LA PASION Y EL AMOR
Pocas veces el cine ha encarado el tema de la homosexualidad con tanta altura. Este film de la escritora y directora francesa Celine Sciamma lo hace dejando de lado todo tipo de prejuicio, de manera franca y abierta, lo cual le permite narrar con total libertad y honestidad una historia que ocurre más de 200 años atrás, lo cual, nos hace reflexionar sobre un tema complicado y ciertamente tabú durante mucho tiempo. Nos habla en forma clara de aquello de lo cual no se habla.
Responsable de una interesante carrera cinematográfica
donde ha asumido tanto responsabilidades como directora, escritora y productora,
Celine Sciamma es conocida por una filmografía donde destacan películas como Water
Lillies (2007), Tomboy (2011), La Banda de las Chicas (2014), además de otros
cortometrajes.
El estreno de Retrato de una Mujer en Llamas la ha
colocado en un sitio de privilegio toda vez que su film ganó la Palma Queer en Cannes, convirtiéndose
en la primera película dirigida por una mujer en ganar ese premio. Sciamma también
ganó el premio al Mejor Guión.
El film nos lleva a la Francia de 1770. Marianne (Noémie Merlant), una
pintora, recibe el encargo de una condesa de realizar el retrato de bodas de su
hija Héloïse (Adele Haenel),
una joven que acaba de abandonar la vida en un convento para ser casada pero que íntimamente tiene
serias dudas respecto a su próximo matrimonio. Marianne tiene que retratarla
sin su conocimiento, por lo que se dedica a investigarla pero en forma casi
clandestina, casi espiándola.
Sciamma, a partir de su propio guión, construye el
film con pequeñas escenas, valiéndose de las miradas, de silencios
significativos, la oscuridad de los claustros de un convento, los pasillos
laberinticos, una costa rocosa y acantilada vecina al convento, un mar siempre abierto
y desafiante. Todos estos elementos, poco a poco, se van aliando y tornando,
cada vez, más significativos.
El film resulta una mirada íntima y feminista sobre la sexualidad de una
mujer que, en cada escena avanza hacia lo que no se quiere decir, lo que se debe
esconder, lo tabú, lo políticamente incorrecto. La notable narración de Sciamma
comienza rápidamente a tener una claridad meridiana. La intimidad comienza a desnudar la
verdad. Los personajes se muestran tal cual son, desnudando tanto su personalidad
como sus deseos más íntimos.
El film es como un tren que avanza en la noche, con muchos silencios
significativos, vigías clandestinas, dando lugar a la aparición de preconceptos
y tabúes escondidos, que la notable guionista y directora Céline Sciamma va
revelando paulatinamente, haciéndolo participe al espectador. Su notable manejo
cinematográfico le permite terminar siendo la dueña de las palabras, de los
silencios, de las tensiones, de las alegrías, de la satisfacciones, y del
rompimiento de estructuras que han venido impidiendo el desarrollo del propio
yo de su personaje. En consecuencia, logra poner en escena un film valiente,
pero sobretodo, audaz, respetuoso, adulto,
donde lo que destaca son las imágenes y los sonidos en un marco de absoluta
austeridad que siempre da lugar a los significados. Cine en estado puro.
El cine de Sciamma logra narrar una compleja relación en la cual, lo que
más importa, es el descubrimiento y la aceptación de una identidad sexual, logrando
una compleja y profunda narración, donde todo cuenta, nada sobra y nada falta,
lo cual hace de su visión una experiencia interesante porque no solo está bien
construido y es comprensible, sino también permite apreciar un tema delicado
desde un punto de vista diferente.
Retrato de una Mujer en Llamas resulta un film notable, muy bien realizado,
actuado, y sobre todo, muy bien dirigido. La complejidad del relato se rebela
claramente escena tras escena, lo cual va permitiendo que todo fluya de una
manera tal que nos permite interpretar que todo es una simple cuestión de
elección, más allá de nuestra apariencia femenina o masculina.
Los rubros técnicos son todos de primera línea. La fotografía de Claire
Mathon, las interpretaciones de Noémie Merlant (Marinne) y Adèle Haenel
(Héloïse), la precisión del guión de la propia directora, el ritmo pausado del
inicio que se convierte en un constante crescendo, crean un clima de gran
sensibilidad siempre en función de un tema que nos lleva a la reflexión, nos
permite una mirada sobre la opresión femenina, como también la relación entre
la artista y su obra.