sábado, 28 de diciembre de 2019

MIS 12 MEJORES PELICULAS DEL 2019



  1. JOCKER de Todd Philips. Joker es una de las mejores películas americanas que he visto en los últimos años. Partiendo de un personaje conocido por todos, Philips pone en escena toda una tragedia de nuestra época. La falta de trabajo, las relaciones amorosas inestables, la falta de sensibilidad social de los poderosos, la violencia callejera, la marginalidad de los seres diferentes, la soledad que se sufre en las grandes ciudades, la falta de respeto hacia el otro.
  2. EL IRLANDES de Martín Scorsese. El Irlandés no es una película más en la vasta filmografía de Martin Scorsese.  Es una obra de madurez que deberá ser colocada entre las grandes obras maestras de la historia del cine.
  3. LA MULA de Clint Eastwood. Parábola sobre la precariedad del trabajo, el film se transforma en la descripción del ocaso de una vida laboral. No obstante ello, la visión optimista de Eastwood, nos deja un gusto agridulce. Su personaje es un hombre sufrido, un luchador que cree en sí mismo, se adapta a los cambios, y sigue adelante aunque la sociedad lo margine, lo juzgue, lo culpe y no entienda que este hombre es uno de aquellos que no solo se ha hecho a sí mismo sino también es producto de las circunstancias que ha vivido.
  4. SOMOS UNA FAMILIA de Hirokazu Kore Eda. Estamos ante un film básicamente visual, una obra de madurez que debe ser reflexionada dentro de un contexto particular, el Japón, pero que alcanza niveles universales dado que los problemas sociales que presentan están presentes hoy en día en la mayor parte del mundo, donde el trabajo humano escasea y aquellos que no han recibido la debida educación o que deben vivir en los márgenes de la ciudades tienen enormes problemas de subsistencia dado que su marginación los arrastra a los bolsones estructurales de pobreza.
  5. SOLO UNA MUJER de Sherry Hormann. Un docudrama que se arriesga a mostrar el choque entre los valores humanistas occidentales y el mantenimiento y ejercicio de valores de inmigrantes fundamentalistas musulmanes. Un alegato impresionante a favor de la libertad religiosa y a la autodeterminación del individuo. Un film valiente y sincero. Muy actual y que explica en gran medida el porqué de mucha de la violencia que el mundo está viviendo.
  6. LA DECISIÓN de Vahid Jalilvand. Es un film sobre “el hacerse cargo”, asumir la responsabilidad de los hechos, conocer la verdad, generar la justicia necesaria para que las partes encuentren la paz y el sosiego de las almas. Y también, un film que habla de nuestros propios mundos, aquellos que sostienen nuestra paz interior.
  7. AD ASTRA de James Gray. Para disfrutar de este film no solo es necesario mirar sus imágenes sino también reflexionar sobre la historia que nos cuenta. Su personaje central es Roy Mc Bride, un notable trabajo de Brad Pitt, que interpreta a una especie de cowboy espacial, un piloto de pruebas, un solitario que hace recordar al Capitán Villard de Appocalypsis. Al igual que aquel personaje recibe una orden. Su misión no será matar a un hombre sino encontrar a su propio padre, perdido presumiblemente en Marte.
  8. EL VICEPRESIDENTE de Adam Mc Key. Muy buen trabajo del McKay, que vuelve a encarar otro momento crucial en la vida de los Estados Unidos entre fines del siglo XX y los albores del siglo XXI, con un film que no solo resulta interesante sino también muy entretenido, en el cual, la sombra de una Lady Macbeth moderna se mueve casi imperceptiblemente en el gran escenario de la política americana.
  9. DOGMAN de Matteo Garrone. Dogman es una parábola sobre una sociedad salvaje. Una mirada desesperanzada sobre la animalidad del hombre moderno. Narra la historia de Marcello, un peluquero canino divorciado de su mujer con quien ha tenido una hija de unos 8 años con quien mantiene una excelente relación y comparte la pasión por el buceo. Por otra parte, tiene una relación de amistad con Simoncino, un grandote maleducado y drogón que no es bueno para nada.
  10. HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach. El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor, indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro para que cada uno pueda seguir su propio camino.
  11. VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE de Celia Rico Clavellino. Un film muy interesante que no solo pone énfasis en los dramas personales de sus protagonistas sino también deja entrever la dificultad hacia el futuro de los cambios laborales que se están gestando. Tanto la madre como la hija deberán salir a buscar un trabajo para seguir subsistiendo. La hija, además, posiblemente deberá emigrar para poder tener una mayor amplitud de oportunidades.
  12. LA CULPA de Gustav Moller.  Un film absolutamente intimista sobre un personaje torturado por el sentido de la culpa. Asger es un policía que arrastra un juicio por mala praxis que mientras se resuelve en los estrados judiciales lo ha degradado como policía a un puesto de atención de emergencias telefónica. Se siente subvaluado. Por eso mismo se excede en sus funciones de atención telefónica y en el caso Iben, encara la llamada como si fuera para él una última posibilidad de redención.

