lunes, 4 de noviembre de 2019

ESTAFADORAS DE WALL STREET de Lorena Scafaria


EL QUE ROBA A UN LADRÓN…

Este film americano, dirigido por una mujer, actuado principalmente por mujeres, y con un tema que hace a la condición femenina es una comedia policial muy lograda que además nos cuenta una historia muy interesante.

Trata sobre las actividades que ejercen un grupo de mujeres que practican una de las profesiones más viejas del mundo. Transcurre en Nueva York a principios de este siglo XXI, durante el crack financiero de 2008, y está basada en hechos reales publicados en un artículo del New York Magazine.

Si bien la mirada sobre la prostitución es condescendiente y las mujeres que ejercen el oficio están acordes al medio lujoso y hasta glamoroso en que se movilizan, el film narra la historia del nacimiento, apogeo y caída de un grupo femenino que en tiempos de malaria económica, y ante la falta de trabajo sostenido, deciden estafar a sus clientes invitándolos a pasar una noche inolvidable donde reina el sexo, las drogas y la diversión a un costo de facturación variable acorde con el propio límite disponible de la tarjeta de crédito del usuario.

El film no impone una mirada moral pero claramente opera como un espejo de la realidad. Nos muestra como una sociedad puede ganar y gastar dinero con gran facilidad. La clave es la falta de controles.

Transcurre, no casualmente, durante el crack de 2008. Un problema de carácter eminentemente financiero estalló en la bolsa de Nueva York y se propagó rápidamente por todo el mundo ante la incapacidad de reacción de los protagonistas. Sus víctimas fueron producto de la falta de controles por parte de la Reserva Federal respecto de las operaciones de redescuento de los dos bancos hipotecarios privados más importantes de los Estados Unidos. Los resultados de la crisis desatada no fueron casuales.  Sus consecuencias, de carácter mundial y de largo plazo.

La película confronta un paralelismo en el que se exalta el liberalismo en su estado más puro. Tanto de un lado (la prostitución) como del otro (la actividad financiera) muestran una liviandad tal donde ni las fuerzas policiales ni los controladores de la Reserva Federal muestran capacidad de reacción. Esto, que en su base es un hecho dramático, da lugar a que la película, básicamente una comedia clásica al estilo americano, se luzca a través de una serie de situaciones cómicas muy bien hilvanadas y actuadas, que incluso hasta provocan un cierto aire renovador en la comedia americana.

Estamos, por un lado, ante una tragicomedia que, en lo social, destapa las pobres vidas de un grupo de mujeres que intentan insertarse en la sociedad de consumo ejerciendo un trabajo ilegal. Por otro, una situación donde un sistema bancario queda fuera de control generando una crisis cuyas secuelas alcanzan el largo plazo y el plano mundial.

Narrada a toda velocidad, con un gran poder de síntesis, muy bien actuada en sus roles principales, estupendamente coreografiada y fotografiada, este trabajo es el tercer largometraje de Lorena Scafaria, que no solo dirige bien sino también escribe un guión muy interesante. Su habilidad como escritora y como directora de cine quedan evidenciadas en este obra compacta, sin fisuras, rítmicamente bien narrada, entretenida, con una mirada social que se centra en los sectores de aquellos que deben enfrentar la crisis con menores recursos económicos pero que no están dispuestos a ceder ante ella. En la coproducción de este film participa Jennifer Lopez, que además tiene el rol protagónico de la película.

La propuesta resulta interesante. Estamos ante una gran tragicomedia cuyo tono farsesco está plenamente logrado. Estructurada en base a un guión muy bien desarrollado muestra que ante la adversidad no se debe claudicar porque siempre puede encontrarse una puerta de salida. El film en ningún momento asume una postura de falsa moralina. Por el contrario, deja observar que el lujo y la concentración de riqueza de una ciudad como Nueva York no son un obstáculo sino todo lo contrario, una fuente permanente de oportunidades que incentiva la movilidad social y siempre hay lugar para aquel sujeto que esté dispuesto a atreverse y tomar riesgos. Aunque como en este caso, los riesgos conduzcan a la cárcel.

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