sábado, 27 de junio de 2020

ELIO PETRI (1929 – 1982)


GRANDES DIRECTORES DE LOS ´60

Elio Petri es uno de los directores italianos más importantes: realizó algunas películas maravillosas sobre la mafia, la política, la justicia y la igualdad social. Nació en Roma, Italia. Fue escritor y director de cine. Es conocido por obras tales como A Cada Uno lo Suyo (1967); Investigación de un Ciudadano Sobre toda Sospecha (1970); La Clase Obrera va al Paraíso (1971); La Propiedad ya nos es un Hurto (1973) y Todo Modo (1976).

La Trilogía del Poder de Elio Petri

Resulta interesante recuperar a un autor tan radical como visionario como fue Elio Petri. Escritor y director de cine, con una posición y una militancia de izquierda muy definida, su cine no solo continua vigente sino que su radicalización se ha vuelto de gran actualidad, confirmando que una gran parte de las observaciones y preocupaciones de su cine se han vuelto una realidad. Su cine presagiaba  el triste panorama que se avecinaba a mediano plazo en una Europa concentrada en el éxito cortoplacista. El ya y ahora.

Toda la obra de este autor inconformista se movió por los carriles del cine social exhibido desde una óptica marcadamente satírica y crítica.  Debido a su experiencia como periodista, Petri siempre estuvo muy bien informado sobre los resortes que manejaban el poder y estructuraban la sociedad.

Sus guiones chocaron muchas veces contra las garantías exigidas por los productores, sobre todo los italianos, lo que lo obligó a buscar apoyo en nuevos nombres capaces de tomar riesgo.  Así, a principios de la década de los setenta, Petri construyó la que se denominó "La Trilogía del Poder", formada por las películas "Investigación Sobre Un Ciudadano Libre de Toda Sospecha", "La Clase Obrera Va Al Paraíso" y "La Propiedad Ya No Es Un Hurto”, en las que el director mostraba su inteligencia a la altura de los mejores cronistas sociales de la época, puntualizando en las debilidades existentes de una sociedad motivada únicamente por el dinero, el éxito a cualquier precio y el ascenso en el escalafón social ignorando todo tipo de atropellos y corruptelas.

Su primera obra trascendente fue Investigación sobre un Ciudadano Libre de Toda Sospecha (1970). Protagonizada por Gian Maria Volonté y Florinda Bolkan, ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes de 1970 y el Óscar a la Mejor Película Extranjera de ese mismo año, además de ser candidato Petri (junto al coguionista Ugo Pirro) al Oscar al Mejor Guion Original.  La película narra la historia de un comisario de policía (Gian Maria Volonté) que mata a su amante (Florinda Bolkan) y que pese a la confesión de su crimen, la policía no lo inculpa para no perjudicar el prestigio de la institución.

La trilogía continuó con La Clase Obrera va al Paraíso (1971), sátira sobre el mundo fabril y la alienación de los obreros industriales, que (ex aequo con El caso Mattei de Francesco Rosi) ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes. Fue una película polémica desde su primera proyección. El director francés Jean-Marie Straub, dijo públicamente que todas las copias de La Clase Obrera… deberían ser quemadas en forma inmediata. Afortunadamente, ello no ocurrió.

La Trilogía concluye con La Propiedad ya no es un Hurto (1973) protagonizada por Ugo Tognazzi. Que no tuvo ni el éxito ni el efecto de las dos anteriores. Con esta obra, Petri concluye su famosa Trilogía del Poder.

VER CONTINUACIÓN EN SECCIÓN: COMENTARIOS 


martes, 23 de junio de 2020

MARIO MONICELLI (1915 – 2010)


GRANDES MAESTROS DE LOS ´60

-          "¿A quién llamarás cuando yo esté muerto?". Frase de Monicelli cuando los periodistas lo requerían ante la muerte de otro artista italiano.

Director de cine y guionista italiano, con una dilatada carrera donde se pueden  ver las huellas del neorrealismo y la impronta de una comedia inspirada siempre en la picaresca y el gusto popular. Es considerado uno de los maestros de la Comedia all'italiana, obra de un grupo de actores, directores y guionistas que intercambiaban roles de película en película, una conjunción de talentos que mezclaban risas y lágrimas. Era un cine que teniendo de fondo la Italia empobrecida del Neorrealismo, no tenía ni su indulgencia ni su perfil trágico de infelicidad y tormento. Dirigió 65 películas y fue cinco veces candidato al Oscar: dos veces como guionista por Camaradas (1963) y Casanova '70 (1965) y tres como mejor película extranjera: Rufufú (1958), La Gran Guerra (1959) y La Ragazza con la Pistola (1968).

