viernes, 12 de octubre de 2018

DOVLÁTOV de Aleksey German Jr.


SEIS DÍAS EN LA VIDA DE DOVLÁTOV

Aleksey German Jr. Es un escritor y director cinematográfico nacido en Moscú, Rusia, en 1976. Es hijo del cineasta soviético del mismo nombre, tiene 4 largos en su haber, y con esta obra lúcida y consagratoria comienza a escribir su historia en el cine.

Doblátov, la película, es un gran homenaje a Sergei Donátovich Doblátov, un periodista pero sobre todo un gran escritor ruso que fue expulsado de la Unión Soviética en 1978, emigrando a los Estados Unidos de América, afincándose en la ciudad de Nueva York donde no solo concretó su obra literaria sino también fue redactor jefe del periódico ruso The New American. Doblátov murió tempranamente a la edad de 48 años como consecuencia de una enfermedad cardíaca.

El film toma solo 6 días en la vida de Doblátov que son aquéllos donde su rebeldía de intelectual inconformista choca finalmente a través de sus escritos con un régimen asfixiante que lo controlaba y censuraba en todo aquello que no concordara con las pautas oficiales. Por lo tanto, fue expulsado de la Unión Soviética y se asiló en los Estados Unidos.
Desde lo cinematográfico, German observa a Doblátov en su vida diaria realizando la tarea de un periodista de un astillero en Stalingrado, donde se está por botar un nuevo barco, para lo cual se hace una puesta en escena propia de la acción propagandista de un régimen dictatorial.

Doblátov trabaja a desgano, tratando simultáneamente de cumplir con sus funciones de padre y de esposo separado corriendo por la ciudad durante el día para terminar sus noches en un boliche lleno de intelectuales donde escucha su adorado jazz americano y discute con sus amigos artistas. Entre ellos, el poeta Iosif Brodsky, también nacido en Stalingrado, acusado más tarde de parasitismo social, sufrió cárcel durante 18 meses para terminar emigrando también a los Estados Unidos en 1972, y siendo galardonado con el Premio Nobel de Literatura de 1987.

German se apropia del escritor y lo transforma en un ser fantasmagórico, alguien que está pero no está. Alguien que expresa con rebeldía casi adolescente la disconformidad con un régimen que lo ahoga y lo paraliza. Para ello lo encierra primero en rutinas y luego en lugares. Los 6 días en la vida de Doblátov se transforman en un infierno existencial cuya única salida siempre parece extrema: el alcohol, la droga, la cárcel, el exilio o la muerte.
Filmada en una pantalla muy ancha, muy parecida a aquella de 70 mm o el cinemascope que se utilizaba años atrás, German utiliza planos prodigiosos donde ocurren gran parte de las acciones sin que el director mueva su cámara, logrando un efecto teatral que enfatiza las condiciones de encierro en que su personaje principal y quienes lo rodean desarrollan sus vidas.

En un dechado de puesta en escena, German coloca su cámara en un set que muestra dos habitaciones simultáneamente separadas por un pasillo en L en donde dos personajes hablan a cada lado de la imagen como si entre ellos hubiera un muro que los separa, generando una atmosfera de encierro que se replica en la sucesión de imágenes que conforman todo el film, con un mensaje de incuestionable interpretación. German coloca su cámara en un set que muestra dos habitaciones simultáneamente separadas por un pasillo en L en donde dos personajes hablan a cada lado de la imagen como si entre ellos hubiera un muro que los separa, generando una atmosfera de encierro que se replica en la sucesión de imágenes que conforman todo el film, con un mensaje de incuestionable interpretación.

La fotografía, tirando hacia el sepia y cargada de ambientes brumosos o llenos de humo de pipas y cigarros del club literario donde todas las noches termina Doblátov con su botella de whisky, sus sesiones de jazz y sus alusiones a Hemingway, es otro punto fundamental del excelente criterio cinematográfico y la capacidad de expresión y de utilización de los recursos disponibles que hace que este film se transforme en un verdadera sorpresa cinematográfica.

