sábado, 23 de septiembre de 2017

VIENTO SALVAJE (Wind River) de Taylor Sheridan


UN MUNDO INFELIZ

No obstante su corta trayectoria, Taylor Sheridan parece tener un futuro muy promisorio. Formado como actor de televisión, ha participado en diversas e importantes series durante los últimos 20 años. En 2015 inicia su etapa como guionista y escribe dos importantes obras como fueron Sicario y Hell or High Water, ambas nominada para el Oscar. Ahora aparece con otro trabajo muy importante con la doble responsabilidad de guionista y director: Viento Salvaje.

Se trata de un policial habitado por policías no convencionales. Ha ocurrido un crimen en las altas cumbres de Nevada. Ha muerto una joven adolescente que es encontrada en un lugar del bosque. El caso se desarrolla en territorio indio, a cuyo cargo está un viejo policía perteneciente a la comunidad indígena porque es un territorio santo. No es la primera vez que ocurre. Es la segunda. Y se sospecha que la falta de trabajo, la segregación indígena, el alcohol y la droga han llegado a la pequeña reserva.

La mirada de Sheridan, como en sus film anteriores, vuelve a observar la  situación social derivada de la mezcla de marginalidad y violencia. Lo interesante del caso es que sus guiones nunca ocurren en las grandes ciudades sino  en pequeñas comunidades, prácticamente aisladas de los grandes centros urbanos. Incluso podríamos decir que la suya es una nueva mirada sobre la América más profunda y distante. El Sur de Nuevo México en Sicario, la Texas rural del Hell or High Water, las montañas de Nevada en Viento Salvaje. No se trata de un cine urbano sino de un cine que se desarrolla en los grandes paisajes, en la desolación del desierto o en las altas cumbres de las montañas, universalizando las situaciones que describe a partir de un notable planteamiento dominado por las tensiones que sabemos derivará en una situación límite.

Su obra pareciera estar dando una situación de alerta. Bajo la careta de un cine violento esconde una aguda crítica social en las que sus personajes dan un grito de alerta sobre una situación que parece desbordada afectando no solo las grandes ciudades sino las pequeñas pueblos y comunidades del interior del país.

Los personajes de Sheridan son extremos. Lo eran los policías de Sicario como también lo eran los hermanos Howard de Hell or High Water. Lo serán también los de Viento Salvaje. Jeremy Renner interpreta a un guardabosque que encuentra el cadáver de la hija adolescente de un Jefe de la Reserva India de Nevada. Debido a que el delito ha ocurrido en tierras federales, el FBI envía a una joven casi inexperta agente a tomar conocimiento de la situación. El caso no tardará en resolverse dejando un tendal de muertes en el camino sin dejar de denunciar la corrupción manifiesta en tierras indígenas cuando el hombre blanco irrumpe en busca de trabajo y lo corrompe todo contaminando la pequeña comunidad en busca de sexo, alcohol y drogas.

El cine de Sheridan además de estar muy bien escrito desarrolla un muy buen estilo cinematográfico. Su narración es concisa, sugerente, poblada de silencios significativos, y profundas tensiones donde el contraste del mundo íntimo de los personajes, sus casas, sus trabajos,  se vuelven insignificantes frente al paisaje donde se desarrollan sus acciones. Estos personajes, encerrados en sus casas, se comportan como personas comunes con problemas cotidianos cuya solución parece estar siempre a su alcance. Cuando salen de su casa y se integran al paisaje, esa situación de encierro se perpetúa. El paisaje no se abre, se les vuelve una amenaza, los encierra y hasta los devora. Pareciera ocurrir una metamorfosis que los transforma y hace aparecer en ellos una violencia que nos dice que la lucha por la vida y la supervivencia siempre se encuentra al límite. Como si la ley de los hombres desapareciera y solo existiera la ley de la selva. La justicia por mano propia. Ello mismo insinuaban Sicario y Hell or High Water.

En Viento Salvaje existe, además, algunas reminiscencias a El Silencio de los Inocentes (1991) y más lejanamente a  Fargo (1996). El personaje de Jane Banner (Elizabeth Olsen), la joven e inexperta agente del FBI que acude a la Reserva India para realizar las primeras averiguaciones sobre el crimen cometido en Nevada remite tanto a Clarice Sterling (JodieFoster) como a Marge Gunderson (Frances Mc Dormand).  Ambas carecen de experiencia, acaban de salir de la escuela policial del FBI, semejan ser vulnerables pero en los peores momentos aparecen sus fortalezas, y sobretodo, sus inteligencias. En el caso de Marge su sentido común. En ellas priva la razón sobre los sentimientos, el respeto por la ley, y se hacen cargo de las circunstancias y de las situaciones cuando todo parece salirse del cauce natural de los acontecimientos.

El film pareciera estar hablándonos de una paradoja. En un mundo de hombres rudos y violentos como el que plantea, serán finalmente las mujeres sus grandes protagonistas. Una porque es asesinada y constituye el eje central del argumento que desarrolla la película. La otra porque no solo es la policía que envía el gobierno para comenzar a investigar el caso, sino porque es quien se  hace cargo de la situación y lo esclarece. En una tierra lejana, olvidada, lleno de violencia, corrupción, y al borde de la extinción, parecería estar en las  mujeres la vía de su salvación. 


Feliz debut de Sheridan en la dirección de un guión propio de un policial no convencional en el que sobresalen la creación de climas opresivos con fuertes estallidos de violencia descontrolada en medio de paisajes abiertos en medio de una comunidad indígena alejada y perdida entre las montañas heladas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario