lunes, 20 de noviembre de 2023

LO QUE NO VEMOS de Ayse Polat

SIN SALIDA

El film transcurre durante la cuestión turca en el Kurdistán, región del Asia Menor, que históricamente ha sido poblada por el pueblo kurdo. Actualmente, su territorio se encuentra repartido en cuatro estados: TurquíaIrakIrán y Siria, y un pequeño enclave en Armenia.

Se trata de un film de carácter político que se concentra en una cuestión familiar, centralizando su accionar  en un punto de apoyo es una situación de encierro, paradójicamente dentro de una casa de una familia en medio del campo, acercándose al tradicional cine de terror, pero mucho más estilizado, dado que pone más énfasis en el suspenso que en el género..

El desarrollo de la trama comienza con un grupo de cineastas que están o una filmando un documental sobre aspectos de aquella zona, pero rápidamente, el film se transforma en una obra de carácter intimista donde la situación política y sobretodo la situación de miedo que genera, por la incertidumbre sobre lo que puede pasar, dominada tanto por la situación familiar como por  la incertidumbre tanto en lo político como en lo social.

Melek, una niña turca de 7 años, es hija de Zafer, un hombre joven que milita en una agrupación de carácter terrorista que lo coloca en una difícil encrucijada. El hombre se verá obligado a optar entre su pertenencia a la organización política  o su familia.

Consecuencia de ello, el film se transforma en una especie de obra de terror sofisticada, con una puesta moderna, donde prevalece el encierro, el de toda una familia en una situación límite, que necesita salvar sus vidas.

Dicho encierro lleva al film a un desarrollo de tipo intimista que el director maneja magistralmente desde la sala de montaje, cortando pieza por pieza, armando un rompecabezas que da profundidad a una obra gobernada por el miedo y la represalia ante la inseguridad que presenta la situación. El miedo lleva al encierro, y el encierro conduce a la alucinación y el terror.

Filmado en un set cerrado y oscuro de pequeña dimensión, cosa que dispara lo claustrofóbico, el film se transforma de una épica patriótica a otro género muy distinto, el de terror. La familia queda sola y aislada de sus vecinos, y solo ellos sabrán cómo salir de la situación.

El film resulta una de las mayores sorpresas de la temporada cinematográfica, generando, si bien un cine de género, por otro lado con una temática muy actual e interesante, pero sobre todo, con una puesta en escena que destaca especialmente por el equilibrio logrado en la sala de montaje, lo cual transforma a la película en una pequeña obra maestra de terror, aunque el terror no este en el acoso personal sino en la situación político y social a la que alude pero nunca muestra.


miércoles, 8 de noviembre de 2023

HIPNOSIS, ARMA INVISIBLE de Robert Rodríguez

UN BOND ARRODRIGUEZADO

Ben Affleck, en una actuación muy sólida que carga con todo el peso de la película, interpreta a un policía que es atacado mediante el secuestro de una de sus hijas. La trama, de por si complicada, se va desvaneciendo a medida que avanza. Con el propósito de recuperar la niña, el policía se sumerge en un mundo de conspiraciones mientras la película cae inexorablemente hacia la nada.

 A partir de lo narrado, aparecen otros temas: la realidad virtual, la tecnología, la lucha del poder, la capacidad de controlar al individuo, la existencia de mundos paralelos, lo cual conduce al film hacia un divague que termina por despistar al espectador.  

No hay duda que Rodríguez es un gran admirador del maestro Alfred Hithcock. Por otra parte, como autor, no se priva de nada y se da todos los gustos. En este caso, asume diferentes roles: dirige, produce, escribe, fotografía y edita su film. No obstante, queda en deuda con el público. Necesita ordenar el material que maneja.

Inspirado por el maestro del suspenso, el director desarrolla un thriller de características imprevisibles. Danny Rourke, protagonizado por Ben Affleck, es un detective que ha perdido el equilibrio emocional, afectado por la desaparición de su hija. Trata de superar el mal momento mientras investiga una serie de robos bancarios encontrando una pista que podría conectar ambos casos.

