martes, 14 de diciembre de 2021

AMOR SIN BARRERAS de Steven Spielberg

LAS BARRERAS DE STEVEN

Es difícil predecir por qué un director de la talla de Spielberg haya tenido la ilusión de poder rehacer un clásico absoluto de la comedia musical. El film, inspirado libremente en la inmortal tragedia de Romeo y Julieta de William Shakespeare, me acerca al cine con la ilusión de ver un musical renovado, en el cual, las reglas convencionales del genero pudieran ser dejadas de lado y dieran lugar a lo no establecido, máxime cuando detrás de la cámaras estaba un director consumado, un hombre a partir del cual, se puede hablar del cine moderno. Es el padre de  Indiana Jones, una película de aventuras que en su momento rompía con las reglas del género, como también lo hacían Tiburón o Los Cazadores del Arca Pérdida, filmes diferentes donde la velocidad narrativa se basaba en un montaje muy rápido que se transformaba en marca registrada del director.  

Seguramente, Spielberg  se enamoró de la película de 1961 cuando la vio por primera vez en  1961. Quizás lo atrapado su look, los actores que la interpretaron, la utilización de un montaje clásico, el excelente manejo fotográfico, su combinación de luces y sombras, y obviamente, sus canciones y música. En algún momento debe haber pensado que aún podía hacerla diferente o incluso, mejor. Pero también debe haberse dado cuenta que todo estaba dicho en aquella obra y poco podía agregar. 

No obstante, continúa con el proyecto y decide no solo producir sino también dirigir la remake. Lo hace con sumo respeto, tanto como que sigue fielmente los pasos del original y no se desprende de ellos. El film nunca alcanza un tono spielberiano, solo logra copiar el resultado obtenido por Jerome Robbins y Robert Wise, los directores que la llevaron al cine en los ´60. Todo estaba dicho y hecho. Spielberg solo consigue darse un gusto: Dirigir la remake de un musical famoso con un sentido reverencial respecto del original.

Para aquellos que no vieron la primera versión, y les gusta el musical, debería ser un placer verla. Es una obra clásica del teatro, muy bien escrita, ciertamente convencional, pero contundente en su mensaje de integración racial.

Respecto al cine de Spielberg, no aporta nada. Se podía esperar una actualización del film, al menos en lo formal, acaso un intento de renovación del género o dejar una marca que nos hable de un antes y un después. Por el contrario, se observa un respeto total  sobre el original, una adaptación prácticamente reverencial.

La obra se queda en los ´60, detrás de una historia de amor clásica en la cual se esconden los resabios del racismo. La liberación de los ciudadanos de raza negra aún no era aceptada en algunos Estados. West Side Story se transformaba, entonces, en un canto de liberación, una tragedia que reflejaba los problemas sociales de la población latina en los Estados Unidos, la cual sufría problemas similares a la de los ciudadanos de raza negra, recibiendo  un rechazo social injustificable que, en la película, actúa como disparador de una tragedia.

Sin duda, Spielberg debe haber visto varias veces el film de 1961 y habrá llegado a la conclusión que esa versión expresaba tan bien, tanto en lo artístico como en lo social, la problemática descrita que tratar de actualizarla carecía de sentido porque la discriminación social que expresaba mostraba una imposibilidad de cambio social que en aquellos años no se podía avizorar.

La remake spielberiana, desde un punto estrictamente cinematográfico, responde al mismo molde clásico de film del ´61, recreando un momento y un recuerdo que remite a aquella intolerancia racial que nunca fue, es o será el camino hacia la integración de los pueblos. Desde ese punto de vista, cumple con su cometido. Pero de Spielberg es esperable mucho más, sobre todo en las formas. Esta vez, el famoso director, decidió no transgredir las barreras artísticas que impuso el film de los ´60, y se quedó en una remake en la que prácticamente no agrega nada.


domingo, 5 de diciembre de 2021

LA CASA GUCCI de Ridley Scott

UNA DISPUTA HOGAREÑA

 

¿Quién no ha escuchado alguna vez el nombre Gucci? Es una marca registrada Italiana  que opera a nivel internacional. Tiene su sede en Florencia y su actividad se desarrolla en el mundo de la moda, particularmente en el segmento top de calzados, ropa y joyas. La Casa Gucci, el film, alude a la vida de algunos miembros de la familia Gucci, a quienes retrata y pasa revista a partir de los años ´60 hasta fines de la década del ‘90 en una película entretenida, muy bien actuada en la que destacan Lady Gaga, Adam Driver, Jeremy Irons y Al Pacino en los papeles principales.

El film podría haber sido una saga familiar más, pero no lo es. Detrás de las imágenes hay un guion muy sólido y bien estructurado, contado a partir de la relación que entabla Patricia Reggiani, una joven italiana de clase  media baja,  con Maurizio Gucci, hijo de uno de los fundadores del emporio industrial Gucci, en una fiesta de estudiantes, donde ella se enamora más que de él, de su apellido y su fortuna, contrayendo más tarde matrimonio y transformándose en una mujer influyente en los negocios de la familia.

Si bien la historia se concentra en los conflictos familiares de una dinastía de la industria italiana moderna, lejos está de lo convencional, logrando interesar concentrándose, primero, en la relación del joven matrimonio, para más tarde girar hacia la influente intervención de Patricia en las cuestiones claves de la empresa. Una verdadera extraña en la familia. Ello derivará en dos aspectos confluyentes: los conflictos familiares de la pareja y en los problemas del lanzamiento internacional de la marca en Nueva York, que aspiraba finalmente, en la consolidación mundial de la marca.

El film no solo es una historia pasional basada en hechos conocidos sino que Ridley Scott, famoso director de Los Duelistas (1977,) Alien (1979), y Blade Runner (1982) y otros grandes éxitos del cine, logra transformarla en un film de suspenso mostrando la otra cara del negocio, aquellos conflictos de carácter familiar que hicieron tambalear un nombre establecido a nivel internacional, generando un film donde la traición, y la venganza se vuelven moneda corriente.

La capacidad narrativa de Scott es extraordinaria. Hace unos meses atrás habíamos vuelto a ver su nombre en los escaparates de los cines (El Ültimo Duelo) que anunciaban una historia de caballeros andantes en la Francia de Carlos VI en el siglo XV, donde una simple historia de rivalidades se volvía un film interesante. Aquí ocurre algo parecido. El cine ha sido propicio para ver muchas sagas familiares, al igual que en televisión. A veces parece que el género ya no da para más, pero de repente aparece una buena guionista, prolija, que sabe escribir y exponer conflictos. Ella es Becky Johnston, que también escribió El Príncipe de las Mareas, 1991 y Siete Años en el Tíbet, 1997, se une con Roberto Bentivegna, y toman una historia de Sarah Gay Forden sobre una familia que, en manos de un director experimentado como Scott, vuelve en imágenes transformando en apasionante lo convencional y conocido, dando lugar al desarrollo de los conflictos comerciales de una marca en una disputa familiar profunda  que rompe vínculos de diferente especies y termina por enganchar a todo tipo de público.

