecieron políticamente dictaduras duras y corruptas en América del Sur.  Ello es aprovechado por Veiroj para relatar una historia con mucho de fábula moral, donde un personaje escala económica y socialmente a costa de sacrificar sus principios y su salud.
La simplicidad de las operatorias de una casa de cambios en Montevideo se vuelven cada vez más compleja debido a las estas situaciones políticas.  Los problemas de estos dos grandes países se transforman en una oportunidad de negocios para el afianzamiento del sistema financiero y cambiario del Uruguay.

Paradójicamente, en aquellos momentos donde la libertad económica y financiera se ve amenazada producto de ajustes económicos en sus vecinos, en Uruguay aparecen eventuales oportunidades de negocios en virtud de la fuga de capitales desde aquellos países. Esto representa una fuente de negocios muy importante para un país más pequeño que hace gala de la honestidad de sus servicios.

El Sr.Schweinsteiger representa el personaje del tradicional cambista uruguayo que ha ejercido la profesión durante años y se ha transformado en el hombre de confianza de gente adinerada que busca seguridad financiera colocando su dinero fuera de las fronteras del país, operando siempre dentro de los márgenes permitidos por la ley. Su casa de cambios es reconocida por su seriedad.

Umberto es un joven que comienza a trabajar en dicha casa de cambios en Montevideo, se gana la confianza del patrón, se casa con su hija, y cuando aparece una operación que al cambista le despierta desconfianza y no le interesa por su buena reputación, el joven Umberto decide cortarse y operar por cuenta propia.

Es allí donde el film comienza a fallar. La película parece convertirse en un discurso sobre la moralidad en las finanzas. Mientras describe el tradicional negocio de cambio de monedas, basado en gran medida en la honestidad del tradicional cambista, por otro lado muestra el ascenso en la confianza y en la toma de riesgos de parte del discípulo.

Veiroj desarrolla una línea narrativa donde destaca la vida personal del joven cambista. Por otro lado, aparece un intrigante personaje que desea depositar una suma de dinero más que importante que prácticamente sobrepasa su capacidad operativa. Aquí la película pierde el rumbo porque comete el pecado de querer abarcar todo, en consecuencia, deja aspectos algo confusos de la historia provocando una caída en el interés del relato.

No obstante ello, el film es entretenido y por momentos muy interesante. Pero la diversidad de situaciones que presenta y pretende abarcar el director y guionista termina por diluirse en las diferentes líneas narrativas que desarrolla y en consecuencia el discurso que realiza se pierde en esa madeja de intereses contrapuestos, dilemas morales que se diluyen en la narración, perdiendo la película su coherencia, su claridad expositiva e incluso, su interés.

Con la intervención del uruguayo Daniel Hendler como Umberto y del brasileño German da Silva como Moacyr, el resto del elenco es argentino, destacando en sus respectivos papeles Dolores Fonzi como Gudrum, la esposa de Umberto, y Luis Machin como el Sr.Schweinsteiger, el cambista uruguayo.