jueves, 22 de abril de 2021

PEQUEÑOS SECRETOS de John Lee Hancock

EL NACIMIENTO DE UNA AMISTAD

Guionista y director americano, hacedor de una filmografía muy personal,  el cine de Hancock se ha caracterizado por la descripción de grandes personajes que, por lo general, representan seres solitarios o antagónicos, que desenvuelven sus historias sobre las bases del relato clásico, aquel que respeta el modelo de un principio, un desarrollo y un final, y por lo general, un héroe solitario que monopoliza la acción. Siguiendo estos lineamientos, ha trabajado con guiones tales como el de Un Mundo Perfecto, (1993, dirigida por Clint Eastwood), donde Butch Haynes (Kevin Costner) elegirá morir a perder su libertad; o El Fundador (2016, dirección del propio Hancock), donde Ray Kroc (Michael Keaton) funda una hamburguesería que logra transformar en la numero 1 del mundo, o la estrenada esta semana, Pequeños Secretos (2021), basada en la búsqueda, en este caso, de dos detectives obsesionados por la verdad.

Bajo lineamientos clásicos del policial negro, Pequeños Secretos narra la investigación de un crimen que no les da respiro a sus personajes. Joe Dickon (Denzel Washigton) y Jim Baxter (Rami Malek) son dos policías. Uno, un hombre con experiencia. El otro, un blanco que nunca ha encabezado una investigación. El primero, un federal. El segundo, un policía local. Cada uno trabaja por su cuenta. Sus personalidades son antagónicas pero… sus caminos serán convergentes.

A Hancock no le interesa tanto la forma sino el contenido. En el fondo de la cuestión, poco importa la investigación del crimen que relata minuciosamente sino más bien, el camino que transitan sus personajes en la búsqueda de una verdad. Ambos tienen esa necesidad: llegar a ella.

El film está desarrollado bajo la forma de un clásico policial. Pero visto desde otro ángulo, es una historia sobre una amistad que no nace del trabajo conjunto sino del respeto mutuo del trabajo del otro, lo cual permite el trabajo en equipo. De esta manera, la narración se transforma en una acumulación de datos que intenta conducir la investigación. Pero eso no es lo más importante, acaso es solo la superficie del film. Debajo de ello, el discurso apunta a algo más profundo. Primero nos habla sobre el trabajo profesional, pero más allá coinciden en la cuestión ética común y profesional. Ambos policías, cada uno por su cuenta, intentan desentrañar los pormenores de un crimen: un asesinato. Pero el film no se conforma con narrar esta historia sino en lo que está debajo de la superficie.

Mucho más allá de la investigación de un crimen, el film es el largo camino que recorren esos dos hombres para llegar a una verdad a través de un trabajo que con el tiempo se va transformando en una obsesión, los aísla de sus familias, a uno de ellos (el federal) lo lleva a alejarse de su propia ciudad, les quita su tiempo libre, les genera crisis personales que solo se  justifican por la búsqueda sostenida de una verdad que permita hacer justicia.

La forma que encuentra Hancock para narrar el nacimiento de ese sentimiento humano es muy interesante dado que nace, paradójicamente, a partir de la investigación de un crimen oscuro. Cuando todo indica que el interés del relato se concentra en las pistas en que uno y otro obtienen trabajosamente para desentrañar la verdad, comenzamos a intuir que no son esas pistas las que resuelven el misterio del crimen sino la perseverancia, el trabajo en equipo, la tolerancia del uno por el otro, y  la sinergia generada que va  más allá de la aclaración del crimen.

Esta relación  paradojal es la que permite la aparición del factor humano en la revelación de un sórdido crimen que ocupa en forma sensacionalista la tapa pasajera de los diarios. Lo que le interesa a Hancock en el film no es descubrir al asesino sino el encuentro humano, en medio del horror y la muerte. Usando el género como factor lineal, Hancock resuelve la narrativa usando las formas tradicionales de Hollywood realizando un film, paradójicamente, más cercano al cine de Nueva York.

miércoles, 14 de abril de 2021

HERMOSA VENGANZA de Emerald Fennell

PASADO / PRESENTE

Emerald Fennell es una joven directora inglesa cuya carrera comenzó en la televisión británica (realizó experiencia como actriz, escritora y productora para series como The Crown y otros programas importantes) y ahora debuta en el largometraje en el doble rol de productora y directora. Lo hace de manera desinhibida. Sabe lo que quiere y lo que hace. El resultado, su ópera prima, resulta un film seguro, muy bien narrado, donde la línea del tiempo no es lineal sino que deliberadamente salta hacia atrás,  logrando, sin embargo, mantener en todo momento una coherencia narrativa que le permite ir hacia el pasado y volver al presente sin confundir ni distraer al espectador.

La pretensión más evidente de Fennell con esta obra es la búsqueda de experiencia. Para ello escribe y dirige un entretenimiento de gran calidad que logra enganchar al espectador durante una hora y media, apoyándose en un elenco de actores muy sólido, en el cual brilla Carey Mulligan (que descollara en Una Educación, 2009, de la dinamarquesa Lone Scherfig) en el papel principal.

La obra es una reflexión sobre las consecuencias del pasado en el presente, y del rol ausente de los padres en la vida moderna. Narrada en forma de comedia negra, nos habla del devenir de la vida de Casandra, una joven con claros problemas de conducta que busca aislarse tanto de sus padres como de todo su entorno a través del sexo y las drogas llevando una vida paralela y clandestina que no comparte ni con sus padres ni su trabajo.

