jueves, 18 de febrero de 2016

EL REY DEL ONCE de Daniel Burman


ESPERANDO A USHER

En una primera lectura de este nuevo film de Daniel Burman (El Abrazo Partido, Derecho de Familia, entre otras) podríamos decir que "El Rey  del Once" es una comedia situacional clásica. Pero si vamos un poco más allá en el análisis, podemos decir, además,  que su nuevo film no solo está impregnado de un humor muy judío, sino que se trata de una comedia del absurdo, empujada por un estilo burlón parecido al de Roman Polansky en "Que?",  o "After Hours" de Martín Scorsese, o incluso, el Woody Allen de "Alice". Acaso también podríamos encontrar alguna referencia importante en el Samuel Becket de "Esperando a Godot".

Ariel es el protagonista de esta "comedia absurda". Economista argentino que ha desarrollado sus estudios de posgrado y trabajo en Nueva York, regresa a Buenos Aires para presentarle su novia a su padre, Usher, solo una voz en el teléfono que esta siempre pidiendo favores. Él es "El Rey del Once".

Ariel aterriza en El Once y comienza a transitar la dimensión desconocida. Manejado por su padre a traves de un celular va de un lugar a otro realizando sus encargos como por control remoto.  Ariel se deslizará a traves de esa cadena de favores en un mundo de caridad, y también en el ambiente de una religión que obviamente es la suya pero que no practica, descubriendo, fundamentalmente, una forma de ser, el ser judío, lo cual comienza a mover sus creencias y entender sus raíces.

Por otro lado, quién es Usher? Obviamente, el padre de Ariel. Pero es también una voz en el teléfono. Un líder comunitario. Una persona siempre ocupada que nunca tiene tiempo disponible. O acaso, también un ser divino, un ser omnipresente. Un misterio prácticamente nunca rebelado. Pero su ausencia y su rol de mando invisible, lo hacen ser el titiritero que mueve los hilos, el ser celestial que genera las soluciones o acaso un mafioso que engaña a medio mundo.

Pero la pintura de Burman no se queda solo en la historia de Ariel.  No casualmente el film comienza en Nueva York y se desarrolla en el Once marcando claramente las diferencias entre el primer mundo y nuestro mundo subdesarrollado. En aquel lado del mundo, Ariel es un economista profesional que vive en pleno Manhattan, donde todo es orden, pujanza y desarrollo, lo cual contrasta con su Barrio del Once, caótico, pintoresco pero ciertamente grotesco, donde nada parece moverse automáticamente sino a traves de favores y sacrificios interminables. De alguna manera, esta pintura de lo exterior, nos deja, por un lado,  la visión de un desarrollo plenamente organizado que solo sabe ir para adelante contra la visión casera de un país que parece vivir del aguante. En el mundo del Once, el negocio parece generar la comida de cada día, pero la también el curro, la oportunidad, el buen pasar y la riqueza rápida. Tipicamente, argentino.

No obstante, Burman rescata de ese submundo, el espíritu comunitario, representado en el rol del padre, Usher, que no está nunca pero está en todos lados, siempre ayudando y ocupándose de los que menos tienen. Usher pareciera ser el espíritu vivo de esa mismísima comunidad. Y da a entender que ese espíritu se contagia y se eterniza en un proceso que se auto reproduce.

Existe desde el comienzo un planteamiento filosófico, cinematográficamente bergmaniano que se diluye a medida que avanza el film. Esa, tal vez,  sea la única falla "El Rey del Once". Es decir, el período de transición que tarda Ariel en asumir su condición judía. Nuestro personaje es un economista. Su visión de la vida es realista, materialista. Ha vivido años en el exterior. Ello lo ha alejado de sus raíces. Pero reasumirse judío es solo cuestión de una semana en El Once. Tal vez, sea una humorada más de Burman. Pero parece abrupto, repentino,  ciertamente irreflexivo proveniente de un hombre que parece más de ciencia que de fe. Obviamente, Burman no es Allen, mucho menos, Bergman. En consecuencia, elige mantener un ritmo sostenido de comedia  que en todo caso, deja la reflexión para la mesa del café. Esto no anula las buenas intenciones del  guionista y director argentino.

