jueves, 22 de diciembre de 2016

MIS MEJORES PELÍCULAS VISTAS EN EL AÑO 2016

Con un fin recordatorio y como síntesis de lo que he visto en cine durante el año, no quiero dejar de mencionar las 12 películas que considero más destacadas.


1.       EL RENACIDO de Alejandro Gonzalez Iñattitu (EEUU)
2.       JULIETA de Pedro Almodovar (España)
3.       FRANCOFONIA de Alexandr Sokurov (Rusia-Francia)
4.       NESSUNO SI SALVA DA SOLO de Sergio Castellito
5.       LEJOS DE ELLA de Jia Zhang Ke (China)
6.       TANGERINES de Zaza Urushadze (Lituania)
7.       LA PAZZA GIOGIA de Paolo Virzi (Italia)
8.       VIAJO SOLA de María Soleda Tognazzi (Italia)
9.       ZANETA de Peter Vaclav (Rep. Checa)
10.   TRUMBO de Jay Roach (EEUU)
11.   45 AÑOS de Andrew Haigh (Inglaterra)
12.   STEVE JOBS de Danny Boyle (EEUU)

MENCIONES ESPECIALES
1.       LA NOCHE DE FRANCISCO SANCTIS de Francisco Márquez y Andrea Testa (Argentina)
2.       EL HIJO DE SAUL de Laszlo Némes (Hungria)
3.       BAJO EL SOL de Dalivor Matanic (Croacia)
4.       MON ROI de Maiwen (Francia))
5.       LA JUGADA MAESTRA de Edward Zwick (EEUU)

sábado, 17 de diciembre de 2016

SNOWDEN de Oliver Stone

EL FIN DEL DERECHO A LA PRIVACIDAD

Edward J. Snowden saltó a la primera plana de los diarios en junio de 2013 en oportunidad de dar a conocer documentos de la CIA calificados como “Top Secret”, que incluía detalles sobre programas de vigilancia masiva que estaba desarrollando la central de inteligencia americana (CIA).

Ahora, el cineasta americano Oliver Stone, el mismo de Pelotón (1986), Wall Street (1988), JFK (1991), Nixon (1995), un hombre de la izquierda americana que ha logrado sus films más resonantes entre mediados de las décadas del 80 y del 90, vuelve al cine de denuncia con la recreación ficcional de las declaraciones hechas por Snowden a la cineasta Laura Poitras, ganadora del Oscar 2014 al Mejor Documental por su obra “Citizenfour que trataba sobre la red de vigilancia mundial, y al periódico inglés "The Guardian". 

Snowden, la película, narra un parte de la vida de Edward Snowden, la que trascurre desde los 20 años hasta la actualidad, que lo encuentra exiliado en Rusia. El primer intento de entrar a un órgano del Estado lo hizo en el Ejército de los Estados Unidos, pero queda descartado luego de quebrarse las piernas en un entrenamiento. Entonces busca por el lado de CIA (Central de Inteligencia Americana), donde el éxito le sonríe rápidamente  en los exámenes de ingreso gracias a su alto IQ y su capacidad de desarrollarlo en materia  informática y se transforma en uno de los ingenieros de sistemas  más importantes de la misma.

El film de Stone es, sobretodo, una toma de consciencia. La de alguien que está trabajando para el bien de su país pero termina descubriendo que no es más que un espía de la intimidad de los demás. Y que lo que está desarrollando con inteligencia artificial no es otra cosa que la informatización de los viejos sistemas de la KGB, la STASI, el FBI y la CIA juntos.

Las preguntas surgen solas. ¿Cómo toma conciencia Snowden? ¿Es realmente esa toma de conciencia un acto de carácter espiritual, una confesión de tipo religiosa, o es acaso el darse cuenta que tiene en su manos algo de valor y por lo cual mucha gente estaría dispuesta a pagar millones de dólares? ¿Es creíble esa toma de consciencia? La diferencia entre el bien y el mal están separados por una delgada línea roja. 

Cinematográficamente hablando, poco se puede decir de este nuevo film de Oliver Stone, porque comete un error garrafal. Prioriza el aspecto documental sobre los hechos dramático que narra. Hace pocos días atrás comentábamos Sully de Clint Eastwood, es decir, otra película basada en hechos reales. Y alabábamos la pericia de los guionistas en generar suspenso a través de la re escritura de los hechos transformando a los actores del suceso en buenos y malos. Esta dicotomía le permitía a Eastwood trabajar el material y hacernos reflexionar sobre el tema de las leyendas vivas y su rápido olvido. Stone, en “Snowden”, no hace nada de esto ni de otra cosa. Filma un film rutinario, que a lo sumo parece un documental dentro de otro documental, pero no agrega nada a lo conocido ni genera más reflexión que la que ya sabemos: Alguien nos está espiando continuamente y está al tanto de nuestras vidas a través del seguimiento de nuestros teléfonos celulares, nuestros mails, nuestros chats en wasap, nuestras publicaciones en Facebook, nuestras fotos en Instagram, el envío de nuestros tuits,  nuestros mensajes en Messenger o nuestras charlas por Skype. Es decir, todo el mundo está siendo espiado y se encuentra en una situación “bajo sospecha”.

Es como si el film de Stone llegara tarde con el tema. Incluso las críticas que realiza contra el Presidente Obama respecto a su apoyo implícito a la CIA y al desarrollo de sus sistemas espías llegan prácticamente después de las elecciones en los Estados Unidos, y lo que es peor, se anima contra un Presidente que prácticamente está ido. Lo extemporánea de la crítica se exacerba si pensamos que encima el partido demócrata fue quien perdió las elecciones.

En síntesis, el film de Stone no agrega nada nuevo al tema. Filmada casi rutinariamente, queda lejos de la fuerza expresiva de “JFK”  o de “Nixon”, quizás, para mí, sus mejores películas. Si, en cambio,  no deja de ser un llamado de alerta sobre un nuevo flagelo que en nombre de la seguridad general altera nuestras libertades individuales. Sin darnos cuenta usamos instrumentos que dan lugar a nuestra perdida de intimidad, desde dejar saber dónde estamos hasta que perfume nos gusta, que ropa usamos, que libros leemos, o lo que es peor, donde estamos. El mundo futurista de George Orwell nos ha alcanzado. Su novela “1984”se ha hecho realidad. Big Brother Is Watching You!!

jueves, 15 de diciembre de 2016

SULLY de Clint Eastwood


EL HOMBRE Y SU DESTINO

“Sully”, la película, narra la historia del vuelo 1549 de United Airlines que la tarde del 15 de enero de 2009 despegó del Aeropuerto neoyorquino de La Guardia con destino al Aeropuerto de Charlotte en Carolina del Norte y a los pocos minutos de vuelo se encontró con una bandada de gansos salvajes que impactaron contra el fuselaje y las turbinas del avión, dejando al avión sin propulsión, y obligando a sus pilotos a realizar un aterrizaje de emergencia que se produjo minutos más tarde en las aguas del Río Hudson, a la altura de la calle 48 en la ciudad de Nueva York. Los 155 pasajeros del avión resultaron ilesos.

Hasta allí la noticia. El film de Eastwood, si bien recrea el accidente, se focaliza en otros aspectos del mismo y sus derivaciones. En un principio, el film es un gran retrato de Chesley Sullenberger, el Sully del título, un piloto comercial con una experiencia de vuelo  de más de 40 años, quien desoyendo las instrucciones recibidas de la Torre de Control del Aeropuerto de La Guardia en New York City, tomo la decisión de realizar un acuatizaje. En consecuencia, el film se transforma en un gran relato sobre la responsabilidad individual y la responsabilidad social. En ese aspecto, la conducta de  Sully se transforma en un modelo de profesionalismo, un ejemplo social que toda la sociedad debería imitar. Sully no solo cumple con su deber sino que asume una responsabilidad que va más allá de sus atribuciones. Cuando desoye las indicaciones de la Torre de Control no se insubordina sino por el contrario, aplica su sentido común y su experiencia como piloto. Sully es un hombre ante el destino.

