lunes, 2 de diciembre de 2019

FRANKIE de Ira Sachs


AL BORDE DE UN ABISMO

Es mi primer encuentro con el cine del norteamericano Ira Sachs, un director independiente afincado en Nueva York, que ya tiene una media docena de largometrajes en su haber, la mayor parte de los cuales no fueron estrenados en Argentina. Mi impresión es muy favorable.

Este, su último trabajo, es un film contemplativo, construido de pequeños momentos, palabras, gestos, miradas, silencios durante un fin de semana en Sintra, Portugal, donde los personajes son convocados por Frankie Crémont (Isabelle Huppert), una actriz francesa, en un lugar de vacaciones muy tranquilo, que organiza una reunión de familia y amigos con el propósito de pasar unos días juntos, y prepararse para un próximo film.

Su familia involucra a su ex esposo gay (Pascal Greggory), su actual esposo escocés Jim (Brandon Gleeson), su hijastra (Sennia Nanua), su hijo Paul (Jérémie Renier) y una pareja de neoyorkinos, Irene (Marisa Tomei) y Gary (Greg Kinnear), sus mejores amigos que han sido convocados para la ocasión. Pero ese encuentro será solo un pretexto. Ella tiene un secreto que revelar.

La película es el sutil relato de una madeja de relaciones familiares y afectivas que genera un grupo cerrado de personas atrapadas en una realidad que por otra parte parece atormentarlos y preocuparlos.

No obstante ello, estamos ante un film de atmosferas desestresadas y visiones contemplativas que nos habla del amor y la amistad, enfatizando en la fugacidad de la vida. Los personajes pasean, deambulan y mantiene conversaciones por los bosques estableciendo diferentes niveles de relación personal que están regidas por tres tipos de patrones: familiares, amistosas y laborales.

No obstante ello, todos parecen estar afectados por un estado de apatía, de una necesidad de no preocuparse ni por su posición social ni su condición económica. Conforman una especie de familia moderna que disfruta de un fin de semana a pleno descanso.
Ella es una actriz que sabe cómo manejar sus emociones, generando en consecuencia, un film desestresado. Interpretado por Isabelle Huppert, resulta un personaje muy diferente a sus creaciones anteriores en donde prevalecía una mujer de acción y gran carácter. De hecho, en el film, parece más importante lo que no se dice, aquello que se lee entre líneas, y lo queda en silencio.

La abulia y la melancolía recorren la mayor del film. La película avanza tranquila pero firmemente hacia su final. Es un film de momentos. Cada escena es un pedacito de vida. Transcurre en un lugar donde impera el silencio y tiene como fondo el paisaje de Sintra en Portugal, donde ocurre el encuentro.

Frankie es notable como una obra de arte visual. Es una película reflexiva sobre nuestra situación de precariedad del ser humano, que nos obliga a pensar y aceptar que pase lo que pase, el mundo continuará sin nosotros.

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