Metáfora sobre el poder, su ejercicio y su
corrupción, mostrado a través de la labor del proceso de degradación moral que
sufre una maestra de escuela primaria que, como miembro y secretaria general
del partido comunista en Bratislava durante los años ´80, se siente omnipotente
en su puesto desarrollando un sistema de calificaciones a sus alumnos basado en
la compensación de favores en lugar del mérito al estudio.
La obra se agiganta en la
medida que avanza en la descripción del proceso de corrupción y degeneración de
los valores, y se va transformando en una ácida crítica a una sociedad incapaz
de rebelarse ante la injusticia, y soportar el peor de los escarnios, aquel que
le llega a través de la frustración de los hijos dado por el bajo rendimiento escolar
de los mismos. Es la escuela transformada en un espejo de una sociedad
estancada por la falta de méritos.
Es también un análisis sobre
la disfuncionalidad que provoca la errónea aplicación de un sistema viciado de
premios y castigos. Queda claro que los alumnos no responden a los estímulos
del aprendizaje toda vez que sus compensaciones no provienen del proceso
natural de estudio y aprendizaje sino del intercambio de favores que realiza la
maestra con sus padres.
Pero para que exista la
corrupción se necesitan dos partes. Es tan corrupto el corruptor como quien es
corrompido. En ese aspecto, en la práctica de la corrupción, cuesta dilucidar quién
corrompe a quien. ¿Es la maestra la corrupta o es la propia sociedad que la
contiene y la alienta? En este caso, la obra indica que la corrupción siempre
viene de arriba. Es la maestra la que corrompe y son los padres quienes se
dejan corromper. En consecuencia, es el poder quien se corrompe y arrastra al
pueblo en su proceso.
Por otra parte, la obra
nos lleva al análisis de una época. El comunismo checo, en aquel entonces altamente
dependiente de las decisiones de la Unión Soviética, un régimen en el cual el
terror y el miedo prevalecían sobre la libertad de la que claramente carecía el
pueblo. En ese aspecto, la película muestra una grieta social donde los adictos
al poder de turno gozan de determinados privilegios dentro de un sistema donde
el mérito no es otro que la adhesión al régimen. Por otro lado, el pueblo, en
su inmensa mayoría, se desenvuelve no solo en la escasez sino también en el
miedo. La iniciativa personal es descalificada. La adherencia al régimen y sus
normas debían ser absolutas. En ese contexto, el accionar de una maestra adicta
que da clases en un ámbito de clase trabajadora, no hace otra cosa que recalcar
su supremacía e impunidad a través de su sistema de compensaciones, mientras
que del otro lado, en el ámbito del alumnado, solo aparece la obediencia, la
escasez, y sobre todo, el miedo, que se patentiza en el comportamiento de los
padres.
Basada en un guión de Petr
Jarchovsky, y dirigida por Jan Hrebejk, dos checos nacidos en Praga a mediados
de los ´60, ambos con una prolífica carrera cinematográfica y televisiva, de
los cuales solo se ha visto en Argentina “Lo Mejor de Nosotros” en 2003, afianzan su
carrera con esta estupenda obra de madurez creativa, en la que no solo marcan la
desesperanza de un régimen que los cobijo por más de 40 años, sino también la
frustración que sienten de como ha pasado el tiempo y las malas costumbres no
se han perdido. Queda claro que la intención de Jarchovsky Hrebejk es revisar
el pasado para reflexionar el presente.
El film nos
está mostrando la frustración de toda una generación y el desaprovechamiento de
una oportunidad histórica. Filmada en Bratislava, la capital de Eslovaquia, es
una película que hereda las virtudes de aquel soberbio cine checo de los 60 y 70,
influenciado por la ideas reformistas de aquélla Primavera de Praga, cuando se
produce una leve distención del régimen soviético dando lugar a que la
intelectualidad checa protestara contra las practicas dictatoriales del
partido, dando lugar a que un grupo de cineastas inconformistas dieran a luz
una seguidilla de obras brillantes como fueron Milos Forman e Ivan Passer con Al
Fuego, Bomberos!, y Los Amores de una Rubia, Vera Chitilová con Locas
Margaritas, Jiri Mentzel con Trenes Rigurosamente Vigilados, Karel Kachina con Saltando
Charcos, y tantos otros. Todas ellas obras perdurables que siguen siendo parte
fundamental del cine moderno.
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