No obstante, ha ocurrido un  accidente. Y ese accidente debe ser investigado. No solo está la responsabilidad social empresaria (la de los dueños de la aerolínea) sino también la responsabilidad de los medios de contralor (la del Estado). Los primeros porque tienen la obligación de volar aviones que se encuentran en perfecto estado técnico. Los segundos, la de hacer cumplir las leyes aeronáuticas y las disposiciones técnicas de seguridad. Y más allá aún están los sindicatos que velan por la condiciones de trabajo del medio que representan. Es muy interesante el modo en que aparecen en medio del accidente los representantes de los diferentes roles que coordinadamente forman parte de una estructura económica y social que constituye sin lugar a dudas el andamiaje de esa primera economía del mundo, una economía capitalista basada en la libertad y la responsabilidad de sus actores.

Más allá de eso, volviendo a lo cinematográfico, es notable como el  guionista Tom Tomarnicki introduce a todos estos actores creando buenos y villanos en función de un rol social orientado al respeto de las leyes y obviamente, a las conveniencias particulares. Eastwood, a su vez, no se queda atrás y saca partido de ello generando suspenso de una noticia donde desde el principio conocemos el final feliz del acontecimiento, pero que el desarrollo necesario de los aspectos burocráticos pone en juego el prestigio y el honor de un hombre que va camino al mito después de haber sido actor de un suceso heroico.

Y aquí, en el camino a la leyenda que desarrolla Sully,  es donde la película alcanza ribetes verdaderamente “eastwoodianos”. Porque Eastwood no se deja llevar por el film catástrofe sino por la aventura humana. El accidente aéreo da lugar al heroísmo, y de ese heroísmo surge un héroe indiscutido: Chesley Sullenberger, “Sully”,  el piloto transformado en celebridad por los medios televisivos. Pero esa celebridad durará muy poco tiempo. En menos de 48 horas se formará una Comisión Investigadora del Accidente y la conducta de Sully será cuestionada. A lo largo del tiempo, el episodio será tan solo una noticia que se publicó en los diarios, Sully será olvidado y su leyenda habrá desaparecido.

Eastwood, que en “Los Imperdonables” había dado fin a las leyendas, y que antes había rescatado la sonoridad del saxo de Charly Parker en “Bird”, y más tarde la voz libertaria de Mandela en “Invictus”, y el recuerdo de Frankie Dunn, un hombre que había practicado la eutanasia a partir de un pedido de su pupila en el ring de “One Million Dollar Baby”, ahora convierte a Sully, un piloto de un avión comercial accidentado, en leyenda, una leyenda viva de efímera vida. Todo pasa y nada es para siempre. Los personajes de Eastwood desaparecen perdidos en el tiempo.

El Maestro Eastwood dirige con su estilo único. Por la austeridad de su puesta. Por la claridad de sus imágenes. Por la precisión de su ritmo narrativo. Por la adecuada utilización de todos los recursos disponibles. Por eso estamos ante otro de sus grandes films. Eastwood impone su tiempo, acompaña las imágenes con su propia música, logra un clima amenazante durante la crónica del accidente, después acompaña a su personaje por el derrotero de las angustias personales mientras dura la investigación de los hechos. Nos hace dudar sobre la capacidad de Sully. Uno se pregunta: ¿Hizo Sully todo bien? ¿O acaso fue un infractor a las normas aeronáuticas vigentes en aquel entonces? A todo ello, hay que agregar la ajustada y sobria actuación de Tom Hanks, quien le da carnadura y humanidad a un personaje, un hombre mayor, un ser común que se gana la vida como piloto de avión, transformado en superhéroe por los medios. Acompaña también con otra precisa performance Aaron Eckhart, en el papel del copiloto Jeff Skiles, y la siempre fiel Laura Linley, en el papel de la esposa de Sully.

En el final, cuando comienzan a caer los créditos finales, imágenes reales del accidente y de sus protagonistas se intercalan en la pantalla. La realidad se impone sobre la ficción y los héroes y los mitos desaparecen  definitivamente, así como terminan perdiéndose las imágenes sepultadas en algún viejo depósito de celuloide. En síntesis, otro gran film de Clint Eastwood, a los 85 años, ya transformado en leyenda propia del cine americano.


martes, 22 de noviembre de 2016

CORAZÓN SILENCIOSO (Stille Hjerte) de Billy August



¿SABES QUÉ ES LO MÁS DIFICIL?
SI, NO PODER DECIR LO QUE SIENTES.

Billy August es un director dinamarqués que se hizo famoso en 1987 cuando su “Pelle, El Conquistador”, se alzó con el Oscar a la Mejor Película Extranjera de ese año. Su carrera ha sido irregular. En 1992 filmó “Las Mejores Intenciones”, una historia de amor basada en la relación de los padres de Ingmar Bergman. En 1993 filma la adaptación de la novela de Isabel Allende “La Casa de los Espíritus”, donde logra una película tan impersonal como exitosa en lo comercial. A partir de allí continúa su carrera sin repetir el suceso de sus primeras películas, no obstante haberse transformado en un director de culto.


En “Corazón Silencioso” toma un guión de Christian Thorpe, un escritor formado en la televisión dinamarquesa, que le plantea por un lado un tema difícil, y por otro una puesta de característica teatrales. August sale airoso en ambos frentes y recupera con este film el prestigio de sus primeras épocas.


El film, temáticamente, parece ser una película sobre la eutanasia. Pero no lo es. La habilidad de August en la puesta, y de Thorpe en el guión, no apuestan a un gran discurso sobre ese tema, sino que vuelven al film más intimista orientándolo hacia una reflexión sobre la vejez y el deterioro de la salud de nuestros padres ancianos. La toma de conciencia que como hijos nos hemos vuelto “definitivamente” adultos. El momento en que perdemos las referencias naturales. Es la perdida de la brújula y la necesidad de comenzar a navegar guiado por el sol y las estrellas. Es obvio que en el film se habla de la eutanasia, pero este acto no es otra cosa que un disparador en una típica reunión familiar navideña durante un fin de semana en el que salen a relucir fortalezas y debilidades de cada integrante del grupo ante la etapa que se avecina, que no es otra que la de la irreparable pérdida de la vida de los padres enfermos.

El grupo, pese a representar una reunión familiar, es lo suficientemente dispar como para diferenciar caracteres y poder airear la obra. La ancianidad de los padres y una amiga de su edad, la madurez de la hija mayor y su marido, la eterna adolescencia de la menor y su pareja, y finalmente, un nieto adolescente e ingenuo que está sufriendo el rechazo del primer amor. Una paleta amplia en colores y situaciones muy bien resueltas por August. Así dispuesto, el film resulta una típica película nórdica, una especie de Bergman algo aguado y aggiornado a nuestro tiempo.


No obstante el carácter dramático de la convocatoria se diluye en la puesta que intenta August, que encuentra su equilibrio por el lado de la comedia costumbrista. Aquí sobresalen los medios tonos. No hay ni drama descarnado ni comedia desaforada. Es un film que conserva un delicado equilibrio pese a estar tratando como fondo un tema espinoso y controvertido disparado por una situación extrema: la enfermedad.