viernes, 20 de diciembre de 2019

LA DOLCE VITA de Federico Fellini

LA DOLCE VITA (1960)

Marcello Rubini, romano por adopción y periodista, lucha por encontrar su lugar en el mundo. Dividido entre la mundanal y elitista sociedad romana y una vida de pareja sofocante, busca cómo convertirse en un escritor serio. Es un hombre inteligente, superficial, consumido por "la dulce vida" de la riqueza, la celebridad y la autocomplacencia, de la que informa y a su vez, desea.

Marcello Mastroianni está perfecto como el periodista sensacionalista que sigue alegremente por Roma a una estrella de cine sueca (Anita Ekberg) mientras deambula por los bares de la ciudad emborrachándose. También tiene una aventura con una mujer madura (Anouk Aimee), mientras que su novia (Yvonne Furnaux) parece volverse loca. Su vida parece estar vacía, informa sobre cosas superficiales. Observa que la fama, la fortuna y las trampas del éxito no le interesan. Comienza a darse cuenta de que la estrella de cine es algo fugaz en su vida, los milagros no existen, y el horrible suicidio de su amigo (que parecía felizmente casado y con una situación económica resuelta) le muestra la fragilidad de la vida.

El protagonista se encuentra en una encrucijada. Es incapaz de ser alguien o avanzar en alguna dirección. Carece de un objetivo. Está ensimismado y proyecta ideales y sueños sobre otras personas. Pero a medida que proyecta sobre otros, se da cuenta que no conoce realmente a esas personas y ellas sólo constituyen un misterio, un pasatiempo o una decepción para él.

Fellini resume una era y una actitud haciendo una película sobre vidas vacías y sin sentido. Steiner (Alain Cuny), su único verdadero amigo, será su mayor decepción. Parece tenerlo todo, pero vive insatisfecho y perturbado. Sylvia, (Anita Ekberg) es una actriz americana, una rubia exuberante de buen carácter, que solo desea pasarla bien. Su padre (Annibale Ninchi) es un vendedor viajante, un padre siempre ausente, incapaz de haber ejercido una influencia positiva sobre él.  Magdalena (Anouk Aimée) es una aristócrata francesa incapaz de mantener un vínculo duradero con él. Lo seduce una imagen que crea de ella en su propia mente. La única relación realista que mantiene es su novia (Yvonne Furneaux), una mujer depresiva, a la que descuida e incluso, ignora.  

Marcello no sabe bien qué o quién es. Mantiene relaciones superficiales con todos los que lo rodean porque es incapaz de comprometerse con alguien o con algo. Es incapaz de asumir un compromiso porque no puede comunicarse o ver a las personas tal como son. Él sólo ve proyecciones de sus propias necesidades, aspiraciones, deseos u objetivos. Su alto nivel de autocomplacencia lo lleva al auto desprecio, impidiéndole mantener relaciones duraderas con los demás.

