miércoles, 11 de agosto de 2021

MARTIN EDEN de Pietro Marcello

CINE EN EL CINE

UN RETORNO AL NEOREALISMO?

Mientras el neorrealismo desarrollaba tramas sobre problemas comunitarios de la clase trabajadora, las luchas sociales y acababa con la censura mostrando hechos reconocibles y cotidianos, el cine italiano de los años ´60 se transformó en base a una simbología que representaba un realismo ambiguo que mezclaba la crónica social con la introspección del individuo, lo cual hacía emerger un nuevo punto de vista cuyo centro era la propia crisis del individuo.

La puesta en escena y sobre todo el montaje de Martin Eden, hacen recordar al cine de Federico Fellini. Pietro Marcello abreva en esta fuente, y sobre todo en  La Dolce Vita, generando un film muy moderno cuyo tema podría encasillarse en lo que denominamos el escritor y sus fantasmas. Así como Marcello Rubini, magistralmente interpretado por Marcello Mastroianni, vagaba por la noche romana en busca de noticias sociales y amoríos pasajeros que lo conducían a la nada, Martin Eden busca un sentido de la vida a través de la escritura literaria. Ambos caen en un abismo de soledad y desamor. Rubini, lograba ser el cronista de la noche romana, pero no podía integrarse y ser uno más entre los habitués de ese medio. A Martin Eden le ocurre algo parecido. Tiene éxitos literarios dispersos, logra tener una vida económicamente desahogada y el reconocimiento de los claustros docentes pero no logra superar las barreras de clase y de casta que le impone su amor por Elena Orsini, hija de ricos terratenientes. Pese a tener algunos éxitos editoriales, no puede elevarse por sobre esos prejuicios de clase. Tanto uno como el otro, están auto condenados. No importa el éxito que tenga cada uno sino la capacidad de pertenecer a una casta social.

En Martin Eden hay una desesperación clásica de aquel inclasificable que no encuentra su lugar en el mundo. Su disconformidad es paralela a su talento. En el fondo de su ser habita un desclasado que le impide compatibilizar tanto en lo social como en lo literario con sus semejantes. Se convierte en una especie de francotirador cuyos dardos terminan dando en si mismo, aislándolo social y amorosamente. Su soledad termina siendo un corredor circular que lo deposita siempre en el centro de si mismo e incapacitándolo de comunicarse con los demás.

Pietro Marcello relata en velocidad sin perder nunca el ritmo narrativo, ni la idea central de la película, ni los rasgos que caracterizan a sus personajes. No obstante ello, si bien acierta en la descripción del proceso literario, la necesidad del aislamiento creativo, y sus repercusiones en las relaciones personales del autor, termina simplificado en la compleja relación que mantiene con Elena, una joven de familia culta y adinerada que representa la tenencia de la tierra, totalmente opuesta al status social al que pertenece Martin, y al cual desea alcanzar sin nunca tener la fuerza espiritual que le permita producir un cambio en si mismo.

La ebullición política de los años sesenta, y de las ideas socialistas en Italia están representadas por la relación que Martin mantiene con el anciano Russ Brissenden, quien lo dirige intelectualmente, lo lleva hacia esas ideas, y lo sumerge en un devaneo que termina erosionando la relación “burguesa” que mantiene con Elena, a quien ama en silencio, haciéndolo caer en una trampa que no tiene salida, y que lo conduce al desamor.

Con un gran manejo audiovisual, donde destaca el ritmo de un relato que nunca decae en interés, que a veces desconcierta pero siempre encuentra su rumbo, el film de Pietro Marcello destaca en la actual cartelera por varios motivos. Es un regreso importante del cine italiano a la cartelera cinematográfica, el director se consolida con este film en la vanguardia de dicho cine, el film es una rara gema que logra brillar por mérito propio, está muy bien actuado por Luca Marinelli, totalmente creíble en el rol principal dándole vida a Martin Eden, y una extraordinaria fotografía de Alessandro Abate y Francesco Di Giacomo que realza los colores volviendo sensible la apariencia de la película. El estreno de Martin Eden es un regreso auspicioso del cine italiano.

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