Obviamente estos logros cinematográficos se apoyan en la actuación de grandes actores. Guita Norby como la madre, está extraordinaria. Cabe recordar que su actuación se llevó el Premio a la Mejor Actriz en la última edición del Festival de San Sebastián en España. No es menor el acompañamiento de Paprika Steen  como la hija mayor, Danica Curcic como la menor, y Mortem Grunwald como el Padre.


Los mayores méritos de este film adecuadamente escrito, dirigido y actuado están en haber evitado el melodrama, lograr interesar al espectador con un tema espinoso, a la vez de fugar de los estereotipos, y mantener siempre su equilibrio. Sin duda, el cine danés está recuperando a un director fundamental de su historia. No es poco. Esto se agrega al buen momento de la televisión de su país que ha generado trascender sus fronteras con el éxito de miniseries como Borgen (Gobierno) y Forbrydelsen, adaptada por la televisión americana como The Killing.

lunes, 21 de noviembre de 2016

LA CHICA DEL TREN de Tate Taylor


MOTORMAN, ME BAJO EN LA PROXIMA!!

Lo primero que el espectador se pregunta después de ver “La Chica del Tren” es si el director Tate Taylor habrá tenido en consideración las reglas básicas del cine del maestro Alfred Hitchcock. La respuesta es seguramente que no. Porque Taylor nunca pone en práctica la premisas básicas del cine hithcockiano aunque el guión de su película lo remita una y otra vez a lo largo de su metraje al gran maestro del suspenso. De esas premisas, hay tres que deberían haberse respetado. La primera es que el argumento debería ser simple. La segunda es que el espectador conoce lo que el protagonista desconoce. La tercera es que el espectador debe recibir más respuestas que preguntas durante el desarrollo del film.

Lamentablemente, ninguna de las tres premisas se respeta en “La Chica del Tren”. Como consecuencia de ello, la trama se vuelve engorrosa, el espectador es confundido deliberadamente por los guionistas, y el director complica la trama con una serie de saltos temporales hacia atrás y hacia delante de la referencia temporal, que no agregan nada al desarrollo de la narración,  volviendo confuso lo que es simple. No conforme con ello, la trama introduce a una investigadora policial (Allison Janney) cuyo rol es absolutamente irrelevante y por lo tanto descartable, que pareciera obedecer a solo cuestiones arbitrarias de casting.

La Chica del Tren es Rachel, protagonizada en forma bastante poco expresiva por Emily Blunt, una actriz en ascenso que también tiene en su haber roles importantes tanto en “Sicario, 2015”,  como “En el Bosque, 2014”, y “Queen Victoria, 2009”.  Rachel se la pasa viajando en tren  para poder pasar por delante de la casa de su ex marido, con quien vive obsesionada  como consecuencia de un divorcio, mientras se alcoholiza, toma notas y hace dibujos. Ya de entrada, no queda claro si el personaje central es una mujer despechada, una investigadora, una dibujante de historietas o una escritora, cuestión que pareciera no importar demasiado, aunque a la postre, sea obviamente el personaje central de la película. Asimismo, tampoco quedan claros hasta promediar el film el accionar de los otros tres personajes principales que son, Ana (Rebecca Fergusson ), la nueva esposa de Tom (Justin Theroux), el ex marido de Rachel, y Megan (Haley Bennet), la niñera de Ana. Como se podrán imaginar, en este film, todo opera geométricamente.

Entre saltos los saltos de la trama y saltos temporales del director, la película avanza, cobra forma, y se va transformando en un rompecabezas policial más o menos convencional, que a mi gusto, nunca llega a buen puerto desperdiciando una y otra vez la posibilidad de constituirse en una obra mayor.


El responsable de este dislate es el director Tate Taylor (The Help, 2011), quien hace muy poco desde el lado de la puesta en escena y el mantenimiento del suspenso. En cambio hace mucho porque reine la confusión conduciendo un relato con desprolijidad y desidia, al que solo le ayuda la calidad de una fotografía que alcanza escenas que dan con la frialdad y el distanciamiento que priman en la relaciones de los protagonistas. Esta no es una película sobre la pasión. Muy por el contrario, es una película sobre el engaño. Y el primer engañado es el espectador. Nada ni nadie es lo que se cree que debe ser. No me gusta el engaño y no debe confundirse con la sorpresa. Tal vez, pueda ser que el factor sorpresa funcione en forma atractiva para algunos espectadores, pero aquí en todo momento prevalece el factor engaño sobre el factor sorpresa y solo sirve para estirar el metraje y transformar al film en una superproducción que pueda alcanzar el rotulo de “gran estreno”.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

LA LARGA NOCHE DE FRANCISCO SANCTIS de Francisco Márquez y Andrea Testa


UN VIAJE HACIA EL MIEDO PROFUNDO

¿Quién es Francisco de Sanctis? Un tipo común, de unos 40 años, casado con dos hijos en edad escolar. Labura en una oficina y aspira a tener un ascenso para ganar unos pesos más. Vive en un departamento de 3 ambientes, sin lujos, en un barrio de la capital. No tiene auto, viaja en colectivo, y como gran diversión se encuentra con un amigo después de cenar a jugar al billar.

¿Qué le pasa a Francisco? Francisco se ha aburguesado. De joven ha frecuentado algún campamento de las juventudes izquierdistas donde ha conocido a quien tal vez haya sido un primer amor. Justamente de ella, y después de tantos años, recibe una llamada misteriosa que lo cita. Se encuentran y le pide un favor. Un llamado a la solidaridad.
Un simple favor obra como disparador de una cuestión ética  y moral. Debe hacer ese favor? Y si no lo hace? Acaso traiciona los ideales políticos de su juventud? Dónde quedó su romanticismo escrito en poemas? Cuál es el riesgo? Acaso la solidaridad implica involucramiento? Francisco está ante un dilema. Lo hace o no lo hace. Si lo hace, arriesga su seguridad personal, y tal vez la de su familia. Si no lo hace, quedará en deuda con su conciencia. Se siente involucrado. Cambia su comportamiento. Comienza a sufrir su propia persecución. Busca y se deshace de viejos papeles y revistas. Aflora su miedo buscando una respuesta, pero se siente movilizado. El miedo lo conduce hacia la incomodidad de la clandestinidad. Debe optar entre el aburguesamiento o un gesto de atrevida solidaridad. El miedo le  moviliza y lo incomoda a la vez. Lo saca del lugar seguro, de su aparente confort de pequeño burgués pero lo acerca a sus ideales de juventud donde ha cultivado alguna idea de izquierda y el romanticismo literario del poeta, toda aquella rebeldía que hoy ha perdido después de pasar por la universidad y el casamiento. Lo oculto y lo olvidado ha aflorado.

Francisco se siente inquieto. Ese miedo que sufre paradójicamente lo empuja hacia la soledad de la noche, lo dirige hacia lo desconocido. Ahora se siente perseguido, acaso culpable. El taconeo de sus zapatos que repiquetean como un eco, no son otra cosa que los sonidos de ese otro yo interior que lo frena y lo reprimes. “No hagas eso”, “No te metas”. Francisco se debate entre la persona que es y la persona que quiere o debe ser.

Busca a alguien que ¨está metido”. Quiere deshacerse de esa “obligación adquirida”. No encuentra respuesta. Continúa solo ante sí mismo. Es él, Francisco, el obligado. Toma un colectivo. Viaja hacia el centro de la noche más oscura. Llega a ningún lugar. Se sube a un taxi. Emprende un viaje que recuerda “24 Horas” de Scorsese. Es un viaje hacia la incertidumbre total, hacia un estado primitivo. En el mejor de los casos, a encontrarse consigo mismo, tal vez, a lo mejor de sí mismo.
“La Larga Noche de Francisco Sanctis” es la recuperación del espíritu de aventura interior, un debate entre el deber y el ser, que lo eleva y que lo expone al terror de decidir. Cinematográficamente hablando estamos ante una obra pulcra, de un rigor formal pocas veces vista en el cine argentino. El trabajo de dirección de  Francisco Márquez y Andrea Testa es riguroso. Nunca pierde el punto de vista. Es un film impecable por donde se lo mire. La adaptación cinematográfica de la novela es perfecta. Las páginas literarias han desaparecido para transformarse en imágenes cinematográficas. Esto es cine en estado puro. La actuación de Diego Velázquez es descomunal. Lo mismo se puede decir de todos los detalles de ambientación de la película.