En 1949, Monicelli comienza una muy exitosa sociedad con Stefano Vanzina en la codirección y con Totó en la actuación. Realizaron Totó Busca Piso. En los años siguientes codirigieron otros ocho filmes con dicho cómico. En 1951 llegan sus mejores trabajos: Vida de Perros, y Guardias y Ladronespremiado en Cannes; y en 1957, y Padres e Hijos, premiada en Berlín. En 1958 dirige Los Desconocidos de Siempre con Gassman y Mastroianni, una comedia que hace honor a su filosofía del humor: "El humor es la forma más penetrante de mirar. Un bisturí que va al fondo de las cosas. La comedia a la italiana comienza a surgir contando historias dramáticas con humor". Al año siguiente estrena La Gran Guerra (León de Oro en Venecia), comedia sobre la Primera Guerra Mundial con Sordi y Gassman, que lo consagra.

El cine del director toscano está construido sobre la idea del contraste entre la comicidad y la tragedia. El proceso lleva a buscar un tema para desarrollarlo con humor, ver si aparece algún aspecto significativo, y encontrar una veta que permita profundizado. El objetivo es hacer pensar a la gente a través de la  comicidad

Monicelli siempre fue un hombre práctico, realista. Nunca un sentimental. La comedia siempre ha sido su forma de expresión, su vehículo más idóneo para transmitir sus ideas. Para él, el humor recrea, libera. Monicelli ha mantenido la comedia siempre cerca de su orígenes populares, consciente de que la depreciación del humor es un fenómeno moderno.  El maestro también dijo: “No hemos inventado nada, la comedia italiana viene de la commedia dell’arte, con Arlequín, Polichinela, y todos esos muertos de hambre cuyos padecimientos nos causan gracia y dolor”. Si hay algo específico en el humor italiano se debe a la posguerra, que a su juicio llevó a realizadores como él a buscar “la comicidad en la melancolía”.  Durante décadas fue considerado un director menor. Incluso, él mismo ha renunciado a la idea de autoría cinematográfica, criticando públicamente la dictadura del director.

Su obra derrocha la esencia de la personalidad de un artista. Frente al neorrealismo, la comedia a la italiana (lejos de la comedia americana) representa un espejo que devolvía al país su imagen triste, decadente, que incluso criticaba a la nueva sociedad de posguerra, al oportunismo, la doble moral y la corruptela de la administración pública. Era un cine de una sociedad que se reía de sí misma para poder afrontar mejor la crisis.

La bonanza económica de los años ´60 genera un nuevo cambio en la comedia. Ese cine actúa como elemento de cohesión social, ayudando a generar lazos que unen a unos con otros. La nueva comedia comienza a tocar temas de carácter emocional de los personajes, las relaciones a nivel laboral y social, y la unidad entre miembros de un grupo.  Monicelli da cuenta de ello. La Ragazza con la Pistola (1968) o La Mortadela (1971)  asumen el modelo itinerante de un Sordi que busca a su hombre en el mundo anglosajón. Amigos Mios  (1970) es un proyecto de Pietro Germi, realizado por Monicelli, que lo convierte en un gran éxito de público y de crítica.

Sus guiones fueron interpretados por todos los grandes de aquel momento extraordinario: Monica Vitti, Anna Magnani, Vittorio de Sica, Sophia Loren, Nino Manfredi, Gian Maria Volonté... "No teníamos pretensiones políticas pero, sin quererlo, hacíamos política. Luego llegaron los críticos y organizaron teorías, buscaron significados, intelectualizaron la comedia. No éramos conscientes de la importancia de lo que estábamos haciendo”.
"La comedia fue para nosotros la mirada natural. Sarcasmo, ironía. El humor es la forma más penetrante de mirar. Pero para bromear sobre algo hay que conocerlo muy bien. Y hay que meditar mucho para llegar al humor. La condición humana es de los que sufren, los que pierden, los que son explotados y tratan de liberarse de su amo. No hace falta adoptar un tono serio o grave para hablar de ello: a mí me gusta la gente que batalla con alegría, con ironía, en compañía" decía Monicelli. Pocos directores pueden reflejar con tanta claridad y convicción, con tanta elocuencia y sensibilidad en sus películas lo que piensan. Monicelli lo logró. Por eso se puede ver ese harakiri demencial a sus 95 años con una sonrisa. Porque como diría él "humor es cuando uno, a pesar de todo, se ríe".
Durante 15 años fuimos el centro de la creatividad, duró un par de generaciones".


