- JOCKER de Todd Philips. Joker es una de las mejores películas americanas que he visto en los últimos años. Partiendo de un personaje conocido por todos, Philips pone en escena toda una tragedia de nuestra época. La falta de trabajo, las relaciones amorosas inestables, la falta de sensibilidad social de los poderosos, la violencia callejera, la marginalidad de los seres diferentes, la soledad que se sufre en las grandes ciudades, la falta de respeto hacia el otro.
- EL IRLANDES de Martín Scorsese. El Irlandés no es una película más en la vasta filmografía de Martin Scorsese. Es una obra de madurez que deberá ser colocada entre las grandes obras maestras de la historia del cine.
- LA MULA de Clint Eastwood. Parábola sobre la precariedad del trabajo, el film se transforma en la descripción del ocaso de una vida laboral. No obstante ello, la visión optimista de Eastwood, nos deja un gusto agridulce. Su personaje es un hombre sufrido, un luchador que cree en sí mismo, se adapta a los cambios, y sigue adelante aunque la sociedad lo margine, lo juzgue, lo culpe y no entienda que este hombre es uno de aquellos que no solo se ha hecho a sí mismo sino también es producto de las circunstancias que ha vivido.
- SOMOS UNA FAMILIA de Hirokazu Kore Eda. Estamos ante un film básicamente visual, una obra de madurez que debe ser reflexionada dentro de un contexto particular, el Japón, pero que alcanza niveles universales dado que los problemas sociales que presentan están presentes hoy en día en la mayor parte del mundo, donde el trabajo humano escasea y aquellos que no han recibido la debida educación o que deben vivir en los márgenes de la ciudades tienen enormes problemas de subsistencia dado que su marginación los arrastra a los bolsones estructurales de pobreza.
- SOLO UNA MUJER de Sherry Hormann. Un docudrama que se arriesga a mostrar el choque entre los valores humanistas occidentales y el mantenimiento y ejercicio de valores de inmigrantes fundamentalistas musulmanes. Un alegato impresionante a favor de la libertad religiosa y a la autodeterminación del individuo. Un film valiente y sincero. Muy actual y que explica en gran medida el porqué de mucha de la violencia que el mundo está viviendo.
- LA DECISIÓN de Vahid Jalilvand. Es un film sobre “el hacerse cargo”, asumir la responsabilidad de los hechos, conocer la verdad, generar la justicia necesaria para que las partes encuentren la paz y el sosiego de las almas. Y también, un film que habla de nuestros propios mundos, aquellos que sostienen nuestra paz interior.
- AD ASTRA de James Gray. Para disfrutar de este film no solo es necesario mirar sus imágenes sino también reflexionar sobre la historia que nos cuenta. Su personaje central es Roy Mc Bride, un notable trabajo de Brad Pitt, que interpreta a una especie de cowboy espacial, un piloto de pruebas, un solitario que hace recordar al Capitán Villard de Appocalypsis. Al igual que aquel personaje recibe una orden. Su misión no será matar a un hombre sino encontrar a su propio padre, perdido presumiblemente en Marte.
- EL VICEPRESIDENTE de Adam Mc Key. Muy buen trabajo del McKay, que vuelve a encarar otro momento crucial en la vida de los Estados Unidos entre fines del siglo XX y los albores del siglo XXI, con un film que no solo resulta interesante sino también muy entretenido, en el cual, la sombra de una Lady Macbeth moderna se mueve casi imperceptiblemente en el gran escenario de la política americana.
- DOGMAN de Matteo Garrone. Dogman es una parábola sobre una sociedad salvaje. Una mirada desesperanzada sobre la animalidad del hombre moderno. Narra la historia de Marcello, un peluquero canino divorciado de su mujer con quien ha tenido una hija de unos 8 años con quien mantiene una excelente relación y comparte la pasión por el buceo. Por otra parte, tiene una relación de amistad con Simoncino, un grandote maleducado y drogón que no es bueno para nada.
- HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach. El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor, indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro para que cada uno pueda seguir su propio camino.
