lunes, 30 de septiembre de 2019

PAJAROS DE VERANO de Cristina Gallego y Ciro Guerra


DE LA PAZ A LA VIOLENCIA

Contada en dos tiempos diferentes, un pasado remoto y un presente impreciso, el dúo Gallego / Guerra nos narran una historia sobre como las comarcas pastoriles de Colombia descubren el valor comercial de la planta de marihuana y como ello desata una guerra tribal con el propósito de controlar el negocio.

Con grandes reminiscencias de El Padrino, aquella trilogía inolvidable de Francis Ford Coppola, narra la historia de dos amigos que entran en el negocio con el simple propósito de ganar unos pesos, y terminan transformándose en capos de una mafia que entran en una guerra con el clan vecino.

El film de Gallego / Guerra no es una película más sobre los carteles de la droga. Su acercamiento a los hechos lo hace de manera imprecisa que parece estar narrada bajo los efectos de un alucinógeno a la vez que sus imágenes golpean al espectador con la crudeza de una estética que se acerca al realismo mágico que tan particularmente recreara en forma literaria Gabriel Garcia Márquez.

La vida caótica en que entran los personajes los va envolviendo en una vorágine de violencia que no solo terminará destruyendo sus vidas sino también la de la tribu misma. Una idea que da vueltas sobre toda la trama es la del laberinto. Tanto el consumo como la misma comercialización de la droga va tejiendo un entramado que no deja salida en su espiral de adicción, desconfianza, y violencia. La vida campesina, la espiritualidad del hombre, la unión de la familia, se van perdiendo en pos de la materialidad del dinero, la corrupción y la codicia del hombre.

Como en El Abrazo de la Serpiente, el film anterior de Guerra visto en 2016 en Argentina, el film es primero una reflexión sobre la inescrupulosidad y la bajeza del ser humano, capaz de someter y matar al semejante impulsado simplemente por un vil motivo económico. Y segundo, un viaje al interior de las etnias que habitan y dan origen al ser colombiano, analizando la destrucción de una antigua cultura indígena.

Los hechos del film se concentran en el territorio rural de la Guajira, en Colombia, en medio de zonas desérticas y habitantes que mantienen sus propias tradiciones. El film muestra la colisión entre la codicia del ser y una antigua comunidad indígena donde la pérdida cultural es infinitamente superior a la prosperidad social generada concentrada básicamente en los jefes de la mafia que tienen tanto el control de la producción como el de la comercialización de la droga, dando simplemente trabajo a miles de pequeños traficantes que a la postre son los que pagan con la cárcel o su vida el debido respeto de la ley.

Visualmente la película se destaca por la economía de su lenguaje. Con pequeños saltos temporales se muestra como los protagonistas ascienden tanto económica como socialmente, de vivir en una choza a una mansión, o de usar una avioneta a tener una flota para transportar la droga. Más tarde, una referencia temporal nos lleva a los años 60. Un casamiento entre dos miembros de tribus vecinas, dote mediante, será la oportunidad de integrar el negocio (producción y comercialización), a la vez que observamos la mutación de las personalidades gansteriles, cuya filosofía básica pasará por aquello del ojo por ojo, diente por diente.

Lo que comenzó como una mirada a aldeanos pacíficos apegados a sus tradiciones, se transforma en un film que retrata la guerra entre carteles de la droga. El relato del film va mutando hacia una especie de tragedia griega. Una historia que va de la pobreza a la riqueza y que pasa de la paz de la vida campesina a la violencia descontrolada que generan los narcos. Un precio muy alto, un peaje que destruye son solo la vida sino también la cultura de un pueblo.

NUESTROS VERANOS de Valeria Bruni Tedeschi


FRIOS, INCOMUNICADOS Y DISTANTES

Es conocida la preferencia de Valeria Bruni Tedeschi por aquellos personajes marginales que oscilan levemente entre la razón y la locura. En Nuestros Veranos vuelve a componer un personaje con dichas características.

Anna, tal es el nombre de su nuevo personaje, acaba de ser abandonada por su marido, también actor, que ha preferido quedarse en Paris con un nuevo amorío con una mujer mucho más joven que ella, justo en el momento que están por iniciar unas vacaciones en Italia. Su colapso es total.

