EL FIN DE LOS SUEÑOS
Esta comedia de
características surrealista es una película interesante que alude a la vida como
un sueño permanente interpretada en una muy buena actuación del actor americano Nicolas Cage,
tal vez una de sus mejores interpretaciones en el cine.
Escrita y dirigida por
Kristoffer Borgli, director noruego con producción americana, narra la historia
de Paul, un profesor (Cage), que no logra satisfacer sus objetivos en la vida.
Vive dando clases pero no ha logrado realizarse cuando de repente, se da cuenta
que todos los que lo rodean sueñan con él.
Al principio son algunos
conocidos (una ex novia, un alumno), más tarde todos sus vecinos, afirman
también haberlo visto mientras dormían. El asunto se enrarece cuando llegan
noticias de que apareció en sueños de quienes ni siquiera saben quién es y se
anotician del fenómeno una vez que su rostro se replica en Internet y los
medios de comunicación.
Los sueños son muy distintos
entre sí, pero Paul siempre aparece en un rol pasivo, como mero observador de una
escena. Todos sueñan con Paul y se transforma en el hombre de los sueños. ¿Pero
quién es Paul? Es un profesor universitario con el que todos sueñan. En su mundo, la vida siempre es
un sueño. Y en la medida que la película
avanza, ese ensueño comienza a tornarse una realidad. ¿Es acaso la agonía inexorable
del sueño eterno?
Difícil de encasillar, aunque claramente milita en la comedia contemporánea,
por momentos coquetea con el surrealismo, y en otros, en el cine del absurdo,
recorriendo una veta en la que se busca un
espejo donde el personaje trata de verse a sí mismo.
Lo que encuentra es diverso,
particularmente, porque todo depende desde el punto de vista en que se mira. En
ese sentido, el film encuentra su armonía cuando infiere que la realidad siempre
es vista desde el propio punto de cada
uno, incluyendo factores tales como distancia, conocimientos, ideología, etc.
La visión de la realidad es
una lectura que tiene que ver con el posicionamiento de cada persona. La información, la experiencia, la
interpretación y el análisis de éstas dependen de los sentidos y del trabajo
del cerebro. En función de ello, organizamos y recreamos la realidad y
adquirimos conciencia por medio de la percepción.
La película de Kristoffer
Borgli se enrola en una mezcla entre el surrealismo y el teatro del absurdo, y
despliega una mirada sobre los usos y costumbres de una época que podríamos
llamar “digital”.
Paul, notablemente
interpretado por Nicolas Cage, se vuelve
creíble dando vida a ese ser humano con el que todos sueñan, un simple hombre,
que tiene capacidad de soñar, y que se transforma a sí mismo, a través de la
educación.
Pero la vida no es sueño
sino realidad. Ese hombre que sueña y todos parecieran imitar replicando su
sueño, volviéndose muy popular hasta que los sueños se vuelven en contra de él
y terminan prácticamente con su vida, perdiéndolo todo, comenzando por el
trabajo, y después por la familia.
Parábola sobre la sociedad
moderna, aquella que genera carreras rápidas y exitosas que a los 40 años te
dejan cesante y te obligan a un volver a empezar, es una comedia ágil e interesante
que describe un momento social donde la falta de trabajo marca justamente el
fin de los sueños.
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