sábado, 14 de septiembre de 2019

HIGH LIFE de Claire Denis


UN VIAJE HACIA LA NADA

High Life comienza con tomas que simula un edén antes de mostrar que estamos viendo el jardín en una nave espacial donde todo es artificial y manejado por la tecnología. Entonces se escucha a un bebé llorando. Esta apertura, que mezcla botánica, tecnología y biología y que terminará aludiendo a la religión define a la nueva película de Claire Denis.

El film tiene lugar en una nave espacial que viaja más allá del sistema solar hacia un agujero negro en un futuro muy parecido al presente cuya misión es buscar una nueva fuente de energía. En su interior alberga una médica y un grupo de delincuentes que han aceptado una misión en el espacio para convertirse en sujetos de un experimento de reproducción humana con el propósito de cumplir su condena. La nave se encuentra en una situación extrema después que una tormenta de rayos cósmicos ha provocado daños en su estructura.

Con imágenes inquietantes y a través de una narrativa basada en flashbacks no cronológicos, dentro de un espacio cerrado y una atmósfera tensa y opresiva, la trama reflexiona en torno a la violencia, el impulso sexual, y la reproducción humana. Hay en el film dos personajes centrales: Monte (Pattinson) que viaja acompañado de su pequeña hija Willow (Scarlett Lindsey), es un preso condenado a muerte que se aferra a la vida para salvar a su hija. El otro es Dibs (Juliette Binoche), una científica que parece solo preocupada por cosechar el semen de Monte para inseminar a una de las hembras más jóvenes con el propósito de lograr un embarazo perfecto que presumiblemente genere un ser que mejore la especie.

Estas imágenes parecen encerrar una idea religiosa relacionada con la llamada de Dios. Se piensa que esa llamada tiene que ver con encomendarnos una misión. A esa misión la religión la denomina vocación. Y la primera vocación que el hombre recibe de parte de Dios es la preservación de la vida. Las siguientes llamadas obedecen siempre a la idea de dirigir nuestros pasos por el camino del bien.

No obstante, en la película, no queda claro cuál es el propósito final de la misión toda vez que se encuentran atravesando un agujero negro del cual presumiblemente, no tienen salida. De ser así, tanto la nave como sus pasajeros se encontrarían en un viaje hacia la nada.

Con la invalorable ayuda del fotógrafo Yorick Le Saux y del guionista Jean Paul Fargeau, el film puede ser cómodamente clasificado dentro del género de la ciencia ficción. Su factura tiene más influencias de 2001: Odisea del Espacio de Stanley Kubrick (1968) y Solaris de Andrei Tarkovsky (1972), que del Alien (1979) de Ridley Scott y absolutamente nada de cualquier otra obra de este rubro.

Los eventos que presenta el film se muestran fragmentados, ocurriendo entre el pasado y el presente sin señales claras que indiquen el cambio de tiempo. Tampoco hay una estructura narrativa lineal, ni un clímax, ni una resolución de lo visto sino solo el relato de un momento que tampoco responde a nuestro tiempo.

Por otro lado, encontramos algunas ideas que llaman a nuestra reflexión sobre el presente relacionadas a tomar conciencia que no nos queda mucho tiempo para salvar el planeta como así también la necesidad de controlar la natalidad en un medio donde nuestros anhelos sexuales e impulsos de procrear terminan prevaleciendo sobre el contrato social generando sociedades con un alto nivel de conflictividad.

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