La llegada a la casa de verano de sus padres, la encuentra sola y desorientada en medio de una situación incómoda que además encierra la necesidad de repasar el guión de su nueva película, y organizar el elenco necesario para su filmación.

“Nuestros Veranos” es una comedia intimista en la que Bruni Tedeschi, además de actuar, ha escrito y dirigido. Es un film de situaciones. La casa de verano está llena de gente. Además de sus padres, comparten la casa de descanso, su hija, su hermana, su marido, su co guionista, un actor, y personal de servicio de la casa de verano.

Esta nueva comedia de la actriz, directora y guionista italiana es, sin duda, un paso hacia adelante en su filmografía, y marca una superación respecto a sus trabajos anteriores, tanto como guionista como en la dirección de la película.

Bajo la forma de un vodevil, la casa de descanso se transforma en una especie de hotel donde la situación angustiosa que vive Anna se ve superada por la falta de tranquilidad, las opiniones dividas, los secretos compartidos y los dimes y diretes de todos los personajes que la habita, más allá de los intereses particulares que alientan cada uno de ellos.

Lo interesante del film es el énfasis que pone Bruni Tedeschi en el tema de la ignorancia que desarrollamos hacia los problemas de los demás. La vida moderna nos lleva a ensimismarnos en nuestros propios problemas. Eso origina que cada uno viva una vida concentrada en sí mismo donde no importa lo que le está pasando al otro. Eso conduce a un gran egoísmo social donde poco o nada importa la vida de los demás. Estando en la propia casa de su familia, Anna se siente como una extraña, aunque esté rodeado de su hijo, sus padres y amigos.

Bruni Tedeschi desarrolla un tono muy interesante en este relato de características costumbristas que nunca llega ni a los extremos ni a las grandes explosiones personales de un personaje. La directora utiliza un tono medido desarrollando una típica tragicomedia que más allá de las desavenencias conyugales y los problemas familiares, lo que plantea a través de sus personajes, es básicamente la incomunicación, la incapacidad de transmitir y compartir problemas.

Asumiendo además el papel de Anna, y muy bien acompañada por un amplio elenco que aporta su calidad actoral, destacan Pierre Arditi, Valeria Golino, Riccardo Scarmacio y Vicent Perez.

Nuestros Veranos es una comedia interesante que plantea los problemas de comunicación que conlleva la vida moderna, en la que poco a poco vamos tomando distancia de nuestra propia familia hasta volvernos extraños, evitando incluso a nuestros seres queridos, dejando la franqueza de lado, y hasta ocultando nuestros sentimientos, volviéndonos fríos, incomunicados y distantes.

lunes, 23 de septiembre de 2019

VARDA POR AGNES DE Agnes Varda


EL LEGADO DE AGNES

Este documental, hecho originalmente para la televisión en dos capítulos, es ahora presentado en los cines como un largometraje de aproximadamente dos horas de duración. Es, además, la obra póstuma de la realizadora francesa Agnes Varda, una obra autobiográfica de su vida como también un legado artístico de una creadora incansable que no solo desarrolló una carrera cinematográfica sino también una obra que abarco la escritura, la fotografía, la pintura y la instalación.

Partiendo de una conferencia que Varda desarrolla en Paris, nace este documental que pasa revista a su vasta obra de casi 65 años de trabajo y también permite apreciar los distintos aspectos de su personalidad artística, de la cual no solo emana una gran autoridad sino también una deslumbrante capacidad creativa basada en la libertad, y sobre todo, en su humildad, atributos que se manifiestan a lo largo de toda su obra, primero a través de la fotografía, y más tarde en la escritura, el cine, la pintura y  más recientemente, en instalaciones donde prevalece el juego entre imágenes y movimiento.

Varda luce como la abuela buena, con el look de una “papisa” que le da un corte y un color de pelo que no toca el crecimiento de sus canas y solo tiñe sus puntas de color bordó, siempre dispuesta a mostrar todo su simpatía, encanto y orgullo sobre su obra exhibiéndola como un legado a las generaciones futuras.

