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Este film es una remake americana de La Culpa, un film danés estrenado en Buenos Aires en abril de 2019, ahora dirigido por Antoine Fuqua y protagonizado por Jake Gyllenhaal, que interpreta a Joe Baylor, un agente de policía de calle que debe cumplir una sentencia de trabajo de oficina por haberse extralimitado en sus funciones policiales. Joe es relegado a la atención de un 911 y en esa función recibe una llamada desesperada de una mujer a la cual intenta identificar y ayudar.
La película de Fuqua sigue fielmente el original. Concentra la
acción en las llamadas telefónicas que recibe el policía, y todo sucede encerrado
en la pequeña cabina de Joe. En esta nueva versión americana, la visión de
Fuqua, un director de súper acción, deja su marca porque a diferencia de la versión anterior que
apelaba a lo filosófico, aquí el propósito es simplemente un ejercicio de
estilo, muy bien logrado, donde lo que importa es mantener la atención del
espectador y entretener durante 90 minutos en los cuales Joe Baylor tratará de
desatar el nudo gordiano que presenta la situación.
Durante ese tiempo, la ciudad arde en medio de los
incendios forestales de los bosques de California,
por lo que muchas llamadas son solicitudes de rescate mientras Joe, muy tenso e
involucrado, intenta que alguien vaya al bosque y realice las acciones de
rescate. De repente, la cuestión se complica cuando Joe recibe un llamado
extraño de una mujer que dice haber sido secuestrada. Su nombre es Emily. Cuando
está por terminar con la llamada, sus instintos se activan y descubre que Emily
ha sido secuestrada pero por su propio esposo, quien la traslada en una
camioneta blanca. Teme por la seguridad de la mujer. Esta llamada entre Joe y
Emily es el núcleo de la película, y da inicio a una tensión y un suspenso dirigido
con mano maestra por Fuqua.
Baylor está a punto de quebrarse bajo la tensión que
sufre, no solo por el supuesto secuestro, sino también por un divorcio reciente
que le genera culpa. A esta altura del film ya podemos afirmar que la actuación
de Gyllenhaal es notable, una de sus mejores performances para el cine. Saca
provecho a su papel y demuestra que es un gran actor. Compone un policía de calle, asmático y atormentado por un sentimiento
de culpa que se manifiesta con fuertes zumbidos en los oídos. Está separado de su esposa y extraña a su
pequeña hija. Ha cometido un error en su trabajo, ha sido castigado y lo han designado
a atender el servicio telefónico del 911. Una degradación.
Meritorio trabajo del director Antoine Fuqua, diestro en
el cine de acción, hace gala aquí de su pericia en el cine de suspenso, dirigiendo
correctamente toda la película y ayudando a Jack Gyllenhal a mostrar toda su
capacidad actoral, logrando mantener el interés del film durante sus 90 minutos,
metraje que lo convierte en un thriller tan tenso como interesante, que coloca
al espectador en un sube y baja de conflictos emocionales mientras el policía
Joe trata desesperadamente de salvar a una mujer que cree que ha sido
secuestrada por su ex marido.
No hay duda que el personaje de Joe Baylor busca su
propia redención personal mientras trata de salvar a Emily. Joe está
trastornado por la situación que vive, acercándose cada vez más a un abismo
personal, con un caso judicial pendiente y su situación matrimonial en jaque.
Jake Gyllenhaal demuestra aquí su
talento. Sin embargo, será el factor tecnológico quien jugará un papel clave
toda vez que es quien permite desentrañar el misterio planteado en el film.
Los incendios forestales contribuyen a poner en un segundo
plano la dramáticidad de la situación reinante que afecta los recursos de
emergencia, así como la contaminación del aire que se respira. La confusión
policial y el abuso de poder también son otros aspectos subyacentes que
desarrolla el film. No obstante, la película habla de la inmensa presión que
enfrentan las fuerzas del orden y cómo los instintos y las decisiones rápidas
son cruciales para la asistencia y la supervivencia.
La tensión en "The Guilty" se vuelve
extraordinaria y el film, una clara ópera de cámara, se transforma en un gran
entretenimiento. Su personaje principal, finalmente asume tanto la emoción como la ira para darse
cuenta que necesita tomar una decisión si quiere solucionar su propio problema.
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