Por último, cabe agregar que el film permite dos lecturas. En una primera visión, es un viaje hacia el miedo interior, hacia lo que desconocemos de nosotros mismos. Pero también es un film sobre el compromiso. En una segunda visión, podemos inferir que la época y el disparador de ese viaje interior, ocurre dentro de un contexto histórico. En consecuencia, ese miedo no sólo es un argumento ontológico sino además, un estado producido por una serie de acontecimientos reales. En esta segunda visión, el film puede verse como una lúcida reflexión sobre esos hechos ocurridos.

lunes, 14 de noviembre de 2016

DESPUÉS DE NOSOTROS (L´ECONOMIE DU COUPLE) de Joachim Lafosse


DESPUÉS DEL INFIERNO…

Estamos en Francia, en la actualidad. Posiblemente en una ciudad de provincia. Los protagonistas de esta historia son una pareja casada con 10 años de convivencia y dos hijas mellizas en edad escolar fruto de ese matrimonio. En la pareja hay un desgaste obvio y están ante la necesidad de una separación. La situación económica es ajustada. El marido no tiene empleo y vive de changas. Su esposa paga la comida y el colegio de las niñas.  Ella le ha hecho un bloqueo doméstico y culinario. Él sigue imposibilitado de mudarse a vivir solo porque carece de independencia económica. La vida familiar se vuelve un infierno.

Después del infierno, sobrevive la separación. Esta es una película que narra en forma directa, casi cruel, la fricción y el desgaste que provoca ese proceso. Muchos recordarán en ese aspecto películas que han descrito distintas partes de ese proceso. En esta misma página comentábamos en diciembre pasado “El Divorcio de Viviane Amsalem”, que narraba la difícil y tortuosa separación religiosa de un matrimonio judío.  Unos años atrás, en 2011, el notable film de  Asghar Farhadi  titulado “La Separación”, donde se ponían al desnudo las falencias de ese proceso burocrático en Irán. Pero tal vez la película que sirva como mayor antecedente de ésta sea la americana “Kramer vs. Kramer”, de 1979 con Dustin Hoffman y Merryl Streep, donde ese difícil proceso se enfocaba desde la discusión por la tenencia del pequeño hijo de ese matrimonio.

Aquí vivimos la estancia previa de la separación. Las principales testigos de la destrucción de ese matrimonio son sus dos pequeñas hijas. Ellas son las que observan y sufren los diarios encontronazos de sus padres. Y desde su visión, que es el de la inocencia y la perplejidad que genera la falta de entendimiento del mundo de los mayores, va quedando en descubierto algunas fallas de una sociedad que necesita asimilar un cambio que no solo está relacionado con lo tecnológico sino también con los roles de la pareja, ello es la mayor participación de la mujer en el mundo laboral, los cambios familiares que eso implica, y hasta el nuevo rol de sostén familiar que debe asumir la mujer. Estos cambios se han producido a una velocidad material más rápida que la mera evolución que desarrolla la costumbre. Es el fin de la sociedad industrial y el comienzo de una sociedad de servicios la que determina el nuevo rol  protagónico de la mujer. La consecuencia no es la fácil adaptación a un cambio sino el estallido de conflictos, entre ellos, los sociales, en particular, el matrimonial y luego, obviamente,  el familiar. Es de difícil asimilación el enroque matrimonial donde el hombre debe hacerse cargo de las tareas domésticas y la mujer debe salir de su casa a trabajar y generar un sustento. A ello, cabe agregar la diferente situación económica-social de sus componentes. Y también, y no en forma menor, la nivelación hacia abajo de una sociedad más igualitaria pero con mayores falencias en la distribución de los ingresos.

Se trata de un film encerrado. Transcurre casi en su totalidad en la casa del matrimonio. Estamos al borde de una obra teatral. Sin embargo, la pericia de la puesta en escena del director Joachim Lafosse es notable porque logra darle un ritmo cinematográfico. Este encierro no se percibe como un desarrollo teatral sino como el propio encierro de la posición de los protagonistas ante la situación que están viviendo. Cada uno de ellos se va cerrando en su propio devenir y ninguno encuentra la apertura hacia el otro. Se trata de un proceso de difícil aceptación, de una realidad que se vuelve áspera, pesada, pero que finalmente es asimilada. La cámara no se distrae en ningún momento. Siempre sigue las acciones en la distancia correcta. Los primeros planos están donde deben estar, como así también los planos generales. El equilibrio que logra el film es notable.

Igualmente cabe elogiar el guión. Cada pequeña escena que va conformando el film se desarrolla de menor a mayor, y a cada estallido le corresponde un remanso de paz que indica una tregua hasta el próximo estallido. Un sube y baja que sabemos no conducirá más que a un solo lugar. No es un film fácil de ver, sin embargo, logra atraer al espectador hasta involucrarlo en el conflicto. Esa participación pasiva implica una incomodidad: La imposibilidad de tomar parte.


A los grandes méritos de una buena dirección y un buen guión, se le agrega un nivel extraordinario de actuación. Berenice Bejó es Marí. La mujer dolida que se hace cargo de la situación. Cedric Kahn es Boris, el marido económicamente humillado por el desempleo que no encuentra su lugar. Marthe Keller es la madre de Mari, la que aconseja con la voz de la experiencia, la que pone paños fríos, pero que sabe que la situación no tiene remedio. En pocas palabras, un film redondo, sin fisuras.

sábado, 12 de noviembre de 2016

EL CONTADOR (THE ACCOUNTANT) de Gavin O`Connor



1 + 1 NO ES IGUAL A 2

Quien es el contador? El contador es un Contador Público Nacional, es decir, una persona que tiene estudio y título universitario, es especialista en contabilidad, se dedica a la auditoria, y hasta podríamos decir que es un profesional exitoso en su actividad. Si se hubiera casado, tenido dos hijos y comprado una casa, diríamos que sería un prototipo del propio “sueño americano”, pero difícilmente, el protagonista de una película. En consecuencia, el guionista Bill Dubuque (El Juez) se las ingenia y dota a su personaje de dos condiciones que arrastra desde su niñez. Es autista y ha sufrido bullying, por lo cual, su padre militar lo ha entrenado en artes marciales y manejo de armas. Hoy en día, en el tiempo presente de la trama, este contador, además de ser un tipo súper inteligente y brillante en el manejo de los números, es también un tipo violento que alquila sus servicios al mejor postor.

Lo inverosímil de la trama no inhabilita a la película como entretenimiento. De hecho es una película entretenida que además cuenta con un muy buen elenco: Ben Affleck como protagonista casi absoluto, no desentona en su papel de El Contador. Lo acompañan tres grandes actores: J.K. Simmons (Whiplash, 2014), Cynthia Addai Robinson, toda una revelación, y la siempre correcta Anna Kendrick (Amor en el Aire, 2010). Esta vez, Affleck no se dirige a sí mismo como lo hiciera en Argo, 2014. La dirección la asumió Gavin O´Connor, un director que ya ha hecho cine de acción (Cuestión de Honor, 2008 y La Última Pelea, 2010), quien maneja la trama con la corrección y la habilidad de un artesano que conoce su oficio, pero ya sea por las debilidades propias del guión o por la necesidad de no tomar riesgos de ninguna naturaleza, opta por la simpleza, asegurando que la película llegue a buen puerto aunque no pasará a la historia de los policiales negros donde podría haberse colocado con algún mérito mayor. En comparación, los dos policiales que dirigió Ben Affleck con anterioridad, ellos son “Adiós, Pequeña, 2007” y “The Town, 2010”, son mucho más sólidos que éste.

