jueves, 28 de febrero de 2019

CAFARNAÚM de Nadine Labaki


SOBRE LA LIBERTAD Y LOS DERECHOS HUMANOS

Este film libanés, aún con ciertas debilidades arguméntales, es una obra para tomar muy en serio, analizar en profundidad y señalar sus virtudes. Por otra parte, confirma las capacidades como realizadora de Nadine Labaki, también actriz y escritora nacida en el Líbano, de quien no había tenido oportunidad de ver su cine anterior (Caramel, 2007; ¿Y Ahora Dónde Vamos?, 2011).

Cafarnaúm ("Caos") cuenta la historia de Zain (Zain al-Rafeea), un niño libanés que se interpreta a si mismo que demanda a sus padres por el "crimen" de traerlo a la vida. La película sigue a Zain mientras se transforma de niño en adulto huyendo de sus padres y sobreviviendo en la calle a través de su ingenio, donde finalmente encuentra a Rahil, un trabajador callejero, migrante etíope, quien le proporciona refugio y comida a cambio del cuidado de su hijo Jonás.

Obviamente Zain carece de los medios para para satisfacer sus necesidades básicas. Es un indocumentado, lo cual le impide acceder a servicios y trabajos, e incluso, nunca tuvo la posibilidad de ir a una escuela. No obstante, tiene obligaciones, el deber de ayudar a su familia.

El protagonismo del niño Zain es total. Su presencia en la pantalla es permanente transformándose en un personaje símbolo que actúa como si fuera la conciencia de un pueblo. La realidad es vista a través de los ojos de este personaje, un inocente que no solo ve el horror de las consecuencias de una guerra civil sino también se hace cargo de ellas, acudiendo a la justicia en busca de una justicia inexistente.

Paradójicamente, la virtud del personaje se vuelve su mayor defecto. El hecho de que un niño sea testigo y prácticamente narrador de los hechos que describe la película, incluso se transforme en una especie de súper héroe del film, suena poco natural, impostado, hasta podría decirse algo falso y arbitrario, cayendo acaso en una deformación de la realidad en la cual se diluye el enfoque realista que pretende mantener la directora.

La visión del cuadro social que presenta la película es, por un lado, la consecuencia de la situación de guerra que se vive, pero por otro, es una cuestión cultural de características ancestrales. La película no solo muestra un cuadro de injusticia sino también un orden social inexistente. La situación de los campos de refugiados en el Líbano que muestra el film es una vergüenza para la condición humana. La población no solo carece de los medios más elementales como el agua y la comida, sino también los hábitats no son más que pocilgas donde se asina la gente en busca de refugio.

Cafarnaúm es un film callejero, filmado con cámara en mano durante casi todo su metraje tratando que el espectador sea partícipe. El fotógrafo Christopher Aoun luce con un trabajo de gran solidez en el manejo de la cámara, es en parte otro de los grandes responsables de este notable trabajo de Nadine Labaki junto a sus coguionistas Jihad Hojeily y Michelle Keserwany. Los personajes son reales, de carne y hueso y están inmersos en el medio del infierno que describe.

viernes, 15 de febrero de 2019

GREEN BOOK: UNA AMISTAD SIN FRONTERAS de Peter Farrelly


EL LIBRO VERDE DEL CONDUCTOR NEGRO

Corren los años 50. Tony Vallelonga (magníficamente interpretado por Viggo Mortenssen) queda transitoriamente sin trabajo por reformas en el Night Club de Manhattan en el cual se desempeña. Afortunadamente, consigue costearse la vida durante un par de meses, haciendo de chofer de un hombre de piel negra (el Dr. Don Shirley, en otra gran actuación de Mahershala Ali), que es un virtuoso pianista. La gira que emprenden será por el sur y el medio oeste de los Estados Unidos. Para ambos será un viaje iniciático.