Su obra como cineasta comienza en 1955, y sea, tal vez, su aspecto más conocido, el que la da conocer al gran mundo de la cinematografía con una comedia llamada Cleo de 5 a 7 que la llena de satisfacciones y la coloca dentro de ese grupo selecto de realizadores que se dio en llamar La Nouvelle Vague. No todas sus obras fueron exitosas, incluso alguno tuvo el agrio sabor del fracaso. Pero todo lo que hizo le permitió adquirir una experiencia que resulta  en una sabiduría que permite resolver los problemas del trabajo y de la vida.

Nos cuenta que al cumplir 80 años sintió como un tren que se le venía encima pero que a los 90, era capaz de reírse de ese pánico. Su vitalidad creativa fue tal que estuvo activa hasta unos pocos días antes de su muerte a los 91 años en febrero de 2019. Este documental, un verdadero legado cinematográfico que, además, hace justicia porque abarca todo el amplio espectro de su obra y da a conocer muchos aspectos de su vida artística desconocida que la trascienden más allá de la gran directora de cien que fue.

De esta manera, aparece su obra pictórica y sus múltiples instalaciones donde lograr mezclar el cine con la pintura en ese nuevo concepto artístico. La instalación, un montaje que incluye la pintura y el ordenamiento de objetos en movimiento, da una idea de realidad en una interacción de lo físico con lo intangible. Lo interesante en la vida de Varda es que los objetos más simples eran capaces de inspirarla para crear una obra que finalmente sería mucho más compleja.

Varda por Agnes es un film autobiográfico que va mucho más allá que la historia de una vida sino que recorre la obra de una artista que llega a una edad en la que no solo siente orgullo por lo hecho sino también necesita enseñarlo, no por vanidad sino por un espíritu docente, la de transmitir una obra como producto de una experimentación y la adquisición de un saber. Los aplausos finales que estallan en la sala no son más que el reconocimiento de una artista humilde e impar cuya obra docente perdurará en el tiempo.

sábado, 21 de septiembre de 2019

AD ASTRA de James Gray


LA BÚSQUEDA DEL PADRE

James Gray es un escritor y director cinematográfico nacido en Nueva York, perteneciente a la camada de los ´90. Debutó en 1994 con una película policial que en Argentina se llamó Cuestión de Sangre. Hasta el presente lleva filmadas 8 películas, entre ellas La Otra Cara del Crimen (2000), La Noche es Nuestra (2007) y Dos Amantes (2008).

En Ad Astra, Gray incursiona en el terreno de la ciencia ficción. Su film no está relacionado con el estilo de Viaje a las Estrellas. Por el contrario, estética y filosóficamente, está emparentada a 2001, Odisea del Espacio, o incluso, con Solaris, el film de Andrei Tarkovsky de 1972, pero especialmente con Apocalipsis Now (1979) de Francis Ford Coppola. No obstante ello, el film tiene su propia personalidad. Gray es un cineasta muy cercano al cine de acción aunque sus relatos han tenido mucho que ver con pinturas de carácter humanista y Ad Astra no es una excepción a ello.

Para disfrutar de este film no solo es necesario mirar sus imágenes sino también reflexionar sobre la historia que nos cuenta. Su personaje central es Roy Mc Bride, un notable trabajo de Brad Pitt, que interpreta a una especie de cowboy espacial, un piloto de pruebas, un solitario que hace recordar al Capitán Villard de Appocalypsis. Al igual que aquel personaje recibe una orden. Su misión no será matar a un hombre sino encontrar a su propio padre, perdido presumiblemente en Marte.

Se trata de un viaje inesperado, solitario, y metafórico al alma del propio protagonista que se transforma en un drama de carácter psicológico en medio de un viaje espacial. Tal como Villard es llevado ante Kurtz en aquella magistral escena donde una combinación de luces y sombras se alternaban sobre la cara del personaje mostrando los dos aspectos de su personalidad, el lado bueno y el lado malo, haciendo notar que de Kurtz solo era la otra cara de la presencia del mismo poder. Roy Mc Bride, en cambio, encontrará a su padre rodeado de una gran soledad en la que prima la oscuridad. La travesía espacial de Roy se convierte en un descenso al más grande de los infiernos: la soledad de un hombre que ha necesitado imponer orden y respeto, logrando solo quedar varado en la inmensidad del espacio, en algún lugar remoto de uno de los anillos de Saturno. Este aspecto del poder es la soledad más absoluta.