- VIAJE AL CUARTO DE UNA MADRE de Celia Rico Clavellino. Un film muy interesante que no solo pone énfasis en los dramas personales de sus protagonistas sino también deja entrever la dificultad hacia el futuro de los cambios laborales que se están gestando. Tanto la madre como la hija deberán salir a buscar un trabajo para seguir subsistiendo. La hija, además, posiblemente deberá emigrar para poder tener una mayor amplitud de oportunidades.
- LA CULPA de Gustav Moller. Un film absolutamente intimista sobre un personaje torturado por el sentido de la culpa. Asger es un policía que arrastra un juicio por mala praxis que mientras se resuelve en los estrados judiciales lo ha degradado como policía a un puesto de atención de emergencias telefónica. Se siente subvaluado. Por eso mismo se excede en sus funciones de atención telefónica y en el caso Iben, encara la llamada como si fuera para él una última posibilidad de redención.
sábado, 28 de diciembre de 2019
MIS 12 MEJORES PELICULAS DEL 2019
viernes, 20 de diciembre de 2019
LA DOLCE VITA de Federico Fellini
LA
DOLCE VITA (1960)
Marcello Rubini, romano por adopción y periodista, lucha por
encontrar su lugar en el mundo. Dividido entre la mundanal y elitista sociedad
romana y una vida de pareja sofocante, busca cómo convertirse en un escritor
serio. Es un hombre inteligente, superficial, consumido por "la dulce
vida" de la riqueza, la celebridad y la autocomplacencia, de la que informa
y a su vez, desea.
Marcello Mastroianni está perfecto como el periodista sensacionalista
que sigue alegremente por Roma a una estrella de cine sueca (Anita Ekberg)
mientras deambula por los bares de la ciudad emborrachándose. También tiene una
aventura con una mujer madura (Anouk Aimee), mientras que su novia (Yvonne
Furnaux) parece volverse loca. Su vida parece estar vacía, informa sobre cosas
superficiales. Observa que la fama, la fortuna y las trampas del éxito no le
interesan. Comienza a darse cuenta de que la estrella de cine es algo fugaz en
su vida, los milagros no existen, y el horrible suicidio de su amigo (que
parecía felizmente casado y con una situación económica resuelta) le muestra la
fragilidad de la vida.
El protagonista se encuentra en una encrucijada. Es incapaz de ser
alguien o avanzar en alguna dirección. Carece de un objetivo. Está ensimismado
y proyecta ideales y sueños sobre otras personas. Pero a medida que proyecta
sobre otros, se da cuenta que no conoce realmente a esas personas y ellas sólo
constituyen un misterio, un pasatiempo o una decepción para él.
Fellini resume una era y una actitud haciendo una película sobre vidas
vacías y sin sentido. Steiner (Alain Cuny), su único verdadero amigo, será su
mayor decepción. Parece tenerlo todo, pero vive insatisfecho y perturbado.
Sylvia, (Anita Ekberg) es una actriz americana, una rubia exuberante de buen
carácter, que solo desea pasarla bien. Su padre (Annibale Ninchi) es un vendedor
viajante, un padre siempre ausente, incapaz de haber ejercido una influencia
positiva sobre él. Magdalena (Anouk Aimée)
es una aristócrata francesa incapaz de mantener un vínculo duradero con él. Lo
seduce una imagen que crea de ella en su propia mente. La única relación
realista que mantiene es su novia (Yvonne Furneaux), una mujer depresiva, a la
que descuida e incluso, ignora.
Marcello no sabe bien qué o quién es. Mantiene relaciones superficiales
con todos los que lo rodean porque es incapaz de comprometerse con alguien o
con algo. Es incapaz de asumir un compromiso porque no puede comunicarse o ver
a las personas tal como son. Él sólo ve proyecciones de sus propias
necesidades, aspiraciones, deseos u objetivos. Su alto nivel de autocomplacencia
lo lleva al auto desprecio, impidiéndole mantener relaciones duraderas con los
demás.