Inevitablemente, el film recuerda a Conduciendo a Miss Daysi, un film de 1989 que trataba el mismo tema en forma invertida, y que además ganó el Oscar a la Mejor Película. En ambas, si bien se pregonaba la igualdad racial, inconscientemente, aparece la supremacía blanca. Mientras Daysi transformaba a Hoke Colburn (Morgan Freeman) en un hombre educado, en esta última, Tony Vallelonga le da al Dr. Don Shirley calle y sentido común.

Tal vez por un énfasis altruista que atraviesa ambas, en el sentido que el que enseña y abre camino siempre es la persona de raza blanca, e incluso es también la persona portadora del prejuicio, como road movie la película se centra más en las diferencias que en el camino por recorrer. En ese sentido, queda muy lejos de otras road movies que han hecho historia como Esay Ryder (1969), de Dennis Hooper con Peter Fonda, tal vez el mayor manifiesto de la generación beat, o de Paris, Texas (1984) del alemán Wim Wenders filmando en Estados Unidos la historia de un hombre solitario que ha perdido el rumbo y decide volver a conectarse con la sociedad, consigo mismo y su familia en un viaje a través del desierto americano. O Thelma y Louise (1991), de Ridley Scott donde dos mujeres insatisfechas de su cómoda vida hogareña inician un viaje iniciático dejando atrás la sociedad de consumo internándose en el Gran Cañón del Colorado.

The Green Book es un film que no avanza porque es un film pretencioso. La búsqueda de la igualdad racial se centra en el argumento en la mutua enseñanza que se brindan los personajes. Mientras Tony es el hombre que tiene calle, entendiendo calle como experiencia de vida (es el hombre que se gana la vida todos los días haciendo el trabajo sucio que otros no quieren hacer), Don es todo lo contrario. Es un músico de formación profesional, un pianista virtuoso que ama lo clásico, que tiene consciencia de lo social, que respeta el orden público y las leyes, pero es incapaz de cuidarse a sí mismo.

Es paradójico que en el film el guión elija una época (los años 50) y un lugar (el sur de los Estados Unidos) para que una empresa discográfica dé a conocer mediante una gira a un nuevo pianista de raza negra y los introduzca en un medio hostil a través de una serie de recitales donde el público puede ser culto en lo musical pero a la vez está lleno de prejuicios e intolerancia. Ello produce una inevitabilidad de los hechos que hacen de la película un film absolutamente previsible que queda reducido a la relación de ambos personajes.

En este aspecto, la enseñanza mutua del uno hacia el otro, es lo mejor del film. Allí aparece lo que será un canto a la amistad, uno abriéndose hacia la cultura aunque más no sea aprendiendo a redactar una carta, y el otro, abandonando su mundo frio y solitario, acercándose a compartir algo más que su música. Hay en ello un sentido de convergencia que es el nacimiento de una amistad en un medio que todavía excluía mediante el prejuicio racial.

El Libro Verde queda como una película deudora porque transita un camino trillado, llena de convencionalismos, que no la diferencian de otras películas que han transitado el mismo tema, y que aunque no lo parezca, es un tema aún vigente en algunos Estados de la Unión. La cuestión racial sigue existiendo en el sur de los Estados Unidos. E incluso, la famosa intención de Donald Trump de levantar un muro en el sur en la frontera de los Estados Unidos con México, no es otra cosa que una expresión de un sentimiento segregacionista que gracias a Dios por ahora no ha pasado de ello, solo una intención.

Como curiosidad, cabe destacar que El director Peter Farrelly, también guionista junto a Nick Vallelonga y Brian Currie, trabaja por primera vez en la dirección sin la compañía de su hermano Peter. Juntos había coguionado y codirigido la mayoría de las películas que habían producido juntos.

