
EL MUNDO EN PELIGRO

Es que si nos remontamos a 2001, año en que se estrenó la
primera de la serie, hoy en día, y posiblemente a partir del tercer capítulo
estrenado que transcurría en Tokio, la franquicia internacionalizó sus
escenarios y dejo de ser el film típico de carreras clandestinas de autos en
los suburbios de los Angeles para transformarse en un grupo de eximios
conductores al servicio de una especie de Liga de la Justicia.
Desde la sexta entrega, la trama gira nuevamente y comienza
a acercarse a los films de James Bond y de Misión Imposible. Siempre habrá con
quien competir en una simple carrera de autos, pero las tramas se complicaran con
conflictos mundiales y no alcanzarán los escenarios locales. El giro colocará a
nuestros héroes decididamente en el plano internacional donde la seguridad del
mundo es lo que está en juego. Obviamente, la pericia en el uso de las armas
nunca será tan importante en Rápido y Furioso como el saber manejar un auto de alta
cilindrada.
En esta nueva entrega aparece una verdadera “mala” de película,
Cipher, nada menos que personificada por la estupenda Charlize Theron. Cipher,
una renegada de los servicios británicos y con un poderoso caudal cibernético,
tiene como propósito apoderarse del control nuclear de las dos grandes
potencias del mundo, y transformarse con dicho poder en el gran árbitro de la
cuestión.
Si antes la franquicia transformó en estrellas a Vin Diesel
y a Paul Walker, lamentablemente fallecido en un accidente automovilístico en
2013, ahora la sumatoria de estrellas alcanza a Michelle Rodriguez, como una auténtica
revelación de la serie, e incorporó al staff oficial a Dwayne Johnson (The Rock),
al británico Jason Statham, Kurt Russell, y hasta a Helen Mirren, todos ellos
estrellas del cine de súper acción, formando parte de un team extraordinario al
servicio de una franquicia que sabe lo que quiere y tiene a un público
perfectamente identificado.
El film más jamesbonesco de la serie, comienza en La Habana,
Cuba, donde recupera el viejo estilo de la serie, y de allí, tras el encuentro
entre Cipher y Torello, la acción vuela hacia Nueva York, y más tarde hacia la
frontera oeste de Rusia, donde transcurre una persecución en la nieve que
quedará sin lugar en la antología de las persecuciones.
Gran mérito de esta octava entrega es la dirección de la película. En esta oportunidad, la responsabilidad recae en F. Gary Grey, un director de raza negra, proveniente del video clip, que ya había dado muestras de sus habilidades narrativas en 2003 con la remake de “The Italian Job”, que aquí se llamó La Estafa Maestra, aquella de la persecución con los mini coopers. Gray es un artesano virtuoso que sabe respetar la coherencia del guión, desarrollarlo adecuadamente, darles valor a los actores, para finalmente, introducir la catarata de acción clásica de este tipo de películas. Todo dentro de un adecuado balance.
En síntesis, una muy buena película de acción, tal vez, una
de las mejores de la serie, que pese a su fantasía, deja alguna preocupación
relativa con la fragilidad que pareciera presentar la seguridad del mundo donde
todo parece estar controlado por los computadores, y el hackeo o la posesión de
una simple clave podría generar un holocausto nuclear. Pero estemos tranquilos,
esta idea es tan solo una fantasía que alimenta a otra idea bien intencionada.
En el fondo, siempre estarán Torello y sus amigos para impedirlo.