La historia que nos narra Fellini consta de ocho episodios, que
transcurren durante una noche y terminan al amanecer. Cada personaje describe
su propia crisis. Y lo único que los une en un todo coherente es el
protagonista de la historia, un observador de la naturaleza humana, que solo
frecuenta personas de la alta sociedad que parecen exteriormente felices y auto
realizadas. Sin embargo, cuando más las conoce, descubre que esas personas
están vacías, huecas, alienadas, y emocionalmente a la deriva.
La Dolce Vita es una película compleja. Mantiene el interés pese a la
antipatía de algunos de sus personajes. Cuando Marcello toma contacto con cada
uno de ellos, descubre la realidad, y esa realidad no lo satisface. Parecen la
encarnación perfecta de su propia persona. Seres vacíos, carentes de verdaderos
afectos, sin grandes objetivos en la vida porque lo han heredado todo. Esa, a
su vez, es la gran diferencia que tiene con ellos. El proviene de un hogar
humilde. Y es culto porque tuvo la posibilidad de estudiar. Pero ese puente entre
la cultura y la riqueza le es imposible de franquear. Y lo redescubre cada
mañana cuando regresa a su presunto hogar. La actuación de Mastroianni es maravillosa
y consagratoria.
En última instancia, la búsqueda infructuosa de Marcello parece un
dilema de tipo existencial, una búsqueda que abandonará al final, mientras mira
en la playa a una encantadora joven que parece poseer el conocimiento y la
comprensión que se le niega. El film nos deja, además, imágenes que se han
vuelto icónicas: la estatua de Cristo volando sobre el Vaticano, Marcello
besando a Ekberg en la Fontana di Trevi, la Vía Véneto abriéndose
entre las venas de Roma como una decadente y barroca experiencia hacia la Villa
Borghese…Un Fellini que parece pre anunciar el fin de una época, la del milagro económico
de la posguerra.
miércoles, 11 de diciembre de 2019
HISTORIA DE UN MATRIMONIO de Noah Baumbach
Alguien que me sostenga
Alguien que me lastime profundo
Alguien que se siente en mi silla
Y arruine mi sueño
Y me haga dar cuenta
que estoy vivo…
Alguien que me lastime profundo
Alguien que se siente en mi silla
Y arruine mi sueño
Y me haga dar cuenta
que estoy vivo…
De Being Alive de Stephen Sondheim
Historia de un Matrimonio es la nueva película estrenada
en Netflix del excelente director neoyorkino nacido en Brooklyn en 1969, Noah
Baumbach, perteneciente al movimiento de cine independiente americano.
Baumbach tiene en su haber una docena de films largos, entre
documentales y ficciones, la mayoría de los cuales no fue estrenado en los
cines argentinos. Solo recuerdo haber visto Historias de Familia (The Squid and
the Whale, 2005) y Mientras Seamos Jóvenes, 2014. El resto se lo conoció a
través de DVD y en festivales donde se ha hecho una figura popular en los últimos
años, dado que su prestigio ha crecido considerablemente. Sus películas han
comenzado a verse por Netflix. La crónica que nos ocupa corresponde a su último
film estrenado esta semana justamente por ese medio.
Historia de un Matrimonio narra el proceso del divorcio de una pareja que
tiene un hijo donde la disputa se concentra en el régimen de visitas. El film, notablemente
actuado por un sobresaliente elenco donde destacan los trabajos de Adam Driver
como Charlie y Scarlet Johansson como Nicole refiere a una joven pareja de
artistas. Él, autor y director teatral, y ella, una talentosa actriz en busca
de un papel que le dé popularidad, casados, con hijo pequeño.
La película refleja el desgaste de la pareja como consecuencia de una
vida moderna llena de problemas financieros, cambios de trabajo, la propia inestabilidad
de la actividad artística del matrimonio, el desarraigo común a ambos que han
emigrado de adulto a tentar mejor suerte en la ciudad de Nueva York, la
dificultosa crianza de un niño pequeño en un gran ciudad los lleva a una separación obligada, dado que
ella es contratada por una de las mayores cadenas de televisión para
protagonizar una serie, lo cual da pie a una separación de hecho que la misma
convivencia después de 6 años de matrimonio venia pre anunciando.