Finalmente, lo más destacable de la película es su superlativo nivel interpretativo. Tanto los dos actores principales como el resto del elenco realizan una labor descollante. Seguramente el Oscar al Mejor Actor estará rondando la cabeza de alguno de ellos.

domingo, 10 de febrero de 2019

LA FAVORITA de Yorgos Lanthimos



LA AMBIGUEDAD Y LA HIPOCRESIA

El cine del griego Yorgos Lanthimos se caracteriza por su calidad formal. Es indudable que su cine es, primero, un cine para ver, y después, un cine para pensar y reflexionar.
Ese cine para ver es un cine que muestra a Lanthimos con un manejo absoluto de los recursos cinematográficos. No hay duda que más allá del solido guion, muy bien estructurado, firmado por Deborah Davis (historiadora) y Tony Mc Namara (guionista de televisión), hay un trabajo que respeta tanto el momento histórico en cual se basan los hechos como al mismo tiempo, deja librado a la imaginación del director a sus personajes, dando lugar a una traducción propia en términos de imágenes cuya expresividad dejan por momentos sin aliento al espectador.

El Rey reina pero no gobierna pareciera ser el lema que inspira a Lanthimos en esta película recientemente estrenada y candidata con méritos propios para varios premios de la Academia. No hay duda que el director griego ataca a la realeza y lo manifiesta sin tapujos en esta película. Los grados de ambigüedad y la hipocresia reinante en las altas esferas del poder en la Inglaterra de principios del siglo XVIII es descripta a través de una historia que recrea la despiadada lucha entre dos mujeres por el favor de su Reina.

Aquí no está en juego la corona, lo que está en juego es el favoritismo creciente de la Reina Ana, hacia una de sus acompañantes, la más joven (Abigail) y recientemente ingresada al palacio dando lugar a los celos de Lady Sarah, quien maneja formalmente los asuntos de estado de la reina enferma. Lanthimos acentúa su narración en los aspectos más mordaces de ambas relaciones, y se concentra en la puja entre ellas. El lesbianismo aparece aquí como un elemento que desde lo sexual define la ausencia absoluta de hombres en el entorno de la reina.

En el aspecto formal no hay ahorro. El film resulta deslumbrante por donde se lo mire. Vestuario y decorados son extraordinarios, y estos últimos están absolutamente en función de la narración que le interesa al director. Obviamente, no hay medias tintas. El film se juega al te gusta o no te gusta desde el comienzo mismo hasta el final. Por momentos, incluso, es desconcertante.

El personaje de Emma Stone es clave. Muestra un desplazamiento sibilino desde su salida del pueblo donde vive pobremente hasta el palacio donde, aún vedada la entrada, logra atravesar, logrando un permiso de estadía que finalmente le permite lograr los favores de la favorita de la Reina. En su relación con uno de los caballeros del castillo observamos que su criatura de apariencia inocente esconde un otro yo salvaje que está dispuesto a todo con el propósito de lograr el reconocimiento de su reina.

Todo en el film es extremo. Lanthimos expone al espectador a esta relación tripartita y no le esconde nada. Su cámara utiliza todos sus recursos, desde la profundidad de campo, pasando por el tratamiento del color, e incluyendo una vuelta hacia atrás que dejan al espectador maravillado, no solo por la versatilidad de su utilización sino también por la amplitud de los decorados.

Es un film que no tiene término medio, dominado por la ambigüedad y la hipocresia. No obstante ello, el director griego encuentra la forma justa para contar un hecho histórico que retrata, además, como pocas veces se ha visto, el lamentable papel político de la monarquía inglesa. Te puede gustar mucho o no te puede gustar nada. Es una película oscura, por momentos bizarra, pero no deja ninguna duda sobre su capacidad formal. Está filmada con una notable elegancia por el fotógrafo irlandés Robbie Ryan (“The Meyerowitz Story” y “Yo, Daniel Blake”), quien captura todo el entorno de una mujer débil y enferma a través de diversos ángulos, algunos de ellos extravagantes, que permiten descifrar tanto el contexto histórico como la intimidad de la reina, apoyándose también en las grandes actuaciones de tres actrices descomunales como son: Olivia Colman en el papel de la Reina Ana, la extraordinaria Raquel Weisz como su Secretaria Lady Sarah y Olivia Stone como la ascendente Abigail, protegida de su majestad.