Demás está decir que el nivel de la actuación de Lady Gaga en el rol de Patricia Reggiani es consagratoria, como también la de Adam Driver en el rol de Maurizio. Al Pacino como Aldo y Jeremy Irons como Rodolfo, encabezando el Clan Gucci, también están extraordinarios en sus personajes y son artífices de que la película sea entretenida, más allá de que los acontecimientos narrados fueran conocidos por el público dado la notoriedad que tomaron a partir del  controvertido aterrizaje realizado en nueva York en los años ´90 para desarrollar la marca a nivel internacional.

Contada como un drama de celos típicamente italiano, termina por transformarse en un film de villanos modernos en un mundo donde lo único que interesa es el poder del dinero. Por su simpleza y contundencia, uno de los mejores filmes de Ridley Scott.

domingo, 14 de noviembre de 2021

ASIA de Ruthy Pribar


 LA MUERTE INJUSTA

La muerte siempre es injusta, pero cuando llega y se lleva a alguien joven (estamos ante el caso de un adolescente), nos parece aún,  más injusta.

Asia es la ópera prima de Ruthy Pribar, y su debut cinematográfico, tanto como guionista como directora, y es realmente auspicioso. Su película es contundente, concreta, madura, no se va ni en lujos ni regodeos innecesarios, y lo más importante es que en su film no se observan fisuras de ningún tipo.

Con un relato lineal, Pribar presenta al  personaje y a quienes lo rodean, lo sitúa en su justo medio, y desarrolla su drama. La joven directora no derrocha ni un segundo de su tiempo en vanidades de alguna especie. Sabe que su guión es sólido y confía en él. La narración fluye naturalmente y no encuentra ningún tipo de obstáculo para elegir la forma adecuada de contar una historia íntima y dramática con un final trágico que no quisiéramos conocer.

La guionista y directora de este film no deja nada privado al azar. Por otro lado, su capacidad narrativa es notable. Tiene un gran poder de síntesis, desarrolla la trama en forma lógica, y no teme mostrar sentimientos ni mucho menos transformar el film en sentimentaloide. Siempre evita la emoción fácil e innecesaria. En consecuencia, sabe que está narrando un drama y no intenta otra cosa que ello, por lo tanto, trata siempre de mantener un equilibrio que permita al espectador ser consciente del desenlace del drama.

Pribar domina las formas narrativas. Nunca olvida su objetivo como tampoco las linealidades formales. Al comienzo nos presenta al personaje viviendo su adolescencia en forma plena rodeado de sus compañeros de escuela y amigos. Ese personaje es Vika, interpretada por Shira Hass, una actriz israelí muy joven a quien conocemos por sus magníficas interpretaciones en dos miniseries vistas en televisión en Netflix: Shitsel y Poco Ortodoxa.

Vika es una adolescente que se siente atraída por uno de sus amigos, pero la relación. Ella vive con Asia (Alena Yib), su madre, que trabaja como enfermera en un hospital y tiene una affair con un médico del Hospital. Hija de padres separados en buenos términos, ella es consciente que el matrimonio de sus padres ha terminado. Asia, por otro lado, sabe que su hija enferma padece de una enfermedad terminal y tiene los días contados. No obstante, asume su enfermedad con entereza.

En primer término, el film es el encuentro de una madre con una hija adolescente. Por otro, es el drama de una adolescente enferma consciente de su condena. El film es simple y directo. Su magnífico film está basado en ese encuentro, el de una madre con una hija que comienza a transformarse en mujer. Al mismo tiempo que se entera que la adolescente padece una enfermedad terminal. Ello le permite a Pribar  narrar una historia de sentimientos, que nunca llega a rozar el sentimentalismo, pero  logra relatar un encuentro que va de contramano del sentido de la vida.

En una película donde todo está en equilibbrio, se destaca la escena final, un  momento de cine en estado puro. Un simple abrazo que lo dice todo. Solo imagen y silencio. Las palabras sobran. Los personajes se vuelven sombras. La interpretación brilla. Sentimiento en estado puro. Es la obra de una mujer que ha filmado y dirigido con absoluta sensibilidad y honestidad el acercamiento al fin de una vida.

Film sumamente realista y emotivo, sacude con fuerzas nuestras estructuras emocionales con un valor importante, nunca apela al sentimentalismo ni a la tragedia barata. En cambio, narra una historia emotiva apelando siempre a la veracidad de la historia que cuenta. Esto puede pasar y pasa, es trágico, pero nos remite al valor de la vida, aquello que vale vivir cada instante de ella. La muerte es injusta pero siempre es el final de una vida. La importancia de lo que fue esa vida es lo que cuenta.

sábado, 6 de noviembre de 2021

EL CASO COLLINI de Marco Kreutzpaintner

EL PASADO PIDE JUSTICIA

El film, basado en la novela de Ferdinand von Schirach, es un relato que si bien respeta las convencionalidades propias del género, logra despertar el interés del espectador con mucha destreza dado que concentra todo su interés en una causa que si bien ocurre unos 40 años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, se basa en hechos reales ocurridos durante aquella guerra.

El pasado siempre vuelve… es una frase que alude a lo que ha quedado sin resolver. Y ello es así en este film de Marco Kreutzpaintner, un joven director alemán con probada experiencia tanto en el cortometraje como en el documental y el largometraje, que con este film adquiere notoriedad.

Kreutzpaintner es un director prolijo, un narrador experimentado, que si bien desarrolla una trama ciertamente convencional, demuestra tener siempre en claro el objetivo de su film, lo cual es denunciar públicamente un tema siempre actual relacionado con la defensa de los derechos humanos y el mantenimiento de la vigencia del derecho cuando se hacen presentes errores y horrores, en este caso, los crímenes cometidos durante la segunda guerra mundial.

El Caso Collini ocurre en el presente pero remite al pasado, y particularmente, trata sobre los resabios de las leyes. El nazismo fue juzgado tanto legal como civilmente. No obstante ello, las leyes que en su momento fueron sancionadas para permitir enjuiciar a los hechos y a los criminales de guerra, han perdurado hasta muchos años después de terminada la guerra. Aquellas leyes han sido usadas no solo para juzgar a criminales sino también para amparar a algunos de ellos.

En el film, Caspar Leinen  (Elyas M'Barek) debe defender a Fabrizio Collini (Franco Nero), un trabajador italiano jubilado, que vivió en Alemania durante 35 años, acusado de asesinar al empresario alemán Hans Meyer (Manfred Zapatka). Caspar había sido un protegido de la persona asesinada.

Se trata de un caso simple donde la culpabilidad es clara. No obstante, se desconocen los motivos del asesino, por lo tanto, el joven abogado comienza a investigar a su cliente, a la vez que se sumerge en un pasado que por su juventud ignora para poder dilucidar el caso. La búsqueda del joven abogado lo conducirá  a descubrir una gran falla en el sistema alemán de justicia.  

En 1968, una ley alemana amnistió a todos los criminales de guerra nazis que habían sobrevivido aquella guerra a esa fecha. Bajo esa ley se pretendía juzgar en el Caso Collini. El acusado pasaba a ser el propio abogado Meyer, quien se amparaba en la obediencia debida y el cumplimiento estricto de la ley, aunque había cometido asesinatos durante aquella guerra. No obstante, había sido sometido a juicio y la Justicia lo había sobreseído por una ley dictada durante la época del nazismo. 

