Un hombre se ha separado de su esposa, con quien convivía y había tenido un hijo. Ahora, ha formado una nueva pareja, y ha nacido otro niño. Su vida se complica. Se transforma en una tragedia.
El film es
el ir y venir de esa persona que necesita estar en distintos lugares al mismo
tiempo. Desarrollada como un drama, la trama se concentra en una larga charla
entre un padre y su hijo, que nunca pierde
su equilibrio, manteniendo siempre el interés y la atención de espectador.
Detrás de
esa faceta, la película nos habla de otras cosas. Por un lado, los sentimientos
de un padre para con su hijo. Por otro, los de su propio hijo. Una trama sobre
la paternidad y la crisis de un
adolescente que deviene en una depresión profunda.
Todo padre
ha sido hijo. Nunca dejamos de ser hijos y en consecuencia, encontramos
dificultades para ser padres. Y esa incompatibilidad suele generar problemas
entre padres e hijos.
La película también
habla sobre los sentimientos. Ese padre necesita generar un vínculo, educar un
hijo, y dejar crecer al niño para que se vuelva un adolescente y finalmente se
haga un hombre. Pero a su vez, ese padre arrastra un hijo como una carga. Le da
de comer, paga sus estudios, lo tolera en las buenas y en las malas. El
resultado será dramático. El volverse hombre no impide dejar de ser hijo. Y en
esa condición, en esa situación forzada e incómoda, el personaje trata de
comunicarse con su hijo.
El hombre se
equivoca porque nunca encuentra su punto de apoyo. No asume su papel de padre.
No entiende el rol. Trata de entender la situación desde el adolescente y se
asume como tal para entenderlo. Pero en consecuencia, confunde su lugar, y no
transmite la seguridad que el hijo reclama para poder crecer.
Como
consecuencia de ello, sobreviene un periodo de orfandad. El padre, separado de la
madre del adolescente, se ha vuelto a casar, tiene otro hijo, un bebe que
reclama su tiempo, que lo absorbe y lo aísla. Lo obliga a ser padre. El primogénito
reclama su condición de hijo. El más pequeño, lo pide todo. El drama se impone
sobre la comedia.
Película
compleja, bien y claramente narrada, atrapa la atención del espectador, y no la
suelta hasta su final. La actuación de Hugh Jackman es notable en el rol del
padre, como así también la del adolescente Zen Mc Grath como su primogénito.
Laura Dern acompaña al trio como la madre abandonada, y Vanessa Kirby como la
nueva esposa. La fotografía, marcada por los primeros planos de los actores, y
el excelente trabajo de ese montaje, nos deja un film notable, magníficamente
actuado, de características teatrales que montaje mediante, esta excelentemente
adaptado al cine.