EL EXPEDIENTE RUSO
Esta película de producción francesa pero hablada en ruso es
un pasatiempo que responde a un género al cual sigue con disciplina y dignidad.
Encuentra sus antecedentes en el cine del de Alfred Hitchcock, en películas
como Falso Culpable (The Wrong Man, 1956). Aquí se invierte el sentido de la
culpabilidad. No se trata de descubrir a un culpable, sino de culpar a un
inocente. La obra es un plato fuerte, sostenida por un suspenso constante que
transcurre en la Rusia actual, en tierras cercanas a Siberia, que divide la
narración en dos partes.
Dividida en dos partes, en la primera de ellas, un maestro
francés es designado en Alsacia para dirigir la filial de la Academia Francesa. Solitario y sin compromiso,
se complica en un affaire amoroso que termina llevándolo a la cárcel acusado
falsamente de un crimen que no ha cometido. En la segunda parte de la película,
es liberado de su detención pero termina siendo sometido a una persecución por
parte de un agente de policía que quiere eliminarlo.
La primera parte del film es una mezcla de película de amor
y de suspenso que no logra atraer plenamente al espectador debido a las
vueltas convencionales y previsibles que
complican y hacen perder el interés del relato. La pintura de los personajes es
superficial y se concentra en un asunto amoroso bastante convencional. No
obstante, en todo momento conserva el buen gusto, las locaciones son mostradas
a través de pequeños detalles, y los personajes cobran vida a través de las muy
buenas actuaciones de todo el elenco.
En la segunda parte, la cuestión mejora mucho. El reo recibe
el beneficio de una prisión domiciliaria, pero debido al asedio de un policía
celoso que se cree victima amorosa de un affaire, obliga a escapar de la prisión
domiciliaria al protagonista, dando paso a una persecución apasionante través de los bosques que están camino a
Moscú.
No hay mucho más en la película. Lo que sobresale es la
prolijidad y el lujo de su factura. El film desarrolla con audacia la cuestión
amorosa de la primera parte, pero sobre todo, verdaderamente luce en la segunda parte
donde por una cuestión de celos se establece perseguir al ingenuo protagonista
en una cacería humana cargada de suspenso e interesantes vueltas
argumentales que re enganchan permanentemente
al espectador en base a entretenimiento puro y las buenas actuaciones de sus
dos intérpretes principales.
Si quisiéramos definir el film, deberíamos decir que se
encuentra más cercano al policial negro que a un relato romántico dado que el personaje
principal es un maestro perseguido por un policía debido a una cuestión amorosa
y no por un delito. Pero la película también luce por la pintura que capta de
la tranquilidad pueblerina, las pasiones encontradas en medio de la una Siberia
lejana y congelada que hacen recordar series de televisión como Valle de
Pasiones, el Gran Chaparral o Falcón Crest.
La dirección del director francés Jerome Salle también destaca
en saber mantener el interés del espectador narrando con gran fluidez, especialmente
en su trabajo de la segunda mitad del relato. Allí brilla con luz propia
encerrando la obra en un gran bosque donde la persecución de un hombre se
transforma en un dilema de vida o muerte.
Por otro lado, la película transpira un anti sovietismo inentendible
aunque nunca pretende ser un film político, donde claramente prevalece, en la
primera parte, el film romántico y en la segunda, el policial persecutorio.
Los rubros técnicos son inobjetables, particularmente la
música y sobre todo, la fotografía. No obstante ello, tratándose de una
producción francesa, cabe la pregunta acerca de porque tanta saña contra Rusia,
salvo que la violación de derechos humanos en aquellas tierras congeladas, muy
lejos de Moscú, continúen bajo regímenes dictatoriales donde reina la mentira y
la impunidad, cuestión que, por otra parte, políticamente, desconozco.