La gran paradoja que presenta el caso es que el Caso Collini deja en descubierto a todo el andamiaje legal nazi sobreviviente a la Segunda Guerra, y permite corregir los aquellos errores legales que se mantuvieron durante tantos años después de la guerra. En pocas palabras, deja en claro que los criminales de guerra siguen siendo criminales más allá de la parcialidad de los juicios llevados a cabo. El propósito de los juicios y de la ley nunca fue dejar en libertad a criminales, sino a aquellos soldados y militares, cualquiera fuera su rango, que habían participado de la guerra con el solo propósito de servir a su país.

viernes, 29 de octubre de 2021

RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS de Celine Sciamma

 LA PASION Y EL AMOR

Pocas veces el cine ha encarado el tema de la homosexualidad con tanta altura. Este film de la escritora y directora francesa Celine Sciamma lo hace dejando de lado todo tipo de prejuicio, de manera franca y abierta, lo cual le permite narrar con total libertad y honestidad una historia que ocurre más de 200 años atrás, lo cual, nos hace reflexionar sobre un tema complicado y ciertamente tabú durante mucho tiempo. Nos habla en forma clara de aquello de lo cual no se habla.

Responsable de una interesante carrera cinematográfica donde ha asumido tanto responsabilidades como directora, escritora y productora, Celine Sciamma es conocida por una filmografía donde destacan películas como Water Lillies (2007), Tomboy (2011), La Banda de las Chicas (2014), además de otros cortometrajes.

El estreno de Retrato de una Mujer en Llamas la ha colocado en un sitio de privilegio toda vez que su film ganó la Palma Queer en Cannes, convirtiéndose en la primera película dirigida por una mujer en ganar ese premio. Sciamma también ganó el premio al Mejor Guión.

El film nos lleva a la Francia de 1770. Marianne (Noémie Merlant), una pintora, recibe el encargo de una condesa de realizar el retrato de bodas de su hija Héloïse (Adele Haenel), una joven que acaba de abandonar la vida en un  convento para ser casada pero que íntimamente tiene serias dudas respecto a su próximo matrimonio. Marianne tiene que retratarla sin su conocimiento, por lo que se dedica a investigarla pero en forma casi clandestina, casi espiándola.

Sciamma, a partir de su propio guión, construye el film con pequeñas escenas, valiéndose de las miradas, de silencios significativos, la oscuridad de los claustros de un convento, los pasillos laberinticos, una costa rocosa y acantilada vecina al convento, un mar siempre abierto y desafiante. Todos estos elementos, poco a poco, se van aliando y tornando, cada vez, más significativos.

El film resulta una mirada íntima y feminista sobre la sexualidad de una mujer que, en cada escena avanza hacia lo que no se quiere decir, lo que se debe esconder, lo tabú, lo políticamente incorrecto. La notable narración de Sciamma comienza rápidamente a tener una claridad meridiana. La intimidad comienza a desnudar la verdad. Los personajes se muestran tal cual son, desnudando tanto su personalidad como sus deseos más íntimos.

El film es como un tren que avanza en la noche, con muchos silencios significativos, vigías clandestinas, dando lugar a la aparición de preconceptos y tabúes escondidos, que la notable guionista y directora Céline Sciamma va revelando paulatinamente, haciéndolo participe al espectador. Su notable manejo cinematográfico le permite terminar siendo la dueña de las palabras, de los silencios, de las tensiones, de las alegrías, de la satisfacciones, y del rompimiento de estructuras que han venido impidiendo el desarrollo del propio yo de su personaje. En consecuencia, logra poner en escena un film valiente, pero sobretodo, audaz, respetuoso,  adulto, donde lo que destaca son las imágenes y los sonidos en un marco de absoluta austeridad que siempre da lugar a los significados. Cine en estado puro.

El cine de Sciamma logra narrar una compleja relación en la cual, lo que más importa, es el descubrimiento y la aceptación de una identidad sexual, logrando una compleja y profunda narración, donde todo cuenta, nada sobra y nada falta, lo cual hace de su visión una experiencia interesante porque no solo está bien construido y es comprensible, sino también permite apreciar un tema delicado desde un punto de vista diferente.

Retrato de una Mujer en Llamas resulta un film notable, muy bien realizado, actuado, y sobre todo, muy bien dirigido. La complejidad del relato se rebela claramente escena tras escena, lo cual va permitiendo que todo fluya de una manera tal que nos permite interpretar que todo es una simple cuestión de elección, más allá de nuestra apariencia femenina o masculina.

Los rubros técnicos son todos de primera línea. La fotografía de Claire Mathon, las interpretaciones de Noémie Merlant (Marinne) y Adèle Haenel (Héloïse), la precisión del guión de la propia directora, el ritmo pausado del inicio que se convierte en un constante crescendo, crean un clima de gran sensibilidad siempre en función de un tema que nos lleva a la reflexión, nos permite una mirada sobre la opresión femenina, como también la relación entre la artista y su obra.

domingo, 24 de octubre de 2021

EL ÚLTIMO DUELO de Ridley Scott


LOS INTERESES MÁS OSCUROS

La época medieval se conoce como el oscurantismo, como un periodo sombrío, infructuoso, e improductivo en la historia de las ideas, donde la iglesia se propuso abolir y suprimir todo tipo de pensamiento e ideología que no le proporcionaba beneficio alguno.... En El Ultimo Duelo estamos justamente en la Edad Media, en Francia. Transcurre el año de 1386, durante el reinado de Carlos VI. Marguerite de Carrouges afirma haber sido violada por el mejor amigo de su marido, el escudero Jaques Le Gris. Su esposo, el caballero Jean de Carrouges, lo desafía a una justa por combate a caballo.

En la introducción del film, Scott divide prolija e inteligentemente los acontecimientos que conducen al duelo. Los divide en tres capítulos, los dos primeros reflejan las perspectivas de De Carrouges y Le Gris, respectivamente, y el tercero refleja la perspectiva de Marguerite.

Los duelos entre caballeros eran comunes en aquella época. En este caso se enfrentará Jean de Carrouges nombrado señor de Carrouges (Matt Damon) con el escudero Jacques LeGris (Adam Driver), dado que así lo ha dispuesto el Rey después de que Carrouges ha acusado a Le Gris de abusar de su esposa, Marguerite (Jodie Comer). Será un duelo a muerte. En caso de que gane el Escudero, la esposa del caballero será condenada a la hoguera por falso testimonio. Este será el último duelo legalmente sancionado en la historia de Francia.

Ridley Scott, el legendario director de Blade Runner, con una filmografía de más de 55 títulos, ha vuelto a la pantalla para contar esta historia desde cuatro ángulos diferentes (el de cada uno de sus protagonistas), lo cual hace al film muy interesante dado los diferentes intereses a que responden cada uno de ellos. De esta manera, la trama se transforma en un enredo de pasiones, una especie de rompecabezas, donde cada una de las historias  narradas contribuirá de diferente manera a esclarecer la situación planteada, a la vez que el director se las ingenia para sostener el suspenso a lo largo de toda la película. En cada una de sus partes, el film siempre contará con un intríngulis que queda por revelar que servirá como enganche de la siguiente parte.