Baumbach concentra su film en ese proceso de separación, donde la
intervención de los abogados complica y monetiza la cuestión, transformando al
drama en una sátira donde los abogados estiran y complican los problemas con la
mente puesta en la facturación de honorarios mientras la pareja no encuentra
una solución adecuada a su desencuentro que específicamente es el régimen de
visitas periódicas que el padre debe efectuar al niño.
El guionista y director, con suma destreza y un sentido innato del humor,
indaga en los sentimientos que se rompen en esa pareja haciendo aparecer
sutilmente el sufrimiento que ocasiona la separación en las partes pero sobre
todo al hijo. Su film termina siendo una oda a esos sentimientos encontrados, a
la cosa rota que se va partiendo por dentro, generando una soledad difícil de
expresar cuando en realidad las partes han buscado eso, alejarse una del otro
para que cada uno pueda seguir su propio camino.
En la escena final, un grupo de actores que acompañan a Charlie,
realizan un after hour en un bar del west side neoyorkino. De repente un
pianista sube al escenario y comienza a entonar una canción. Charlie se pone de
pie, toma el micrófono y comienza a cantar con total sentimiento las estrofas
de Being Alive de Stephen Sondheim del musical Company. El momento se llena de
sentimientos confusos, esos mismos sentimientos que parecen gobernar la vida
tumultuosa del artista, aquel que por dar a luz su propia obra, descuida su
propia vida, la de sus amores y hasta la de los propios hijos. En esa escena
desemboca esa especie de espíritu adolescente que los humanos siempre llevamos
dentro cualquiera sea nuestra edad. El recuerdo del amor perdido. La nostalgia
inunda el espacio. El film encuentra su fin.
domingo, 8 de diciembre de 2019
CONTRA LO IMPOSIBLE (FORD V FERRARI) de James Mangold
James Mangold tiene en su haber una interesante carrera que
no solo habla de su destreza técnica sino también de su habilidad para transitar
por los diversos géneros. Prueba de ello es su filmografía: Inocencia
Interrumpida (1999) es un thriller; En la Cuerda Floja (2005), un film de
suspenso; El Tren de las 3:10 a Yuma (2008), la remake de un western clásico; Wolverine
(2013) y Logan (2017) dos superproducciones para Marvel donde en todas ellas puede
apreciarse su paso decidido a través de la denuncia social, el film de
suspenso, el western, o los superhéroes. Ahora decide pasar revista al film histórico
deportivo, indagando en las razones del éxito.
Inspirado en films de carreras típicos de los ´60 y ´70
como Grand Prix (1966) de John Frankenheimer y Las 24 Horas de Le Mans (1971) de
Lee Katzin, o más recientemente Rush (2013) de Ron Howard sobre la rivalidad en
las pistas entre James Hunt y Niki Lauda, Mangold encara un film de características
clásica relacionadas con la idea de superación personal en relación con el
hecho de competir. El film no está relacionado estrictamente con personas, sino
más bien, con empresas. Y si bien transcurre en el mundo de los deportes, su
tema tiene que ver con la instalación, el desarrollo, la permanencia y el éxito
de una marca.
Así aparece la idea de la competencia. El capitalismo
americano en todo su esplendor. La competitividad como eje principal del
desarrollo de una economía. No se trata de destruir al otro. Se trata,
simplemente, de ser mejor que el otro, y de esa manera, con mejor producto y
mejor precio, ganar mercado.
Todo ello lo vemos en una confrontación que tuvo lugar en
la década del 60. Parecía una especie de lucha entre David y Goliat donde David
era Fiat y Goliat era Ford. La primera, una empresa italiana con productos de primer
nivel. La segunda, una empresa americana, con una producción en serie. Todavía
se vivían recuerdos de la última guerra mundial donde los americanos habían
liberado a Italia del yugo fascista tanto alemán como del propio Benito
Mussolini. Los italianos habían quedado con recelo. No habían podido liberarse solos
de la ocupación alemana cunando los americanos entraron por Anzio y comenzaron
a liberar a Italia del yugo nazi y después apoyando su reconstrucción con el
apoyo del Plan Marshall.
