domingo, 10 de noviembre de 2019

UN DIA LLUVIOSO EN NUEVA YORK de Woody Allen


QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO, TIRE LA PRIMERA PIEDRA

Este nuevo film estrenado ayer en Argentina tiene ya más de un año de haber sido realizado en los Estados Unidos. Problemas de distribución derivadas de discrepancias en la interpretación sobre el acoso sexual, el clima de persecución estallado en Hollywood, y el involucramiento judicial de Woody  Allen, determinó que la empresa productora Amazon haya postergado su estreno en la medida que el tema fue cobrando resonancia pública.
No obstante ello, ha llegado esta semana a los cines de Argentina.  Si bien la temática del film versa sobre una pareja de jóvenes que pasa un fin de semana en Nueva York, por otro lado, parecería ser una reflexión sobre la sociedad que habita la Gran Manzana y sus criterios morales donde la más amplia libertad prevalece sobre cualquier tipo de prejuicios.   

Vayamos al argumento. Ashleigh Enright (Elle Fanning), una apasionada estudiante de periodismo) y Gatsby Welles (Timothée Chalamet), un desapasionado estudiante de ciencias, mantienen un romance universitario cuando Ashleigh tiene la oportunidad de reemplazar a una compañera para realizar un reportaje a un director de cine famoso que está filmando en Nueva York. Ashleigh siente tocar el cielo con las manos. porque considera que se la dado una gran oportunidad. Gatsby, a quien le importa poco su estudio, y lo obsesionan los juegos de azar, la noche anterior ha ganado una pequeña fortuna jugando al póker. Nada mejor que acompañar a Ashleigh y pasar un fin de semana a lo grande en Nueva York.

El azar es uno de los grandes temas de Woody Allen. Match Point ya desplegaba todo un discurso al respecto. Y en “Un Día Lluvioso…” vuelve a tener la oportunidad de desarrollar este tema en una comedia lujosa, repleta de pequeñas vueltas donde la suerte decide y nadie es quien parece ser.

Desde el momento mismo que la pareja pisa Nueva York, todo parece volverse un sueño hecho realidad. Pero pronto comenzará a llover. Y con la lluvia, todo aquello que parecía perfecto comienza a mostrar sus flaquezas. El caos se apodera de cada uno de los personajes. Ya nada volverá a ser igual.

Ese día lluvioso en la ciudad limpiara y dejara al descubierto cada situación, cada rostro, como si cada persona desnudara a su otro yo y lo dejara salir en un acto colectivo de una catarsis mayúscula. Todos tienen algo que esconder. Desde lo más pequeño a lo más grande. Deseos insatisfechos, engaños, chicanas, mentiras, pasiones y hasta vidas ocultas.

Solo un gran cineasta como Woody Allen puede realizar un film tan pequeño como abarcativo. Son 90 minutos en los que su exactitud en la pintura de cada personaje, delineado con pequeñas pinceladas, desarrolla una trama que siempre mantiene la coherencia buscando no perder ese delicado equilibrio de fresco social que forma parte de un todo que llamamos gran ciudad, en un día de lluvia, cuando de repente, esa inmensidad parece empequeñecer como consecuencia que la lluvia y la bruma hacen volver todo más íntimo y personal, dando lugar a que secretos y mentiras salgan a la luz desnudado la verdad.

El cineasta neoyorquino trabajo esta vez con la colaboración inestimable del fotógrafo italiano Vittorio Storaro, aquel que dio luz a Appocalysis Now. Su trabajo es extraordinario dado que la atmosfera de encierro que consigue es un logro tan importante como la precisión misma del guión. Ambos elementos logran sacar a luz historias, secretos, mentiras y sobretodo, insatisfacciones que parecen difíciles de ocultar en una ciudad tan grande como Nueva York. Completan el cuadro la maravillosa elección de temas de Errol Garner, cuyas melodías consiguen dar el clásico toque de ambientación jazzística del autor y sobretodo, una atmosfera de intimidad, y finalmente un elenco, en el cual destaca ese inmenso actor que es Liev Schreiber, junto a Judd Law, Diego Luna, y Rebecca Hall.

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