La historia que nos narra Fellini consta de ocho episodios, que transcurren durante una noche y terminan al amanecer. Cada personaje describe su propia crisis. Y lo único que los une en un todo coherente es el protagonista de la historia, un observador de la naturaleza humana, que solo frecuenta personas de la alta sociedad que parecen exteriormente felices y auto realizadas. Sin embargo, cuando más las conoce, descubre que esas personas están vacías, huecas, alienadas, y emocionalmente a la deriva.

La Dolce Vita es una película compleja. Mantiene el interés pese a la antipatía de algunos de sus personajes. Cuando Marcello toma contacto con cada uno de ellos, descubre la realidad, y esa realidad no lo satisface. Parecen la encarnación perfecta de su propia persona. Seres vacíos, carentes de verdaderos afectos, sin grandes objetivos en la vida porque lo han heredado todo. Esa, a su vez, es la gran diferencia que tiene con ellos. El proviene de un hogar humilde. Y es culto porque tuvo la posibilidad de estudiar. Pero ese puente entre la cultura y la riqueza le es imposible de franquear. Y lo redescubre cada mañana cuando regresa a su presunto hogar. La actuación de Mastroianni es maravillosa y consagratoria.

En última instancia, la búsqueda infructuosa de Marcello parece un dilema de tipo existencial, una búsqueda que abandonará al final, mientras mira en la playa a una encantadora joven que parece poseer el conocimiento y la comprensión que se le niega. El film nos deja, además, imágenes que se han vuelto icónicas: la estatua de Cristo volando sobre el Vaticano, Marcello besando a Ekberg en la Fontana di Trevi, la Vía Véneto abriéndose entre las venas de Roma como una decadente y barroca experiencia hacia la Villa Borghese…Un Fellini que parece pre anunciar el fin de una época, la del milagro económico de la posguerra.

miércoles, 11 de diciembre de 2019



HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach

Alguien que me sostenga
Alguien que me lastime profundo
Alguien que se siente en mi silla
Y arruine mi sueño
Y me haga dar cuenta
que estoy vivo…
De Being Alive de Stephen Sondheim
Historia de un Matrimonio es la nueva película estrenada en Netflix del excelente director neoyorkino nacido en Brooklyn en 1969, Noah Baumbach, perteneciente al movimiento de cine independiente americano.
Baumbach tiene en su haber una docena de films largos, entre documentales y ficciones, la mayoría de los cuales no fue estrenado en los cines argentinos. Solo recuerdo haber visto Historias de Familia (The Squid and the Whale, 2005) y Mientras Seamos Jóvenes, 2014. El resto se lo conoció a través de DVD y en festivales donde se ha hecho una figura popular en los últimos años, dado que su prestigio ha crecido considerablemente. Sus películas han comenzado a verse por Netflix. La crónica que nos ocupa corresponde a su último film estrenado esta semana justamente por ese medio.
Historia de un Matrimonio narra el proceso del divorcio de una pareja que tiene un hijo donde la disputa se concentra en el régimen de visitas. El film, notablemente actuado por un sobresaliente elenco donde destacan los trabajos de Adam Driver como Charlie y Scarlet Johansson como Nicole refiere a una joven pareja de artistas. Él, autor y director teatral, y ella, una talentosa actriz en busca de un papel que le dé popularidad, casados, con hijo pequeño.
La película refleja el desgaste de la pareja como consecuencia de una vida moderna llena de problemas financieros, cambios de trabajo, la propia inestabilidad de la actividad artística del matrimonio, el desarraigo común a ambos que han emigrado de adulto a tentar mejor suerte en la ciudad de Nueva York, la dificultosa crianza de un niño pequeño en un gran ciudad  los lleva a una separación obligada, dado que ella es contratada por una de las mayores cadenas de televisión para protagonizar una serie, lo cual da pie a una separación de hecho que la misma convivencia después de 6 años de matrimonio venia pre anunciando.
Baumbach concentra su film en ese proceso de separación, donde la intervención de los abogados complica y monetiza la cuestión, transformando al drama en una sátira donde los abogados estiran y complican los problemas con la mente puesta en la facturación de honorarios mientras la pareja no encuentra una solución adecuada a su desencuentro que específicamente es el régimen de visitas periódicas que el padre debe efectuar al niño.
El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor, indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro para que cada uno pueda seguir su propio camino.
En la escena final, un grupo de actores que acompañan a Charlie, realizan un after hour en un bar del west side neoyorkino. De repente un pianista sube al escenario y comienza a entonar una canción. Charlie se pone de pie, toma el micrófono y comienza a cantar con total sentimiento las estrofas de Being Alive de Stephen Sondheim del musical Company. El momento se llena de sentimientos confusos, esos mismos sentimientos que parecen gobernar la vida tumultuosa del artista, aquel que por dar a luz su propia obra, descuida su propia vida, la de sus amores y hasta la de los propios hijos. En esa escena desemboca esa especie de espíritu adolescente que los humanos siempre llevamos dentro cualquiera sea nuestra edad. El recuerdo del amor perdido. La nostalgia inunda el espacio. El film encuentra su fin.