En síntesis, entre el Rainman de Hoffman y el  Josh Nash de Crowe por un lado, y el Paul Kersey de Bronson y el Jack Richter de Cruise por la otra, Affleck da vida a este Contador que apenas sale a flote con un film que seguramente tendrá asegurada muchas tardes de cine por TV.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

ZANETA (CESTA VEN) de Petr Vaclav




¿HAY SALIDA o SOLO UNA VÁLVULA DE ESCAPE?

Estamos ante una pequeña película checa que constituye un pequeño milagro dado que se estrenó esta semana ante un panorama incierto en las boleterías cinematográficas porteñas. El film es un enorme fresco social que se eleva de lo particular a lo general con lucidez e inteligencia. En lo particular, se detiene en la vida de Zaneta,  una muchacha joven, de unos 18 años, casada, con una hija pequeña, que busca un trabajo. Recién salida del secundario, sin experiencia, y con necesidad de tiempo para atender la crianza de su niña, le cuesta encontrarlo. Su marido, también un desocupado, vive de pequeñas changas. Ambos pertenecen a la comunidad gitana.

En lo general, aparece lo más interesante de la película. La comunidad gitana tiene características errantes. Se cree que los primeros zíngaros salieron del centro de la India y se expandieron hacia occidente, radicándose en las llanuras de la Europa Central, aproximadamente en el siglo XV. De allí, se diseminaron hacia el resto de Europa y resto del mundo. Hoy forman parte de las corrientes migratorias que la globalización y las diferencias de desarrollo económico han puesto en movimiento. Ahora Europa, como antes los Estados Unidos, es centro receptor de estas masas. Europa, de hecho, lo es con intensidad, dada su posición geográfica como puerta de Occidente, su carácter étnico multifacético,  y la apertura hacia el mundo Occidental que han significado tanto la caída del Muro de Berlín como la constitución de la propia Comunidad. Pero después de la crisis financiera de 2007/8 los tiempos de bonanza económica han desaparecido. La mayoría de los países sufre problemas económicos y financieros, además de que el desarrollo tecnológico sustituye mano de obra provocando desocupación. Las migraciones se han vuelto un problema preocupante.

Y éste es el tema central del film. La acción transcurre en el norte de la Republica Checa, en un pueblo industrial, muy cercano a la frontera con Alemania.  Allí, como aquí, en Argentina, se sufre la falta de trabajo. Y también la discriminación étnica, la exigencia de experiencia laboral, la falta de jardines de infantes, el desconocimiento de computación, la incapacidad de hablar otro idioma, o el sufrimiento de una enfermedad. Todos ellas, condiciones determinantes de la posibilidad de conseguir un trabajo. En la Republica Checa, obviamente, no sobra trabajo, y Alemania, tan cercana y vigorosa, luce como un salvoconducto aunque tan solo sea una válvula de escape que pone otra vez en funcionamiento el movimiento migratorio.

El film, magistralmente narrado por Vaclav con una escasez de recursos notables pero con una claridad expositiva elogiable, oficia como un espejo que refleja el problema que narra desde la intimidad de las peripecias de una familia hacia la descripción de un marco general en el que se representa la sociedad moderna. En este caso, como adelantamos, el marco apunta a la comunidad gitana, una comunidad más bien cerrada, que no obstante, sirve como ejemplo del problema que estamos viviendo.

Los protagonistas no solo sufren la falta de trabajo sino también la falta de vivienda (aunque lo que se ve en la película es bastante menos preocupante que el panorama que presentan nuestras “villas miserias”), la carencia de un sistema sólido de seguridad social más allá de los hospitales públicos, los problemas sociales derivados de la disfuncionalidad familiar (el hacinamiento), la falta de seguridad personal, donde aparecen prejuicios y exclusiones, y sobre todo, la decadencia moral de una sociedad que solo ofrece la changa o la prostitución como formas de ganarse la vida, y termina encontrando en la delincuencia una errónea válvula de escape.

Solo la voluntad inquebrantable de Zaneta por superarse, por seguir buscando,  por disfrutar la dicha de la maternidad, por esforzarse en mantener un matrimonio dejan un espacio para luz en este film duro, descarnado pero inteligente y lúcido del checo Vaclav.


Klaudia Dudová realiza una labor consagratoria en el papel de Zaneta. Sin lugar a dudas, su futuro cinematográfico es promisorio. A su lado, se lucen David Istok como David y Milan Cifra como Marian. Es también destacable la banda de sonido incidental y la fotografía. Pero por sobre todos los elogios, debemos dejar en claro que estamos ante uno de esos pequeños grandes films del año, uno de aquellos que nos deja pensando aún después de salir del cine. Cabe preguntarse entonces si habrá  salida a estos problemas o solo estamos ante una válvula de escape? 

viernes, 28 de octubre de 2016

LAS INOCENTES de Anne Fontaine


NI UNA MÁS

Por mera casualidad, coincidieron en este mes de octubre de 2016 en  Buenos Aires dos hechos que poseen un tema en común.  La marcha contra la violencia de género y el femicidio, y el estreno de la película francesa "Las Inocentes".

La marcha "Ni Una Menos" congregó a una multitud de personas desde el Obelisco hasta la Plaza de Mayo exigiendo acabar con los actos de violencia contra la mujer y poner fin al femicidio. "Ni Una Menos" es un grito colectivo contra la violencia machista. Surgió como una necesidad de evitar los asesinatos de mujeres que se producen en Argentina a un acelerado ritmo de una muerte cada 30 horas. En consecuencia, se exige implementar un Plan Nacional de Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia Contra la Mujer que contempla garantizar el acceso de las victimas a la Justicia, elaborar un Registro Oficial de Victimas de la Violencia (para contar con estadísticas especificas sobre el tema), Garantizar y Profundizar la Educación Sexual (en todos los niveles educativos). En síntesis, garantizar la protección efectiva de las victimas.

Asimismo, se estrenó el film de la francesa Anne Fontaine, que silenciosamente y con muy poco público, trata el tema mencionado desde un ángulo diferente, rescatando del olvido y dando a publicidad un acto perverso y penoso ocurrido en Polonia en 1945, una vez acabada la Segunda Guerra Mundial. Allí, en la frontera entre Alemania y Polonia, un grupo de soldados rusos entraron a un convento católico y violaron a las monjas más jóvenes, embarazando a siete de ellas. El hecho fue escondido y permaneció impune durante muchísimo tiempo.

La directora Anne Fontaine, también co-guionista del guión original basado en un diario íntimo de la médica Mathilde Beaulie, miembro de la Cruz Roja Internacional destinada en Polonia en aquella época, filma con rigurosidad casi documentalista, se concentra en su personaje central (la Dra. Beaulie) y a partir de allí narra los hechos que no son más que una crónica de cada una de las visitas que la médica realiza al convento
después que una de las monjas haya acudido a ella en busca de ayuda.Uno de los puntos positivos del guión y de la película es que la narración esta hecha siempre desde el punto de vista de la medica, es decir, un tercero imparcial que no ha participado de los acontecimientos, y que los conocerá parcialmente en la medida que se acerque a las novicias afectadas. Mas interesante aún es que su mirada es la de una persona
creyente pero no practicante, cuya vida esta dedicada completamente a la profesión médica.

