EL PERRO PASTOR
Cuanto más
añejo, mejor, diríamos si se tratase de una bebida espirituosa. La cuestión, es
que el Viejo Clint, hace fácil lo difícil, interpreta a su manera un libro semi
autobiográfico, reflexiona sobre la vida del autor, y finalmente logra un
impresionante fresco sobre el modo de ser americano que lo vuelca en imágenes
con una maestría absoluta.
El resto
del film, guiado por estos principios y acontecimientos, será una exposición
donde tanto el personaje central, un soldado que pelea la guerra de Afganistán
(un ¨no lugar¨¨o ¨la nada"), como el propio ejército de los Estados
Unidos, guiados por el espíritu del
Perro Pastor, pelearán una guerra lejana e impersonal, donde los malos son
solamente eso, maldad, y los buenos, tratarán de redimir y poner las cosas en
su lugar.
Pero el
Viejo Clint, a esta altura del partido,
no es tan zonzo como para quedarse en la epidermis de la cuestión. Se
adentra en el personaje, lo sigue por todos lados, y comienza a hundirlo en sus
propias convicciones demostrando que todo en lo que se va metiendo (carrera
militar, amor, casamiento, continuas
idas y vueltas a Medio Oriente, nacimiento y crianza de los hijos) es un circulo vicioso de violencia absolutamente
inconducente, donde la "nada
kiergardiana" se va apoderando de él, especialmente cuando toma
conciencia de su propia falibilidad, hasta acorralarlo en la más absurda de las
situaciones, y hacerlo morir en manos de alguien a quien pretendía ayudar.
Absolutamente
lúcido a los 84 años, Eastwood logra otra de sus grandes obras maestras y uno
de sus films más humanistas. Apoyado en su grandes planos generales acompañados
de extraordinarios primeros planos, un montaje perfecto y un sonido
verdaderamente espectacular, sentimos la violencia y nos hace sentir asco de ella. Lejos está
Eastwood de cuestionar la intervención americana en Oriente Medio, o de realizar
un film pacifista. Por el contrario, su interés parece querer focalizarse en
las conductas individuales, generalizar a partir de ellas, y tratar de explicar
el porqué de ciertos sentimientos y sobretodo, conductas americanas. Eastwood
no aprueba ni desaprueba ni emite juicios de valor. Simplemente, parece querer decirnos:
"asi somos nosotros", perros pastores. Ese es nuestro destino como
país. A veces nos toca matar, y otras veces, nos toca morir. La vida suele
parecer un absurdo que solo encuentra respuesta en nuestras creencias. Pero
también deja en evidencia que toda situación bélica degrada la humanidad del combatiente.
Punto y
aparte, la actuación de Bradley Cooper, aquí también productor del film, es
para tener en cuenta.
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