viernes, 5 de octubre de 2018

EL INTÉRPRETE de Martín Sulik


UN PASADO QUE REGRESA

No conocía la dilatada trayectoria de Martín Sulik, un director muy sólido, que maneja con maestría el material que coescribió con Ondrj Sulaj, ambos nacidos en Checoslovaquia y hoy residentes en Eslovenia, logrando un film en todo momento ameno y entretenido, en función de un drama de características históricas que todos conocemos que ha dejado secuelas que todavía hoy en día, a más de 70 años de ocurrido, mantiene vigente su recuerdo por la gravedad y la injusticia de lo sucedido.

Sulik arranca el film con un formato de policial negro para enseguida transitar hacia una road movie que se vuelve comedia de opuestos y terminar en un drama de toma de conciencia. El director maneja a la perfección todos esos registros, da dinamismo a su relato y mantiene enganchado al espectador desde el inicio hasta el final del film a pesar que basa su relato en un contexto que vuelve predecibles algunas situaciones.
Jiri Menzel, el afamado director checo que en 1967 ganó el Oscar a la Mejor Película Extranjera en Hollywood con aquella maravilla que se llamó Trenes Rigurosamente Vigilados vuelve como actor al tema de la Segunda guerra Mundial. En El Intérprete es Alí Ungar, un anciano de unos 80 años, que al leer un libro sobre las actividades de un oficial alemán durante la guerra en Eslovaquia reconoce a quien ha matado a sus padres y emprende un camino hacia su búsqueda con el propósito de ejecutar su venganza. Pero a quien encuentra no es al viejo oficial de las SS, sino a su hijo Georg, un profesor jubilado, magníficamente interpretado por Peter Simonischerk (el extraordinario actor de Tony Erdman), quien niega saber de su padre y le propone investigar que ha sido de él siendo su intérprete de alemán.

Los dos ancianos, una pareja muy despareja, emprenderán un viaje alocado, lleno de peripecias que bordean el humor absurdo, para darse cuenta que la mayor parte de la gente que los rodea o que conocen circunstancialmente en el viaje ha olvidado o ignora lo que ha ocurrido en el pasado, o no quiere enterarse ni tampoco le interesa. Europa ya es otra. No solo ya no es la Europa de la pos guerra sino que ni siquiera es la Europa de después de la caída del Muro de Berlín. El hoy es una nueva situación, una status inédito que solo les permite observar que la vida ha pasado frente a ellos sin que ellos se dieran cuenta de los cambios. Un cambio que sucede tan rápidamente que somos incapaces de percibirlo.

Ello lleva en forma inconsciente a los protagonistas a un momento de profunda reflexión. Frente a esta situación, Alí Ungar comienza una catarsis que purifica su ánimo a la vez que va descubriendo a Georg, un hombre grande lleno de vida que paradójicamente comienza a saber la verdad sobre su padre. El viaje de dos viejos de más de 70 se transforma en una travesía de sí mismos donde uno comienza a entender lo ocurrido y comprender que la venganza solo lleva a más violencia, y el otro a hacer una toma de conciencia sobre quién es. Pero si durante el film se mantiene una atmosfera de violencia contenida, reprimida, en el final de ese viaje iniciático, ambos ancianos, lejos de reprimir aquellos sentimientos, comenzarán a sentir una necesidad de redención, de asumir que tal vez no haya perdón, pero por sobre todo, sabrán que no puede haber venganza.

Estamos ante uno de los grandes films del año. Tengo entendido que Eslovenia la ha propuesto para competir por los Oscar a la Mejor Película Extranjera en la próxima edición de entrega de premios que hará la Academia de Hollywood. Sin lugar a dudas, una distinción inobjetable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario