Un huracán está amenazando la tarde en la ciudad de San
Juan de Puerto Rico. El viento y la lluvia comienzan a azotar a la ciudad
costera. Un par de policías, un hombre y una mujer, son notificados que deben
evacuar un edificio lindante de la playa. Cuando se encuentran en el lugar, se llevarán
una sorpresa mayúscula. Un gánster despiadado y su secuaz están intentando
robar una obra de arte de un anciano que vive en el edificio evacuado. La obra
es un cuadro renacentista. El verismo y el absurdo se dan la mano.
Michael Polisch transforma en imágenes a puro nervio y
acción un argumento convencional transformando un film catástrofe en un policial
negro. No obstante ello, el drama esbozado de la inclemencia climática se
transforma de la nada en un film de
súper acción, que se encierra y transcurre íntegramente en un edificio, dándose
el director el gusto de filmar la mayor parte del mismo eligiendo un medio
plano que nos mete de lleno en la acción y no nos suelta hasta el final.
Ese medio plano supera largamente las posibilidades
expresivas que contiene la convencionalidad del guión original generando un
punto de vista particular que coloca al espectador prácticamente dentro de la
pantalla. De esta manera, un guión coherentemente desarrollado pero no menos
convencional, interpretado por muy buenos actores y acompañado de una adecuada puesta en escena encerrada en un
edificio de departamentos, en medio de una lluvia torrencial logra generar un
clima muy particular a través de una serie de acciones que, en medio de una
violencia implícita, generan un ambiente intimista a la vez que realiza una
descripción humana de cada uno de los personajes, dando la posibilidad que en
el aquelarre de violencia generado, puedan lucir las labores actorales.
La situación descripta expresa la incongruencia entre
objetivos y resultados. Por un lado, dos policías tienen la misión de desalojar
un edificio para proteger a los habitantes del mismo de una feroz tormenta. Por
otro lado, ambos policías se ven forzados a intervenir en una situación de
violencia extrema dado que se encuentran con un par de ladrones que están
dispuestos a matar o morir para robarse el cuadro.
La situación de encierro que plantea la película permite
a Polisch indagar más finamente en las psicologías esbozadas en forma simple en
un guión que obviamente abreva en el cine de súper acción más que en lo
psicológico. Ray, el personaje de Mel Gibson, destila la sabiduría de la
experiencia. Un hombre curtido en mil batallas que ahora se ve incluido en una
situación que bordea lo ridículo casi sin poder hacer nada. Cardillo,
interpretado por Emile Hirsch y Troy, Kate Bosworth son dos policías novatos
que se ven involucrados en una situación criminal cuando su objetivo era simplemente desalojar el
edificio. David Zayas es el criminal cuyo objetivo es llevarse un artístico
botín en medio de la gran tormenta que lo ha sorprendido a todos.
A pesar de todas las opiniones en contra que he leído, para mí, el film de Polisch supera las expectativas que tenía, entretiene en forma adecuada, y desarrolla un punto de vista que atrapa al espectador y no lo suelta hasta el final.
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