martes, 9 de junio de 2015

DE CABALLOS Y DE HOMBRES (HROSS Í OSS) de Benedikt Erlingsson





Es una rareza por donde se la mire. Pero es una rareza muy bien realizada. Uno sale encantado del cine después de ver esta película inclasificable pero cinematográficamente muy gratificante. Ante todo debemos aclarar su procedencia. Viene de la lejana Islandia, cine sobre el cual debo reconocer mi total ignorancia. Islandia es muy conocida por ser la patria de Bjork, una cantante extraordinaria. Ahora también podrá decirse que es conocida por el cine de Benedikt Erlingsson, que ha salido airoso con su ópera primera, y al parecer, es tan creativo como Bjork.

Mencioné la inclasificabilidad de la película. Si se la quisiera encajar dentro de los grandes géneros, se podría llegar a acertar diciendo que se vió una comedia, pero también se acertaría si se dice que se vió un western. Es que todo el film sucede en la campiña islandesa, donde los nativos del lugar mayormente se dedican a la cría o al tráfico de caballos salvajes. Pero lo que se cuenta no es eso sino sobre un estilo de vida muy dura, condicionada por las inclemencias climáticas y la lejanía de toda población urbana, mostrando una serie de historias individuales y realmente extremas, interrelacionadas  unas con otras, sobre esa vida campestre que tiene como lugar común la importancia que cobra el caballo en cada uno de los personajes que retrata.

De esta manera Benedikt Erlingsson va generando un fresco sobre su gente en el cual aparecen distintos rasgos de la condición humana, fortalezas y debilidades que van desde el amor a la envidia, del vicio a la desesperación, de la ansiedad por el goce a la muerte más ridícula, del fuerte sentido de la propiedad al desprendimiento más absoluto, uniendo los distintos relatos con un hilo conductor que es la animalidad humana, incluso capaz de generar amor, un amor en estado salvaje donde los rasgos y caracteres de hombres y caballos se terminan juntando y confundiendo.

El cine de Erlingsson observa tanto a hombres como caballos, pero se concentra fundamentalmente en el hombre. El animal es puro instinto. El hombre , además, cuenta con la razón. La película muestra la vida salvaje de estos animales pero se concentra en la descripción de la vida comunitaria de esos desérticos pobladores, sus costumbres más primarias, sus rutinas, siempre enmarcadas por paisaje y la naturaleza.  Todo se desarrolla en un ámbito que pareciera naif, inocente pero permanentemente amenazado por el costado salvaje de esos habitantes condicionados por su tierra, su clima y el tiempo que le ha tocado vivir.

En el mundo globalizado  que vivimos, la fabula de Erlingsson parece querer retratar a ese grupo humano, sus familias, y animales, como aislados del mundo tanto en tiempo como en espacio, pero aferrados a la vida a través del rescate de los valores  occidentales. Las últimas imágenes del film parecen ser un canto a la libertad más absoluta del hombre, aquella que se limita solo por las leyes de Dios y las propias limitaciones que se autoimponen los hombres. Desde este último punto de vista, todo transcurre bajo las propias reglas, lejos de cualquier intervención estatal y dentro de un poético anarquismo. Paradójicamente, la comunicación  y  el gozo de costumbres ancestrales de esos seres aislados en medio de la campiña pareciera ser más fluida que la  que logramos los habitantes de una gran urbe moderna.


Si bien proveniente de una país cuya cinematografía nos es absolutamente desconocida, sobre "De Caballos y de Hombres" cabe agregar la excelencia de todos los rubros técnicos, la calidad de la fotografía y especialmente del sonido de la película, sin poder dejar de mencionar el trabajo actoral, realmente extraordinario  Lejos del mundanal ruido pero con nivel de primer mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario