jueves, 29 de junio de 2017

UN DON EXCEPCIONAL (GIFTED) de Marc Webb



UN SER LUMINOSO

Cómo criar y educar a una niña prodigio parece ser la pregunta que se hace esta notable película americana realizada con un bajo presupuesto y con mucho talento por la Fox. Mary es una niña de 7 años, una personita distinta, diferente en función de poseer un mayor coeficiente intelectual. Alguien capaz de resolver, por ejemplo, fórmulas matemáticas de alta complejidad.

La niña desciende de una familia de superdotados. Su abuela, su madre y su tío son personas que se han destacado por su alto nivel de IQ y en sus capacidades en el análisis matemático. Su madre ha muerto y ahora es su tío quien está a cargo de su crianza.
Es común que cada uno de nosotros tratemos de evitar nuestras propias frustraciones en la crianza de nuestros hijos. Ese es el dilema fundamental que plantea esta película, fundamentalmente a través del rol del Tío Frank, alguien que ha abandonado la ciencia para disfrutar de la vida en un pueblito costero cerca de Boston donde se dedica a reparar veleros y ahora tiene la tenencia y responsabilidad de criar a su sobrina.

El film, si bien se centra en el personaje de la niña genio, es la búsqueda de libertad de Frank. Es la huida de un ser intelectualmente superior que se siente preso en su superioridad y necesita transformarse en una persona común. Es en ese esfuerzo donde aparece el Tío Frank, casi obsesionado en que su sobrina no sufra sus propias frustraciones y viva una infancia normal en ese pueblo costero de la costa de Florida en lugar de educarse en alguna de las grandes universidades americanas donde el premio Nobel en Ciencias es algo habitual. Pero esa necesidad choca contra la realidad y los convencionalismos sociales.

Frank quiere disfrutar de la vida que no disfrutó de joven y como consecuencia de ello, quiere que su sobrina Mary pueda tener la libertad de ser una niña común. Dada la capacidad de desarrollo intelectual, su aspiración es que ella aprenda sencillamente a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida: el ocio, la amistad de sus vecinos, un show por televisión, el compañerismo en el Colegio, el juego ocasional. Pero resulta el IQ de la niña es un elemento diferencial que la distingue y las distancia del resto, aislándola como persona muy a su pesar. Los prejuicios no solo responden al individuo sino también a la sociedad. Y la inserción de Mary en un colegio normal se transforma en una odisea judicial.

Un Don Excepcional es una parábola distinta a lo que estamos acostumbrados  a ver. Normalmente el cine americano ha transitado la vida de seres excepcionales de diferentes maneras. Algunas veces, a través del retrato del desequilibrio mental que tiende a la violencia y/o el crimen (Patrick Bateman de American Psycho, o Lisa Rowe en Inocencia Interrumpida). Otras, describiendo el proceso de disociación que confunde realidad y fantasía como el de Nina Sayeers del Cisne Negro.  Pero también existen aquellos casos en que la enfermedad mental no impide la diferenciación del bien y del mal, como en el caso de del Murphy de Atrapado, Sin Salida (1975), o del autista de Raymond Babbit en Rainman (1988), o incluso el retraso mental de Forrest Gump de Tom Hanks(1994), quien con su inocencia solo ve los aspectos positivos de la vida que lo llevan de ser un sobreviviente de Vietnam a ser un empresario pesquero exitosos en la vida. Pero más allá de las películas mencionadas, tal vez sea el Josh Nash de Una Mente Brillante (2001), un ganador del Premio Nobel con tremendos problemas de relacionamiento y poca estabilidad emocional, quien se acerque más a la niña Mary Adler.

Mary coincide con Josh Adler en su alto coeficiente intelectual. Pero a diferencia de los altibajos de esquizofrenia delirante del matemático, la niña es un ser luminoso lejos de toda maldad y enfermedad. Ella es una niña en pleno crecimiento que solo busca ser una niña más. Su inocencia, su lejanía de la maldad, la prepotencia inocente de su superioridad intelectual, su espíritu de justicia, su necesidad de amar y ser mimada es pintada por Webb con suma delicadeza, y de ello surge  su criatura como un ser celestial que solo busca crecer libre de prejuicios y determinaciones para poder ser en el futuro una persona libre en un mundo adulto sumamente convulsionado.

El guión de Tom Flynn acierta en todo momento escapar del lugar común. Plantea el film como una comedia pero la desliza a través del drama tribunalicio dándole una pátina de  suspenso y ello sutilmente juega entre el bien y el mal a través de los avatares judiciales.  Marc Webb dirige este material con la habilidad que le da su amplia trayectoria tanto en cine como en televisión. Recordemos que en su haber cuenta con exitosos films como la comedia “500 días con ella” (2009), y las superproducciones The Amazing Spiderman I (2012) y II (2014). Chris Evans (Los 4 Fantásticos, 2005;  Capitán América, 2011; Los Vengadores,  2012) le da credibilidad a su Tío Frank. Mackena Grace, una niña de 11 años, que a partir de 2013 tiene una dilatada carrera en la TV (incluida Designated Survival), da vida a Mary con una gran espontaneidad. A ellos los acompañan otras dos grandes actrices: Octavia Spencer como la vecina, y la escocesa Lindsay Duncan como la abuela.

En síntesis, una película tan luminosa como el ser que retrata presentando un dilema ético donde se pone en discusión el problema del ser y el deber ser, algo así como si tuviéramos que decidir entre “si la niña es una superdotada, debe recibir una educación superior” o “si la niña tiene 7 años, debe vivir su infancia”. ¿Es posible lograr un equilibrio entre ambas posiciones? ¿Es un dilema que solo deben resolver los adultos? ¿Importa la opinión de la niña? De lo que no quedan dudas es que si se establece el dialogo, puede haber solución.

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