Estamos ante un verdadero cine de autor, un director que remite más que al cine ruso al mejor cine rumano de los últimos años, en el cual relata la crónica de seis días en la vida de un hombre que piensa diferente en un régimen autoritario que no deja capacidad para la libertad de expresión, y que cuando traspasa el límite impuesto por el Estado, su libertad quedará cancelada con una sola vía de escape: el exilio. En este film de Aleksey German, Jr encontramos toda la incomodidad, la falta de adaptación, la necesidad de ser escuchado de todo aquel que fue oprimido, sofocado, reprimido por una autoridad tiránica.

viernes, 5 de octubre de 2018

EL INTÉRPRETE de Martín Sulik


UN PASADO QUE REGRESA

No conocía la dilatada trayectoria de Martín Sulik, un director muy sólido, que maneja con maestría el material que coescribió con Ondrj Sulaj, ambos nacidos en Checoslovaquia y hoy residentes en Eslovenia, logrando un film en todo momento ameno y entretenido, en función de un drama de características históricas que todos conocemos que ha dejado secuelas que todavía hoy en día, a más de 70 años de ocurrido, mantiene vigente su recuerdo por la gravedad y la injusticia de lo sucedido.

Sulik arranca el film con un formato de policial negro para enseguida transitar hacia una road movie que se vuelve comedia de opuestos y terminar en un drama de toma de conciencia. El director maneja a la perfección todos esos registros, da dinamismo a su relato y mantiene enganchado al espectador desde el inicio hasta el final del film a pesar que basa su relato en un contexto que vuelve predecibles algunas situaciones.
Jiri Menzel, el afamado director checo que en 1967 ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera en Hollywood con aquella maravilla que se llamó Trenes Rigurosamente Vigilados vuelve como actor al tema de la Segunda guerra Mundial. En El Intérprete es Alí Ungar, un anciano de unos 80 años, que al leer un libro sobre las actividades de un oficial alemán durante la guerra en Eslovaquia reconoce a quien ha matado a sus padres y emprende un camino hacia su búsqueda con el propósito de ejecutar su venganza. Pero a quien encuentra no es al viejo oficial de las SS, sino a su hijo Georg, un profesor jubilado, magníficamente interpretado por Peter Simonischerk (el extraordinario actor de Tony Erdman), quien niega saber de su padre y le propone investigar que ha sido de él siendo su intérprete de alemán.

Los dos ancianos, una pareja muy despareja, emprenderán un viaje alocado, lleno de peripecias que bordean el humor absurdo, para darse cuenta que la mayor parte de la gente que los rodea o que conocen circunstancialmente en el viaje ha olvidado o ignora lo que ha ocurrido en el pasado, o no quiere enterarse ni tampoco le interesa. Europa ya es otra. No solo ya no es la Europa de la pos guerra sino que ni siquiera es la Europa de después de la caída del Muro de Berlín. El hoy es una nueva situación, una status inédito que solo les permite observar que la vida ha pasado frente a ellos sin que ellos se dieran cuenta de los cambios. Un cambio que sucede tan rápidamente que somos incapaces de percibirlo.

Ello lleva en forma inconsciente a los protagonistas a un momento de profunda reflexión. Frente a esta situación, Alí Ungar comienza una catarsis que purifica su ánimo a la vez que va descubriendo a Georg, un hombre grande lleno de vida que paradójicamente comienza a saber la verdad sobre su padre. El viaje de dos viejos de más de 70 se transforma en una travesía de sí mismos donde uno comienza a entender lo ocurrido y comprender que la venganza solo lleva a más violencia, y el otro a hacer una toma de conciencia sobre quién es. Pero si durante el film se mantiene una atmosfera de violencia contenida, reprimida, en el final de ese viaje iniciático, ambos ancianos, lejos de reprimir aquellos sentimientos, comenzarán a sentir una necesidad de redención, de asumir que tal vez no haya perdón, pero por sobre todo, sabrán que no puede haber venganza.