Detrás del perfil de cada uno de los personajes principales está latente una situación que caracteriza a la época. Este Rey de Francia será quien dará fin a los duelos de caballeros. De Carrouges, un señor que  estaba en quiebra, no tenía otra salida que casarse con Marguerite para salir de sus dificultades económicas, a la vez que debía ir a la guerra para servir a su rey. Margarita debe aceptar este casamiento por mandato de su padre. Finalmente, Le Gris quedará enredado entre todas estas situaciones sin poder nunca dar a luz su amor por Margarita.

Muy bien narrada, recupera un género que parecía pasado de moda en el cine. Reitera una vez que los géneros no han desparecido, y por el contrario, su actualización permanente los hace cada vez más atractivos. El film cuenta además con un gran guion co-escrito por Ben Affleck, Matt Damon y Nicole Holofcener. La banda musical es de Harry Gregson-Williams, la fotografía es del gran maestro Darius Wolski, y el montaje de Claire Simpson.

domingo, 17 de octubre de 2021

SIN TIEMPO PARA MORIR de Cary Joji Fukunaga

 

UN BOND INVERNAL

La vuelta de James Bond, a quien sigo con fidelidad desde mis 12 años cuando vi por primera vez Dedos de Oro, es una decepción grande. Sin Tiempo para Morir, la nueva entrega de la zaga, es un traspié dado que se trata de una de las películas menos lograda de toda la serie. Por otro lado, es la despedida  de un actor, Daniel Craig, decidido a migrar hacia otro tipo de cine con el propósito de no encasillarse en un papel y poder tener una mayor libertad actoral.

El problema del film es que su estructura episódica se transforma en un rompecabezas que resulta inmanejable al director americano Cary Fukunaga dado que nunca encuentra el ritmo ni el tono de la película, la cual navega entre el drama  y el film de acción, traicionando este último aspecto, el que siempre ha caracterizado a la saga Bond. El drama se apoderará de la película en la mismísima escena previa a los títulos haciendo presagiar el resultado obtenido. El intríngulis planteado por los guionistas parece una despedida anticipada, y el clásico film de Bond queda a la deriva entre el drama y la acción.

Debo remitirme al pasado. En Noviembre de 2012, cuando se estrenaba Skyfall, en estas mismas páginas escribí: - “No es descabellado afirmar que Skyfall puede llegar a ser la mejor película de la serie Bond. Al menos, es el film más denso y complicado de todas ellas en cuanto argumento, es el más pretencioso en términos estéticos y estilísticos, y es el más ambicioso en términos de producción.”

En la película siguiente (Spectre), el meollo dramático quedaba encerrado en dos Mcguffins, una foto de dos niños tomados de la mano de un hombre en una montaña en Suiza (que  M deja en Skyfall), y un extraño anillo cuyo portador (Marco Sciarra), era un criminal muerto por Bond. Aquello cuestiona tanto el pasado como el futuro de Bond. La línea que se dirige al pasado y ocupa la mayor parte del relato, está orientada a establecer la extraña relación que Bond tuvo con el villano Franz Oberhauser, devenido en principal miembro de la Organización Spectre. La segunda línea está orientada hacia el futuro, y pone en duda la función de los agentes doble cero y la necesidad de licencia para matar dado que la inteligencia artificial puede constituirse en un perfecto sustituto de los mismos con un costo de vidas humanas infinitamente inferior. 

Sin Tiempo para Morir parecería querer desarrollar esta segunda dirección. La escena inicial transcurre en Suiza donde está su mujer y su hija. A ese lugar ha llegado un miembro de Spectre, con intenciones de matar. Bond ha sido padre, es perseguido por la organización criminal, y ya no cuenta con licencia para matar. Ya no es un 007. 

Las escenas finales en el jardín de Lyutsifer Safin (un inexpresivo Rami Malek) dan una idea sobre plantas venenosas que podrían alimentar un tipo de virus altamente virulento para la salud humana con el cual la organización Espectro podría llegar a dominar el mundo. Obviamente, Safin infecta a Bond con una cepa del virus Heracles y queda condenado a la muerte. Cualquier parecido con la realidad de nuestro mundo es pura coincidencia. 

En definitiva, como en todo Bond, lo que termina prevaleciendo es el vértigo en estado puro aunque al director Fukunaga le cuesta bastante ordenar el caótico material que le han servido los guionistas. Para ello se toma dos horas y cuarenta y cinco minutos que lejos de lograr una obra magnifica, deja interrogantes sin resolver. En todo el film hay demasiados cabos sueltos.  El resultado no es la película que esperaba. Obviamente cumple con la mayoría de las pautas “Bond”: Tiene acción y de la buena, momentos sorprendentemente dramáticos, suspenso y una buena historia, tal vez algo desordenada, pero entretenida y nos vuelve a mostrar un Bond humano, que va más allá de la maqueta. Lo negativo del film es que resulta demasiado largo, y genera una especie de contradicción entre una historia que pretende humanizar cada vez más al personaje, pero no lo deja salir del molde ni de la violencia descontrolada cayendo en el caos reinante

CULPABLE (The Guilty) de Antoine Fuqua

 En Netflix

EL PERDÓN A SI MISMO  


Este film es una remake americana de La Culpa, un film danés estrenado en Buenos Aires en abril de 2019, ahora dirigido por Antoine Fuqua y protagonizado por Jake Gyllenhaal, que interpreta a Joe Baylor, un agente de policía de calle que debe cumplir una sentencia de trabajo de oficina por haberse extralimitado en sus funciones policiales. Joe es relegado a la atención de un 911 y en esa función recibe una llamada desesperada de una mujer a la cual intenta identificar y ayudar.

 

La película de Fuqua sigue fielmente el original. Concentra la acción en las llamadas telefónicas que recibe el policía, y todo sucede encerrado en la pequeña cabina de Joe. En esta nueva versión americana, la visión de Fuqua, un director de súper acción, deja su marca  porque a diferencia de la versión anterior que apelaba a lo filosófico, aquí el propósito es simplemente un ejercicio de estilo, muy bien logrado, donde lo que importa es mantener la atención del espectador y entretener durante 90 minutos en los cuales Joe Baylor tratará de desatar el nudo gordiano que presenta la situación.

Durante ese tiempo, la ciudad arde en medio de los incendios forestales de los bosques  de California, por lo que muchas llamadas son solicitudes de rescate mientras Joe, muy tenso e involucrado, intenta que alguien vaya al bosque y realice las acciones de rescate. De repente, la cuestión se complica cuando Joe recibe un llamado extraño de una mujer que dice haber sido secuestrada. Su nombre es Emily. Cuando está por terminar con la llamada, sus instintos se activan y descubre que Emily ha sido secuestrada pero por su propio esposo, quien la traslada en una camioneta blanca. Teme por la seguridad de la mujer. Esta llamada entre Joe y Emily es el núcleo de la película, y da inicio a una tensión y un suspenso dirigido con mano maestra por Fuqua.

