Enfocada desde el punto de vista de un francotirador que se
encuentra pertrechado en las vías de un ferrocarril, cumpliendo funciones de
vigilancia, el film registra minuciosamente la soledad de un hombre en una
situación forzada que debe permanecer despierto durante un tiempo que se le ha
designado.
La situación planteada es monótona. En ese lugar no pasa
absolutamente nada ni nadie. Todo esta tan calmo como las propias vías del
ferrocarril. Todo lo que hay allí es un hombre vestido de soldado. Es él, su
fusil, las vías, y la tremenda soledad que le impone la orden recibida.
El director Garland se
las ingenia adecuadamente para mantener en vilo al espectador. La película
juega dentro la una situación de encierro que paradójicamente, se haya al aire
libre. Su personaje es un soldado que debe hacer guardia en una vía
ferroviaria. No tiene otra cosa que hacer que controlar un paso a nivel en
medio de una foresta en la cual no pasa nadie.
La cuestión trata del estar consigo mismo. Encontrar el temple
necesario para conservar y disfrutar de la calma. Seguramente no pasará nada,
pero si pasa, debe estar atento a lo que debe hacer.
Su situación de guardia tiene un principio y un fin. Responde
a una cuestión de seguridad. Su puesto es un paso en una calle en el medio de un bosque por
donde pasa un tren que más tarde entra a una ciudad. Toda la película se centra
en esa situación de ese hombre que espera. La tensión la atraviesa de punta a
punta, porque si bien el film tiene una lógica, su resolución bastante convencional.
Wagner Moura es un productor y director brasileño que ha
intentado, con cierto éxito, sobre todo en lo artístico, un producto que si
bien se pasea por un género, un film de guerra de características psicológicas,
logra salir de a flote siempre tratando de mantener un lenguaje cinematográfico
puro, es decir, basado en la en la tensión permanente de la situación dramática
que vive el personaje, una soledad total en medio de una foresta que por
momentos parece vivir una pesadilla y por otros, una simple misión militar de
custodia y control.
El resultado logrado es exitoso, sobre todo en lo artístico,
no exento de algún convencionalismo narrativo, debilidades que el gran público perdona en función del entretenimiento que por otra parte, supera con
gran efectividad con un final que deja atónito al espectador generando una
situación impensada de dramaticidad política.