En el planteamiento del drama aparecen tres posiciones claras. Una es la de monja que solicita ayuda. Es, sin duda, la más abierta de todas. Consciente del problema que saca a la luz, mantiene la correspondiente confidencia y se trasforma en el único nexo entre un mundo de encierro y el mundo exterior. Otra posición es la que adquiere el mundo de las novicias. Cada una acepta su propio encierro, más allá de  lo cual, 7 de ellas están sufriendo la situación de un embarazo involuntario. Aquí aparece el desarrollo de un mundo cerrado pero solidario. Finalmente, existe una tercera posición, la Madre Superiora.  Ella es la que carga con la responsabilidad del convento y en consecuencia con el estigma que genera el desafortunado suceso.

La vida en el convento impone una situación de encierro con la exigencia de un estricto respeto de las reglas. Es un mundo de reclusión voluntaria cuya compensación es un acercamiento absoluto a una vida espiritual. La monja que solicita ayuda, al salir esta rompiendo las reglas, y se ve obligada a mentir. El mundo de paz interior que es el convento se vuelve inestable con los acontecimientos ocurridos. Además, las monjas violadas fueron sometidas dentro del mismo convento, lo cual conduce a la estigmatización de los sucedido. Del encierro y la paz espiritual se pasa a una situación de encierro y estigmatización. El encierro es voluntario, pero la estigmatización es producto de lo sucedido, de una invasión forzada de la intimidad, lejos del propósito perseguido por las mujeres que han concurrido allí en busca de una paz espiritual que obviamente han perdido a raíz de la invasión del lugar por los soldados rusos y los hechos ocurridos.

Las consecuencias de ello son diversas. Las preguntas múltiples. Quién se hará cargo de lo sucedido?. Serán juzgados los soldados rusos por los crímenes cometidos?. Son todas las novicias victimas inocentes?. Se harán cargo dichas novicias de la responsabilidad  de ser madres?. Cual será la posición de la Madre Superiora?. Podrán la victimas no ser estigmatizadas?. Aceptará la Iglesia semejante vergüenza?. Cuál será la posición de la Cruz Roja?.

Por otra parte están la Cruz Roja Internacional como institución y los médicos pertenecientes a la misma. Más allá de Matilde, quien obviamente presta servicios desde la clandestinidad, esta su par el Dr. Samuel, un médico judío totalmente entregado a su profesión que se verá obligado a comprometer su participación en un medio que lo coloca en una situación extrema, mucho más allá de sus propias responsabilidades. Ambos, Matilde y Samuel, son dos médicos signados por una profesión que los emparenta no solo con la guerra sino también con la tragedia y la muerte. No tienen idea de su futuro. Tendrán futuro? Viven absolutamente en tiempo presente. Saben que inexorablemente, más allá de los propios deseos, lo único que tienen seguro es un boleto hacia la próxima guerra. Y por sobre ellos, el director de la Cruz Roja quien deberá prescindir de todo prejuicio para dar por acabada la misión en ese lugar donde ya ha acabado la guerra aunque ignora algunas de sus consecuencias.

Hablar de notables actuaciones de un elenco prácticamente desconocido para nosotros es simplemente formal. No obstante ello, cabe decir que la música de Grégorie Hetzel y especialmente la fotografía de Caroline Champetier son excelentes. Sin embargo, y pese a estos comentarios positivos debo decir también que la película es fría, distante, académica, que mantiene el punto de vista. Una verdadera crónica de lo siniestro que no es otra cosa que las consecuencias no deseadas de una guerra.

martes, 25 de octubre de 2016

MA LOUTE (LA BAHIA) de Bruno Dumont



LOS DE ARRIBA Y LOS DE ABAJO

Farsa, comedia bufa sobre las diferencias de clase, enfrascada en cierta atmósfera de delirios místicos, es tal vez la película menos lograda del francés Bruno Dumont (La Vida de Jesús, 1997; La Humanidad, 1999; Flandres, 2006; Fuera de Satán, 2011; Camile Claudet 1915, 2013. Nunca su cine fue fácil. Transitando por temas extremos, siempre habia logrado un gran equilibrio entre la temática elegida y el modo expositivo, pero nunca había caído en un delirio de características tan surrealistas. Por el contrario, su cine se había desarrollado dentro de un contexto realista donde sus personajes eran fácilmente reconocibles y se desenvolvían en espacios que daban lugar a la critica social, a la denuncia y expresaban la necesidad de un cambio aunque siempre estuvieran caminando al filo de la cornisa.

"Ma Loute", en contraposición a lo comentado, recorre caminos extremos. Desde la antropofagia de la familia de clase baja, pasando por el devenir intrascendente de los miembros de la clase alta, y finalmente por los delirios místicos de la clase gobernante representada por la autoridad policial personificada en un detective de la policía y su ayudante, claro emulo de Hercule Poirot, con aires del Gordo y del Flaco. En consecuencia, a su nuevo film le cuesta levantar vuelo más allá de algunas imágenes verdaderamente poéticas lamentablemente ensuciadas por otras en las que predomina el mal gusto.

La pintura de Bruno Dumont es, en esta ocasión, de brocha gorda, y su film roza lo bizarro. La acción transcurre en el verano de 1910 en una bahía del Canal de la Mancha, en el norte de Francia, donde han desaparecido misteriosamente algunos turistas. Allí llegan los policías Machin y Malfoy a investigar los caso. En ese  lugar vive la familia de Ma Loute, unos pobres pescadores de almejas que además se dedican a pasar personas de una orilla a otra del río que desemboca en ese lugar. Y, ademas, como todos los veranos, llegaran los Van Peteghem, los ricos del pueblo que vienen a descansar a su villa de verano que esta construida sobre las tierras altas de la bahía, desplegando un sinfín de vanidades que parecen colocarlos en medio de la mismísima nada.

El film retrata este abúlico transcurrir del verano en un pueblo de la costa, poco conmovido por las misteriosas desapariciones aunque si muy atento a la correrías de Ma Loute, un adolescente de unos 18 años que está en pleno despertar sexual. A sus brazos caerá Raph, un adolescente bisexual hijo de Aude Van Peteghem (Juliette Binoche), una de las dueñas del lugar. Dumont se entusiasma con el amorío de Ma Loute y pareciera que se olvida de la propuesta inicial. En consecuencia, la película se desabarranca y un sinsentido total se apodera del film. Dumont gira hacia el misticismo y la farsa, completando un fresco social con bastante poca convicción y sobre todo, falta de lucidez.

En esa falta de lucidez pierde la idea de critica social. La clase alta siempre ida, aun cuando baja a la playa, casi volando por la costa, hablando insensateces. La dupla de policías pulula en un devenir permanente orientado a ninguna parte, solo parecen ir hacia donde sopla el viento más allá de la "pista" policíaca. La clase baja, obrera, solo preocupada por "el qué comer" de cada día, conforman un cuadro que más allá de la pintura social decadente y desangelada parece una burla desencajada a la lucha de clases, poco inspirada, basada en una buena idea mal desarrollada.

