UNA COMEDIA PASATISTA
La idea de juntar a George Clooney con Julia Roberts
parecía una idea genial, la resurrección de la comedia americana después de
años de ostracismo. Pero Pasaje al Paraíso no satisface las expectativas
generadas sino más bien genera un “opera y cumple” que solo mantiene la simpatía
de sus protagonistas durante todo el metraje pero que no logra superar la
medianía actual del cine americano post pandémico.
La base argumental, más que convencional, junta a un
cincuentón buen mozo de unos 50 años con su ex esposa para asistir al
casamiento de su hija en Bali, una de las islas del Archipiélago Malayo, frente
a la costa de Australia, dado que la muchacha se ha enamorado de un joven de
aquel lugar y ha decidido contraer matrimonio.
No obstante ello, el verdadero núcleo argumental no es el
casamiento, sino el re encuentro de la pareja protagónica, los padres de la novia, un par de divorciados
que obviamente, como es esperable, continúan atrayéndose más allá de su estado
civil.
El film intenta ser una comedia pasatista que trata de
emular a las viejas películas del Hollywood de los años ´40, pero su convencionalidad
es tan grande que pierde toda capacidad de mantener atrapado al espectador dado
que el 95 por ciento del metraje está ocupado por la famosa pareja, en un juego
verbal de directas e indirectas que vuelve al film totalmente previsible.
Clooney y Roberts destacan por su simpatía y ambos
disfrutan de los roles que interpretan. El resto lo pone el hermoso paisaje de
la isla. Pero el film, como comedia romántica que es, no termina de levantar
nunca vuelo y salir de sus convencionalidades que la vuelven totalmente
previsible e incluso insustancial, con un final que está cantado a los 10
minutos de su comienzo, sin tener ninguna capacidad de sorprender con algún
tipo giro interesante al espectador.
En síntesis, un film pasatista que solo nos deja el
recuerdo de hermosos días de playa.
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