UN PASATIEMPO SIN PRETENCIONES
Los años no pasan en vano. Nicolás Cage ya ha
entrado en las puertas de la ancianidad hollywoodense y trata de construir un
personaje que por un lado muestra ansias de aventura y por otro, refleja los
años que lleva en la pantalla.
Matt es un ex marine y es un hombre fogueado
con las armas. Ahora vive tranquilo en las Islas Caimán. Su hija en la ficción
está pasando un mal momento. Su novio ha cometido un error y se encuentra a
merced de una mafia después de haber robado información confidencial a esa
banda.
El film es una clásica comedia de hechos donde prevalece más la acción que la
comedia. Pero a medida que avanza comienza a perder fuerza y se sumerge en una
serie de traiciones y deslealtades llegando a un desenlace dramático que desvirtúa
el espíritu de comedia. Lo que al principio parece una reunión familiar, de
pronto se transforma en una serie de engaños que ponen en peligro las vidas de
los personajes.
La intriga se concentra en la figura de su
padre y la complejidad de su enigmático pasado. Cuando Ashley lo investiga, descubre
que no conoce demasiado a su padre. Esto sumerge al argumento en una trama
compleja que anida en la relación padre / hija, y que en verdad, no solo resulta
irrelevante sino que distrae respecto del hilo argumental principal.
La cuestión es que no conocemos a Matt, un hombre que tiene una trayectoria
que sin duda arrastra secretos. La película transcurre con agilidad, y en un
momento clave, la hija se da cuenta que su padre es un ser que ella desconoce. Lo
oculto de ese hombre vuelve a la película más compleja y la relación entre
padre e hija se transforma en el centro de la cuestión, y el film en uno de
suspenso.
Cuestión aparte, la película es que esta doblada al
castellano y en consecuencia no podemos escuchar la voz real de los actores.
Una verdadera pena. Ni siquiera el cine avisa al espectador, y debemos aguantar
los doblajes sin comerla ni beberla. Así de mal está el cine.
También vale la pena destacar es que la película está
planteada como una comedia familiar que sorprendentemente se sumerge en el
thriller. Eso la vuelve ambivalente porque nunca se termina de definir dentro
de un género, quedando en el camino como sin decidirse, a la deriva.
No obstante estos cuestionamientos, el film deja verse y
entretiene con su trama, dando a Cage una oportunidad de lucimiento que el
actor, sin duda, aprovecha. Bien filmada, con una agradable fotografía, buena
música y un ritmo adecuado, sale a flote sin desentonar en un contexto en el
que no hay muchos estrenos.