El film resulta una mezcla de drama con ciencia ficción que sumerge a su protagonista en una investigación que resulta un laberinto tornando al film confuso y de difícil seguimiento. No obstante, la cosa se complica más cuando nuestro héroe acude a una psíquica.

Allí la película pega un giro y el protagonista principal comienza a ser perseguido por un policía, el cual podría poseer la clave para encontrar a la niña. Consecuencia de ello, se sumerge en su subconsciente terminando en un estado de alteración, donde el cielo y el piso se espejan, dando al protagonista la posibilidad de cambiar la realidad, borrar los malos recuerdos y alterar la historia.  

Se trata de una fantasía que intenta ser real. En consecuencia, termina abrumando y perdiendo el interés que a priori despertaba. Y su mayor desequilibrio queda en la necesidad de explicar una historia sencilla  complicada innecesariamente.

A esta altura del relato, el film ya se ha disparado como una luz de bengala. De todas maneras, entretiene, está bien actuado y fotografiado, pero su transcurrir resulta confuso, sin ninguna necesidad de serlo. Es decir, tiene fallas narrativas que podrían haber sido subsanadas simplemente explicando mejor la presentación de los personajes principales. 

No obstante, entretiene, y si quedan dudas sobre su final, el personaje de la “hipnótica”, se encarga de explicitarle a Danny y a los espectadores, lo necesario para que nadie quede con dudas al respecto.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

PUAN de Mará Alché y Benjamín Naishtat

 NUESTRA FORMA DE SER

Todo el film gira en torno a dos personajes que intentan ser una síntesis del argentino promedio. Esa duplicidad lleva a pintar la comarca a través de ellos.  El principal protagonista es Marcelo. Su contraparte es Rafael.

Marcelo, interpretado por Marcelo Subiotto, es un profesor de filosofía. Bordea los 40 años, y comienza a mostrar la decepción de un hombre carente de expectativas. Está felizmente casado, tiene dos hijos, y desarrolla una vida abúlica en la Facultad de Filosofía de la UBA, donde enseña esa materia, cuando queda vacante la catedra por fallecimiento del titular.

Su contraparte es Rafael Sujarchuck (Leonardo Sbaraglia), el típico acomodaticio que siempre está de vuelta, y lo sabe todo. Es amigo de Marcelo, han sido compañeros de facultad durante su juventud, y mantienen una amistad de casi toda la vida. Repentinamente, muere el titular de la catedra, y ambos amigos aspiraran la sustitución del cargo.

El film es una pintura muy acertada de dos argentinos típicos. Una pareja despareja, como tantas otras que ha  surcado la historia del cine, que termina siendo representativa de una divisoria del ser nacional. Sutilmente, desarrolla la idea de que la hermandad nacional está condicionada a los intereses particulares, y que “el vivo vive del sonso, y el sonso de su trabajo”.

Marcelo y Rafael son amigos pero son diferentes. Uno es entrador, canchero, extrovertido. El otro es apocado, ensimismado, dudoso. La película muestra esa dualidad desarrollando la idea que el más hábil y desenvuelto deja atrás al apocado, al ensimismado, dejando una idea de que la argentinidad premia al más hábil sobre el más preparado.

Ambos personajes son graduados en filosofía, pero son dos personalidades diametralmente opuestas. Marcelo es un padre de familia, felizmente casado, con dos hijos adolescentes. Un ser introvertido, que vive para su familia y el  trabajo. Su contraparte, Rafael, permanece soltero, es una especie de buscavidas, siempre rodeado de gente joven donde destaca sus habilidades de sociabilidad. Tiene espíritu de liderazgo.

El film describe ambos personajes logrando profundidad y sutileza, dejando que el espectador  saque sus propias conclusiones sobre dos formas de ser opuestas que conforman en gran parte el ser nacional, dando la posibilidad de explicar ciertas dicotomías que hacen que el más preparado y responsable quede atrás respecto del versero y charlatán. Una característica muy argentina, y sobretodo, porteña. El clásico nacido y criado en Buenos Aires.

