REGRESO A LA COMEDIA ROMÁNTICA
Como cada para año para esta fecha, y después de haber
producido su estreno mundial en el Festival del Cine de Cannes en mayo pasado,
llega a nuestras pantallas el "opus 46" de Woody Allen.
"Café Society" es una de sus comedias más
puras e inteligentes. Como lo ha hecho en los últimos años, de acuerdo a sus características
narrativas, podría decirse que se
inscribe en la línea de sus "comedias azarosas", aquéllas donde
lo que sucede es más consecuencia del azar que de la propia voluntad de
sus personajes. Pero más allá de esa rotulación
arbitraria, es justo reconocer que se trata de una de sus comedias más
optimistas y relajadas en la cuales priva un sentido del humor constante que
enmarca los derroteros de un joven Romeo de los años 30 en torno de una Julieta
muy romántica pero enamorada de otro hombre.
Desde que Allen abandonó la actuación de sus propios
personajes, se observa que sus nuevos
alter egos resultan algo más relajados. Lejos han quedado aquellos personajes
traumatizados y extremadamente dependientes del psicoanálisis para poder soportar
la ansiedad que les producía la vida moderna, especialmente en la Nueva York de
la segunda mitad del siglo XX, que por
otra parte, Allen ha retratado con
inmenso talento. No obstante ello, en esta nueva pelicula, su nuevo personaje,
Bobby Stern, estupendamente interpretado por Jesse Eisemberg ("Red Social", "Now
You See Me"y que ya trabajó con Allen en "De Roma con Amor" )
puede verse como un sucesor de aquellos hombrecitos dudosos e insignificantes
que tanto éxito le dieron a Allen.
En un primer plano de análisis, Allen propone una
estructura de novela en la cual se reserva el papel de la voz del narrador que
introduce cada capítulo de la trama. Se trata de un viaje iniciático. Bobby abandona la Nueva York de los años 30 asediada por los problemas económicos de la
gran depresión, para ir en busca de un
destino mejor, hacia el oeste, a la
emergente Los Ángeles, que se está comenzando a transformar en una meca del cine. La experiencia de Bobby
será la del propio Allen, que nunca comulgó ni comulgará con el ambiente de
Hollywood, sin caer en ninguna de las tentaciones que pudieran ofrecerle los
grandes estudios. El mundo que frecuenta Bobby será el de su Tío Phil, un
apreciado representante de actores que vive sumergido en la mentira de su
propia vida. Todo lo que allí vivirá Bobby será vano y superficial como el
mundo que lo rodea, y finalmente decidirá volver a su ciudad natal. Una Nueva
York venida a menos iluminada por las luces tenues de fríos atardeceres que
contrasta con los soles ardientes y los tonos dorados con que Vittorio
Storaro fotografía los ambientes del
Oeste. Pero en Bobby, todo será añoranza y necesidad de regreso.
En un segundo plano, desarrolla una historia de amor
convencional pero limitada por las diferencias de clase, diferencias que, en el
Oeste, básicamente establece el dinero.
Phil se enamorará perdidamente de Vonnie (Kristen Stewart) pero regresará a
Nueva York. Allí conocerá a otra Vonnie, Una será el gran amor de su vida. La
otra, su esposa y madre de sus hijos.
Una dualidad que lo sellará para el resto de su vida. Esta dualidad será
un nuevo concepto en el cine de Allen, presentando un nuevo personaje que es un
romántico absolutamente alejado de sus "loosers" de los años 70 y 80.
La referida dualidad, las dos Vonnies, una terrenal (la esposa y madre) y otra,
ideal, la novia que vive en el recuerdo, solo encuentran un parangón en el
personaje de Jeff Bridges de "La Rosa Púrpura de El Cairo", cuya dualidad era la de ser un personaje de
pelicula que se volvía real saliendo de la pantalla de cine, o más lejanamente,
en el cine de Francois Truffaut, concretamente en "Las Dos Inglesas".
No obstante ello, hay una constante en las heroínas
del cine de Allen. Más alla de la búsqueda de independencia de casi todas
ellas, todas son vulnerables y buscan la
seguridad en el hombre. Y esa seguridad en la sociedad americana, es
fundamentalmente economica. Esa seguridad es la que no puede darle Phil a la
primera Vonnie en Los Ángeles, pero si es la seguridad que más tarde, puede
darle a la "otra Vonnie", quien será la madre de sus hijos en Nueva
York. Y esa misma seguridad es la que encuentra la primera Vonnie, transformada
en una mujer vanidosa, cuando años después pasa por el Café Society en Nueva
York y reencuentra a Phil transformado en el gran manager del Café.
En un tercer plano, aparece lo azaroso. Bobby proviene
de una familia judía de un barrio pobre de Nueva York donde su hermano Al es un guardaespaldas de la mafia. Como tal, es
el opuesto de Bobby, un hombre violento
que no titubea en pecar ni matar. Como
consecuencia de ello, es enjuiciado y condenado. Su destino será morir en la
silla eléctrica. Y aquí el azar woodyallensco, aparecerá en la figura de un
cura católico del penal que con su prédica reformará espiritualmente a Al, perdonándole
sus pecados aunque, obviamente, no sus crímenes. El reo, entonces, encontrará la paz espiritual, se convertirá al
catolicismo y morirá sabiendo que Dios perdonará sus pecado y le permitirá la
entrada al paraíso.
Esta faceta religiosa, espiritual es nueva en el cine
de Allen. Sus personajes, casi siempre judíos, han sido no creyentes o no
practicante de la religión. En este aspecto, el film se emparenta con la serie
de comedias azarosas cuyos mayores exponentes son "Crímenes y
Pecados" y "Match Point" donde los personajes zafaban de sus
pecados capitales no por gracia divina sino por azar, y Al se emparenta también
con Mickey, el personaje que interpretaba Woody en "Hanna y sus Hermanas",
un hipocondriaco incurable que buscaba desesperadamente respuestas religiosas
en el Central Park.
En resumen, el nuevo film de Allen no solo es
entretenido y está muy bien relatado, sino también puede ser analizado en el
contexto de su obra como un film que muestra un cambio de actitud en algunos
personajes donde aparecen virtudes humanas como el optimismo en Bobby o la necesidad
de salvación en Al, que marcan una cambio importante en el discursos que Allen
ha mantenido durante tanto tiempo. Sería reiterativo señalar las virtudes de
todo el cast que lo acompaña, un equipo actoral absolutamente perfecto. Además
de ello, nos encontramos con un maestro de maestros en la fotografía. Allen se
dio el gusto de contar con el italiano Vittorio Storaro para el manejo de la
luz y las cámaras, el extraordinario fotógrafo de "Adios Hermano
Cruel", "Novecento" y "Appocalipysys Now". Finalmente,
la banda sonora contiene una verdadera colección de los grandes temas de
Richard Rodgers y Lorenz Harts como
"Have You Mets Miss Jones", "The Lady is a Tramp", "My
Romance" o "Manhattan", entre otras. Todo los aspectos técnicos
concuerdan maravillosamente en pos de un logrado film que deleita con su
visión.
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