Baylor está a punto de quebrarse bajo la tensión que sufre, no solo por el supuesto secuestro, sino también por un divorcio reciente que le genera culpa. A esta altura del film ya podemos afirmar que la actuación de Gyllenhaal es notable, una de sus mejores performances para el cine. Saca provecho a su papel y demuestra que es un gran actor. Compone un policía  de calle, asmático y atormentado por un sentimiento de culpa que se manifiesta con fuertes zumbidos en los oídos.  Está separado de su esposa y extraña a su pequeña hija. Ha cometido un error en su trabajo, ha sido castigado y lo han designado a atender el servicio telefónico del 911. Una degradación.

Meritorio trabajo del director Antoine Fuqua, diestro en el cine de acción, hace gala aquí de su pericia en el cine de suspenso, dirigiendo correctamente toda la película y ayudando a Jack Gyllenhal a mostrar toda su capacidad actoral, logrando mantener el interés del film durante sus 90 minutos, metraje que lo convierte en un thriller tan tenso como interesante, que coloca al espectador en un sube y baja de conflictos emocionales mientras el policía Joe trata desesperadamente de salvar a una mujer que cree que ha sido secuestrada por su ex marido.

No hay duda que el personaje de Joe Baylor busca su propia redención personal mientras trata de salvar a Emily. Joe está trastornado por la situación que vive, acercándose cada vez más a un abismo personal, con un caso judicial pendiente y su situación matrimonial en jaque. Jake Gyllenhaal  demuestra aquí su talento. Sin embargo, será el factor tecnológico quien jugará un papel clave toda vez que es quien permite desentrañar el misterio planteado en el film.

Los incendios forestales contribuyen a poner en un segundo plano la dramáticidad de la situación reinante que afecta los recursos de emergencia, así como la contaminación del aire que se respira. La confusión policial y el abuso de poder también son otros aspectos subyacentes que desarrolla el film. No obstante, la película habla de la inmensa presión que enfrentan las fuerzas del orden y cómo los instintos y las decisiones rápidas son cruciales para la asistencia y la supervivencia.

La tensión en "The Guilty" se vuelve extraordinaria y el film, una clara ópera de cámara, se transforma en un gran entretenimiento. Su personaje principal, finalmente  asume tanto la emoción como la ira para darse cuenta que necesita tomar una decisión si quiere solucionar su propio problema.

martes, 12 de octubre de 2021

LOS AÑOS MÁS BELLOS DE UNA VIDA de Claude Lelouch

EN CINES

SEGÚN PASAN LOS AÑOS…

Hombre de una dilatada trayectoria que ha conocido tanto el éxito como el fracaso, que ha transitado tanto la ficción como el documental, vuelve a la cartelera con un film autorreferencial, donde una vez más (ésta sería la tercera parte) vuelve a su película más reconocida para contarnos un capítulo más de la misma historia de un amor que no solo perdura en la pantalla sino también en el tiempo. Según pasan los años, Lelouch repite la historia modificando el tiempo y el lugar.

Los personajes (Anne y Jean Louis) y los protagonistas (Anouk Aimee y Jean Louis Trintignant) son los mismos que generaron el clásico film de amor de 1966 conocido como Un Hombre y Una Mujer, y que después tuvo una continuación o segunda parte en 1986. Ahora los vuelve a encontrar en la etapa senil de la vida, donde Jean Louis está internado en un retiro para ancianos con síntomas de Alzheimer, y Anne es avisada por su hijo para que vaya a verlo y le dé algo de alegría a su vida.

El film, es su primera parte, carretea con éxito porque el encuentro entre ambos, después de tanto tiempo transcurrido, es el de dos desconocidos. Los años de la juventud han pasado,  los personajes (enfermedad por medio) no se reconocen. Es una reunión entre dos desconocidos que obviamente alcanzarán una química muy particular entre ellos.

De esta manera, el film en su primera parte, se transforma en una oda a la vejez, en la que Lelouch saca a relucir un  cine verdad donde los personajes ya envejecidos encuentran una química ente ellos que les permite disfrutar del momento pero lo cual no implica un reconocimiento del otro. Esto hace que el film resulte muy interesante, como también intrigante, incluso con algunos muy buenos diálogos, con un sentido de un humor negro, que revierte el tono dramático de la puesta que hacen presagiar las escenas iniciales.

Pero transcurrida la primera mitad, Lelouch no puede con su egocentrismo,  y la segunda parte del film remite a los recuerdos de la pareja. El film repite  escenas transcurridas en las películas anteriores transformando al film en un homenaje a su propia filmografía, y sobre todo, a su músico de aquella época, el famoso Francis Lai, quien compusiera una serie de bandas de sonido inolvidables que aquí son nuevamente utilizadas donde su lozanía vuelve a brillar envolviéndonos en un pasado que comenzamos a extrañar.

Perdido el interés inicial sobre la llegada a la vejez de los personajes, el film, no obstante, deja verse. Es siempre entretenido. Los cinéfilos, volverán a encontrar aquellas hermosas imágenes del pasado acompañadas por la  música siempre evocativa de Lai, cuya dulzura y capacidad de crear atmosferas de notable intimidad, le permitía a Lelouch hacer soñar con una historia de amor que el futuro siempre truncaba.

Anouk Aimee y sobre todo de Jean Louis Trintignant vuelven hacer en su vejez dos actuaciones extraordinarias. Ellos sostienen la primera mitad del film con sus dos grandes actuaciones. En la segunda mitad, prevalece la mano del director que en un impecable ejercicio de montaje extrae imágenes ya vistas logrando armar un collage cinematográfico impregnado de un tono evocativo que aun viendo lo ya visto permite entender a una nueva generación aquella vieja narración que une hoy a esos dos ancianos que alguna vez hace años transformaron una simple historia de amor en un clásico del cine francés.

domingo, 3 de octubre de 2021

UNDINE de Christian Petzold

EN CINES

LEYENDA MEDIEVAL Y CINE MODERNO

En la mitología griega, las ondinas eran las ninfas acuáticas náyades, mujeres de gran belleza que habitaban en los lagos, ríos, estanques o fuentes. Al igual que las nereidas, eran mitad mujer y mitad pez, y estaban condenadas a amar a un hombre. Pero si ese hombre lastimaba a una ondina, esa ondina debería ajusticiarlo con pena de muerte antes de regresar al mar.

Undine es una mujer joven que trabaja como historiadora dando conferencias sobre el desarrollo urbano de Berlín. Pero cuando el hombre que ama la abandona, el antiguo mito la alcanza. Undine tiene que matar al hombre que la traiciona para poder volver a su medio, el agua.

El director alemán Christian Petzold elige el melodrama para contar bajo la forma de un policial negro una versión moderna de aquella vieja leyenda medieval. Undine era la clásica mujer abandonada por su amante, quien la deja por otra mujer. Ella reacciona y lo amenaza de muerte, pero él hace caso omiso.

El tiempo pasa. La Undine actual conocerá a otro hombre. Su nuevo amor será Cristoph. Al terminar una cena e intentar salir de un restaurant, otra vez sucede el milagro: estalla frente a ellos una enorme pecera de cristal que contenía a un acuario. La leyenda se vuelve realidad. Vuelve a nacer un romance. El destino de Undine está escrito. Su futuro ocurrirá como tal, y su mundo se derribará.

En sus films anteriores (BarbaraAve Fénix y Transit), Petzold incursionó en el melodrama, historias de amores imposibles, reprimidos casi siempre por circunstancias políticas. Pero Undine, su nueva película, acude a la tragedia griega, inspirándose justamente en Ondina, la vengativa ninfa griega de las aguas, y la lleva a la actualidad transformándola en una mezcla de drama y fantasía que sirve de base a un romance parecido a una tragedia griega, en nuestra época, una historia de amor, dolor y muerte.

Petzold es un cineasta moderno. Le gusta mezclar tiempos y géneros, y en general, sus obras despiertan el interés del espectador. Su película es apasionante, un policial negro que transcurre en Berlín actual. La ciudad cobra tanto protagonismo como sus personajes, interpretados por Franz Rogowski y Paula Beer. Y su fuente de inspiración parece proveer de esos mismos  lagos y pantanos sobre los que fue construida dicha ciudad alrededor del siglo XIII, que por otra parte, son los que dan  lugar al tema de las conferencias que realiza Undine, la joven protagonista que da título a la película.

Tal como establece la leyenda, Undine (Beer) no acepta términos medios: reclama para sí un amor total, absoluto, incondicional. Y si no es así, ella mata a quien le desobedece. Un amor condicionado. Así lo dice y así lo ejecuta.

Undine conocerá a Christoph (Rogowski) y se enamorará de él. Christoph es buzo, y su trabajo está en las profundidades de los lagos. Ella se enamora de Christoph. Cree que este nuevo amor le podrá cambiar su destino, pero no le cambiará su naturaleza.

La habilidad de Christian Petzold, hoy el más interesante director alemán, le permite contar una historia de amor romántico como si fuera un thriller y, a la vez, hacer un film fantástico que no deja de ser político en su cuestionamiento al modo en el que la ciudad de Berlín borra permanentemente las huellas de su pasado para poder reconstruirse. Todo quedará atrás.

El film no tiene desperdicio. Es tan entretenido como interesante. Está muy bien construido y se solventa con las convincentes actuaciones de Rogoswki y Beer. Ni hablar de la fotografía en blanco y negro que remite a los mismos principios del cine alemán. La pantalla se llena de luces y sombras y el expresionismo vuelve a estar entre nosotros.

viernes, 1 de octubre de 2021

EL ESTORNINO de Theodoro Melfi

EN NETFLIX

VOLVER A EMPEZAR

Película sobre un duelo a partir de la pérdida de un hijo pequeño, se concentra en las consecuencias de ese hecho devastador al separar al matrimonio. El director Theodore Melfi, un director de raza negra con tres largometrajes en su haber (los otros son St. Vincent, 2014 y Figuras Ocultas, 2016) y también con mucha experiencia como productor y guionista en Hollywood, decide transitar la tragedia con un paso de comedia dado que su objetivo principal es enviar a través del film un mensaje de no claudicación, de que somos más fuertes que lo que creemos, y los escollos que debemos salvar en la vida son pruebas de fortalecimiento a las que Dios nos somete.

La obra admite varias lecturas. La primera es la ya mencionada y se relaciona con la realidad, el modo como cada uno de los miembros del matrimonio asumen la tragedia de manera diferente. Lilly Maynard (Melissa Mc McCarthy) es la madre de una niña que fallece en un accidente automovilístico. Dicho hecho conmueve a la pareja de diferente manera. Lilly tratará de  salir de la tragedia, seguir trabajando y no dejarse abrumar por ella. Jack, su marido, por el contrario, cae en una crisis de depresión nerviosa. Lily quedará sola en la casa y Jack será internado en un nosocomio especializado en tratamientos de recuperación depresiva.

En la soledad de su jardín, Lily comienza a recibir la visita de un pajarito simpático y juguetón. Es un estornino, que con sus vuelos y piruetas en el jardín, comienza a alegrarle su casa y su vida. Una esperanza positiva comienza a apoderarse de ella. En su trabajo, es reprendida por no prestar la debida atención a sus tareas. No obstante ello, no se deja llevar por el desánimo y comienza a sentir que su vida no ha acabado en el accidente. Sabe que todos modos, la vida continúa.

Su esposo es Jack Maynard, interpretado por Chris O´Dowd, es el padre de la niña. La tragedia ha golpeado en él de manera diferente, le cuesta superarla, pierde noción de la realidad y finalmente debe ser internado en un nosocomio especializado en enfermedades mentales. Es un hombre disciplinado, sigue las indicaciones del médico y escucha con atención las charlas de los terapeutas. El golpe que les ha la vida dado dejará algunas cicatrices pero también comienza a dejar de doler.

Un tercer personaje importante del film es un terapeuta convertido en veterinario, interpretado por Kevin Kline, es un hombre sabio que conoce la vida y da consejos que  siempre dan buen resultado. La actuación de Kline no luce, pero su papel es clave en la recuperación anímica de Lily.

En otro nivel, el estornino, un pajarito que vive en la pradera americana y se caracteriza por su canto, resulta un símbolo de la recuperación de la familia. El pajarito mismo ha perdido a su pareja frente al tiro de un cazador irresponsable. Posiblemente por instinto, el estornino queda solo, pero paradójicamente, encuentra refugio de la casa de Lily dado que se siente protegido por ella. El pájaro se transforma en un símbolo de la fuerza de voluntad, de la perseverancia misma, de la propia sociedad solidarizada.

El estornino es un film que explora el dolor, un dolor que es diferente en cada persona sea cual fuera su dolencia. Cada uno de los personajes siente el drama que está viviendo de forma única y personal. Ese dolor no se transmite, ni el remedio es el mismo en cada caso o en cada persona. Lily encuentra en su pelea con el estornino una razón natural para continuar su lucha por disminuir la pena que siente ante la pérdida de su hija y comienza a sentir que debe aceptar su destino. Cuando Jack observa que a Lily está quedando en paz con su conciencia, él comienza a salir de su depresión. Cuando ellos se sienten en equilibrio, su mundo vuelve a girar.

El film es un ejemplo de todo aquel que lucha por superar algo en la vida. Nada es fácil. Todo lleva tiempo. La solidaridad  es parte de la fuerza del cambio, abrirse a los demás para desarrollar la capacidad de compartir los sentimientos más profundos para que ellos operen como un vertebrador de fuerzas, lo cual termina siendo un ejemplo sanador, un motor de índole social que empuja a superar la tragedia sufrida.

 

sábado, 25 de septiembre de 2021

CRY MACHO de Clint Eastwood

 En Cines

UNICA Y PERSONAL

El estreno de Cry Macho retorna a las carteleras a Clint Eastwood, un director que siempre tiene algo valorable que decir. Sus películas, aun en sus filmes más violentos, siempre han sido un exponente cabal del mejor humanismo del cine americano, siguiendo la línea de los grandes directores clásicos, en donde prevalece un punto de vista que sobresale sobre la historia contada, sea cual fuere el género del relato o la intensidad del mismo. Su cine es profundo. No busca la llegada fácil. Su mirada siempre resulta interesante.

Su último film retorna a las complicadas relaciones familiares en el marco de nuestra época, tal como lo había hecho antes  en Gran Torino (2004) y La Mula (2018). Eastwood dirige y actúa en el rol principal, asume el papel de Mike Milo, un pistolero retirado que mantiene una relación muy particular con la mafia texana. Es un hombre de edad avanzada que ahora se le adjudican trabajos especiales, alguno de ellos menores como el que le encargan en esta misión, ir a buscar a ciudad de México a un niño casi adolescente, y retornar con él a Texas. El film es la historia de ese viaje de retorno. Una característica “road movie”.

El film busca indagar, y lo logra, en la precariedad de las modernas relaciones de pareja, donde los hijos prácticamente se transforman en un botín de guerra. En ese regreso, es donde nacerá una relación en la que los personajes adquieren la fisonomía de un abuelo y su nieto.

Eastwood es un gran narrador en imágenes. Sus personajes se dibujan más allá de las palabras por las mismas acciones que realizan. Para Mike, de quien no conocemos nada de su pasado, es simplemente un pistolero de la mafia retirado que accede a una oportunidad de reconciliación, sobretodo consigo mismo. Para Howard, el muchacho, es un viaje iniciático.  Ambos son dos solitarios en busca de su destino.

El film narra un momento en la vida de dos seres marginales. Por un lado, el crecimiento de un niño que se vuelve adolescente de la mano de un hombre mayor que simplemente cumple con un mandato, el nacimiento de un cariño de dos solitarios abandonados por el destino de los cuales no sabemos casi nada acerca de su pasado aunque es posible deducirlo. Por el otro, una reconciliación consigo mismo antes de que sea demasiado tarde.

El mayor de los aciertos de la puesta es la agilidad narrativa y la capacidad descriptiva de la película, narrando el nacimiento de  una relación casi imposible entre dos seres marginales en el mundo. Allí se observa la maestría del director para darle sentido a una relación en que las partes transitan dos momentos opuestos de sus vidas.

El lado débil del film es su convencionalidad. No hay sorpresas, La trama es fácilmente deducible. Ocurre exactamente lo que se piensa que va a pasar. No obstante, el acierto principal de Eastwood es su habilidad para dotar de una gran humanidad a sus personajes, los cuales, en ese viaje, se vuelven creíbles, y tornan al film en una gran aventura entre un “abuelo y a su nieto” en un viaje de regreso en medio de las montañas del norte mexicano y el territorio tejano.

Por otro lado, el humanismo del director, siempre presente, hace gala con esta historia intimista que cala hondo en el espectador. Toda la película está impregnada de un profundo humanismo, de una esperanza y de una cierta creencia que el desarrollo de una vida es posible toda vez que el estudio, el esfuerzo, y el trabajo rijan nuestras vidas, incluso la idea de que nunca es tarde cuando se quiere corregir el rumbo.

Eastwood hace de Eastwood. A sus 90 años, sigue manteniendo el carisma que lo transformó en una estrella de cine más allá que como director de cine haya logrado ser el heredero más cabal de los más clásicos directores del nacimiento cinematográfico. Su actuación actoral es convincente y como director, su relato fluye naturalmente porque siempre va a lo seguro, a lo tradicional, a la narración simple para que nadie tenga dudas de lo que está contando ni de lo que quiere decir. Una mirada cruda de una realidad donde solo el calor humano tendrá cabida. Y Eastwood sabe mucho de ello como lo demostró en sus mejores obras. Su film es único y personal. La convencionalidad del relato no lo colocará entre sus mejores obras, pero no quedan dudas que ha logrado en imágenes expresar mucho más que lo narrado.

jueves, 23 de septiembre de 2021

EL PADRE QUE MUEVE MONTAÑAS de Daniel Sandou

EN NETFLIX

LA GELIDEZ Y LAS PASIONES

Nueva producción rumana que  resulta una gran sorpresa. Es un film para la reflexión dado que admite varias lecturas. En lo exterior, narra la historia de los esfuerzos de un padre por recuperar a su hijo que se ha perdido en una tormenta de nieve en una montaña que alberga un centro de sky en Rumania. Pero en su interpretación, puede leerse como una aguda reflexión sobre la corrupción del poder.

Detrás de la operación del rescate del hijo, una historia ciertamente convencional y ajustada al tipo “película catástrofe” que, muy bien narrada, sostenida con un suspenso permanente a lo largo de todo el metraje, sobresale la descripción de un personaje, el padre, un hombre mayor, que se ha separado de su mujer (madre del joven perdido), y que se ha vuelto a casar con otra mujer mucho menor que está esperando un hijo.

Esta situación origina una tensión enorme toda vez que el film se transcurre en un descanso de la montaña, en una estación donde habitualmente hacen una parada esquiadores y montañistas. Allí van a llegar tanto el padre del muchacho perdido con su nueva mujer, como la madre del muchacho. Allí se concentrará un típico triángulo amoroso donde el pasado y el presente de cada uno de ellos mostrarán las heridas, celos y pasiones irresueltas, donde todos desesperan ante la desaparición del hijo.

El film transita la tragedia con equilibrio, despertando el interés del espectador tanto por lo que va a pasar como por lo que ha pasado. La película se afirma en la personalidad del padre, el cual se transforma en el personaje más interesante, particularmente porque tiene un pasado que ha dejado sus huellas. Es un hombre que ha trabajado para los servicios secretos. De ello, posiblemente deriva su formación autoritaria, la cual manifiesta en cada escena, dando una idea cabal de lo que ha sido un funcionario del Estado con una formación de la época comunista.

Este es Mircea (Adrián Titeni en una actuación extraordinaria), un hombre egocéntrico, de unos 60 años, acostumbrado a mandar y que se haga su voluntad. Es un claro resabio de una época pasada, un claro exponente de un régimen autoritario. En él hay resabios de un egoísmo que va más allá de la desesperación de la tragedia que está viviendo. Es un hombre para el cual el tiempo se ha detenido, anclado en el pasado donde la pérdida del hijo comienza a representar la definitiva imposibilidad de un futuro.

El cambio de época entre los dos matrimonios también puede observarse como reflejo de la situación política rumana. Un antes y un después. Un sistema rígido operado durante la época comunista contra vigente democracia moderna respaldada por la comunidad europea, y una fuerte religiosidad fundamentada en la cristiandad y los siglos, atravesada después por la segunda guerra mundial y el comunismo. Y de pronto, la caída del muro de Berlín y el advenimiento de una nueva democracia, que le devuelven al pueblo valores que le desconocieron durante décadas.

