jueves, 29 de septiembre de 2022

PEQUEÑOS MOMENTOS DE FELICIDAD de Daniele Luchetti

UN FELIZ RESURGIMIENTO

Recién estrenada en Buenos Aires aunque originalmente realizada en 2019, es una producción italiana dirigida por Daniele Luchetti, sobre un guión propio basado en la novela de Francesco Piccolo, que narra la historia de un hombre muy ocupado, que siempre anda corriendo y que un día comete una distracción en una hora pico de transito que le cuesta la vida.

Con un humor muy italiano, Luchetti nos cuenta una historia sobrenatural en la que Pif (el protagonista de la historia), logra negociar con Dios una hora de vida adicional para poder despedirse de todos su seres queridos, incluidas sus amantes, tratando de encontrar el sentido de su vida.

La película no solo deja verse sino reverdece la famosa comedia a la italiana, toda vez que un hecho grave y dramático es narrado desde un humor convencional que consigue lograr el interés del espectador en un relato donde lo que sobresale es la pintura de la época que vivimos.

Muy fiel a sus orígenes, el film de Luchetti abreva en el cine de los ´80, más precisamente en los films  de  Nanni Moretti y sobretodo de Ettore Scola, donde nada parece extraordinario sino tan solo ocurrente, seres pintados con una trocha gruesa que parece remarcar que tanto virtudes como defectos son características humanas que van más allá del ser italiano.

No es casual que Pif sea un exponente cabal de esta época, un hombre común que debe esforzarse diariamente trabajando todo el día haciendo horas extras para dar de comer a su familia, su mujer y sus hijos, y alguna amante para poder escapar de una realidad que lo fagocita.

La película, ligera, amable y entretenida, expone con total naturalidad y fluidez ese día negociado con Dios, pintando un día de un hombre común con todas sus angustias, sus obligaciones y licencias.

NO TE PREOCUPES de Olivia Wilde

UN NUEVO SUEÑO AMERICANO?

Con una puesta en escena muy moderna, el inicio de la película nos hace pensar que estamos ante una nueva película americana que pre anuncia una resurrección de un cine sesentista llena de buenas intenciones, con muchas ansias de cambiar las formas y desarrollar un discurso que parece recuperar una renovación de las formas y el lenguaje de un nuevo cine americano (Kubrick parecería alumbrar el film).

El film nos habla de una pareja joven, Alice y Jack,  aparentemente feliz durante la década del ¨50, que viven una ciudad en medio del desierto en California, en una casa cuyo alquiler es pagado por la empresa donde trabaja Jack. Al principio todo luce perfecto, pero poco a poco, Alice comienza a preguntarse qué hace su marido no encontrando respuesta alguna, a la vez que en la ciudad comienzan a generarse raros disturbios.

Al principio, el film, parecería plantear una renovación de las formas narrativas con pretensiones de indagación en el fracaso del famoso sueño americano, aquel que se centra en los ideales de prosperidad y éxito personal, generando una superación de las clases sociales, dando oportunidades a cada uno de los ciudadanos en función de su capacidad y su esfuerzo.

Lejos de ello, el film se vuelve reiterativo, y lo que parecían nuevas formas narrativas, se transforma lentamente en repeticiones inconducentes que no hacen más que complicar la narrativa, dejando de lado todo hecho revolucionario para afincarse en la comodidad de lo establecido, pero lo que es peor, olvidando el discurso y diluyendo toda posibilidad de crítica social y cambio.

Obviamente, más allá de su lujosa presentación, la película se va volviendo anodina, prácticamente aburrida, su discurso se diluye a medida que avanza el metraje, para terminar desconcertando al espectador. La idea de libertad que persiguen los protagonistas se esfuma  prontamente al encontrarse viviendo en una sociedad que los encierra y sofoca, lejos de la búsqueda de sus objetivos.

Estamos ante un film cuya  fotografía (Matthew Libatique) brilla por los cuatro costados de la pantalla, acompañada por un montaje perfecto pero que en su interior no se encuentra nada, es decir, una cascara carente de contenido. Al comienzo genera expectativas de un desarrollo  de cine de carácter social que se diluye rápidamente dentro de una cinematografía donde solo destaca lejos la calidad fotográfica como envoltorio de una serie de ideas que no conducen a nada, acompañada por un par de buenas actuaciones de parte de sus protagonistas principales.