Ella parecería haber sido una destinataria natural de parte del bulling de sus compañeros. Se ha habituada a ello, lo cual motoriza, condiciona e incluso naturaliza en ella un comportamiento tanto violento como ensimismado. No obstante, Hermosa Venganza no está narrada como un drama sino como una comedia negra que intenta y consigue, parcialmente, interiorizarse en los problemas de la juventud actual.

Cassie se transforma en un ser nocturno. Recorre las noches como aquel vengador anónimo habitante de las calles de Nueva York (Charles Bronson, Death Wish,1974). Pero la acción de Hermosa Venganza no transcurre en una gran ciudad sino en los suburbios. Sus víctimas potenciales son seres solitarios que vagan ebrios o en busca de sexo ocasional por las calles oscuras que, cuando ven una mujer, creen ver la oportunidad de una noche de sexo sin siquiera llegar a pensar que se transformaran en víctimas de una mujer vengativa.

La aparición de Ryan, un ex compañero de colegio, parece un salvavidas. Comienza una relación que intenta ser conducida hacia la normalidad. Él tiene la apariencia de un joven treintañero, estudioso, serio, con buenas intenciones pero inseguro, incapaz de transmitirle un deseo o la sensación de seguridad que ella requiere… Aparecen las dudas.

La protagonista de este film es una víctima social producto del bulling y la propia indiferencia de una sociedad, incluyendo a los padres, fría y distante cuya  falta de justicia conduce a una falta de seguridad, tanto a nivel personal como social, que transforman a una víctima en una peligrosa victimaria sedienta de sangre y justicia.

Salvando la distancia de época, conceptualmente, el film me hace recordar a un drama del cine francés de 1978: Violeta Noziére, la inolvidable creación de Genviéne Bujold dirigida por el maestro Claude Chabrol. Cassie, como en aquel film, es una joven mujer que arrastra una serie de problemas familiares que la aíslan tanto de sus padres como de sus ex compañeros de colegio, llevándola a comportamientos de tipo claustrofóbico, incomunicación y violencia física.

Dentro del registro de la tragicomedia, el film de Emerald Fennell se destaca por la exactitud de la puesta en escena pero sobre todo, por la maravillosa edición que rompe los tiempos narrativos creando un rompecabezas muy interesante en torno a una personalidad psicótica que desarrolla una necesidad de revancha que nunca termina de satisfacer en medio de una sociedad que la ignora aunque, simultáneamente,  sea una sociedad que avanza en términos de desarrollo económico y social sin lograr superar tabúes ni prejuicios que la caracterizan.

LA FUERZA DE LA NATURALEZA de Michael Polisch

DEL OTRO LADO DE LA LEY (en Netflix)

Un huracán está amenazando la tarde en la ciudad de San Juan de Puerto Rico. El viento y la lluvia comienzan a azotar a la ciudad costera. Un par de policías, un hombre y una mujer, son notificados que deben evacuar un edificio lindante de la playa. Cuando se encuentran en el lugar, se llevarán una sorpresa mayúscula. Un gánster despiadado y su secuaz están intentando robar una obra de arte de un anciano que vive en el edificio evacuado. La obra es un cuadro renacentista. El verismo y el absurdo se dan la mano.

Michael Polisch transforma en imágenes a puro nervio y acción un argumento convencional transformando un film catástrofe en un policial negro. No obstante ello, el drama esbozado de la inclemencia climática se transforma de la nada  en un film de súper acción, que se encierra y transcurre íntegramente en un edificio, dándose el director el gusto de filmar la mayor parte del mismo eligiendo un medio plano que nos mete de lleno en la acción y no nos suelta hasta el final.

Ese medio plano supera largamente las posibilidades expresivas que contiene la convencionalidad del guión original generando un punto de vista particular que coloca al espectador prácticamente dentro de la pantalla. De esta manera, un guión coherentemente desarrollado pero no menos convencional, interpretado por muy buenos actores y acompañado de una  adecuada puesta en escena encerrada en un edificio de departamentos, en medio de una lluvia torrencial logra generar un clima muy particular a través de una serie de acciones que, en medio de una violencia implícita, generan un ambiente intimista a la vez que realiza una descripción humana de cada uno de los personajes, dando la posibilidad que en el aquelarre de violencia generado, puedan lucir las labores actorales.

La situación descripta expresa la incongruencia entre objetivos y resultados. Por un lado, dos policías tienen la misión de desalojar un edificio para proteger a los habitantes del mismo de una feroz tormenta. Por otro lado, ambos policías se ven forzados a intervenir en una situación de violencia extrema dado que se encuentran con un par de ladrones que están dispuestos a matar o morir para robarse el cuadro.

La situación de encierro que plantea la película permite a Polisch indagar más finamente en las psicologías esbozadas en forma simple en un guión que obviamente abreva en el cine de súper acción más que en lo psicológico. Ray, el personaje de Mel Gibson, destila la sabiduría de la experiencia. Un hombre curtido en mil batallas que ahora se ve incluido en una situación que bordea lo ridículo casi sin poder hacer nada. Cardillo, interpretado por Emile Hirsch y Troy, Kate Bosworth son dos policías novatos que se ven involucrados en una situación criminal cuando su  objetivo era simplemente desalojar el edificio. David Zayas es el criminal cuyo objetivo es llevarse un artístico botín en medio de la gran tormenta que lo ha sorprendido a todos.

A pesar de todas las opiniones en contra que he leído, para mí, el film de Polisch supera las expectativas que tenía, entretiene en forma adecuada, y desarrolla un punto de vista que atrapa al espectador y no lo suelta hasta el final.