Estamos ante uno de los grandes films del año. Tengo entendido que Eslovenia la ha propuesto para competir por los Oscar a la Mejor Película Extranjera en la próxima edición de entrega de premios que hará la Academia de Hollywood. Sin lugar a dudas, una distinción inobjetable.

martes, 2 de octubre de 2018

LA NÚMERO UNO de Tonie Marshall


TODO TIENE UN PRECIO


Tonie Marshall es una escritora y directora francesa de dilatada trayectoria tanto en el cine francés como en la televisión de su país. En Argentina, no obstante, no hemos tenido oportunidad de apreciar su obra salvo el estreno de La Belleza de Venus, una de sus comedias estrenada en 1999.

El estreno de La Número Uno es un acontecimiento auspicioso dado que estamos ante una película muy interesante y actual. En éste, su último film, aborda el rol de la mujer que trabaja y lo hace desde diferentes ángulos. Su personaje principal, Emmanuelle Blachey, por otra parte magníficamente interpretada por Emmanuelle Devos, es una mujer casada con un profesional independiente, madre de una niña en edad escolar, ejecutiva de un grupo de ingeniería internacional que aspira dirigir una empresa estatal.

La inteligencia de Toni Marshall es utilizar el suspenso para crear andamios que constituyen el sostén de la trama, y tratar de ir hacia la comedia costumbrista de manera de tener al espectador lo suficientemente interesado y entretenido  durante todo el film retratando un mundo de clase media acomodada en cual el mantenimiento de la posición social, el  escalamiento, y la adquisición de poder no solo dependen de las apetencias individuales sino también de grupos de interés, tales como el movimiento feminista, que por ejemplo, busca igualar la cantidad de puestos de trabajo tanto en la actividad privada, como en las empresas públicas y el propio Estado. Esta cuestión se transforma en el meollo principal en el que se envuelve el personaje central de la película tratando de mantener un equilibrio entre su vida personal y un trabajo sometido a diferentes presiones que no siempre resulta fácil de sostener.

De esta manera, el film siempre resulta interesante. Emmanuelle es la típica mujer que vive en un mundo alienado pero capaz de mantener su equilibrio personal. Busca multiplicarse para atender cada una de sus tareas más allá de sus propias aspiraciones y deberes como madre y esposa. Ella nunca pierde el equilibrio. Por las mañanas, a primera hora, ejerce su rol de madre llevando a su pequeña hija a la escuela, busca ser una esposa amante en alguno de sus momentos libres, pero sobre todo es una gran ejecutiva que pasa el día trabajando, habla varios idiomas y debe atender, en una empresa constructora, grandes proyectos que se desarrollan en cualquier parte del mundo.

La inteligencia de Toni Marshall es utilizar el suspenso para crear andamios que constituyen el sostén de la trama, y tratar de ir hacia la comedia costumbrista de manera de tener lo suficientemente atado y entretenido al espectador durante toda el film retratando un mundo de clase media acomodada en cual el mantenimiento de la posición social, el  escalamiento, y la adquisición de poder no solo dependen de las apetencias individuales sino también de grupos de interés, tales como el movimiento feminista, que por ejemplo, busca igualar la cantidad de puestos de trabajo tanto en la actividad privada, como en las empresas públicas y el propio Estado. Esta cuestión se transforma en el meollo principal en el que se envuelve el personaje central de la película tratando de mantener un equilibrio entre su vida personal y un trabajo sometido a diferentes presiones que no siempre resulta fácil de sostener.

En ese aspecto el film se transforma en una pintura de las sociedades modernas, las nuevas luchas por las posiciones empresariales, las mezquindades personales y el poder de los lobbies, y hasta la fragilidad en que cae la propia institución familiar ya no comandada por la figura del hombre cazador y sostén de la familia sino por una sociedad conyugal cuyos intereses, incluso, pueden ser divergentes. Para ello, la equiparación de la mujer es clave. Pero asimismo, la divergencia entre objetivos familiares y los personales de cada uno de los miembros de la pareja pueden llegar a resentir la vida en común y minar la institución familiar como célula madre de la organización social.

Un film notable de la francesa Toni Marshall, muy bien escrito, con una trama atrapante, muy bien actuado por la siempre eficiente Devos que se mete absolutamente en la piel de esa ejecutiva que juega a dos puntas sin perder nunca el equilibrio pero sabiendo que a la postre algún precio tendrá que pagar. Los aspectos técnicos del film guardan relación con el conjunto que presenta la directora.