PRINCIPALES OBRAS 

-          LOS DESCONOCIDOS DE SIEMPRE (1958)
-          LA GRAN GUERRA (1959)
-          LOS COMPAÑEROS (1963)
-          LA ARMADA BRANCALEONI (1966)
-          UN BURGUES PEQUEÑO, PEQUEÑO… (1977)

      Ver Sección Comentarios

domingo, 14 de junio de 2020

ETTORE SCOLA (1931 – 2016)

  GRANDES MAESTROS DE LOS ´60

- El cine tiene una tarea que también es un deber: contar la realidad para que el público la entienda mejor. ES

Nacido en Trevico, al sudeste de Roma, Italia, ha realizado una obra notable desde sus inicios, manteniendo siempre un gran equilibrio entre el efecto humorístico, típicamente italiano, su dramaturgia y la atención sociológica. Su obra soporta el paso del tiempo cimentado sobre dos ejes. Sus historias realistas, y las comedias. Signadas las primeras por la ternura y la crítica social al estilo neorrealista, y las segundas, con inocultables influencias del surrealismo felliniano.
Su filmografía está compuesta por 26 largometrajes de ficción, un largo documental (Vorrei Che Volo, 1982, codirigido por su montajista de toda la vida Raimondo Crociani), varios filmes militantes para el partido comunista y movimientos cívicos, y episodios en filmes colectivos. Scola fue también coautor de algunos de los mejores guiones del cine italiano de  la década del 60.
Cinéfilo de alma, sentía pasión por el cine de De Sica y de Fellini. Comenzó a dirigir comedias caracterizadas por la descripción psicológica de sus personajes y el compromiso político. Sus películas tienen un trasfondo de crítica social no exenta de cierto humor negro. Más tarde, a mediados de los ´80, también tocó de cerca el desencanto provocado por el nuevo modelo pos industrial desarrollado a partir de los ´60.
Su cine fue amplio y variado. Evitó y nunca quiso encasillarse en la famosa comedia a la italiana. No obstante, filmó comedias, incluso pasatistas tanto como películas comprometidas con el momento que vivía, tales como Feos, Sucios y Malos, donde describe la avaricia y la falta de solidaridad, o Mario, María y Mario en el que trata la crisis militante del Partido Comunista Italiano.
Le encantaban los contrastes. Admitía que cada uno tenía su forma de vivir la vida. En Macarroni, con Lemmon y Mastroianni, describe la amistad de dos hombres que se conocieron durante la segunda guerra. El americano conservaba una fotografía vieja y arrugada. El italiano, en cambio, un anecdotario de esa amistad. De La Familia, se recuerdan las largas discusiones en la mesa, y los largos silencios del pasillo vacío. De Un Día Particular son recordables tanto las medias rotas de ella como los silencios de él. El cine de Scola habla al oído, es el susurro amable de la confidencia.
El cine de Scola habla de la tragedia con la palabra de humor y la ternura. Retrata lo cotidiano mostrando lo extraordinario de la gente común. Scola escribió una vez “La duda de los artistas es la riqueza del mundo”. Sus películas hablan al oído, son confidencias. Eligen la sugerencia y aceptan la duda.
Scola ha contado con una perspicacia y sensibilidad extraordinaria, los acontecimientos, personajes y periodos de la historia contemporánea, mostrando la evolución de una Italia que salía del fascismo y quería olvidar la guerra. Historias que transmitía con un lenguaje accesible logrando retratar el ser italiano, incluyendo intelectuales de izquierdas, comerciantes, homosexuales, amas de casa, o militantes comunistas que sufrían por su propia identidad.
La lectura y la cultura fueron su fuente de inspiración. Para el director, primero estaban los libros: estos le dan la oportunidad de entender el mundo que lo rodeaba. Después venía el cine. Un cine militante, que hablaba con y sobre la calle. Amó Italia, y fue su más fiel retratista, pero su país natal no le correspondió en las últimas décadas. “Para hacer una película debes amar el lugar donde transcurre, y yo, ya no siento amor por Italia. No la odio, pero me llena de tristeza”.
Siempre tuvo mucho respeto por sus mayores: en el documental Qué extraño llamarse Federico (2013), su último film, Scola repasa la figura de Federico Fellini, a  quien consideraba su hermano mayor. Trabajaron juntos a finales de los años cuarenta en la publicación satírica Marc’Aurelio, y las ilustraciones de Scola, parecían en las antípodas de aquel barroquismo que impulsaba a Fellini. Sin embargo allí había dos almas gemelas, ambas amantes de Italia, unidas en su repulsa a cualquier acción que significara actividad física, como el fútbol o nadar. Ambos siempre fueron dos intelectuales amigos.
Como guionista trabajó para los más grandes directores del neorrealismo. Como director, dirigió a los más grandes actores del cine italiano e incluso del cine francés. Fue el gran retratista del cine italiano.
Con él se nos va un cine militante que hablaba con y sobre el hombre de la calle. Por otro lado, al cine italiano se le han acabado los clásicos. Y a la gente común que ama al cine, un exponente brillante de una generación de cineastas que colocaron al cine italiano en la sima durante la segunda mitad del siglo XX.