No es la mejor película de Daniel Burman. No obstante, sale airosa apoyada en las muy buenas actuaciones de su elenco, en el cual destacan la participación de Alan Sabbagh como Ariel y Julieta Zylberberg como Eva. Todos los detalles de producción son excelentes y la dirección de Burman lleva a la comedia con soltura procurando generar un entretenimiento adulto. El único punto débil de la película es la cita de ciertos ritos religiosos, cuya comprensión no queda clara para aquellos que no practican la religión judía aunque su conocimiento no es clave para entender la película.

2 comentarios:

  1. Ariel se fue a Nueva York escapando del once, del judaísmo, de la relación con su padre, y de su madre también (aunque el director no profundiza para nada este tema).
    Vuelve con una excusa endeble, porque la realidad es que necesita volver y ver si eso que dejo es lo que necesita para ser feliz.
    Porque como se ve más adelante, viviendo en Nueva york no era feliz, es verdad que allí es el primer mundo, pero en Argentina la cuestión social es mucho más fuerte, más intimista, menos material, una gran familia.
    Por otra parte la felicidad la encuentra en las pequeñas cosas, como muestra la galletita con dulce de leche, representación del ser argentino.
    Usher, no es un ser divino, muy por el contrario y por eso se lo ve en el final de la película, recalcando que aun en ámbitos muy religiosos las acciones son propias de los hombres y sin lideres las organizaciones no funcionan.
    Claramente Usher no es un mafioso, busca el bien y se maneja según los códigos del once. Usher tiene que sacrificar en parte la relación con su hijo para poder cumplir este rol tan demandante.
    Por otra parte la película muestra el problema de la continuidad en la comunidad en dos aspectos: cada vez a menos personas les interesa lo religioso y menos aún el liderazgo comunitario (sin beneficio propio). Qué futuro tenía esa fundación si Ariel no volvía?
    También muestra como cada vez es más difícil conseguir 10 judíos y como todos somos importantes y tenemos un rol a desarrollar (ver escena de Marcelito Cohen).
    Es inverosímil que Ariel criado en ese entorno vuelva sin conocimiento alguno de su religión.
    Un hecho extraño es que el director muestra el judaísmo solo en su versión ortodoxa (muy religiosa) no mostrando ni dándole al personaje la posibilidad de elegir entre todas las versiones intermedias: reformistas, conservadoras, etc. Este hecho desorienta al espectador que no es de la colectividad dándole la idea equivocada de que el judaísmo es a todo o nada, o no sos religioso o sos ortodoxo y haces todos los rituales.
    El mismo a todo o nada se plantea en su profesión, por que un economista no puede trabajar en una fundación? Aunque aquí si lo resuelve correctamente.
    La película muestra correctamente la idea de comunidad, de solidaridad, hay muchos judíos pobres que destierran la creencia popular de que todos son ricos. Las situaciones se muestran como si el espectador la estuviera presenciando en vivo.
    Tiene buenos toques de humor que le aportan frescura al relato.
    Coincido con que al final le falta desarrollo, explicación en la transición, y se agregan hechos sin sentido como el embarazo.
    Desde lo técnico, hay momentos donde la cámara tiembla en exceso y se debería haber sacado, en general hay 15 minutos de más de caminatas cámara en mano. El resto es muy bueno.
    Lo mejor de la película son las actuaciones, el animarse con un tema no tan popular y fundamentalmente la parte descriptiva, te hace sentir en el once, te mete en esas calles, esos edificios, construcciones viejas, atestado de gente de día, desolado de noche, inseguro, familiar, etc. La parte religiosa también está bien desde lo descriptivo, aunque desaprovechada por carecer de explicaciones, al menos un subtitulado, para la comprensión de todos los espectadores.
    Más allá de las cosas mejorables, considero que es una muy buena película por el hecho de lograr transportarte a la realidad y su mejor secuencia se da en el dialogo de Ariel con su amigo en el local de telas, eso es el once!

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  2. Me parecio muy pertinente el comentario de la película. Agregaria que es una comedia "descriptiva" de un sector de la comunidad con centro en el Once alrededor del cual gira su vida social y de intercambio con el mundo "gentil" con el cual conviven diariamente. Esta es una pintura realista, no da lugar a la imaginación del espectador, lo profundo si, esta ligado a los valores, el precepto comunitario, la solidaridad, la identidad y la continuidad. el comentario de Anonimo I, es sumanete enriquecedor.

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