domingo, 8 de diciembre de 2019

CONTRA LO IMPOSIBLE (FORD V FERRARI) de James Mangold


LA COMPETIVIDAD AMERICANA

James Mangold tiene en su haber una interesante carrera que no solo habla de su destreza técnica sino también de su habilidad para transitar por los diversos géneros. Prueba de ello es su filmografía: Inocencia Interrumpida (1999) es un thriller; En la Cuerda Floja (2005), un film de suspenso; El Tren de las 3:10 a Yuma (2008), la remake de un western clásico; Wolverine (2013) y Logan (2017) dos superproducciones para Marvel donde en todas ellas puede apreciarse su paso decidido a través de la denuncia social, el film de suspenso, el western, o los superhéroes. Ahora decide pasar revista al film histórico deportivo, indagando en las razones del éxito.

Inspirado en films de carreras típicos de los ´60 y ´70 como Grand Prix (1966) de John Frankenheimer y Las 24 Horas de Le Mans (1971) de Lee Katzin, o más recientemente Rush (2013) de Ron Howard sobre la rivalidad en las pistas entre James Hunt y Niki Lauda, Mangold encara un film de características clásica relacionadas con la idea de superación personal en relación con el hecho de competir. El film no está relacionado estrictamente con personas, sino más bien, con empresas. Y si bien transcurre en el mundo de los deportes, su tema tiene que ver con la instalación, el desarrollo, la permanencia y el éxito de una marca.

Así aparece la idea de la competencia. El capitalismo americano en todo su esplendor. La competitividad como eje principal del desarrollo de una economía. No se trata de destruir al otro. Se trata, simplemente, de ser mejor que el otro, y de esa manera, con mejor producto y mejor precio, ganar mercado.

Todo ello lo vemos en una confrontación que tuvo lugar en la década del 60. Parecía una especie de lucha entre David y Goliat donde David era Fiat y Goliat era Ford. La primera, una empresa italiana con productos de primer nivel. La segunda, una empresa americana, con una producción en serie. Todavía se vivían recuerdos de la última guerra mundial donde los americanos habían liberado a Italia del yugo fascista tanto alemán como del propio Benito Mussolini. Los italianos habían quedado con recelo. No habían podido liberarse solos de la ocupación alemana cunando los americanos entraron por Anzio y comenzaron a liberar a Italia del yugo nazi y después apoyando su reconstrucción con el apoyo del Plan Marshall.