La película narra ese viaje de Roy hacia Neptuno, pasando por la Luna y por Marte, apreciando lugares que replican la vida en la tierra tanto en los hechos comerciales como en los bélicos, a la vez que examina cómo un padre ausente puede afectar la vida de un hijo.

Mientras la historia avanza, Roy se sumerge en las heridas ocultas de su mente. Sus expresiones faciales, sus movimientos oculares, sus cambios en la presión sanguínea van revelando su estado de inestabilidad, dejando observar la deconstrucción y reconstrucción de su personaje a lo largo de este viaje épico hacia los abismos de su alma.

Si bien algunas secuencias de acción distraen el objetivo del film, la narración se centra en lo psicológico. La búsqueda del padre, objetivo de Roy más allá de las directivas recibidas en su misión, llega a su fin cuando su padre le hace entender que simplemente debe buscar su destino. Roy comprenderá entonces que ya es un adulto que no necesita emular a su progenitor ni tenerlo cerca. Es el momento del regreso, asumir la propia vida y encontrar los caminos para desarrollarla.

La actuación de Brad Pitt, es, tal vez, la más importante de su vida actoral, clave en el desarrollo del film. Lo acompañan con su solvencia de siempre Donald Sutherland y Tommy Lee Jones. También es digno de mención el trabajo del fotógrafo Hoyte Van Hoytema, quien alcanza un gran nivel de creatividad. Con su cámara registra en primer plano al protagonista, utilizando diferentes ángulos, y aprovechando al máximo la profundidad del espacio para poner énfasis en la pequeñez y la vulnerabilidad del hombre.
Ad Astra no es en realidad una película de ciencia ficción. Es más bien un drama contado en forma de aventura espacial.


sábado, 14 de septiembre de 2019

YESTERDAY de Danny Boyle

EVOCANDO A LOS GENIOS

Yesterday es la nueva película, una comedia, del director escoces Danny Boyle, ganador del Oscar 2008 a la Mejor Película y al Mejor Director por Slumdog Millonaire (Quiere Ser Millonario?), autor también de Trainspotting (1996), película que lo dió a conocer, y Steve Jobs (2015), para mí su mejor película, entre otras.

El cine de Boyle se distingue por su velocidad. Su cine arranca y no para. El resultado de ello son películas generalmente entretenidas, con alto poder de síntesis, que generalmente contienen una interesante visión de lo social, aunque a veces, no alcanzan la profundidad deseada.

Su nuevo film, obviamente, tiene todas estas características partiendo esta vez, de una idea bastante original. Un músico, más precisamente un cantautor, buen guitarrista, sufre un accidente y cuando sale del coma que lo ha inducido su internación, le cuesta entender que cuando canta canciones de los Beatles, nadie las reconoce. ¿Acaso todos se han olvidado del cuarteto más famoso del mundo?
El film juega con la idea de una línea de tiempo alternativa, tomando esa idea de la ciencia ficción, y de películas y series de televisión tales como Volver al Futuro (Back to the Future, 1985) o Rumbo a los Desconocido (The Outer Limits), vista en la TV al inicio de los años 60.

Bajo esa idea, Himesh Patel personifica a Jack Malic, un músico cuyo accidente lo ha colocado cerebralmente en una línea de tiempo diferente a la que vivía, y como resultado de ello todo su pasado es diferente al resto de su generación, por lo cual, todo el mudo lo reconoce físicamente pero no comparte su historia. Su pasado deja de ser el mismo que la del resto de sus contemporáneos.

Consecuencia de ello, cuando canta una canción de Los Beatles, nadie la reconoce y comienzan a considerarlo un nuevo genio de la música. Ha llegado la hora de su fama. Todo el mundo lo adora y ama su música. Las compañías discográficas más grandes del mundo lo convocan. Su vida se transforma. Un gran momento del film, por su incuestionable graficación de la realidad, es cuando entra a Internet y descubre que no existe nada de lo que él conocía, incluso algunas grandes marcas. Es también interesante ver cómo tiene que apelar a su memoria, y su memoria falla al estar mediatizada, para recordar una canción como Eleanor Rigby que ya no existe en Internet.

No obstante ello, la idea de Boyle no pasa por contar la historia de Jack Malic sino por rendir tributo a la inmortal música de los Beatles. Y obviamente eso lo hace con creces recorriendo la mayor parte de los grandes éxitos del cuarteto de Liverpool cantados por el propio Patel acompañado de su guitarra.