No hay duda que Bruno Dumont perdió una excelente oportunidad. Desperdició una buena idea, deslizándose por el tobogán equivocado, no obstante haber contado  con un equipo de primera, capaces de interpretar el grotesco pero perdidos en la telaraña creada por el director: Juliette Bonoche, Valeria Bruni Tedeschi, Fabrice Luchini y el debutante Brandon Lavielle como Ma Loute, de venturoso porvernir, encabezan un reparto sin fisuras. Por otra parte, es excelente la fotografía de Guillaume Deffontaines, resulta un poco estridente la banda de sonido que contribuye a subrayar el estilo delirante y desbocado de la narración. De la misma manera, distorsiona deliberadamente el sonido como si la quietud del paisaje fuera permanentemente rota por un elemento extraño que desequilibra el orden natural de las cosas. Abierta a múltiples lecturas, el film de Dumont se queda mas en las insinuaciones que en los logros.

martes, 18 de octubre de 2016

LA LECCIÓN (UROK) de Kristina Grozeva y Petar Valchanov



NO JUZGUES AL PRÓJIMO PORQUE MAS TARDE DEBERÁS JUZGARTE A TI MISMO

"No robarás" es el séptimo mandamiento de la ley de Dios, aquella que recibe Moisés en el Monte Sinaí. Dicha tabla con sus diez preceptos, son, además, la base universal fundamental de la moral judeo cristiana, y de todo el mundo occidental.

Ahora estamos en Bulgaria, en la época actual. Bulgaria es un país geográficamente radicado detrás de la denominada "Cortina de Hierro" y que, por lo tanto,  ha formado parte del mundo comunista liderado por el ex Unión Soviética. La caída del muro, la relajación respecto de la dominación soviética, y el cambio producido por el alejamiento  de una economía socialista hacia una economía de libre mercado ha dejado huellas que no han sido gratuitas. Y eso no solo ha ocurrido en lo económico, sino también ha pegado en lo social, tanto en las costumbres como en la reaparición del fenómeno de clases.

Nadezhda, el personaje protagónico del film,  es una profesora de inglés en una escuela secundaria. Proviene de una familia de clase acomodada de padres separados, que se ha casado con un obrero industrial, ahora desocupado, con el cual tiene una hija de pequeña edad. Es ella la que se enfrentará al dilema ético regido por ese séptimo mandamiento que mencionamos al principio. Por un lado, se verá obligada a enseñarlo en la escuela.  Por otro, deberá enfrentarse moralmente con ello en su propia vida.

Dilema moral. Parábola social. La película deja flotando la pregunta quién es cada uno para juzgar a los demás? Cómo puedes decir a tu hermano sácate la paja de tus ojos cuando nos ves la viga que hay en los tuyos? Podemos enseñar la ley cuando somos incapaces de seguirla? La pelicula tiene la gran virtud de avanzar de un dilema hacia otro. De hacerlo de una manera llana y transparente. Es objetiva. No pega golpes bajos. Directa y lineal, pero nunca superficial, siempre cuestionadora y profunda.

Formada dentro de la rigidez del sistema comunista de otra época, la actitud de la docente  se presenta moralmente cerrada. Pero será la vida la que la llevará a enfrentarse, ante la necesidad, al dilema moral. El sueldo no le alcanza. Necesita hacer  traducciones para poder vivir. Tiene dificultades para cobrarlas.  El marido no tiene trabajo estable. Está distanciada de su padre. En una palabra, se debe hacer cargo, ponerse la mochila al hombro. Y eso es precisamente lo que hace.

En el film, como en la vida, toda acción genera una reacción. Y la acción genera consecuencias. Ante la necesidad de actuar generalmente debemos elegir, optar. La protagonista permanentemente se está enfrentando a una opción. A veces, elige el bien. Otras el mal. Estas últimas las llevan al error. Entre dos males, deberíamos optar por el mal menor. No obstante, somos capaces de reconocer el error. En el plano religioso, además, podemos arrepentirnos, confesar y encontrar el perdón. Pero esto está más allá de la película.

Es la segunda película búlgara que veo en mi vida. La anterior fue "Cuerno de Cabra" de Metodi Andonov. En ésta película también corría un aire corrosivo y altamente justiciero. Se trataba de un pastor de cabras al que los turcos le matan a su mujer. El pastor lleva su hija a la montaña y la cría como a un varón, preparándola para que pueda vengar la muerte de su madre. Para ello le dará un afilado cuerno de cabra. "El que a hierro mata, a hierro muere". Pareciera ser que el poco cine búlgaro que vemos no solo es de una gran calidad, sino también muy atado a la reflexión sobre los principios básicos de la convivencia. Tanto "Cuerno de Cabra" en 1972 como "La Lesión" en 2014 muestran ese signo rector del relato. Como si la parábola moral estuviera siempre presente, y los personajes siempre obrarán no solo de acuerdo con la ley sino que hicieran del concepto de justicia algo que les es propio. Una corporización del concepto legal.


Extraordinariamente actuada por Margita Gosheva, muy bien escrita y dirigida por el dúo Grozeva/ Valchanov, destaca por la economía de recursos empleados frente a la profundidad y claridad del desarrollo temático. La pelicula es cristalina, rigurosa. Nunca pierde el punto de vista que no es otro que el de su protagonista. Cada escena es un avance en el relato. El conflicto se desarrolla sin complicaciones, en forma simple. Una muestra cabal de que con un mínimo de recursos pero con mucho talento se puede hacer una muy buena película.

miércoles, 12 de octubre de 2016

EL HOMBRE QUE CONOCIA EL INFINITO de Matt Brown


CIENCIA VS. ILUMINACION

Técnicamente una biopic, en realidad un melodrama, trata de la vida del matemático hindú Srinivasa Ramanujan, nacido en 1887 en Madrás, India en 1887 y muerto en el mismo lugar 33 años después como consecuencia de una tuberculosis  contraída durante su estadía en Inglaterra  donde residió entre 1916 y 1920, más precisamente en el Trinity College en Cambridge, alcanzando el título de "Miembro" de esa Universidad .

Ramanujan desarrolló su vida y sus estudios en medio de una gran pobreza material. Hizo sus progresos matemáticos en la India y logró atraer el interés del matemático británico G. H. Hardy, sin tener antecedentes catedráticos ni laborales, quien lo invito a Cambridge a mostrar sus papers y teoremas.  El film transcurre durante su estadía en ese lugar que coincide temporalmente con los años de la Primera Guerra Mundial. Sus contribuciones matemáticas se concentran en la teoría de los números, las series y las fracciones continuas.

Basada en el libro de Robert Knigel, y protagonizada por Dev Patel como Ramanujan, Jeremy Irons como G.H. Hardy, y Toby Jones como Mr. Littlewood, el film muestra la vida de un hombre enfermo que transita su existencia como a traves de una luz casi divina que le dicta conclusiones matemáticas de alta complejidad. Casado sin hijos, lleva una vida casi monacal. Tocado por la varita mágica, aparece en su vida un mesías hindú que,  no solo le dará un trabajo contable para que pueda ganar su sustento básico sino que también logra patrocinarlo llamando la atención de un importante matemático inglés  de aquella época como era el Dr. Hardy. En Cambridge se interesan por sus papers, y lo invitan a participar de sus claustros para probar sus teorías. Llega a Londres sin siquiera haber obtenido un título en una universidad de la India.

La dificultad de la pelicula radica en que le es difícil establecer el nudo de su conflicto dramático. Por un lado, relata el drama de una vida, un hombre enfermo y pobre que posee un don muy especial que le da un conocimiento de orden superior, y por otro, la discusión que se establece acerca de la obra de ese hombre, la cual expresa una importante serie de conclusiones sin establecer ninguna hipótesis ni desarrollo. El desbalance se produce toda vez que, de la extensión de la pelicula, tres cuartas partes de la misma transcurre en Cambridge, por lo tanto, concentra el conflicto en los requerimientos matemáticos que los catedráticos de ese Colegio le exigen al ignoto Ramanujan  demostrar sus conclusiones.

