domingo, 5 de julio de 2020

EL FREE CINEMA INGLES


-       “Ninguna película puede ser demasiado personal. La imagen habla. El sonido la amplifica y comenta. El tamaño es irrelevante. La perfección no es un objetivo. Actitud significa estilo. Estilo significa actitud”.

      Manifiesto del Free Cinema, Mayo de 1957. Firmado por: Lorenza Mazzetti, Lindsay Anderson, Karel Reisz y Tony Richardson…

A partir de los años cincuenta surgieron las “nuevas olas” cinematográficas en toda Europa y en el mundo cuyos objetivos eran desarrollar ideas, relacionadas con la aplicación de nuevas formas de expresión, rompiendo con la narración clásica del modelo de Hollywood (individuos psicológicamente definidos, que luchan por resolver un problema, que responden a objetivos indudables y específicos. El argumento suele basarse en un romance heterosexual, la línea principal de la historia presenta obstáculos y un clímax. La estructura narrativa consta de un esquema donde 1) se presentan los personajes y sus objetivos, 2) el protagonista realiza acciones para llegar a ellos y 3) Desenlace de las acciones.

La idea no era una ruptura total con Hollywood; se trataba más bien de un desafío, una trasformación de los modos de producción y financiación de las películas, así como también la forma de contarlas. Querían desarrollar una alternativa, para generar un movimiento artístico, concentrado en lo cinematográfico que, durante una década, desde 1956 a 1966, intentara la renovación y evolución del cine inglés. No es un fenómeno aislado, ocurre concomitantemente con otros movimientos, en otros países, tales como Francia e Italia, e incluso, los Estados Unidos. El cine ya no volvería a ser el mismo. Sus horizontes se ampliaron y las historias narradas se volvieron más reales.

El caso inglés fue liderado por un grupo de jóvenes cineastas que querían mostrar sus trabajos públicamente. Lo lograron en febrero de 1956 en el Soho de Londres. La muestra abarco cortos y mediometrajes. Jay Clayton fue considerado el precursor del movimiento cuando realizó Un Lugar en la Cumbre (1958), pero su alma máter fue el cuarteto formado por Lindsay Anderson, Tony Richardson,  Karel Reisz y Lorenza Mazetti. Este grupo se dio en llamar The Angry Young Man (Los Jóvenes Enojados).  Ellos serían los líderes de ese movimiento cuando sus largometrajes comenzaron a ganar espacio no solo en Inglaterra sino en todo el mundo.

Estilísticamente, el movimiento se basó en la tradición documentalista británica, que data desde los orígenes mismos del cine. No obstante ello, les interesaba más expresarse que informar. Y aunque defendieron la primacía de personajes, situaciones y ambientes inmersos en la realidad británica de aquel momento, el free cinema encontró gran parte de su inspiración en el trabajo de algunos jóvenes escritores que aportaban sus trabajos literarios para transformarlos en nuevos guiones de películas que trataban cuestiones vigentes.

El inconformismo respecto al cine de los grandes estudios comienza a percibirse desde la crítica cinematográfica y el cortometraje al igual que lo que sucedía en Francia.  El Free Cinema fue empujado desde la revista Sequence, una publicación universitaria de Oxford, donde solían escribir Anderson y Reisz. Desde esas páginas criticaban el estilo académico, la falta de realismo, de calle,  de asumir problemáticas sociales, tales como las que atravesaban los obreros mineros e industriales. En consecuencia, se comprometían a realizar un cine que asumiendo compromiso social, saliera a la calle con total libertad para retratar la vida de los hombres y mujeres pertenecientes a la clase obrera.

Este cine asumió desde un principio características de tendencia realista, con bajos presupuestos pero capaces de reflejar la realidad social. Proponían que el aspecto de sus películas fuera autentico, se sintiera espontáneo, con personajes que representaran al obrero, utilizando decorados reales, con tramas que ocurrían en ciudades pequeñas e industriales, mostrando a sus habitantes en situaciones inherentes a su trabajo y estilo de vida. Los temas giraban en torno de los problemas de la sociedad contemporánea y su relación con el individuo, donde se destaca la crueldad como síntoma de la conducta social.

