PREJUICIO Y CULPA
La Ballena tiene una base teatral, y su mayor mérito es
que en su paso al cine no traiciona dicho origen. Su adaptación cinematográfica
ha sido excelente. Su traslado de medio ha elegido al montaje cinematográfico
como forma de lenguaje, logrando recrear un unipersonal que básicamente describe
un momento de crisis en la vida de un hombre.
Se trata de la vida de Charlie, un escritor y autor de
teatro, homosexual, casado y separado, padre de una hija adolescente, cuya vida transcurre en el encierro de un
departamento de un ambiente donde su
obesidad casi no le permite moverse libremente para acarrear todo el peso la crisis amorosa que
está sufriendo, más su enorme y engordecido cuerpo.
Brendan Fraser interpreta un papel que ha sido nominado
al Oscar y probablemente gane. Su trabajo es prácticamente un unipersonal que
la cámara registra minuciosamente. Su personaje, Charlie, es un actor teatral
que en la película está permanentemente expuesto en la pantalla, y lo obliga a
cargar no solo con un cuerpo, sino también con una homosexualidad que ha
reprimido por años, le ha costado un divorcio, y, ahora mismo, asistir financieramente
a una hija adolescente al borde de
comenzar la universidad a la que solo pareciera importarle el dinero que le da
su padre.
Película de características teatrales, está excelentemente adaptada al cine. Su puesta
cinematográfica ha sido filmada minuciosamente y destaca por el ritmo del
montaje, realizado en velocidad y en infinitos planos de corta duración, logrando
atrapar el interés de espectador desde su mismo inicio, para no soltarlo hasta su final.
Es una obra de encierro, no sólo sino también estructural. El film es
eminentemente cinematográfico. Es una obra de montaje en un estricto trabajo de
unir fotogramas y dar velocidad narrativa, logrando una edición que brilla por
sus cortes exactos y precisos que permite mantener no solo un ritmo narrativo
adecuado para la traslación al cine de lo que es una obra teatral, sino también
un excelente trabajo que se caracteriza por su minuciosidad y bastedad.
Dicho trabajo avanza desde los primeros planos hacia
planos generales, narrados siempre en velocidad, dando al film un ritmo que
adecua correctamente a la descripción del personaje y a la crisis que sufre el
mismo.
El film nunca esconde su origen teatral teatral, no
obstante es una película plenamente lograda. Es, por otra parte, una excelente
muestra de adaptación, del paso de un lenguaje teatral a un medio como el cinematográfico.
Años atrás, The Dresser (2015), Cyrano
de Bergerac, (1990), Un Tranvía Llamado Deseo (1951) fueron excelentes adaptaciones para el cine.
Pero La Ballena es otra cosa. Nunca traiciona sus orígenes teatrales, pero
siempre logra expresar en términos de cine puro, aquel que nace del corte y que
sobre todo, determina el ritmo cinematográfico de la película. En este caso, un
montaje hecho añicos que va desde un primer plano a un plano general, narrando
en una velocidad adecuada y justa.
La película termina atrapando al espectador en base al
interés que despierta un relato. Un hombre en plena crisis existencial que
logra llamar la atención del espectador en base a una narración clara y
concisa, bien actuada y dirigida, pero sobre todo, excelentemente montada.
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