sábado, 6 de junio de 2020

SERGIO LEONE (1929 – 1989)


GRANDES DIRECTORES DE LOS ´60

“Hacer una película es horrible, pero haberla hecho es delicioso”.  Sergio Leone

Hijo de un director de cine y una actriz, Leone comenzó de muy joven a trabajar y aprender el oficio como asistente de dirección. A fines de la década del ‘50 escribía guiones y se iniciaba en la dirección cinematográfica reemplazando por enfermedad al director de Los Últimos Días de Pompeya en 1959. Un año más tarde filmaría su primera película, El Coloso de Rodas (1961), un film histórico que transcurría en la antigua Grecia. Su segundo largometraje sería Por Un Puñado de Dólares (1964), que se transformó en un éxito de carácter mundial pero también le trajo inconvenientes legales dado que el propio Akira Kurosawa lo acusó de plagio y le ganó un juicio que le costó una fortuna. Por Un Puñado de Dólares (1964) era una versión libre del film japonés Yojimbo (1961). Para captar audiencia y abrir mercado, tanto el reparto como elenco técnico trabajaron bajo pseudónimos anglosajones. Ese film fue el primero de los seis que conforman sus dos trilogías.

Sus dos secuelas, Por Unos Dólares Más (1965) y El Bueno, el Malo y el Feo (1966), fueron filmadas con presupuestos mucho más altos y tuvieron aún más éxito, y se las conoce como “La Trilogía del Dólar”. No obstante, su considerada obra maestra, Érase Una Vez en el Oeste (1968), fue mutilada por la Paramount y fracasó en la taquilla estadounidense. Más tarde, dirigió Erase Una Vez la Revolución (1971), que tuvo un éxito relativo para luego alcanzar su proyecto más personal, Érase Una Vez en América (1984), que fue todo un éxito en el mundo. Sergio Leone dirigió solo siete películas a lo largo de su vida. Murió en 1989 después de preparar una coproducción con la Unión Soviética.  

Con sus dos trilogías, Leone se transformó en un renovador del western clásico, hasta allí, patrimonio exclusivo del cine americano. A pesar del plagio de Yojimbo, la estructura del western ya estaba presente en la película de Kurosawa. Leone le da una nueva forma al relato, focalizándolo del lado de los malos, dándole su propio matiz y una impronta que lo elevó al altar del cine de autor con su peculiar visión del género. Filmó y creó un nuevo subgénero: el spaghetti wéstern, convirtiéndolo en un género en sí mismo. El oeste se volvió más oscuro y más duro. Los personajes pierden sus principios y su moral. Matan a sangre fría y se alejan de la representación del héroe clásico.
Sus siete películas lo colocaron en la historia grande del cine. Creó una visión alternativa, y desprejuiciada en las formas, con cambios sustanciales en el punto de vista y el tratamiento de los héroes. Un cine diferente al de Hollywood, donde más que los héroes, sobresalían los antihéroes. Un cine muy poco feminista, donde el rol de la mujer se limitaba a la prostitución, no existía el romanticismo y  la violencia era explícita y salvaje.
El cine de Leone se caracterizaba además por un estilo donde se destacaban los primeros planos, los ojos de los protagonista jugaban un rol fundamental como remarcando la esencia del cine, un espectáculo visual acompañado de largos silencios seguidos de estallidos violentos y diálogos cortos y precisos. Por otro lado, el cine moderno no era solo imagen. Leone llenó las pantallas de silencios significativos que eran más importantes que los diálogos, de primeros planos de rostros expresivos que no necesitan palabras, miradas, gestos y expresiones que constituían la conversación más compleja y profunda de un guion bien construido. A eso cabe agregar los planos generales de contextualización que informan de los lugares y las acciones en las que suceden, como por ejemplo: el puente sobre el río que separa a los soldados del Sur y del Norte en El Bueno, el Malo y el Feo, la plaza circular del duelo final o los paisajes atravesados a caballo en  Por Un Puñado de Dólares. Por otro lado, Ennio Morricone con su música, remarcaba atmosferas y momentos claves de la película.
Su éxito de taquilla fue dispar. No todas las plateas estaban preparados para un cine que rompía con los moldes prestablecidos, máxime cuando se trataba de la ruptura de las formas clásicas del cine, aquel que se personalizaba en las figuras legendarias de realizadores fundacionales como John Ford y Howard Hawks.

OBRAS DEL REALIZADOR (VER SECCIÓN COMENTARIOS)

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