En síntesis, el film resulta en una gran película sobre la argentinidad, interesante, siempre amena y divertida que pinta en forma muy concreta, real, a dos personajes contrapuestos cuyos aspectos de comportamiento conforman lo que podríamos llamar “el ser nacional”, narrado con un adecuado ritmo cinematográfico y dos grandes actuaciones que nos llevan a pasar un momento de cine muy bien logrado y agradable.

LOS ASESINOS DE LA LUNA de Martin Scorsese

 

LO QUE EL OESTE SE LLEVÓ

En 1969, mientras se desarrollaba el Festival de  Cine de Mar del Plata, tuve por primera vez la oportunidad de ver una película que me hizo pensar que algo diferente estaba ocurriendo en el cine, fuera de los modelos clásicos. Ese cambio ocurrió, fue capaz de modificar al cine que conocíamos hasta ese momento, y transformarlo en algo diferente, en otro modelo, menos apegado a las narrativas convencionales orientado por el puro gusto de remover, investigar y re orientar la forma de contar.

La película era Easy Ryder, una “road movie”, rebautizada en Argentina como “Busco Mi Destino”, un film realizado por un joven y desconocido guionista y director llamado Dennis Hooper, acompañado por un actor que se volvería estrella: Jack Nickolson. Una nueva camada de jóvenes directores que surgió después terminó por hacer el cambio, y Hollywood no solo rejuveneció el séptimo arte, sino tal vez, lo hizo renacer.

Unos años más tarde, entre esa camada de jóvenes directores, aparecería la figura de un nuevo director que abrevaba en aquella cultura. Esa persona era Martin Scorsese, un director nacido y criado en la ciudad de Nueva York, considerada por antonomasia como una meca de la televisión, pero sobretodo, vive intensamente el arte. Este trio, de jóvenes cambiará definitivamente la forma de hacer cine, y este último nombre no solo se volvería famoso, sino también un autor de culto.

El director neoyorquino lidera un cine de autor totalmente alejado de los grandes estudios pero siempre bien relacionado con Hollywood. Es la anti estrella, y es capaz de hacer un cine único y personal, violento y preciso, cálido y frio a la vez, generando una obra que con el tiempo resulta una crónica del devenir del siglo XX.  

En Los Asesinos de la Luna, se toma tres horas y media para contar un momento de la vida de un hombre  donde la historia de la conquista del oeste americano se cruza con la vida del sobrino de un rico hacendado de Arkansas. El pasado y el presente. Antes fue la búsqueda del oro negro: el carbón. Años más tarde será la hora del oro. Tío querrá convencer a sobrino. Intentará convencerlo e interesarlo en la toma de tierras Mapuches que están pobladas y explotadas agropecuariamente por las comunidades indígenas, y pero sobretodo, sobre un colchón de oro negro: Petróleo.

El nuevo tiempo no piensa en la explotación agropecuaria, en el cultivo de la tierra, sino en lo que vendrá: el latifundio a expensas del aniquilamiento de las tribus aborígenes históricamente asentados en el lugar, y  en pos de apropiarse de tierras que más tarde, resultarían en riquísimos pozos petroleros.

La inteligencia de un guion perfecto nos lleva a la reflexión de una época, a una cruzada mercenaria carente de toda humanidad en pos del enriquecimiento a cualquier precio, donde no importan los límites morales ni sus consecuencias. La capacidad de Scorsese, su infinita inteligencia cinematográfica, nos lleva a pensar y reflexionar sobre nuestro pasado y las consecuencias del presente, transformando al film  en una propuesta inagotable a través de un guion muy bien escrito, materializado en una  puesta en escena precisa, de características cinematográficas, donde el montaje juega un rol primordial.

Los Asesinos de la Luna es todo un ejemplo de una realización eminentemente cinematográfica, aquella que se manifiesta más por sus imágenes que por sus diálogos, con una labor prodigiosa de montaje cuya precisión nos hace pensar que la magia del cine vuelve a brillar.