OBRAS DEL REALIZADOR (VER SECCIÓN COMENTARIOS)

sábado, 6 de junio de 2020

SERGIO LEONE (1929 – 1989)


GRANDES DIRECTORES DE LOS ´60

“Hacer una película es horrible, pero haberla hecho es delicioso”.  Sergio Leone

Hijo de un director de cine y una actriz, Leone comenzó de muy joven a trabajar y aprender el oficio como asistente de dirección. A fines de la década del ‘50 escribía guiones y se iniciaba en la dirección cinematográfica reemplazando por enfermedad al director de Los Últimos Días de Pompeya en 1959. Un año más tarde filmaría su primera película, El Coloso de Rodas (1961), un film histórico que transcurría en la antigua Grecia. Su segundo largometraje sería Por Un Puñado de Dólares (1964), que se transformó en un éxito de carácter mundial pero también le trajo inconvenientes legales dado que el propio Akira Kurosawa lo acusó de plagio y le ganó un juicio que le costó una fortuna. Por Un Puñado de Dólares (1964) era una versión libre del film japonés Yojimbo (1961). Para captar audiencia y abrir mercado, tanto el reparto como elenco técnico trabajaron bajo pseudónimos anglosajones. Ese film fue el primero de los seis que conforman sus dos trilogías.

Sus dos secuelas, Por Unos Dólares Más (1965) y El Bueno, el Malo y el Feo (1966), fueron filmadas con presupuestos mucho más altos y tuvieron aún más éxito, y se las conoce como “La Trilogía del Dólar”. No obstante, su considerada obra maestra, Érase Una Vez en el Oeste (1968), fue mutilada por la Paramount y fracasó en la taquilla estadounidense. Más tarde, dirigió Erase Una Vez la Revolución (1971), que tuvo un éxito relativo para luego alcanzar su proyecto más personal, Érase Una Vez en América (1984), que fue todo un éxito en el mundo. Sergio Leone dirigió solo siete películas a lo largo de su vida. Murió en 1989 después de preparar una coproducción con la Unión Soviética.  

Con sus dos trilogías, Leone se transformó en un renovador del western clásico, hasta allí, patrimonio exclusivo del cine americano. A pesar del plagio de Yojimbo, la estructura del western ya estaba presente en la película de Kurosawa. Leone le da una nueva forma al relato, focalizándolo del lado de los malos, dándole su propio matiz y una impronta que lo elevó al altar del cine de autor con su peculiar visión del género. Filmó y creó un nuevo subgénero: el spaghetti wéstern, convirtiéndolo en un género en sí mismo. El oeste se volvió más oscuro y más duro. Los personajes pierden sus principios y su moral. Matan a sangre fría y se alejan de la representación del héroe clásico.
Sus siete películas lo colocaron en la historia grande del cine. Creó una visión alternativa, y desprejuiciada en las formas, con cambios sustanciales en el punto de vista y el tratamiento de los héroes. Un cine diferente al de Hollywood, donde más que los héroes, sobresalían los antihéroes. Un cine muy poco feminista, donde el rol de la mujer se limitaba a la prostitución, no existía el romanticismo y  la violencia era explícita y salvaje.
El cine de Leone se caracterizaba además por un estilo donde se destacaban los primeros planos, los ojos de los protagonista jugaban un rol fundamental como remarcando la esencia del cine, un espectáculo visual acompañado de largos silencios seguidos de estallidos violentos y diálogos cortos y precisos. Por otro lado, el cine moderno no era solo imagen. Leone llenó las pantallas de silencios significativos que eran más importantes que los diálogos, de primeros planos de rostros expresivos que no necesitan palabras, miradas, gestos y expresiones que constituían la conversación más compleja y profunda de un guion bien construido. A eso cabe agregar los planos generales de contextualización que informan de los lugares y las acciones en las que suceden, como por ejemplo: el puente sobre el río que separa a los soldados del Sur y del Norte en El Bueno, el Malo y el Feo, la plaza circular del duelo final o los paisajes atravesados a caballo en  Por Un Puñado de Dólares. Por otro lado, Ennio Morricone con su música, remarcaba atmosferas y momentos claves de la película.
Su éxito de taquilla fue dispar. No todas las plateas estaban preparados para un cine que rompía con los moldes prestablecidos, máxime cuando se trataba de la ruptura de las formas clásicas del cine, aquel que se personalizaba en las figuras legendarias de realizadores fundacionales como John Ford y Howard Hawks.

OBRAS DEL REALIZADOR (VER SECCIÓN COMENTARIOS)