20 años después de aquellos desgraciados sucesos, Italia se
había recuperado y se había convertido en una pequeña potencia industrial. Su
autoestima había vuelto a su lugar. El renacimiento italiano había vuelto a
ocurrir. Sus productos y marcas eran reconocidos
en todo el mundo. La Fiat era una de ellas, representada por un auto pequeño y
personal que permitía al trabajador tener su propio vehículo para llegar a su
trabajo.
Esa misma capacidad industrial brillaba también en el campo
del automóvil deportivo. La Ferrari, gobernada por su fundador don Enzo
Ferrari, hacia crecer su nombre en las pistas de carrera. Las 24 horas de Le Mans
en Francia iban a crear su propio mito.
Ford era el coloso americano más popular que se cansaba de
vender autos en los Estados Unidos pero era incapaz de imponer su nombre en las
pistas deportivas europeas. Ganar las 24 horas de Le Mans en Francia, una
carrera de características místicas donde la calidad de los motores, su
resistencia, imponía prestigio, era una obsesión, el verdadero sueño americano
para el Sr. Ford.
Hasta 1966, Ford no había podido ganar Le Mans. La pequeña
empresa italiana reinaba con sus joyas engarzadas en motores y chasis fabricados
en Marianello. La película describe
el trabajo realizado por Ford para desafiar la supremacía de Ferrari creando un
equipo de ingenieros y diseñadores dirigidos por Carroll Shelby (Matt
Damon) y el piloto británico
Ken Miles (Christian Bale),
quienes comienzan a construir un nuevo automóvil con el potencial suficiente
para derrotar a Ferrari en la legendaria carrera francesa en 1966.
Este notable film de James Mangold relata esa primera
victoria no reconocida de Ford sobre Fiat en una película que no solo evoca
aquella época sino también recupera el espíritu deportivo mostrando como el mejor
individualismo americano deja lugar al trabajo en equipo para poder obtener un
resultado.
Con un preciso guión de los hermanos Jez y John-Hernt
Butterworth y Jason Keller, Mangold construye una gran alegoría sobre la idea
de competitividad americana, que resulta no solo interesante sino también muy
entretenida. La capacidad narrativa de Mangold no tiene límites. Su film es un
dechado de perfección narrativa logrado con un montaje vertiginoso realizado por
Michael McCusker y Andrew Buckland (habituales colaboradores del director), que
no para en ningún momento de las dos horas y media que dura el film transformándolo
no solo en un gran entretenimiento sino también en un ejemplo de trabajo en equipo,
haciendo brillar con respeto los talentos y las individualidades, facilitando los
objetivos a lograr.
Contribuyen a ello las notables composiciones de Matt Damon
y Christian Bale como el Team Leader y el Piloto de Pruebas respectivamente, y
sobre todo el trabajo de edición del film de Michael Mc Cusker, realmente un
prodigio.
EL BUEN METIROSO de Bill Condon
NADA ES LO QUE PARECE
El Buen Mentiroso me recordó vagamente a Hitchcock, más
precisamente, a La Sospecha, una de las grandes cumbres del maestro. Obviamente,
las similitudes terminan en ese simple recuerdo. El Buen Mentiroso no es ni un
remake ni siquiera una película que pretenda homenajearlo. No obstante ello, el
nuevo film de Bill Condon basado en un guión de características teatrales de Jeffrey
Hatcher sobre la novela Nicholas Searle, tiene virtudes propias que
principalmente se sustentan sobre las grandes actuaciones de dos intérpretes
ingleses de gran jerarquía como son Helen Mirren e Ian McKellen. Sobre sus
espaldas recaen la mayoría de los méritos de la película.
Se trata de un film donde prevalece el encierro, y el
suspenso. Una obra, si bien de origen literario, con característica teatrales muy
definidas que, bien aireada, ha sido adaptada para el cine. Desde el inicio,
sabemos que las intenciones de Roy Courtnay son las de estafar a Betty Mc
Leisch. No obstante ello, el film se desarrolla en círculos tales que las
acciones se van derivando hacia hechos absolutamente imprevisibles por parte
del espectador.
