domingo, 8 de diciembre de 2019

CONTRA LO IMPOSIBLE (FORD V FERRARI) de James Mangold


LA COMPETIVIDAD AMERICANA

James Mangold tiene en su haber una interesante carrera que no solo habla de su destreza técnica sino también de su habilidad para transitar por los diversos géneros. Prueba de ello es su filmografía: Inocencia Interrumpida (1999) es un thriller; En la Cuerda Floja (2005), un film de suspenso; El Tren de las 3:10 a Yuma (2008), la remake de un western clásico; Wolverine (2013) y Logan (2017) dos superproducciones para Marvel donde en todas ellas puede apreciarse su paso decidido a través de la denuncia social, el film de suspenso, el western, o los superhéroes. Ahora decide pasar revista al film histórico deportivo, indagando en las razones del éxito.

Inspirado en films de carreras típicos de los ´60 y ´70 como Grand Prix (1966) de John Frankenheimer y Las 24 Horas de Le Mans (1971) de Lee Katzin, o más recientemente Rush (2013) de Ron Howard sobre la rivalidad en las pistas entre James Hunt y Niki Lauda, Mangold encara un film de características clásica relacionadas con la idea de superación personal en relación con el hecho de competir. El film no está relacionado estrictamente con personas, sino más bien, con empresas. Y si bien transcurre en el mundo de los deportes, su tema tiene que ver con la instalación, el desarrollo, la permanencia y el éxito de una marca.

Así aparece la idea de la competencia. El capitalismo americano en todo su esplendor. La competitividad como eje principal del desarrollo de una economía. No se trata de destruir al otro. Se trata, simplemente, de ser mejor que el otro, y de esa manera, con mejor producto y mejor precio, ganar mercado.

Todo ello lo vemos en una confrontación que tuvo lugar en la década del 60. Parecía una especie de lucha entre David y Goliat donde David era Fiat y Goliat era Ford. La primera, una empresa italiana con productos de primer nivel. La segunda, una empresa americana, con una producción en serie. Todavía se vivían recuerdos de la última guerra mundial donde los americanos habían liberado a Italia del yugo fascista tanto alemán como del propio Benito Mussolini. Los italianos habían quedado con recelo. No habían podido liberarse solos de la ocupación alemana cunando los americanos entraron por Anzio y comenzaron a liberar a Italia del yugo nazi y después apoyando su reconstrucción con el apoyo del Plan Marshall.

20 años después de aquellos desgraciados sucesos, Italia se había recuperado y se había convertido en una pequeña potencia industrial. Su autoestima había vuelto a su lugar. El renacimiento italiano había vuelto a ocurrir.  Sus productos y marcas eran reconocidos en todo el mundo. La Fiat era una de ellas, representada por un auto pequeño y personal que permitía al trabajador tener su propio vehículo para llegar a su trabajo.

Esa misma capacidad industrial brillaba también en el campo del automóvil deportivo. La Ferrari, gobernada por su fundador don Enzo Ferrari, hacia crecer su nombre en las pistas de carrera. Las 24 horas de Le Mans en Francia iban a crear su propio mito.
Ford era el coloso americano más popular que se cansaba de vender autos en los Estados Unidos pero era incapaz de imponer su nombre en las pistas deportivas europeas. Ganar las 24 horas de Le Mans en Francia, una carrera de características místicas donde la calidad de los motores, su resistencia, imponía prestigio, era una obsesión, el verdadero sueño americano para el Sr. Ford.

Hasta 1966, Ford no había podido ganar Le Mans. La pequeña empresa italiana reinaba con sus joyas engarzadas en motores y chasis fabricados en Marianello. La película describe el trabajo realizado por Ford para desafiar la supremacía de Ferrari creando un equipo de ingenieros y diseñadores dirigidos por Carroll Shelby (Matt Damon) y el piloto británico Ken Miles (Christian Bale), quienes comienzan a construir un nuevo automóvil con el potencial suficiente para derrotar a Ferrari en la legendaria carrera francesa en 1966.
Este notable film de James Mangold relata esa primera victoria no reconocida de Ford sobre Fiat en una película que no solo evoca aquella época sino también recupera el espíritu deportivo mostrando como el mejor individualismo americano deja lugar al trabajo en equipo para poder obtener un resultado.

Con un preciso guión de los hermanos Jez y John-Hernt Butterworth y Jason Keller, Mangold construye una gran alegoría sobre la idea de competitividad americana, que resulta no solo interesante sino también muy entretenida. La capacidad narrativa de Mangold no tiene límites. Su film es un dechado de perfección narrativa logrado con un montaje vertiginoso realizado por Michael McCusker y Andrew Buckland (habituales colaboradores del director), que no para en ningún momento de las dos horas y media que dura el film transformándolo no solo en un gran entretenimiento sino también en un ejemplo de trabajo en equipo, haciendo brillar con respeto los talentos y las individualidades, facilitando los objetivos a lograr.

Contribuyen a ello las notables composiciones de Matt Damon y Christian Bale como el Team Leader y el Piloto de Pruebas respectivamente, y sobre todo el trabajo de edición del film de Michael Mc Cusker, realmente un prodigio.

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