EN CINES
LOS PECES DE COLORES
No obstante, su cine siempre ha estado vigente porque ha
tenido actualidad y se ha convertido en un ejemplo del cine político no
documental. El estreno de A Puertas Cerradas, su último film, permite apreciar
su nueva obra que trata sobre los sucesos que ocurrieron en Grecia en 2015,
cuando la deuda pública de ese país intentó ser calificada adversamente y colocada
en la categoría por “debajo del grado de inversión y alta posibilidad de
impago”, lo cual hubiese imposibilitado su acceso a nuevos préstamos en mercados
financieros internacionales, incluyendo créditos de bancos de la Eurozona y el
FMI.
La nueva película del
director de "Z" es un racconto ficcional de los desafíos del gobierno
de Alexis Tsipras, presidente de Grecia electo en aquel año durante dicha crisis,
afectado en su plan de desarrollo a raíz del vencimiento de la deuda pública.
El punto de vista que presenta el film es el de su ministro de finanzas, Yannis
Varoufakis, interpretado por Christos
Loulis, quien debe convencer al Ministro de Finanzas
alemán, Wolfgang Schäuble, un hombre de la línea dura europea, de renovar los
vencimientos de la deuda griega para no generar el default de los mismos y
evitar un deterioro rápido del nuevo gobierno
La
columna vertebral del relato ficcional se basa en hechos reales, una serie de
conversaciones mantenidas entre los Primeros Ministros, el alemán y el griego,
cuyas posiciones obviamente, eran opuestas, donde termina terciando la máxima autoridad
del FMI a través de su directora, en aquel momento, Christine Lagarde.
El film se vuelve algo
repetitivo en su puesta en escena. La mayoría de los diálogos son las
conversaciones de carácter telefónico entre ambos ministros, pero la habilidad
de Costa-Gavras logra mantener el interés del espectador hasta el final del
relato, transformando al film en una película de suspenso, y cargando la responsabilidad
del mismo en la actuación extraordinaria de Varoufakis.
El punto de vista del
director es un tanto inocente, la de un militante de una izquierda progresista
que, pese a su edad, nunca deja de sentirse como un joven revolucionario que no
admite las reglas del juego de las finanzas internacionales donde un gobierno local
toma la decisión de financiar al país para realizar obras públicas y termina
repartiendo el dinero proveniente de la deuda entre obras que no tienen retorno
o en subsidios a aquellos que carecen de la capacidad de devolver.
Obviamente, más allá o más
acá, ese tipo de funcionamiento encuentra un grado de estrangulamiento económico
y financiero que no permite el repago de la deuda. De allí a la crisis económica
y luego financiera, hay simplemente dos pasos. No descubrimos nada. Ya conocemos
los resultados. Son siempre los mismos: el sufrimiento del pueblo como
consecuencia de las malas decisiones y la creencia en los peces de colores. Cualquier
semejanza con la realidad Argentina no es mera coincidencia..
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