La película queda en deuda con el espectador, toda vez que, como exponente del cine del Este americano, concretamente de Nueva York, las expectativas despertadas siempre fueron satisfechas en la gran pantalla. Ahora solo nos queda una gran decepción.

PASAJE AL PARAISO de Ol Parker

 

UNA COMEDIA PASATISTA

La idea de juntar a George Clooney con Julia Roberts parecía una idea genial, la resurrección de la comedia americana después de años de ostracismo. Pero Pasaje al Paraíso no satisface las expectativas generadas sino más bien genera un “opera y cumple” que solo mantiene la simpatía de sus protagonistas durante todo el metraje pero que no logra superar la medianía actual del cine americano post pandémico.

La base argumental, más que convencional, junta a un cincuentón buen mozo de unos 50 años con su ex esposa para asistir al casamiento de su hija en Bali, una de las islas del Archipiélago Malayo, frente a la costa de Australia, dado que la muchacha se ha enamorado de un joven de aquel lugar y ha decidido contraer matrimonio.

No obstante ello, el verdadero núcleo argumental no es el casamiento, sino el re encuentro de la pareja protagónica,  los padres de la novia, un par de divorciados que obviamente, como es esperable, continúan atrayéndose más allá de su estado civil.

El film intenta ser una comedia pasatista que trata de emular a las viejas películas del Hollywood de los años ´40, pero su convencionalidad es tan grande que pierde toda capacidad de mantener atrapado al espectador dado que el 95 por ciento del metraje está ocupado por la famosa pareja, en un juego verbal de directas e indirectas que vuelve al film totalmente previsible.

Clooney y Roberts destacan por su simpatía y ambos disfrutan de los roles que interpretan. El resto lo pone el hermoso paisaje de la isla. Pero el film, como comedia romántica que es, no termina de levantar nunca vuelo y salir de sus convencionalidades que la vuelven totalmente previsible e incluso insustancial, con un final que está cantado a los 10 minutos de su comienzo, sin tener ninguna capacidad de sorprender con algún tipo giro interesante  al espectador.

En síntesis, un film pasatista que solo nos deja el recuerdo de hermosos días de playa. 

martes, 13 de septiembre de 2022

EL BRINDIS de Laurent Tirard

 EL CINE EN PRIMERA PERSONA

Se trata un unipersonal cinematográfico, es decir, el relato del protagonista que a sus 40 años nos cuenta un día en su vida. Narrado desde un único punto de vista, el de su relator es la historia de un hombre joven que, durante un mismo día le suceden tres cosas que lo superan: Por la mañana, se entera que su novia quiere romper el noviazgo y comienza por no  contestarle  sus llamadas telefónicas. Al mediodía, es invitado a una cena familiar, idea que le resulta aburrida, y al atardecer, su futuro cuñado le pide que pronuncie un discurso el día de su boda. 

Adrián, el personaje que interpreta el actor Benjamin Lavernhe, es una persona  que se siente contrariado y perseguido. Necesita paz y sosiego. Además, tiende a la soledad. No le gusta el gentío ni ser el protagonista principal. El film lo muestra y lo describe como un buen tipo, bastante tímido, que se siente sobrepasado por todo lo que pretenden de él.

 La película describe ese momento complicado en su vida.  Todo girará en torno suyo. La comedia avanza al ritmo de un unipersonal que no solo logra pintar la personalidad de su protagonista sino también echar una mirada sumamente crítica que trata de entender el mundo moderno que le toca vivir, sobre todo, la atmosfera familiar que lo hace sentir encerrado y condicionado.

Basada en un “comic” del francés Fabrice Caro, logra mostrar  durante un corto periodo de tiempo al hombre de nuestra época, de unos 40 años, algo neurótico, dando lugar a la fantasía de un tema universal como “el ser uno mismo”, sin dejar de establecer relaciones con la familia, y poder encontrar su lugar en el mundo.

Para colmo de males, Sonia, su novia, acaba de abandonarlo cansada de su apatía. En consecuencia, Adrián entra en crisis, se siente abandonado y cuenta los días, las horas y los minutos que lleva sin ella. La relación entre ambos era normal, pero imprevistamente, hubo un roce, una discusión y ella lo abandonó condenándolo a la soledad. 

El Brindis es una comedia situacional de características teatrales, desarrollada a lo largo de un día en tres momentos diferentes de un día (mediodía, tarde y anochecer), en un mismo escenario, donde su protagonista nos contará su relación con el resto del mundo: sus aburridos familiares, su mala vinculación amorosa,  y su distante vida laboral, lo cual describe en detalle con mucho humor lleno de ironía. 

Con varios monólogos recitados directamente a cámara, conversaciones telefónicas y una voz en off, los flashbacks y las proyecciones psicológicas del personaje se intercalan de forma fluida para transmitir su caótico estado mental.  La película de Laurent Tirard, avanza al ritmo del flujo de conciencia de su protagonista, poniendo en escena la soledad del protagonista y sus dificultades para desarrollar relaciones tanto familiares como amorosas o laborales en estos tiempos de soledad, donde la carencia de tiempo nos llevan a andar a las corridas a costa de la vida familiar tanto como de  pareja, mostrándonos lo difícil que resulta encontrar nuestro lugar en el mundo.

lunes, 5 de septiembre de 2022

VERTIGO (FALL) de Scott Mann

LA AVENTURA AL LÍMITE

Becky pierde a su esposo cuando él trataba de hacer cima en una de las montañas cercanas a Seattle. El accidente tiene lugar debido a que uno de los ganchos que lo sostiene se desprende sorpresivamente, dejándolo caer en el vacío. El hecho, la sumerge en un duelo profundo, la abate una pena muy grande  y una angustia prolongada. Meses después, aparece otra de sus amigas que la desafía a escalar una torre de telecomunicaciones de 600 metros de altura abandonada en medio de un desierto.

Scott Mann, director de la película, es un inglés que desarrolla su carrera cinematográfica en los Estados Unidos. En este caso, escribe y dirige esta película filmada en el desierto del Mojave, estado de California en los Estados Unidos de América, concentrándose en una situación límite que pone a sus personajes al filo de la propia muerte.

Este es un film que trata sobre un auto desafío, en este caso, el de dos escaladoras interpretadas por Grace Caroline Currey (Becky)  y Virginia Gardner (Shiloh), cuyo objetivo es escalar una torre de comunicaciones abandonada en medio del desierto, dotadas tan solo de un par de zapatillas y el enorme entusiasmo que les genera llegar a esa cima.

En este juego entre la vida y la muerte, ambos personajes adquieren una dimensión épica. Solas en medio del desierto, irán en busca de su destino. Como es lógico esperar en un thriller de suspenso bien elaborado, las dificultades para subir a la torre son tanto o más difíciles de sortear que las de bajar. Obviamente, la cuestión no será fácil de resolver.

La simplicidad del argumento desarrolla una trama que solo adquiere sentido en función de la pasión que sienten por escalar. Pareciera en ellas existir un solo objetivo: llegar a la cima. Pero la cuestión es más compleja. Se trata de un viaje de ida y vuelta cuyas dificultades parecen ignorar.

La intención del film es mostrar, más allá de la aventura, que la actitud de las dos jóvenes escaladoras juegan inconscientemente exponiéndose al vacío sin ninguna clase de ataduras, y también, no asumiendo responsabilidad alguna de sus actos más allá de vivir al día a día e ignorando la existencia de un futuro.

El resultado de la trama es una parábola sobre la supervivencia tan terminante como obvia, que deja abierta al espectador la posibilidad de profundizar. Cabe agregar que la película es muy entretenida, deja verse, y en el mejor de los casos, deja implícita la idea que haber alcanzado una cima no basta sino que hay que tener fuerzas suficientitas para poder volver y poder transformar el esfuerzo en experiencia, aunque a veces el costo a pagar sea demasiado alto.

Estamos ante una película que deja mucho lugar para el análisis y la discusión. Es una propuesta interesante para una cartelera anémica en títulos de interés, sobre todo para todos aquellos que pretendemos ver un cine más ligado a la realidad que a la fantasía. No quedan dudas que Becky y Shiloh, bien interpretadas por sus respectivas actrices, dan credibilidad a su aventura y nos dejan pensando sobre el conocimiento de nosotros mismos y la necesidad de nuestros propios límites.