20 años después de aquellos desgraciados sucesos, Italia se había recuperado y se había convertido en una pequeña potencia industrial. Su autoestima había vuelto a su lugar. El renacimiento italiano había vuelto a ocurrir.  Sus productos y marcas eran reconocidos en todo el mundo. La Fiat era una de ellas, representada por un auto pequeño y personal que permitía al trabajador tener su propio vehículo para llegar a su trabajo.

Esa misma capacidad industrial brillaba también en el campo del automóvil deportivo. La Ferrari, gobernada por su fundador don Enzo Ferrari, hacia crecer su nombre en las pistas de carrera. Las 24 horas de Le Mans en Francia iban a crear su propio mito.
Ford era el coloso americano más popular que se cansaba de vender autos en los Estados Unidos pero era incapaz de imponer su nombre en las pistas deportivas europeas. Ganar las 24 horas de Le Mans en Francia, una carrera de características místicas donde la calidad de los motores, su resistencia, imponía prestigio, era una obsesión, el verdadero sueño americano para el Sr. Ford.

Hasta 1966, Ford no había podido ganar Le Mans. La pequeña empresa italiana reinaba con sus joyas engarzadas en motores y chasis fabricados en Marianello. La película describe el trabajo realizado por Ford para desafiar la supremacía de Ferrari creando un equipo de ingenieros y diseñadores dirigidos por Carroll Shelby (Matt Damon) y el piloto británico Ken Miles (Christian Bale), quienes comienzan a construir un nuevo automóvil con el potencial suficiente para derrotar a Ferrari en la legendaria carrera francesa en 1966.
Este notable film de James Mangold relata esa primera victoria no reconocida de Ford sobre Fiat en una película que no solo evoca aquella época sino también recupera el espíritu deportivo mostrando como el mejor individualismo americano deja lugar al trabajo en equipo para poder obtener un resultado.

Con un preciso guión de los hermanos Jez y John-Hernt Butterworth y Jason Keller, Mangold construye una gran alegoría sobre la idea de competitividad americana, que resulta no solo interesante sino también muy entretenida. La capacidad narrativa de Mangold no tiene límites. Su film es un dechado de perfección narrativa logrado con un montaje vertiginoso realizado por Michael McCusker y Andrew Buckland (habituales colaboradores del director), que no para en ningún momento de las dos horas y media que dura el film transformándolo no solo en un gran entretenimiento sino también en un ejemplo de trabajo en equipo, haciendo brillar con respeto los talentos y las individualidades, facilitando los objetivos a lograr.

Contribuyen a ello las notables composiciones de Matt Damon y Christian Bale como el Team Leader y el Piloto de Pruebas respectivamente, y sobre todo el trabajo de edición del film de Michael Mc Cusker, realmente un prodigio.

EL BUEN METIROSO de Bill Condon


NADA ES LO QUE PARECE

El Buen Mentiroso me recordó vagamente a Hitchcock, más precisamente, a La Sospecha, una de las grandes cumbres del maestro. Obviamente, las similitudes terminan en ese simple recuerdo. El Buen Mentiroso no es ni un remake ni siquiera una película que pretenda homenajearlo. No obstante ello, el nuevo film de Bill Condon basado en un guión de características teatrales de Jeffrey Hatcher sobre la novela Nicholas Searle, tiene virtudes propias que principalmente se sustentan sobre las grandes actuaciones de dos intérpretes ingleses de gran jerarquía como son Helen Mirren e Ian McKellen. Sobre sus espaldas recaen la mayoría de los méritos de la película.

Se trata de un film donde prevalece el encierro, y el suspenso. Una obra, si bien de origen literario, con característica teatrales muy definidas que, bien aireada, ha sido adaptada para el cine. Desde el inicio, sabemos que las intenciones de Roy Courtnay son las de estafar a Betty Mc Leisch. No obstante ello, el film se desarrolla en círculos tales que las acciones se van derivando hacia hechos absolutamente imprevisibles por parte del espectador.