lunes, 4 de febrero de 2019

EL VICEPRESIDENTE de Adam McKay


UNA MUJER EN LA SOMBRA

Adam McKay, nacido en Filadelfia, Pensilvania en 1968 es un joven comediante, escritor, productor y director, un hombre multifacético. Formado como un actor de comedia, conocido como productor y obviamente como director de televisión, donde dirigió durante seis años el famoso show Saturday Night Live, logró en 2015 su mayor éxito cinematográfico con La Gran Apuesta (The Big Short) un notable film que describe con lujo de detalles y a la vez con gran pericia narrativa, la crisis financiera mundial de 2008.

En esta película vuelve con otro tema basado en la realidad en el cual describe la vida de Richard Bruce Channey, más conocido como Dick Channey, un político de raza nacido en el Estado de Nebraska, en los Estados Unidos, que posee una larga e interesante carrera profesional y política en la cual ha formado parte de 6 administraciones gubernamentales, llegando a ocupar la Vicepresidente de los Estados Unidos bajo el gobierno de George Bush (hijo) (incluso ocupó la presidencia de los Estados Unidos en dos oportunidades debido a sendas intervenciones quirúrgicas que tuvo que practicársele a Bush (h), y en la privada se desempeñó como CEO (Chief Executive Officer) de la petrolera Halliburton Inc).

La película está construida como un gran rompecabezas que comienza en la adolescencia de Cheney, se continúa con su noviazgo con quien llegaría a ser la mujer de toda su vida, una verdadera artífice del destino político de Channey. Y así sucesivamente va mostrando la semblanza de este político americano que ha ocupado 6 puestos públicos de gran importancia e influencia en la política de  los Estados Unidos, especialmente en lo que se refiere a cuestiones de seguridad de su país, y sobre todo, en lo relacionado a la guerra desatada en Irak (2001 a 2005).

Sin embargo, el film va mucho más allá de lo biográfico. Por un lado, es destacable la transformación de un hombre común en un político de raza. Por otro, como un político con pocas chances presidenciales se transforma en un vicepresidente cuyas intervenciones modifican el estado de las cosas. Por último, como esas modificaciones son capaces de transformar la vida de millones de personas no solo en el país del político, sino en el contexto mundial. Cheney es el clásico ejemplo del poder detrás de las sombras. Un hombre capaz de presidir una petrolera de primer nivel internacional a la par de ocupar la vicepresidencia de la mayor potencia mundial reservándose los principales resortes políticos y la cuestión militar.

En esta cuestión de la transformación, lo más interesante del relato es el papel que juega su esposa (Lynne Cheney, por otra parte, magníficamente interpretada por Amy Adams (La Duda, Julie y Julia, The Master y otras más). Lynne es la verdadera artífice de este controvertido hombre político, a quien puso entre la espada y la pared durante su juventud para que terminara sus estudios, lograra su maestría, y más tarde, durante su vida política, poniéndose a su sombra y transformándose en su compañera de ruta, en la enfermera que más lo ha cuidado de sus continuos problemas cardiacos, y sobretodo su sostén político.

Más allá de lo que parece (una biografía no convencional de un político norteamericano), esta película es la historia de una mujer que construyó su propio Pigmalión. Una mujer que va a realizar su vida a través de la vida de su marido, pero guiándolo firmemente, siendo su consejera política, cuidando de su débil salud, haciéndose cargo de su casa y de sus hijas, e incluso apoyando a una hija lesbiana respecto a sus derechos civiles militando en un partido que representa el ala política más conservadora en los Estados Unidos.