Pero si bien el film es sobretodo un gran homenaje al conjunto inglés, también es cierto que su estructura responde a una comedia clásica al mejor estilo de las de Doris Day. Detrás de todas las canciones late desde el mismo principio una historia de amor que desea ser consumada. Y Boyle no es ajeno a ello. No por homenajear a los Beatles se olvida que ha elegido narrar una comedia que es básicamente una historia de amor.


El resultado final resulta equilibrado. Aunque reconozcamos que a la música de Los Beatles, 40 años después, no hay con que darle, y si bien Patel, incluso resulte poco agraciado comparándolo vocalmente con Lennon o Mc Cartney, el entusiasmo que pone en sus vocalizaciones no solo se deja escuchar sino también contagia a la película de un gran amor por la vida, haciendo que su final feliz rinda un justo homenaje a la comedia.

HIGH LIFE de Claire Denis


UN VIAJE HACIA LA NADA

High Life comienza con tomas que simula un edén antes de mostrar que estamos viendo el jardín en una nave espacial donde todo es artificial y manejado por la tecnología. Entonces se escucha a un bebé llorando. Esta apertura, que mezcla botánica, tecnología y biología y que terminará aludiendo a la religión define a la nueva película de Claire Denis.

El film tiene lugar en una nave espacial que viaja más allá del sistema solar hacia un agujero negro en un futuro muy parecido al presente cuya misión es buscar una nueva fuente de energía. En su interior alberga una médica y un grupo de delincuentes que han aceptado una misión en el espacio para convertirse en sujetos de un experimento de reproducción humana con el propósito de cumplir su condena. La nave se encuentra en una situación extrema después que una tormenta de rayos cósmicos ha provocado daños en su estructura.

Con imágenes inquietantes y a través de una narrativa basada en flashbacks no cronológicos, dentro de un espacio cerrado y una atmósfera tensa y opresiva, la trama reflexiona en torno a la violencia, el impulso sexual, y la reproducción humana. Hay en el film dos personajes centrales: Monte (Pattinson) que viaja acompañado de su pequeña hija Willow (Scarlett Lindsey), es un preso condenado a muerte que se aferra a la vida para salvar a su hija. El otro es Dibs (Juliette Binoche), una científica que parece solo preocupada por cosechar el semen de Monte para inseminar a una de las hembras más jóvenes con el propósito de lograr un embarazo perfecto que presumiblemente genere un ser que mejore la especie.

Estas imágenes parecen encerrar una idea religiosa relacionada con la llamada de Dios. Se piensa que esa llamada tiene que ver con encomendarnos una misión. A esa misión la religión la denomina vocación. Y la primera vocación que el hombre recibe de parte de Dios es la preservación de la vida. Las siguientes llamadas obedecen siempre a la idea de dirigir nuestros pasos por el camino del bien.

No obstante, en la película, no queda claro cuál es el propósito final de la misión toda vez que se encuentran atravesando un agujero negro del cual presumiblemente, no tienen salida. De ser así, tanto la nave como sus pasajeros se encontrarían en un viaje hacia la nada.

Con la invalorable ayuda del fotógrafo Yorick Le Saux y del guionista Jean Paul Fargeau, el film puede ser cómodamente clasificado dentro del género de la ciencia ficción. Su factura tiene más influencias de 2001: Odisea del Espacio de Stanley Kubrick (1968) y Solaris de Andrei Tarkovsky (1972), que del Alien (1979) de Ridley Scott y absolutamente nada de cualquier otra obra de este rubro.

Los eventos que presenta el film se muestran fragmentados, ocurriendo entre el pasado y el presente sin señales claras que indiquen el cambio de tiempo. Tampoco hay una estructura narrativa lineal, ni un clímax, ni una resolución de lo visto sino solo el relato de un momento que tampoco responde a nuestro tiempo.

Por otro lado, encontramos algunas ideas que llaman a nuestra reflexión sobre el presente relacionadas a tomar conciencia que no nos queda mucho tiempo para salvar el planeta como así también la necesidad de controlar la natalidad en un medio donde nuestros anhelos sexuales e impulsos de procrear terminan prevaleciendo sobre el contrato social generando sociedades con un alto nivel de conflictividad.