El Buen Mentiroso refleja la falta de confiabilidad que inspira nuestra época. Nada ni nadie es lo que parece ser. En ese sentido, el film puede resultar tan impredecible como la vida misma. Tal vez ello, sea su mayor falta de mérito. La escena final traiciona al espectador que siguió con paciencia el desarrollo de la trama. La falta de lógica de los personajes triunfa sobre su racionalidad. Tal vez ello genere un final impactante y sorprendente, pero no coherente con el desarrollo de los personajes.

Bill Condon es un director experimentado que nos hace recordar su primer film estrenado en Argentina, Dioses y Monstruos (1998), donde recreaba la vida de James Whale, el director de cine que hizo famosos al monstruo de Frankenstein. En esta, la dualidad del monstruo esta en los personajes. En la descripción de esa dualidad y en la personificación que logran los actores radican los mayores méritos del film. Muy buena, también, la fotografía de Tobías A. Schliessler, llena de luces y sombras respaldadas en tonos apastelados en grises y celestes.

lunes, 2 de diciembre de 2019

FRANKIE de Ira Sachs


AL BORDE DE UN ABISMO

Es mi primer encuentro con el cine del norteamericano Ira Sachs, un director independiente afincado en Nueva York, que ya tiene una media docena de largometrajes en su haber, la mayor parte de los cuales no fueron estrenados en Argentina. Mi impresión es muy favorable.

Este, su último trabajo, es un film contemplativo, construido de pequeños momentos, palabras, gestos, miradas, silencios durante un fin de semana en Sintra, Portugal, donde los personajes son convocados por Frankie Crémont (Isabelle Huppert), una actriz francesa, en un lugar de vacaciones muy tranquilo, que organiza una reunión de familia y amigos con el propósito de pasar unos días juntos, y prepararse para un próximo film.

Su familia involucra a su ex esposo gay (Pascal Greggory), su actual esposo escocés Jim (Brandon Gleeson), su hijastra (Sennia Nanua), su hijo Paul (Jérémie Renier) y una pareja de neoyorkinos, Irene (Marisa Tomei) y Gary (Greg Kinnear), sus mejores amigos que han sido convocados para la ocasión. Pero ese encuentro será solo un pretexto. Ella tiene un secreto que revelar.

La película es el sutil relato de una madeja de relaciones familiares y afectivas que genera un grupo cerrado de personas atrapadas en una realidad que por otra parte parece atormentarlos y preocuparlos.

No obstante ello, estamos ante un film de atmosferas desestresadas y visiones contemplativas que nos habla del amor y la amistad, enfatizando en la fugacidad de la vida. Los personajes pasean, deambulan y mantiene conversaciones por los bosques estableciendo diferentes niveles de relación personal que están regidas por tres tipos de patrones: familiares, amistosas y laborales.

No obstante ello, todos parecen estar afectados por un estado de apatía, de una necesidad de no preocuparse ni por su posición social ni su condición económica. Conforman una especie de familia moderna que disfruta de un fin de semana a pleno descanso.
Ella es una actriz que sabe cómo manejar sus emociones, generando en consecuencia, un film desestresado. Interpretado por Isabelle Huppert, resulta un personaje muy diferente a sus creaciones anteriores en donde prevalecía una mujer de acción y gran carácter. De hecho, en el film, parece más importante lo que no se dice, aquello que se lee entre líneas, y lo queda en silencio.

La abulia y la melancolía recorren la mayor del film. La película avanza tranquila pero firmemente hacia su final. Es un film de momentos. Cada escena es un pedacito de vida. Transcurre en un lugar donde impera el silencio y tiene como fondo el paisaje de Sintra en Portugal, donde ocurre el encuentro.

Frankie es notable como una obra de arte visual. Es una película reflexiva sobre nuestra situación de precariedad del ser humano, que nos obliga a pensar y aceptar que pase lo que pase, el mundo continuará sin nosotros.