El free cinema fue un cine muy relacionado a otros movimientos culturales de renovación de la sociedad inglesa. El tratamiento de la cuestión social será uno de sus componentes importantes. Un segundo factor, es la renovación temática: la condición del proletariado; los barrios industriales; el vocabulario popular; los problemas de la gente común.

La base literaria toma tanta relevancia como lo cinematográfico  dado que la línea narrativa y argumental exige ser más explícita. Destacan en ello escritores como John Osborne, Colin Wilson o Allan Sillito.

Una diferencia con la Novelle Vague es que este nuevo cine inglés retrata ambientes y personajes donde la puesta en escena adquiere un valor más funcional que expresivo. La renovación se basa más en la mirada personal sobre una sociedad cuya extracción social no es la burguesía que habita por los films de Godard, Chabrol o Romhmer.

El catálogo del primer programa del Free Cinema Programme en la National Film Theatre en febrero de 1956 estaba compuesto por: O Dreamland (Lindsay Anderson), Momma Don’t Allow (Karel Reisz) y Together (Lorenza Mazzetti). El evento fue considerado como un “desafío a la ortodoxia”.

Causó cierto revuelo. Les llamaron “la esperanza blanca”, “los rebeldes”, incluso, “una empresa seria y prometedora”… El público fue amplio y entusiasta. Y en gran medida, como resultado de esta respuesta favorable, el asunto se convirtió en un movimiento. Tres años después, al terminar “El Sexto Programa”, el grupo decide dar por finalizado el movimiento dado que lo realizado ha servido y acabado su propósito. Así que este será el último Free Cinema.

No obstante ello, puede afirmarse que el impulso de estos cineastas tuvo continuidad en la cultura de la década siguiente. El Free Cinema abrió un camino en plena crisis social de la política de Margaret Thatcher. Reaparece para ofrecernos su visión de los nuevos problemas que no dejan de ser problemas similares a los anteriores: huelgas, reconversiones, inmigraciones ilegales…, temas que asumieron nuevos directores como Ken Loach, Mike Leigh o Stephen Frears.

Artistas y películas del Free Cinema 

Lindsay Anderson (1923-1994) Sus trabajos críticos en la revista Sequence dieron algunos textos básicos del movimiento. Dirige tanto cine - cortos, documentales, largometrajes - como teatro, e incluso hizo incursiones, ocasionalmente, como actor. Autor de numerosos cortos, entre sus largometrajes están: El Llanto del Ídolo, If… (1968), (Palma de oro en Cannes) y Un Hombre con Suerte.

Karel Reisz (1926 - 2002), Checoslovaquia. Escribió regularmente en revistas de cine, y publicó una famosa Teoría del Montaje Cinematográfico. También dirigió teatro, siendo director del National Film Theatre  donde se exhibe por primera vez un programa del Free Cinema. Realizó documentales y entre sus largometrajes cabe citar: Sábado Noche, Domingo Mañana (1960), Al Caer la Noche (1964), Morgan, Un Caso Clínico (1966), Isadora (1968), El Jugador (1974), Dog Soldiers (1978), La Mujer del Teniente (1981), Francés (1985) y Todo el Mundo Gana (1990).

Tony Richardson (1928-1991). También director teatral, exhibe sus primeras obras cinematográficas en los programas iniciales del Free Cinema. Algunas obras: Recordando con Ira (1959), El Animador (1960), Sabor a Miel (1961) La Soledad del Corredor de Fondo (El Mundo Frente a Mi (1962). Su consagración internacional llega al ganar 4 Oscars con Tom Jones en 1963.

Lorenza Mazzetti (1927 – 2020) Nació el 26 de julio de 1927 en Roma, Lazio, Italia. Fue directora y escritora, conocida por Together (1956), La Italiana y el Amor (1961) y Los Cautivos Vamos al Paraíso (1959).

Richard Lester (1932) - Nacido en Filadelfia, realiza su trabajo en Inglaterra. Su cine combina el humor inglés y el disparate norteamericano, sin olvidar aspectos de crítica social. Su película Anochecer de un Día Agitado se sitúa en los márgenes del Free Cinema. Narrada como un documental, nos cuenta 24 horas en la vida de los Beatles. Es la primera incursión del grupo en el cine y fue reestrenada, con honores, en 2007. Con esta película Richard Lester marca una inflexión en el cine británico y marca la génesis de un nuevo cine denominado pop.

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