viernes, 1 de febrero de 2019

PLAZA PARIS de Lucía Mural


LOS DE ARRIBA Y LOS DE ABAJO

Detrás de la linealidad de este relato, en el cual una mujer de raza negra asiste regularmente a los servicios de una psicóloga de raza blanca, mientras su hermano pena una sentencia en la cárcel por el asesinato de su padre, nos encontramos con una película de fuerte contenido social.

Es que las sesiones de análisis de Gloria, magníficamente interpretada por la actriz brasileña Grace Passó, se vuelven cada vez más riesgosas toda vez que el poder de su hermano, ejercido desde la mismísima cárcel, comienza a amenazar a la psicóloga portuguesa que atiende a su hermana (Joana de Verona), complicando el tratamiento cuando el pasado comienza a revelarse y pone en claro los sucesos ocurridos.

El film muestra una permanente confrontación, por un lado, por cuestiones ocurridas en el pasado, por otro, por la oposición social remanente debido tanto a las condiciones de tez como sociales que ostentan los personajes. Por eso podemos decir que lo notable del film no pasa exactamente por lo psicológico, que constituye la columna vertebral del film, que obviamente tiene su peso, sino por el enorme poder simbólico de representatividad que tienen los mismos.

El film da a entender que en el país conviven en un equilibrio altamente inestable dos mundos heredados donde uno, es el remanente del pasado colonial blanco representado por la corono portuguesa, y el otro, el país de color heredado de la esclavitud imperante en el antiguo imperio. Estas dos clases sociales conviven en un equilibrio altamente inestable, en una apariencia de civilidad que en realidad, esconde un sordo enfrentamiento social.

En una franca alusión a los de arriba y los de abajo, en Río de Janeiro, y tal vez todo Brasil, existe una especie de inversión de términos, donde paradójicamente los de arriba son los que ocupan los cerros aledaños, las famosas favelas de Río de Janeiro, mayoritariamente habitados por personas de raza negra, y los de abajo, los habitantes de la ciudad, mayoritariamente personas de raza blanca.

Este es el enfrentamiento que elabora con mucha paciencia Lucia Mural, que a lo largo de una enorme cantidad de sesiones de análisis y de algunas visitas a la cárcel, va desnudando la otra verdad de una sociedad, o de una ciudad como Río o incluso de un país como Brasil, en el cual no todo el año es Carnaval ni todo es alegría.

Muy bien dirigido por la Mural, el film va cambiando, va girando en torno de sus personajes no solo la realidad de los mismos, sino también la visión de un mundo que no es lo que parece ser, dándose lo que se denomina una relación de contratransferencia, donde el psicoanalizado va asumiendo sus problemas mientras transfiere sus miedos al propio terapeuta.

La violencia está presente a lo largo de todo el film. Esa violencia se expresa en forma tanto física como moral, generando miedo. En el film, la transferencia del miedo ocupa el lugar principal toda vez que se presenta como una problemática de índole social y como un problema aún irresuelto de la sociedad brasileña.

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