Ramanujan es una personalidad que, en el fondo de sí mismo y pese al desarrollo científico que aporta, pone en discusión el conflicto entre religión y conocimiento científico.  Ramanujan es un hombre de fe, un hinduista, que siente que sus conclusiones matemáticas son producto de una iluminación de carácter divino. En su llegada a Cambridge, el primer cuestionamiento que encontrará será la necesidad de fundamentar y demostrar esas conclusiones. Posiblemente como consecuencia de no haber finalizado su preparación académica, esa dificultad se le exacerba.  Pero el film, en lugar de concentrarse en este objetivo, el cual obviamente es difícil de trasladar en imágenes, se focaliza en aspectos secundarios tales como el bombardeo de Londres, los prejuicios y la discriminación a los extranjeros, y particularmente a los hindúes que se muestran reacios a la adopción de las tradiciones británicas, y finalmente, a la enfermedad que mina el cuerpo del matemático hindú.

El director Mathew Brown dirige el film haciendo denodados esfuerzos por lograr el equilibrio de las formas y hacer creíble este cuasi cuento de hadas. Como ya lo anticipé, no lo consigue. No obstante ello, tiene sus meritos. Logra una cierta proeza: hacer una película interesante, y sobre todo, entretenida. Escapa del film serio pero no pierde en profundidad. El tema esta claramente expuesto, desacartonado, más cercano a un film de la televisión británica que a una obra profunda y cuestionadora de la dicotomía entre la fe y la ciencia, pero que logra mantenerse en pie, sobretodo en función de ese desafío que se le plantea a Ramanujan que implica que no basta con tener razón sino que la misma requiere ser fundamentada. Obviamente, contribuyen con estos logros las actuaciones de los dos actores principales, ambos muy creíbles en sus papeles. Estoy hablando, especialmente,  de Jeremy Irons, quien asume el papel del Dr. Harris, aquel inglés que cree en la verdad de Ramanujan y lo incita y empuja a formular y demostrar sus teoremas, y al propio Dev Patel, el muchacho de la múltiple ganadora del Oscar 2008 "Slumdug Millionaire", que da vida muy convincentemente a Srinivasa Ramanujan.

martes, 11 de octubre de 2016

LA PAZZA GIOIA (LOCA ALEGRIA) de Paolo Virzi


LA ANORMALIDAD DE LA NORMALIDAD

Siempre me he preguntado qué tan locos estamos aquellos que parecemos cuerdos. Y qué tan cuerdos están aquellos que parecen locos. Ésta cuestión parece estar relacionada con el concepto de "normalidad". Entonces, cabe preguntarse: qué es lo normal? La condición de Normal es aquella que se ajusta a las normas o que se halla en su estado natural. Por lo general, aquello que se ajusta a valores medios. La normalidad, aplicada a los comportamientos humanos, está vinculada con la conducta de los individuos, es aquella que no muestra desviaciones significativas respecto a la conducta del resto de la comunidad.

Esa normalidad también se puede medir estadísticamente.  Este criterio determinaría que el hombre normal es el hombre promedio. Si el comportamiento, o sea, la conducta de una persona es semejante a las conductas de la mayoría de la comunidad, esa conducta es normal. Estamos frente a una persona adaptada.  Por otro lado, es el comportamiento deseable, lo esperable por el resto de la comunidad.

Por el contrario, la "anormalidad" es lo raro, lo atípico, lo indeseable. Llevado al campo de la salud, lo normal es lo saludable, y lo anormal es la enfermedad. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS)  es el estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar en forma productiva y es capaz de contribuir a su sociedad.

Esto nos lleva a preguntarnos sobre la locura, la cual se podría definir como un comportamiento que rechaza las normas sociales establecidas. O también como la desviación a la norma. El delirante es el desviado del surco. Antiguamente, se veía a los locos como iluminados y se los creía cercanos a Dios. Pero más tarde, la Iglesia, comenzó a considerarlos endemoniados, como una encarnación del mal. A partir del siglo 17 se comenzó a encerrar a los locos. Aparecen la ciencias, y la locura es vista como la antípoda de la razón. Aparecen los tratamientos y las curas, el electroshock, el uso de insulina, el baño frio, la lobotomía, etc. Y muchos años más tarde, la psiquiatría y la psicología.

El cine se ha ocupado de diversas formas respecto de la locura. La guerra puede considerarse un estado de locura generalizado. En "Senderos de Gloria, 1957", con Kirk Douglas, Stanley Kubrick  lo describió como pocos. Otro tanto hizo Michael Cimino con "El Francotirador" (The Deer Hunter, 1979), una profunda reflexión sobre la sinrazón de la guerra de Vietnam. No menos importante resultaba "One Flew Over The Cuckoo´s Nest", aquí denominada "Atrapado Sin Salida", con la magnífica actuación de Jack Nickolson, una persona privada de su libertad en función de su enfermedad;  o la alienación que mostraba Meryl Streep en su personificación de Sofía  a raíz de haber perdido sus hijos en un campo de Concentración en "La Decisión de Sofía, 1982" del siempre recordado Alan Pakula, y porqué no recordar aquella fuga desesperada del "american way of life" hacia la libertad total que protagonizaban "Thelma y Louise, 1991" en el soberbio film de Ridley Scott. La mayoría de estos personajes no son anormales por naturaleza sino que la anormalidad emerge de una situación vivida de carácter sumamente traumática que los enferma y los marca para toda la vida.

En "Loca Alegría", Beatrice (la extraordinaria Valeria Bruni Tedeschi) es una mitómana compulsiva que está internada, en un nosocomio en la Toscana, cerca de Lucca, donde parece estar bajo una "libertad condicional" porque padece de una alteración que aparentemente le impide administrar su dinero en forma correcta. Persona de familia adinerada, lo que desea es ejercer su libertad, salir de la casa de retiro y vivir su vida. Allí, llegará Donatella (Micaela Ramazzotti), una depresiva atormentada por un intento de suicidio y atontada por un coctel de medicamentos que pretenden mantenerla dopada, y que caerá como anillo al dedo, para que Beatrice la adopte como su protegida y la transforme en socia de correrías, que no tardarán en suceder, unos días después de una sesión de labor terapia en una chacra cercana.

El espectador las verá vagar libremente por la vida sin rumbo fijo ni objetivos concretos, solo disfrutando del placer de la libertad. Dejar de tomar una medicación que sienten que no es una cura, o gozar de las cosas más banales. Y entonces uno se preguntará qué tanto daño pueden llegar a cometer, tanto a sí mismas como a terceros. Estas dos supuestas "anormales" no hacen otra cosa que pagar con su libertad y un coctel inmenso de barbitúricos, los presuntos "crímenes"  de malgastar la herencia familiar en un caso,  o sufrir una depresión extrema que la pone al borde del suicidio en el otro. Y esto nos lleva a preguntarnos, quién es verdaderamente el dueño de nuestras vidas, cuál será el  juez nos tocará en suerte?.

Paolo Virzi, escritor y director italiano ("Caterina Vá in Cittá", 2003); ("Tutta la Vita Davanti", 2008); ("La Prima Cosa Bella", 2010); (Tutti il Santo Giorno, 2012); ("El Capital Humano", 2014), cuyo cine se enrola en la corriente que el cine italiano ha desarrollado con más éxito en los últimos 20 años, ello es el cine de las relaciones familiares, escribe y dirige esta comedia con enorme sutileza y talento, logrando un perfecto balance entre drama y comedia, generando uno de los mejores filmes de su ya vasta filmografía, diría a la par de su extraordinaria "La Prima cosa Bella", con aquella gran actuación de Stefanía Sandrelli como una madre caótica.


"Loca Alegría" es sin duda uno de los mejores films del año, sustentado en la escritura de un guión sin ningún tipo de fisuras, preciso y siempre interesante,  y una actuación inolvidable de sus dos intérpretes principales. Es un film que está con la autodeterminación del propio destino. Que cada uno es dueño de sí  mismo y de sus circunstancias.