El Buen Mentiroso refleja la falta de confiabilidad que
inspira nuestra época. Nada ni nadie es lo que parece ser. En ese sentido, el
film puede resultar tan impredecible como la vida misma. Tal vez ello, sea su
mayor falta de mérito. La escena final traiciona al espectador que siguió con
paciencia el desarrollo de la trama. La falta de lógica de los personajes triunfa
sobre su racionalidad. Tal vez ello genere un final impactante y sorprendente,
pero no coherente con el desarrollo de los personajes.
Bill Condon es un director experimentado que nos hace
recordar su primer film estrenado en Argentina, Dioses y Monstruos (1998),
donde recreaba la vida de James Whale, el director de cine que hizo famosos al
monstruo de Frankenstein. En esta, la dualidad del monstruo esta en los
personajes. En la descripción de esa dualidad y en la personificación que
logran los actores radican los mayores méritos del film. Muy buena, también, la
fotografía de Tobías A. Schliessler, llena de luces y sombras respaldadas en
tonos apastelados en grises y celestes.
lunes, 2 de diciembre de 2019
FRANKIE de Ira Sachs
AL BORDE DE UN ABISMO
Es mi primer encuentro con el cine del norteamericano Ira
Sachs, un director independiente afincado en Nueva York, que ya tiene una media
docena de largometrajes en su haber, la mayor parte de los cuales no fueron
estrenados en Argentina. Mi impresión es muy favorable.
Este, su último trabajo, es un film contemplativo,
construido de pequeños momentos, palabras, gestos, miradas, silencios durante
un fin de semana en Sintra, Portugal, donde los personajes son convocados por Frankie
Crémont (Isabelle Huppert), una actriz francesa, en un lugar de vacaciones muy
tranquilo, que organiza una reunión de familia y amigos con el propósito de
pasar unos días juntos, y prepararse para un próximo film.
Su familia involucra a su ex esposo gay (Pascal Greggory), su
actual esposo escocés Jim (Brandon Gleeson), su hijastra (Sennia Nanua), su
hijo Paul (Jérémie Renier) y una pareja de neoyorkinos, Irene (Marisa Tomei) y
Gary (Greg Kinnear), sus mejores amigos que han sido convocados para la
ocasión. Pero ese encuentro será solo un pretexto. Ella tiene un secreto que
revelar.
La película es el sutil relato de una madeja de relaciones
familiares y afectivas que genera un grupo cerrado de personas atrapadas en una
realidad que por otra parte parece atormentarlos y preocuparlos.
No obstante ello, estamos ante un film de atmosferas
desestresadas y visiones contemplativas que nos habla del amor y la amistad,
enfatizando en la fugacidad de la vida. Los personajes pasean, deambulan y
mantiene conversaciones por los bosques estableciendo diferentes niveles de
relación personal que están regidas por tres tipos de patrones: familiares,
amistosas y laborales.
No obstante ello, todos parecen estar afectados por un
estado de apatía, de una necesidad de no preocuparse ni por su posición social ni
su condición económica. Conforman una especie de familia moderna que disfruta
de un fin de semana a pleno descanso.
Ella es una actriz que sabe cómo manejar sus emociones, generando
en consecuencia, un film desestresado. Interpretado por Isabelle Huppert,
resulta un personaje muy diferente a sus creaciones anteriores en donde
prevalecía una mujer de acción y gran carácter. De hecho, en el film, parece más
importante lo que no se dice, aquello que se lee entre líneas, y lo queda en
silencio.
La abulia y la melancolía recorren la mayor del film.
La película avanza tranquila pero firmemente hacia su final. Es un film de
momentos. Cada escena es un pedacito de vida. Transcurre en un lugar donde
impera el silencio y tiene como fondo el paisaje de Sintra en Portugal, donde ocurre
el encuentro.
Frankie es notable como una obra de arte visual. Es una
película reflexiva sobre nuestra situación de precariedad del ser humano, que
nos obliga a pensar y aceptar que pase lo que pase, el mundo continuará sin nosotros.
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