San Mendes
es un fundamentalmente un director teatral formado en Cambridge, tocado tempranamente
por el éxito que lo llevó a dirigir a Judi Dench y más tarde a formar parte de
la Royal Shakespeare Company. Años más tarde, tuvo la oportunidad de devenir en
cineasta cuando en 1999 dirigió en Hollywood "Belleza Americana", alzándose con
los premios Oscar más importantes de ese año, y transformándose en niño mimado
del cine americano. Más tarde dirigió a Tom Hanks en "Road to Perdition,
2002", y a Leonardo Di Caprio y Kate Winslet en "Revolutionary Road,
2008", entre otras.
En 2012
accede al mundo Bond dado que los productores de la serie, Bárbara Broccoli y
Michael G. Wilson lo llaman para dirigir "Skyfall", donde por segunda
vez en 23 películas, el elemento dramático sería desarrollado con la misma
importancia que la acción. La anterior era "Al Servicio Secreto de su
Majestad", donde Bond se casa y su esposa muere a manos de la mafia
italiana.
En Spectre,
Mendes vuelve a la dirección y sus guionistas parten de "Skyfall"
para desarrollar la nueva trama. Aquí, el meollo dramático queda encerrado en
dos Mcguffins, una foto de dos niños tomados de la mano de un hombre en una montaña
en Suiza que M deja en Skyfall , y un extraño anillo cuyo portador , Marco
Sciarra, es un criminal muerto por Bond en la escena inicial, y que parece
pertenecer a un miembro de la Organización Spectre, aquella que en la primeras
de Bond se quería apoderar del mundo de la mano de malvados tales como el Dr.
No, Goldfinger o Ernst Stavro Blofeld.
El problema
de Mendes es que el guión de la nueva película de Bond no es una simple película
de acción, sino una compleja trama cruzada por dos líneas divergentes. Mendes
acierta en las escenas de acción, pero no llega a desentramar las líneas
divergentes. Sus antecedentes teatrales y tendencia a melodrama, lo llevan a
empecinarse, y como consecuencia de ello, saca la película a flote, pero el
desequilibrio entre las líneas divergentes es manifiesto.
Esas líneas
cuestionan tanto el pasado como el futuro de Bond. La que se dirige al pasado y
ocupa la mayor parte del relato, está orientada a establecer la extraña
relación que Bond tuvo con el villano de turno, Franz Oberhauser (un correcto Christopher
Waltz), devenido en principal miembro de la Organización Spectre, que esta vez
ha montado una especie de "Gran Hermano" a nivel mundial capaz de
espiar los movimientos de hasta el mismisimo MI6. Esta línea, nunca será
esclarecida. No obstante, hace pensar que el huérfano James fue tutorado por
Oberhauser padre y de allí, la vieja relación con el villano. Por otro lado, la
segunda línea divergente, orientada hacia el futuro, pone en duda la función de
los agentes doble cero y necesidad de la licencia para matar dado que la inteligencia
artificial puede constituirse en un perfecto sustituto de los mismos con un
costo de vidas humanas infinitamente inferior.
La cuestión
es que ninguno de los dos conflictos planteados es suficientemente claro, ni
parecen afectar personalmente al héroe como se pretende, ni tampoco dejar
preocupado interesado al espectador en función de lo que está viendo. Bond no dejará de ser Bond en la próxima película
ni quedará tendido en el diván de un psicólogo. Tampoco el público está tomando conciencia
que la posibilidad del Gran hermano ya es una realidad capaz de afectar nuestra
propia seguridad y sobre todo, intimidad.
El film
puede verse como lo que es, una película de acción, pero queda deudor por ser
un film demasiado pretencioso que no
satisface las líneas dramáticas que plantea. Es cierto que esas líneas se
juntaran al final, pero el trayecto de las mismas está lleno de obstáculos que
obligan al espectador a un esfuerzo mayúsculo para poder desentrañarlas. En "Skyfall",
Mendes llevaba a buen puerto el conflicto de la orfandad de los doble ceros y
lo transformaba en tragedia ante la muerte de M. Pero en "Spectre",
los conflictos paralelos no se resuelven a través de las imágenes sino por
medio de diálogos explicativos que se llevan por delante todos los esfuerzos cinematográficos
que Mendes ha hecho para que Spectre pueda ser el gran espectáculo Bond que se
propuso ofrecer.
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