

Particularmente, me gustaron,
los episodios protagonizados por Darín y Oscar Martinez respectivamente. Están
plenamente logrados y justifican haber pagado el precio de la entrada. Ambos
son claros, contundentes y sus historias parecen estar describiendo el
verdadero comportamiento salvaje de una sociedad al borde de la hipocresía, la
corrupción, el autoritarismo y el estallido social.
Los otros
episodios, en cambio, no me resultaron igualmente interesantes. El prologo,
absolutamente disparatado, encierra una escena final a cine puro. Ese es su acierto.
Uno de los mejores momentos de la película. Es una escena donde Szifron demuestra
que es capaz de narrar en términos estrictamente cinematográficos. El segundo
corto, protagonizado por Rita Cortese y Julieta Zylberberg, está bien contado,
pero su final es de una corrección politica que apena y hace desconfiar de los
verdaderos motivos que impulsan a Szifron. Al menos yo, esperaba un Szifron más contestatario.
El siguiente relato, el de Leonardo Sbaraglia, muestra una escalada de
violencia que nace de la nada y termina en la muerte. Deja pensando, pero uno
concluye que como sátira social es "too much". Finalmente, el
episodio final, la descripción de una fallida fiesta de casamiento, muestra otra
vez a un Szifron muy cómodo y suelto en sus condiciones narrativas pero
contando un disparate absolutamente increíble. Muy lejos de aquella fiesta de
casamiento que filmó Michael Cimino en El Francotirador (The Deer Hunter, 1978),
donde se percibía que detrás de la alegría de la fiesta se escondía la amenaza
cruel de una guerra incomprensible y obviamente, absurda como todas las
guerras.
Ese
absurdo, que en nuestro caso es el de una sociedad estancada, que no avanza a
pesar de poseer recursos naturales y humanos suficientes, es lo que no refleja
la película de Szifron. No obstante, y en función de la capacidad demostrada, cabe preguntarse "qué nos quiso decir"
. Es "Relatos Salvajes" como película, un compendio de las características
de una sociedad violenta y desarticulada socialmente, al mismo borde de la
desintegración? Somos capaces de volver a
matarnos entre hermanos por una simple nimiedad, por una idea política o por la
lucha de clases? Estamos en un país al borde del estallido donde la corrupción política
y social se pasea impunemente? Existe un relajamiento moral que condiciona toda
posibilidad de desarrollo? Es tal la impunidad que solo nos queda la justicia
por mano propia?
Relatos Salvajes es exactamente lo que dice el título. Una serie de relatos,
más o menos pretenciosos, que no alcanzan la altura necesaria como para
transformarse en una pintura social de lo que como sociedad nos pasa. Existe en
el film una especie de tufillo a conformidad, a
corrección politica, a prolijidad cinematográfica que impide que estos
relatos se conviertan en un verdadero fresco social y que se proyecten hacia el futuro como una película documento que describe una época
maldita. Una verdadera pena. A veces, en el arte, es necesario tomar un poco
más de riesgo y no asegurar tanta taquilla. En verdad, mostrarnos tal como
somos, no solo puede ser salvaje sino peor aún, puede hacernos doler.