Christian Bale encabeza un muy sólido elenco y encarna al personaje principal, Dick Cheney, exponiéndose a interpretar a un lobo en la piel de un cordero, logrando que su simpatía se imponga sobre sus aspectos cínicos y manipuladores que le permiten estar siempre presente en las altas esferas pese a provenir de un estado lejano y rural, en el medio oeste americano donde se ha transformado en un político popular, representando y liderando al partido republicano. De Amy Adams ya hemos destacado su papel preponderante. Steve Carrel aparece como Donald Rumsfeld, quien fuera Secretario de Defensa del Presidente Gerald Ford, y verdadero maestro político de Cheney. Nos queda la breve intervención de Sam Rockwell (3 Anuncios Para Un Crimen) en el papel de George W, Busch (h), a quien interpreta con la autoridad actoral que le conocemos.

Muy buen trabajo de Adam McKay, que vuelve a encarar otro momento crucial en la vida de los Estados Unidos entre fines del siglo XX y los albores del siglo XXI, con un film que no solo resulta interesante sino también muy entretenido, en el cual, la sombra de una Lady Macbeth moderna se mueve casi imperceptiblemente en el gran escenario de la política americana.

viernes, 1 de febrero de 2019

PLAZA PARIS de Lucía Mural


LOS DE ARRIBA Y LOS DE ABAJO

Detrás de la linealidad de este relato, en el cual una mujer de raza negra asiste regularmente a los servicios de una psicóloga de raza blanca, mientras su hermano pena una sentencia en la cárcel por el asesinato de su padre, nos encontramos con una película de fuerte contenido social.

Es que las sesiones de análisis de Gloria, magníficamente interpretada por la actriz brasileña Grace Passó, se vuelven cada vez más riesgosas toda vez que el poder de su hermano, ejercido desde la mismísima cárcel, comienza a amenazar a la psicóloga portuguesa que atiende a su hermana (Joana de Verona), complicando el tratamiento cuando el pasado comienza a revelarse y pone en claro los sucesos ocurridos.

El film muestra una permanente confrontación, por un lado, por cuestiones ocurridas en el pasado, por otro, por la oposición social remanente debido tanto a las condiciones de tez como sociales que ostentan los personajes. Por eso podemos decir que lo notable del film no pasa exactamente por lo psicológico, que constituye la columna vertebral del film, que obviamente tiene su peso, sino por el enorme poder simbólico de representatividad que tienen los mismos.

El film da a entender que en el país conviven en un equilibrio altamente inestable dos mundos heredados donde uno, es el remanente del pasado colonial blanco representado por la corono portuguesa, y el otro, el país de color heredado de la esclavitud imperante en el antiguo imperio. Estas dos clases sociales conviven en un equilibrio altamente inestable, en una apariencia de civilidad que en realidad, esconde un sordo enfrentamiento social.

En una franca alusión a los de arriba y los de abajo, en Río de Janeiro, y tal vez todo Brasil, existe una especie de inversión de términos, donde paradójicamente los de arriba son los que ocupan los cerros aledaños, las famosas favelas de Río de Janeiro, mayoritariamente habitados por personas de raza negra, y los de abajo, los habitantes de la ciudad, mayoritariamente personas de raza blanca.

Este es el enfrentamiento que elabora con mucha paciencia Lucia Mural, que a lo largo de una enorme cantidad de sesiones de análisis y de algunas visitas a la cárcel, va desnudando la otra verdad de una sociedad, o de una ciudad como Río o incluso de un país como Brasil, en el cual no todo el año es Carnaval ni todo es alegría.

Muy bien dirigido por la Mural, el film va cambiando, va girando en torno de sus personajes no solo la realidad de los mismos, sino también la visión de un mundo que no es lo que parece ser, dándose lo que se denomina una relación de contratransferencia, donde el psicoanalizado va asumiendo sus problemas mientras transfiere sus miedos al propio terapeuta.

La violencia está presente a lo largo de todo el film. Esa violencia se expresa en forma tanto física como moral, generando miedo. En el film, la transferencia del miedo ocupa el lugar principal toda vez que se presenta como una problemática de índole social y como un problema aún irresuelto de la sociedad brasileña.