sábado, 15 de abril de 2017

EL PORVENIR (L´AVENIR) de Mia Hansen-Love


ACASO EL FUTURO SERÀ NUESTRO…
El film se concentra sobre la vida de Nathalie. Una profesora de filosofía, de unos 50 años, casada con otro profesor de filosofía y literatura, que tienen 2 hijos en edad universitaria, y una madre, ya bastante mayor de edad, que sufre depresión, que vive sola en compañía de su gato.

Nathalie se ha convertido en abuela. Su nieto llora en la habitación contigua y la abuela (y sus instintos) acuden hacia él. Sus hijos, su yerno y futura nuera, se quedan conversando despreocupadamente en la sobremesa. El film se cierra con Nathalie tratando de hacer dormir a su nieto. ¿Será éste el porvenir de Nathalie? ¿Y cuál será el provenir de su nieto?

Inmediatamente de comenzado el film, Nathalie (interpretada excelentemente por Isabelle Huppert), viene caminando hacia la escuela donde da clases y se encuentra con que la escuela está tomada. Cientos de alumnos delante de ella manifiestan disconformes con la situación económica y educacional. Están preocupados por su porvenir. La situación hace recordar a Mayo del 68 en Paris. Sin embargo, ahora, la profesora muestra un cierto aburguesamiento. 

Estamos hablando de un mundo que está en un cambio permanente y que dicho cambio producirá, a su vez,  cambios en cada uno de nosotros en forma inexorable. Sabemos que la tecnología y la cibernética están reemplazando al hombre. ¿O sea, sobreviene un nuevo cambio cuando aún no hemos procesado el cambio anterior?

Los ingresos de Nathalie no solo provienen de su labor docente en una escuela secundaria, sino también de su obra como autora. La Editorial le pide ahora a Nathalie que revise los manuales porque los diseñadores aconsejan cambios en la presentación de los libros. Consideran necesario un nuevo enfoque orientado más hacia las ilustraciones que al desarrollo escrito de los conceptos. ¿Acaso los libros de Nathalie se volverán obsoletos con el tiempo?

Nathalie es invitada a pasar unos días en el campo junto a algunos de sus amigos filósofos y acude al lugar acompañada de su gato. Su gato desaparece por una tarde y luego de unas horas aparece con un ratón en la boca. Uno de los filósofos afirma que es el instinto de conservación. ¿Serán nuestros instintos más que nuestra inteligencia quienes nos resguarden de los cambios futuros?

En otro momento de la película se quedará absolutamente sola. Esa soledad le llevara a descubrir el concepto de libertad. Piensa que nunca tuvo tanta libertad para ella sola y se observa titubeante ante el disfrute de semejante libertad, como si no supiera que hacer con ella. Casi una contradicción en alguien que participó del mayo francés del 68.

Hansen-Love narra en primera persona. Todo lo que vemos y conocemos es a través de intervención de la protagonista. El film todo gira alrededor de Nathalie. Su punto de vista se transforma en punto de vista del espectador. No obstante, ella solo relata lo que pasa pero no lo que ella siente. En consecuencia, el film se trasforma en algo distante, frio, poco emocional y totalmente intelectual.  Sin embargo, no deja de ser un film notable, narrado con gran fluidez y claridad expositiva por parte de esta joven actriz, guionista y directora francesa, cuya filmografía anterior desconocía y que tiene otros tres títulos en su haber.

En síntesis, el film puede ser visto como una sucesión de acontecimientos cotidianos que no son otra cosa que el mismo transcurso de la vida. Un mundo siempre en cambio. No hay nada extraordinario ni grandilocuente en su narración. Simplemente, sus personajes pasan por la vida dejando una suave huella, gozando, sufriendo o ignorando los hechos de todos los días, estableciendo una rutina que de vez en cuando se ve alterada. Y cuando ello ocurre, nuestra vidas se ven sacudidas y sorprendidas por el hecho inesperado que en la mayoría de las veces no nos trasforma la vida sino simplemente nos desequilibra emocionalmente en forma pasajera hasta volver a recuperar el equilibrio y volver al ritmo de la rutina de todos los días. Nos vamos volviendo adultos y más tarde ancianos sin darnos cuenta, y solo tomamos conciencia de ello cuando lo extraordinario nos sacude la modorra de la vida. Estamos tan concentrados en el hoy que pocas veces tomamos conciencia de nuestro porvenir. Y es justamente allí donde existe la posibilidad de no encontrarnos con nosotros mismos. Inexorablemente, habremos cambiado. Y tal vez, sin darnos cuenta. Y el mundo en que vivimos, también.

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