Al lado de Titeni destacan las actuaciones de Elena Purea y Judith State, dando vida al convencional pero brillante guion de Christian Routh y sobre todo la fotografía de Tudor Vladimir Panduru, un hombre que saca provecho de la gelidez del paisaje para envolver las pasiones encontradas y el drama en estado latente que relata la película. En síntesis, una película interesante y atrapante.

jueves, 16 de septiembre de 2021

A PUERTAS CERRADAS de Costa-Gavras

 EN CINES

LOS PECES DE COLORES

  • El cine del director griego Costa-Gavras nunca anduvo con vueltas. Su cine es directo y concreto, a veces casi panfletario. Apasionado por la política, sus películas siempre tuvieron ese perfil. “Z” no fue su primera película sino la tercera, pero fue la que lo dio a conocer en 1969 y lo hizo famoso. Dos años más tardes, le siguieron dos éxitos consecutivos: La Confesión (1971), y Estado de Sitio (1973). En el nacimiento de la siguiente década, Missing (1981), sobre la desaparición de un periodista americano durante los disturbios que dieron origen al golpe de Estado encabezado por el Gral. Pinochet en Chile, fue uno de los últimos de sus trabajos estrenado comercialmente en Argentina. Con el paso del tiempo, su cine perdió potencia, y atractivo comercial. Sus apariciones se volvieron más aisladas. Ahora filma cada cinco años.
  • No obstante, su cine siempre ha estado vigente porque ha tenido actualidad y se ha convertido en un ejemplo del cine político no documental. El estreno de A Puertas Cerradas, su último film, permite apreciar su nueva obra que trata sobre los sucesos que ocurrieron en Grecia en 2015, cuando la deuda pública de ese país intentó ser calificada adversamente y colocada en la categoría por “debajo del grado de inversión y alta posibilidad de impago”, lo cual hubiese imposibilitado su acceso a nuevos préstamos en mercados financieros internacionales, incluyendo créditos de bancos de la Eurozona y el FMI.

    La nueva película del director de "Z" es un racconto ficcional de los desafíos del gobierno de Alexis Tsipras, presidente de Grecia electo en aquel año durante dicha crisis, afectado en su plan de desarrollo a raíz del vencimiento de la deuda pública. El punto de vista que presenta el film es el de su ministro de finanzas, Yannis Varoufakis, interpretado por Christos Loulis, quien debe convencer al Ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, un hombre de la línea dura europea, de renovar los vencimientos de la deuda griega para no generar el default de los mismos y evitar un deterioro rápido del nuevo gobierno

    La columna vertebral del relato ficcional se basa en hechos reales, una serie de conversaciones mantenidas entre los Primeros Ministros, el alemán y el griego, cuyas posiciones obviamente, eran opuestas, donde termina terciando la máxima autoridad del FMI a través de su directora, en aquel momento, Christine Lagarde.

    El film se vuelve algo repetitivo en su puesta en escena. La mayoría de los diálogos son las conversaciones de carácter telefónico entre ambos ministros, pero la habilidad de Costa-Gavras logra mantener el interés del espectador hasta el final del relato, transformando al film en una película de suspenso, y cargando la responsabilidad del mismo en la actuación extraordinaria de Varoufakis.

    El punto de vista del director es un tanto inocente, la de un militante de una izquierda progresista que, pese a su edad, nunca deja de sentirse como un joven revolucionario que no admite las reglas del juego de las finanzas internacionales donde un gobierno local toma la decisión de financiar al país para realizar obras públicas y termina repartiendo el dinero proveniente de la deuda entre obras que no tienen retorno o en subsidios a aquellos que carecen de la capacidad de devolver.

    Obviamente, más allá o más acá, ese tipo de funcionamiento encuentra un grado de estrangulamiento económico y financiero que no permite el repago de la deuda. De allí a la crisis económica y luego financiera, hay simplemente dos pasos. No descubrimos nada. Ya conocemos los resultados. Son siempre los mismos: el sufrimiento del pueblo como consecuencia de las malas decisiones y la creencia en los peces de colores. Cualquier semejanza con la realidad Argentina no es mera coincidencia..

    jueves, 9 de septiembre de 2021

    ¿CUÁNTO VALE LA VIDA? (WORTH) de Sara Colángelo

    CINE EN NETFLIX

    LA OTRA CARA DEL ATENTADO

    Interpretada por un brillante Michael Keaton en el rol principal del Mediador Keneth Feinberg, y acompañado por las buenas actuaciones de Stanley Tucci y Amy Ryan, el film relata la forma en cómo se resolvió determinar las indemnizaciones que el gobierno americano debería pagar para resarcir los daños tanto materiales como no materiales originados por el atentado que destruyó a las Torres Gemelas.  

    El film no pretende ser una revisión respecto de los acontecimientos ocurridos en la mañana del 11 de setiembre de 2001. Por el contrario, es un excelente trabajo de ficción basado en una dolorosa situación real que en su momento se intentó resolver monetariamente, es decir aprobar una indemnización por haber sido víctima directa o indirecta de hechos ocurridos donde, solo hubo víctimas y no se ha podido determinar culpables más allá de las presuntas organizaciones terroristas que organizaron y ejecutaron los hechos en medio de una total impunidad internacional. Aún hoy en día, no se han podido determinar las culpabilidades, por lo tanto, sólo 5 acusados por el ataque siguen presos en la cárcel de Guantánamo pero nunca han sido llevados a juicio.

    Si bien la medula argumental del relato es harto conocida, la discusión sobre el tema sigue siendo muy interesante porque concentra el factor humano tanto en la agresión como en los daños causados. En el hecho se inmolaron 2996 personas, incluidas 19 terroristas, el film relata la forma en que el gobierno de los Estados Unidos trata de resarcir a los familiares de las victimas tratando de generar una especie de indemnización de carácter monetario que, obviamente, solo podía satisfacer materialmente a las otras víctimas, es decir, a los deudos, aquellos familiares directos de los que perdieron la vida en el atentado.

    Por otro lado, la indemnización como tal no podría nunca devolver una vida. Por lo tanto, el resarcimiento monetario daba lugar a la negociación. Cabía  preguntar sobre la posibilidad de equiparar a todos por igual, o debía considerarse a cada deudo como una víctima. Obviamente, esta última opción multiplicaba la cantidad de indemnizaciones.  Asimismo, cabría preguntarse cuál es el valor de cada una de ellas.  

    El cine, transforma a la tragedia en una película cuya mirada es la de su protagonista principal, un fiscal de Estado que asume la tarea, no de buscar un culpable, sino como resarcir mediante una suma de dinero a los deudos de la masacre ocurrida en las Torres. Y esa cantidad son miles de seres humanos.

    Con una de las mejores actuaciones de su carrera, Keaton da vida al abogado y mediador Ed Feinberg, un hombre que debe ponerle un precio a la vida. No es un hombre cualquiera, es un hombre apegado a la ley. La decisión que debe tomar es casi un desafío al modo de vida americano. El precio a poner es una indemnización pagadera a los deudos de las víctimas. Implica una respuesta materialista que podría contradecir el respeto de aquellos principios que hablan del valor de  la vida y la libertad. El atentado arrolló con ello. El “American Way of Liife” no devolverá la vida. El resarcimiento económico es solo un paliativo.

    Por momentos densa y repetitiva, tal vez algo larga en sus casi dos horas de duración, nunca deja de ser una película atrayente donde cada escena responde a una situación diferente, nos recuerda un hecho salvaje de indudable carácter terrorista y que aún permanece en las tinieblas sin resolución judicial para aquellos sospechosos detenidos aún en Guantánamo, irónicamente en Cuba.

    Esta película es el tercer largometraje de Sara Colángelo. Sus anteriores obras son: La Maestra del Jardín (2018) y Pequeños Accidentes (2014), no estrenadas en Argentina.